DIFERENCIAS QUE SE ESTABLECEN ENTRE EL LAZARILLO Y OTRAS NOVELAS PICARESCAS.

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DIFERENCIAS QUE SE ESTABLECEN ENTRE EL LAZARILLO Y OTRAS NOVELAS
PICARESCAS.
El objeto de este trabajo es contrastar tres novelas picarescas representativas de este género narrativo como
son El Lazarillo de Tormes, El Guzmán de Alfarache y El Buscón; para, de esta manera, analizar las
diferencias y semejanzas que se establecen entre ellas. Para ello compararemos la intencionalidad de cada
obra por separado, y, después, se analizarán en conjunto.
Al margen de la individualidad propia de cada obra, la mayorÃ-a de las novelas picarescas comparten una
serie de caracterÃ-sticas comunes que podrÃ-an resumirse en las siguientes:
1. El protagonista es un pÃ-caro, categorÃ-a social procedente de la clase social más baja, que roza la
delincuencia y que se define por su origen vil. A modo de antihéroe, es utilizado por la literatura como
contrapunto al ideal caballeresco. Su lÃ-nea de conducta está marcada por el engaño y la trampa
ingeniosa, oponiéndose a los valores establecidos de la época (virtud, honra...). Vive al margen de los
códigos de honra propios de las clases altas de la sociedad del momento, lo que le impide ascender en la
escala social.
2. Carácter autobiográfico. El protagonista narra sus propias aventuras, empezando por su genealogÃ-a, de
origen vil y que resulta ser también de las clases más bajas. La forma autobiográfica se desarrolla en
función de la crÃ-tica social que se plasma en la novela. Al proyectar el autor su personalidad sobre un
personaje ficticio, puede exponer con mayor libertad sus propias ideas. De esta forma da verosimilitud a su
relato, y ofrece su punto de vista único e interesado sobre la realidad.
3. Doble temporalidad. El pÃ-caro aparece en la novela desde una doble perspectiva: como autor y como
actor. Como autor se sitúa en un tiempo presente que mira hacia su pasado y narra una acción, cuyo
desenlace conoce de antemano, y como actor, desarrolla ante el lector su pasado, su vida picaresca desde sus
inicios hasta el presente de la narración. (Retrospección)
4. Estructura abierta. Las aventuras que se narran podrÃ-an continuarse indefinidamente ya que,
generalmente, no hay evolución posible en la historia; como veremos ocurre en El Buscón, Quevedo. Sin
embargo en El Lazarillo cada amo ocupa su lugar en el proceso de aprendizaje del pÃ-caro, hasta su caso final
de deshonor, en el que culmina su proceso de degradación moral y su aprendizaje en el mal.
5. Carácter moralizante. La novela picaresca es un ejemplo de conducta inmoral que, por lo general, resulta
castigada. Encontramos excepciones como El Lazarillo, cuyo desenlace presenta ambigüedad al no
condenarse sus acciones, sino justificarse a través de las acusaciones contra sus amos.
6. Carácter satÃ-rico. La sátira es un elemento constante en el relato picaresco. El protagonista
deambulará por las distintas capas sociales, a cuyo servicio se pondrá como criado, lo que le permitirá
conocer los acontecimientos más Ã-ntimos de sus dueños. Todo ello será narrado por el pÃ-caro con
actitud crÃ-tica. Sus males son, al mismo tiempo, los males de una sociedad en la que imperan la codicia y la
avaricia, en perjuicio de quienes pertenecen a las capas sociales más bajas.
LAZARILLO DE TORMES, ANÓNIMO. (1554)
• ARGUMENTO
La obra cuenta la historia de Lázaro González Pérez, un niño de origen vil, determinado por el
deshonor desde la cuna. Nace en Salamanca. A los ocho años, queda huérfano de padre y es puesto al
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servicio de un ciego por su madre. Lázaro evoluciona desde su ingenuidad hasta desarrollar un profundo
instinto de supervivencia. Es despertado a la maldad del mundo por un embuste con el que el ciego le saca de
su simpleza. Tras rivalizar en astucia con su amo, Lázaro termina vengándose, devolviéndole el mismo
embuste que le sacó de su ingenuidad.
Después del ciego, pasa a servir a un tacaño clérigo que lo mata de hambre, y al que se ve obligado a
robarle un pedazo de pan. El clérigo, que descubre el robo, le propina una tremenda paliza y lo despide.
Tras este episodio, Lázaro comienza a servir a un hidalgo arruinado con el que simpatiza; pues, aunque no
tiene nada que ofrecerle, le trata bien. El escudero termina por huir de sus acreedores y sus deudas,
marchándose de la ciudad y Lázaro vuelve a quedarse solo.
