Griego IV TERESA LLORCA TAREA DIARIA 3 A. TRADUCCIÓN DEL TEXTO MONUMENTOS Y COSTUMBRES DE LOS LIDIOS En cuanto a maravillas para ser descritas, la tierra de Lidia no posee muchas en comparación con otros territorios, excepto de la arena de oro que arrastra el Tmolo. Ofrece una sola obra, mucho mayor que todas, si se exceptúan los monumentos de Egipto y Babilonia. Allí mismo está la tumba de Alíates, padre de Creso. Su cimiento está hecho de grandes piedras y lo restante de la tumba es un montón de tierra. Lo hicieron construir los hombres del mercado, los artesanos y las muchachas que trabajan en casa. Y sobre la cima de la tumba había cinco mojones, conservados todavía en mi tiempo, y en ellos grabadas unas inscripciones que indicaban lo que cada gremio había hecho construir, y al medir era visible que la parte debida a las muchachas era ma más grande. En efecto, las hijas del pueblo lidio se prostituyen todas, reuniendo para ellas sus dotes, y se dedican a esto hasta que se casan. Además se entregan a ellos ellas por propia iniciativa. El perimetro de la tumba es de seis estadios y dos pletros, y la anchura es de trece pletros. Limita con la tumba un gran lago, del cual los lidios dicen que siempre fluye. Recibe el nombre de el de Giges. Esto es de tal manera. Los lidios se sirven de costumbres muy parecidas a las de los griegos, excepto que prostituyen a sus hijas. Y ellos fueron los primeros de los hombres, que nosotros sabemos, que acuñaron y se sirvieron de monedas de oro y de plata, y también los primeros que llegaron a ser comerciantes. Dicen los propios lidios que los juegos que ahora están establecidos para ellos y también para los helenos son invención suya. Cuentan que estos juegos fueron inventados en su país por los tiempos en que colonizaron Tirrenia, y hablan sobre este asunto de esta manera. En el reinado de Atis, hijo de Manes, una terrible carestía sacudió toda Lidia. Durante algún tiempo aguantaron, pero después, como no cesaba, buscaron remedios y cada cual imaginó una cosa. Entonces se ideó la forma de los dados, del juego de las tabas, de la pelota y de todos los restantes juegos, excepto del juego de las damas, pues ciertamente la invención de este juego no la reclaman los lidios. Actuaban de este modo contra el hambre habiendo creado todo tipo de inventos: de cada dos días pasaban uno entero jugando, para no pensar en la comida, y al día siguiente paraban sus juegos y comían. De esta manera soportaron durante dieciocho años. Pero como el mal no remitía, sino que Griego IV TERESA LLORCA presionaba cada vez con más fuerza, en tales circunstancias el rey dividió a todos los lidios en dos grupos y designó por suerte el que se quedaría y el que saldría del país. Y el rey puso al frente del grupo al que le tocó en suerte quedarse allí, a sí mismo, y del que iba a emigrar, a su hijo, cuyo nombre era Tirreno. A quienes de entre ellos les tocó salir del territorio bajaron hacia Esmirna y se procuraron naves, embarcaron en ellos todos los bienes que les eran útiles y se hicieron a la mar en busca de sustento y de una patria, hasta que, después de pasar de largo muchos pueblos, llegaron al país de los umbrios, donde fundaron ciudades y han habitado hasta el presente. Pero cambiaron su nombre de lidios por otro derivado del que tenía el hijo del rey que los había guiado; de él tomaron su nuevo nombre y se llamaron tirrenos. Por otro lado, los lidios fueron reducidos a esclavos por los persas. COSTUMBRES PERSAS Sé que los persas hacen uso de estas costumbres. Estatuas, templos y altares no tienen por costumbre el erigirlos, sino que acusan de locura a los que las hacen, según me parece, porque no creyeron nunca que los dioses fueran de forma humana, como los helenos. Sin embargo, a ellos les parece bien hacer sacrificios a Zeus subiendo a los montes más elevados y llaman Zeus a toda la esfera celeste. Hacen sacrificios también al sol, a la luna, a la tierra, al fuego, al agua y a los vientos. A tales divinidades llevan haciendo sacrificios desde el principio. Y también aprendieron a hacer sacrificios a Urania, al modo de los asirios y los árabes. Los