insulto. Por supuesto que T.V.E. se­ guía arrim ando el ascua a su sardina gubernam ental, que su inform ación era la más incom pleta y tendenciosa de todos los medios inform ativos — con excepción de El Alcazar; pero este no cuenta como m edio inform ati­ vo — y que las alusiones a la Opo­ sición tenían un cierto aire entre tem e­ roso y suspicaz. Pero había ciertos cam ­ bios, ciertas variantes en los signi­ ficantes que hicieron concebir espe­ ranzas. Mas ¡ay!; esta nueva imagen era co­ mo un recién nacido que guarda con su ascendente un lejano aire fam iliar, lejano aire que, conform e el niño crece, se va acentuando hasta que con la edad llega a ser una viva repe­ tición de la figura paterna. Y ese tiem po de crecim iento en T.V.E. no corre, sino que galopa. Al cabo de un mes de su estreno, los nuevos in­ form ativos son ya la fiel repetición de los anteriores. Las nuevas caras se parecen cada vez más a las viejas; los atuendos han vuelto a ser solem ­ nes; los gestos severos; las voces adm onitarias y engoladas. Ya casi sólo se nom bra a la Oposición ofi­ cial, es decir, la inscrita en el registro de Asociaciones. Ante una convoca­ toria de m anifestación, T.V.E. vuelve a ser la plataform a propagandística desde la que se falsea, se calumnia, y se amenaza. Desde la pequeña pantalla, los españoles de la antiespaña hemos visto turbada nuestra pacífica digestión por la bronca del señor m inistro de la Gobernación que, dolorosam ente, ha vuelto a confundir terrorism o (de izquierdas) con com u­ nismo, y ha m etido en un mismo saco un am etrallam iento que toda la O posición (incluida la com unista) condena, con un funeral por un muchacho asesinado por un comando de extrem a derecha y una ulterior m anifestación pidiendo la aplicación de la ju sticia a unos asesinos que, mucho nos tememos, permane cerán en el anonim ato, pese a las fotos robots difundidas. En fin para que el parecido con los inform ativos anterio­ res llegue a su más alto grado, tele­ visión nos empieza de nuevo a hacer su frir esa parodia de encuestas so­ ciológicas con que pretende conven­ cernos de que la tan invocada mayoría silenciosa está a favor de las medidas del gobierno (en este caso, de las anunciadas medidas econó­ micas de efecto más que dudoso). Todo ello, ha disipado las dudas que los prim eros inform ativos de nuevo cuño, tan cacareados por el aparato autopropagandístico de T.V.E., ha­ bían suscitado: Televisión no ha sido capaz tan siquiera de lavarse la cara. 42 INFORMAR FORMAR DIVERTIR Inform ar, form ar, divertir. Tres co­ sas que se encuentran íntimam ente unidas, ya que inform ando se forma, e inform ando tam bién se divierte, so­ bre todo si damos al térm ino diver­ tir un significado más am plio y pro­ fundo que el usual y alienante de T.V.E. Por otra parte, el público fo r­ mado es el único capaz de calibrar justam ente el mensaje inform ativo, criticá n d o lo y evaluándolo. Y tanto este mensaje inform ativo como el form ativo deben de presentarse de una manera adecuada, es decir, po­ tenciando en grado sumo las p osibili­ dades des medio. En otras palabras más sencillas, más al alcance de to ­ dos: para que la inform ación y la fo r­ mación sean eficaces, mantengan al público frente al aparato, deben ser divertidas. Finalmente, este concepto tan relativo de la diversión, también vendrá condicionado por el grado de form ación y, consiquientem ente, de inform ación del destinatario. Hemos hablado antes, al tratar de los nuevos telediarios, de la infor­ mación. Tratemos ahora el capítulo form ativo de televisión española. Tengo ante mí la program ación de la semana. Lo mismo que en la de la se­ mana pasada, lo mismo que en la de la anterior, nos encontram os ante el hecho asom broso de que en esta pro­ gram ación no se incluye un sólo docum ental. Puedo apostar que es un caso único entre todas las televisiones europeas. Se habla de ese fantasm a de lo espe­ cífico televisivo. Yo no sé lo que es, pero sí sé lo que no es. No es, desde luego, eso tan amado por T.V.E. de colocarnos a un señor en prim er plano para que nos suelte un discur­ so sobre lo que sea. Y este es el con­ cepto — bien con el señor dando solo la conferencia, bien contestando a EXPRÉS ESPAÑOL / Noviem bre 1976