Más adelante, estará al servicio de un fraile mercedario, un buldero (vendedor de bulas), un capellán, un
maestro de hacer panderos y un alguacil, de quien aprenderá el oficio. Siendo alguacil, conoce al arcipreste
de Toledo, que lo casa con su criada para disipar los rumores que lo acusan de mantener relaciones ilÃ-citas
con ella; sin embargo, tras la boda, los rumores continúan, y Lázaro se defiende y justifica con esta carta a
Vuestra Merced que explica su vida dando entera noticia de mi persona, para de esta manera probar su
comportamiento.
La obra termina con el testimonio de Lázaro, que afirma haber encontrado la felicidad, aun habiendo perdido
su honra por los rumores, a los que hace oÃ-dos sordos para mantener su puesto de pregonero de vinos y asÃseguir disfrutando del relativo bienestar que ha logrado después de una vida de adversidades y miserias.
Según él dice, ha llegado a buen puerto, a la cumbre de toda buena fortuna.
• INTENCIONALIDAD
Encontramos burla y humor, pero también critica social y religiosa que entronca la obra con la visión
desencantada de, probablemente, un escritor converso. El tono general de la novela es sarcástico y de
comicidad. El Lazarillo plantea el mérito de quienes, siendo pobres, consiguen ascender socialmente, frente
al nulo valor de quienes heredan estados y privilegios. En definitiva, la intención del autor es ofrecernos una
visión realista de la sociedad del s. XVI. La dignidad humana sale muy malparada de la sombrÃ-a visión
que ofrece el autor. La vida es dura y, tal como aconseja el ciego a Lázaro en la obra, cada cual busca su
aprovechamiento sin pensar en los otros, por lo que, como se dice al principio de la obra, para ser virtuoso hay
que fingir ser virtuoso, no serlo. Esto junto con una feroz crÃ-tica al mundo eclesiástico (gran parte de los
amos son personajes relacionados con la Iglesia) provocó la inclusión de esta obra en el Ãndice de libros
prohibidos de la Inquisición en 1559. Debemos mencionar también otro peligro que la obra contiene para
la época: la ambigüedad del desenlace: Lázaro se excusa a sÃ- mismo acusando a otros personajes de
mayor poder y responsabilidad de haberlo corrompido desde niño, asÃ- que, en definitiva, él serÃ-a una
vÃ-ctima de los pecados de otros.
EL GUZMÃN DE ALFARACHE, MATEO ALEMÃN (1599)
• ARGUMENTO
Guzmán, un joven sevillano, abandona a su madre, viuda, que convive con un hombre, para conocer mundo
como pÃ-caro, atributo que se adjudica desde el comienzo. Guzmán opta por trabajar para huir de la miseria
que lo abruma. Después de servir de mozo en una venta, pasa a la Corte, donde se coloca como ayudante de
cocina. Roba a sus compañeros y se encamina a Toledo, donde se finge hidalgo y es robado por dos damas.
Tras una breve estancia en Génova, viaja a Roma, donde un cardenal se apiada de sus fingidas llagas y le
toma por criado. Entra luego al servicio del embajador de Francia, hombre enamoradizo, que halla en
Guzmán un perfecto medianero y celestino. Nuevas aventuras se suceden en Florencia, Bolonia hasta que
cae preso por calumnias. En Zaragoza es burlado por una mozuela. Llega de nuevo a la Corte, y contrae
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matrimonio con la hija de un mercader. Estafa legalmente a varios acreedores, enviuda y contrae nuevas
nupcias con una moza de mesón que se le fuga al poco tiempo. Vuelve a su antigua vida de ladrón y es
condenado a azotes y a seis años de galeras, pero, al descubrir una conjura, se le promete la libertad,
promesa con la cual concluye la novela. La posibilidad de redimirse y poder abandonar su vida picaresca se la
ofrece un clérigo, con lo cual, esta obra es la réplica a la propuesta crÃ-tica contra los eclesiásticos de
El Lazarillo de Tormes.
• INTENCIONALIDAD
Como todas las obras picarescas, está narrada en primera persona por el protagonista de las aventuras que
narra: Guzmán de Alfarache, quien declara que su intención es censurar a los pÃ-caros ociosos que viven
en el vicio y enseñar "la forma de bien vivir", es decir, de ser un pÃ-caro arrepentido y renunciar a esa vida
para convertirse en un hombre bueno. Al contrario que en El Lazarillo, el Guzmán de Alfarache será un
pÃ-caro redimido.
Como el resto de obras de la picaresca, para pasar la rigurosa censura eclesiástica utiliza un pretexto
moralizante: describe su desafortunada y desordenada vida para que nadie siga su ejemplo.
Desde el punto de vista doctrinal, la finalidad del autor (judÃ-o converso) es la de plasmar el pensamiento
cristiano del libre albedrÃ-o: todo hombre, a pesar de su maldad, puede elegir libremente el camino de su
salvación, negando de esta forma el determinismo que se imponÃ-a en la época, y del que es ejemplo
Lázaro.