asirios llaman a Afrodita Milita y los árabes, por su parte, Alitat y los persas Mitra. Este ritual estaba establecido entre los persas respecto a los dioses que hemos mencionado. No levantan altares, ni encienden fuego cuando van a ofrecer un sacrificio, no hacen libaciones, ni utilizan flautas, ni cintas, ni tampoco granos de cebada. Cuando cada cual quiere ofrecer un sacrificio a cualquiera de sus dioses, conduce la víctima a un lugar puro e invoca al dios, llevando sobre su tiara una corona, generalmente de mirto. El que sacrifica no puede implorar los favores divinos para él solo en particular, sino que reza por la prosperidad de todos los persa y del rey; porque entre todos los persas también él mismo está incluido. Y una vez que, tras haber descuartizado a la víctima, ha heho hervir la carne, esparce en el suelo la hierba más tierna que le sea posible, generalmente trébol, y sobre ella coloca todos los trozos de carne. Y cuando los ha dispuesto, un mago, de pie a su lado, entona una teogonía, que es como ellos llaman a este canto. Griego IV TERESA LLORCA Pues sin un mago no les está permitido por las leyes divinas hacer sacrificios. Y tras un breve tiempo de espera, el sacrificante se lleva las carnes y hace de ellas lo que considera adecuado. Y de todos los días, el que suelen celebrar más es aquel en que cada uno nació. En tal día consideran conveniente hacerse servir una comida más abundante que los demás días. En ella los ricos de entre ellos se sirven bueyes, camellos o asnos enteros, asados en el horno, mientras que los pobres se sirven reses menores. Toman pocos platos sólidos, pero sí muchos postres, y no servidos todos a la vez. Por eso suelen decir los persas que los griegos se levantan de la mesa con hambre, porque después de la comida principal no se les sirve nada que valga la pena, pero si se les sirviera algo sabroso, no cesarían de comer. Son muy aficionados al vino. Y les está prohibido vomitar y orinar delante de otro. Tales son en esos puntos las reglas que utilizan. Por otra parte tienen la costumbre de discutir los asuntos más serios cuando están borrachos; y lo que hayan decidido en su discusión, el dueño de la casa en que estén discutiendo se lo propone al día siguiente, cuando están sobrios. Si les parece todavía bien estando sobrios se atienen a ello, y si no, lo dejan. Asimismo, lo que previamente hayan resuelto estando sobrios, lo someten de nuevo a discusión en estado de embriaguez. Y cuando se encuentran en la calle, se puede reconocer por lo que voy a decir si los que se encuentran son de la misma clase: en vez de dirigirse saludos, se dan un beso en la boca. Pero si uno de los dos es de condición algo inferior, se besan en la mejilla y si uno es de origen mucho más bajo, se arrodilla y se prosterna ante el otro. A quienes más aprecian de entre todos, después de a sí mismos, es a los que habitan más cerca de ellos; en segundo lugar, a los que vienen después, y así gradualmente va decreciendo su aprecio. Y a nadie tienen en menos estima que a los que viven más lejos de ellos, ya que consideran que ellos son con mucho los mejores de los hombres en todos los conceptos, y que los demás practican la virtud en la proporción dicha, y que los que habitan más lejos de ellos son los peores. Bajo la dominación de los medos, había también una jerarquía de dominio de unos pueblos sobre otros. Los medos mandaban a todos, y en especial a sus más inmediatos vecinos. Estos a su vez, a los pueblos limítrofes, y estos a los más próximos a ellos, en el mismo orden en que los persas otorgan su aprecio. Pues entre los pueblos había una graduación en el mando y la administración. Griego IV TERESA LLORCA Los persas son los hombres que adoptan con mucha facilidad las modas extranjeras. Y así, llevan el vestido de los medos, ja que lo consideran más elegante que el suyo y para la guerra, las corazas egipcias. Y cuando oyen hablar de cualquier clase de placer, se entregan a él. Por el mal ejemplo de los griegos, abusan de su familiaridad con los niños. Y cada uno está casado con varias esposas legítimas, y adquiere un número mucho mayor todavía de