A diferencia de Lázaro, cuyo presente está marcado por el deshonor de su caso, Guzmán ha hecho en el
bien su vida y se ha convertido en un hombre ejemplar.
EL BUSCÓN, QUEVEDO
• ARGUMENTO
Pablos, segoviano, es hijo de un barbero ladrón y de una mujer dedicada al arte de la brujerÃ-a. Entra en la
escuela donde conoce a Don Diego Coronel, hijo de Don Alfonso Coronel, un noble. Por un incidente y por la
vergüenza de que todo el mundo lo juzgase por la condición de sus padres, abandona la escuela y decide
irse al servicio de don Diego Coronel, a quien su padre pone bajo el pupilaje del licenciado Cabra, clérigo
avaro que mata de hambre a los muchachos a los que enseña. Salen de allÃ- delgados y enfermos. Don
Diego es enviado a Alcalá de Henares a terminar sus estudios, y Pablos le acompaña como sirviente.
Pablos, en un principio, es vÃ-ctima de las novatadas de los demás estudiantes, pero pronto pasa a ser un
experto en el engaño. Don Alfonso, que conoce la situación, pide a su hijo que regrese a casa sin Pablos;
sin embargo, Pablos también regresa a Segovia, pues recibe una invitación de su tÃ-o para aprender el
oficio de verdugo.
Éste vuelve para conocer a sus parientes y huir de ellos. Durante el camino encuentra personajes tan
disparatados como un arbitrista que quiere aconsejar al rey que seque el mar con esponjas, un maestro de
esgrima loco, un clérigo viejo, un soldado matón, un ermitaño en borrico, un genovés rico (aprovecha
la anécdota Quevedo para burlarse de los banqueros genoveses de la época que prestaban dinero a la
Corona Española y luego se quedaban con la plata de América al exigir el pago de la deuda)etc.
A la entrada a Segovia, Pablos reconoce a su padre al borde del camino ajusticiado. Llega donde su tÃ-o,
recoge la herencia y marcha a Madrid. Durante el camino, conoce un hidalgo hambriento que le engatusa
explicándole la forma de vivir en la Corte a costa del prójimo y sin trabajar. Le presenta a una cofradÃ-a de
pÃ-caros y rufianes, con los que vive. Delatado el grupo, los detienen y llevan a la cárcel.
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Logra salir de ella después de sobornar a todos, desde el carcelero hasta el escribano. Tras este episodio,
Pablos se dirige a una posada, donde se hace pasar por rico usando nombres falsos (don Ramiro de Guzmán,
don Felipe Tristán). Pretende casarse con una dama (doña Ana), pero es descubierto por su antiguo amo,
don Diego Coronel y acaba apaleado. Marcha de la Corte y decide ir a Toledo, donde nadie lo conoce. Entra a
formar parte de una compañÃ-a de cómicos, destacando en papeles de carácter malvado. Después de
dejar la compañÃ-a, se hace galán de monjas. De Toledo marcha a Sevilla, donde acaba teniendo un
incidente con la ley y debe acogerse a sagrado (acude a la iglesia para protegerse). Estando allÃ-, intima con
la Grajales, una prostituta a quien propone ir a las Indias, a ver si mejoraba su suerte. La novela concluye
diciendo que no le fue mejor allÃ-.
• INTENCIONALIDAD
No pretende Quevedo destacar que ciertas acciones son éticamente condenables y que traen como
consecuencia el castigo sino, en primer lugar, reÃ-r y hacer reÃ-r con ellas. Aparecen muchas malas
acciones que quedan sin castigo. No hay digresiones moralizadoras, salvo la moraleja final: «nunca
mejora su estado quien muda solamente de lugar y no de vida y costumbres».
Pero, principalmente, Quevedo pretende demostrar la imposibilidad de ascenso social. Pablos quiere ser otra
cosa, más alto pico, y más autoridad me importa tener. Quiere borrar sus orÃ-genes y apartarse de sus
parientes.
Todos sus intentos fracasan. Cuando el protagonista u otro trata de hacerse pasar por caballero o por rico,
aparece inmediatamente el castigo. La crÃ-tica coincide en que Quevedo trata, en esta novela, de la
usurpación estamental. Quevedo degrada al pÃ-caro y le condena por aspirar a tener honor y hacerse pasar
por caballero; pues el autor defiende la ideologÃ-a y valores de la nobleza contra el pÃ-caro; es decir,
defiende una perspectiva clasista. Al contrario que en El Lazarillo, no encontramos ambigüedad en el
desenlace. El pÃ-caro, en esta obra, es condenado y castigado.
CONCLUSIÓN.