concubinas. Después del que sea valiente en la lucha, el que cuenta con más mérito entre los persas es el que pueda mostrar muchos hijos. Y al que puede mostrar más el rey todos los años le envía regalos. En efecto creen que el número hace la fuerza. Y enseñan a sus hijos desde los cinco hasta los veinte años, tres únicas cosas: montar a caballo, disparar el arco y decir la verdad. Pero mientras un niño no haya cumplido cinco años, no se presenta a la vista de su padre, sino que vive con las mujeres. Esto se hace así con el fin de que si muere durante su crianza no cause dolor alguno a su padre. A las palomas, alegando el mismo motivo. Y no orinan, ni escupen, ni se lavan las manos en los ríos, ni permiten que otros lo hagan, pues tienen por los ríos especial veneración. He aquí también otra particularidad que se da entre ellos, y que pasa inadvertida para los persas mismos, pero no para nosotros. Sus nombres, que responden al físico o a la nobleza de las personas, terminan todos por la misma letra, la que los dorios llaman san y los jonios sigma. Si lo averiguas, hallarás que los nombres de los persas terminan por dicha letra, no unos sí y otros no, sino todos por igual. Esto lo puedo decir acerca de los persas con certeza. En cambio, de estas otras cosas referentes a los muertos, se habla como de cosas secretas y oscuras. Se dice que no se da sepultura al cadáver de un persa mientras no haya sido lacerado por un ave o un perro. En efecto, los magos sé con certeza que hacen esto, pues lo hacen públicamente. Ciertamente los persas untan de cera el cadáver antes de cubrirlo de tierra. B. COMENTARIO FILOLÓGICO DEL TEXTO B.1. ESTABLECIMIENTO DE LOS NUCLEOS TEMÁTICOS Griego IV TERESA LLORCA El fragmento de las Historiae de Heródoto que aquí nos atañe pertenece al libro primero y se centra en la narración de una serie de costumbres de los lidios y de los persas. Todo el texto desprende desde su inicio un fuerte aire helenocéntrico, además de estar dentro del marco de un mundo androcéntrico. Así, se describen las costumbres de estos hombres desde una perspectiva griega, destacando aquello que para Heródoto chocaba con sus propias costumbres y además hay una valoración de tales costumbres impresa en las palabras de Herodoto, el cual trata a estos pueblos respecto a los griegos y no por tanto, habla de todos al mismo nivel. Un fenómeno que encontramos en el texto y que claramente nos induce a creer que está escrito desde una perspectiva helenocéntrica es el hecho de que al dar las medidas de la tumba de Alíates, Herotodo expresa las distacias en unidades de medida griegas. No creo que los lidios utilizaran las mismas, si no que Herodoto al ser las suyas las que conocía tradujo aquellas que le dieron a la manera helena o él mismo las tomó. Así los nucleos serían la descripción de la mayor obra de arquitectura lidia, la tumba de Alíates, descripción que además de tener su importancia al explicar en ella el mayor monumento lidio, da pie a Heródoto a que explique la costumbre de que las mujeres lidias se prostituyan antes del matrimonio, que a mi parecer es realmente lo que ha impresionado a Herodoto y el objetivo final de esta descripción. Una mujer que se prostituye rompe con todos los cánones de la γυνή griega y debió provocar en Herodoto una gran sorpresa. También el hecho que remarca Heródoto en el texto de que son ellas mismas las que se entregan por propia voluntad al marido, cosa que en Grecia no tenía cabida, ya que eran los hombres de la familia los que acordaban los matrimonios. Por otro lado, también nos explica el origen que atribuyen los lidios a una serie de juegos. A continuación, encontramos un pasaje en el cual Heródoto explica diferentes costumbres propias de los persas, entre las cuales destaca sus costumbres religiosas, sus costumbres educativas para con los niños, sus costrumbres sociales (la forma en la que se saludan) y familiares (el hecho de que los persas tienen varias mujeres y además concubinas) y sus ritos funerarios, de los cuales Herotodo afirma que no puede hablar con demasiada certeza, al tratarse de temas envueltos por un halo de misterio y silencio.