Observamos que las tres obras coinciden en la intención del humor, asÃ- como en la crÃ-tica. Mas en lo que
difieren es precisamente en este punto. En El Lazarillo encontramos crÃ-tica social y religiosa, −posiblemente
por la visión desencantada de algún escritor converso−, es decir, su autor procura mostrarnos una imagen
de la sociedad del siglo XVI, marcada por la pobreza y la figura del pÃ-caro, por la limpieza de sangre, asÃcomo por el problema de la honra. Es importante mencionar también que hacia la segunda mitad de siglo
tiene lugar un cambio histórico que transformará la literatura del momento: la Reforma de la Iglesia llevada
a cabo por Lutero; que se produce por la corrupción de la Iglesia de Roma.
Contexto histórico−social del Barroco.
Reinan en esta etapa los Austrias Menores (Felipe III, Felipe IV y Carlos II). Son polÃ-ticamente reyes muy
débiles que dejan el poder en manos de la nobleza, los llamados validos.
Económicamente es un siglo muy pobre. El pueblo pasa hambre y su estado de ánimo es pésimo, pues
reina un sentimiento de fracaso que viene dado por las constantes guerras, a las que hay que sumarle las pestes
negras que provocaron el envejecimiento y gran mortandad del paÃ-s. La nobleza y el clero conservaron
tierras y privilegios, mientras que los campesinos sufrieron en todo su rigor la crisis económica. La miseria
en el campo arrastró a muchos campesinos hacia las ciudades, donde esperaban mejorar su calidad de vida;
pero en las ciudades se vieron abocados al ejercicio de la mendicidad cuando no directamente a la
delincuencia. Por otra parte, la jerarquización y el conservadurismo social dificultaban el paso de un
estamento a otro. La única posibilidad que se ofrecÃ-a al estado llano para obtener los beneficios que la
sociedad estamental concedÃ-a a los estamentos privilegiados era pasar a engrosar las filas del clero. Este
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hecho, unido al clima de fervor religioso, trajo como consecuencia que durante el siglo XVII se duplicara el
número de eclesiásticos en España.
Mateo Alemán en el Guzmán de Alfarache pretende censurar a los pÃ-caros ociosos. Tiene una intención
moralizante que consiste en enseñar cómo ser un pÃ-caro arrepentido, la forma de dejar atrás su origen y
de pasar a ser un buen hombre. Para ello utiliza un pretexto moralizante: describe y narra su propia
experiencia como pÃ-caro para que quede como un modelo de lo que no se debe hacer. Desde el punto de
vista doctrinal, la intención del autor es defender la postura del libre albedrÃ-o, negando a su vez el
determinismo de la época, que establecÃ-a que no se podÃ-a salir de una mala vida. La voluntad de cada
hombre, según la contrarreforma, puede vencer la inclinación del mal (origen vil, vida desordenada). AsÃque cada persona debe ejercer su libertad para salvar su alma, en vez de dejarse arrastrar por las circunstancias
(determinismo).
Por último, El Buscón contiene una crÃ-tica profunda a la usurpación estamental, pues Quevedo defiende
una perspectiva clasista. Degrada al pÃ-caro y le condena por aspirar a tener honor. Sin embargo, a expensas
de esta crÃ-tica, no encontramos ninguna intención moralizante en la obra, pues numerosas malas acciones
quedan sin castigo en ésta.
Ambas obras surgen en un contexto diferente a El Lazarillo de Tormes, y ambas obras son réplicas a
debates establecidos en dicha obra. Mateo Alemán critica la postura de Lázaro, negando el determinismo
renacentista y argumenta que puede dejarse atrás un origen vil actuando de forma moralmente correcta; y,
por su parte, Quevedo critica en su obra la usurpación estamental, por lo que encontramos la réplica al
debate establecido en El Lazarillo sobre las clases sociales, según las cuales el honor puede ser solo pura
apariencia y la honra puede ser sustituida por la moral de provecho, según la cual comer todos los dÃ-as es
más importante que la opinión ajena.
BIBLIOGRAFÃA:
*http://www.spanisharts.com/books/literature/lazarillo.htm
*RICO, Francisco: Historia y crÃ-tica de la literatura española (tomo 3), Barcelona, CrÃ-tica, 1983. ISBN
84−7423−193−0.
*Anónimo: El Lazarillo de Tormes, Cátedra 1988 (tercera edición) (edición de Francisco Rico) ISBN
84−976−0660−8
*http://www2.ups.edu/faculty/velez/Span_402/Lazaro.htm
*http://www.realidadliteral.net/3paginaIV−5.htm
*http://www.spanisharts.com/books/literature/prosaf3.htm
* Apuntes de otros cursos de El lazarillo de Tormes, El Guzmán de Alfarache, Mateo Alemán e Historia de
un buscón llamado Pablos, Quevedo.
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