Medio: La Voz del Interior (Córdoba) Sección: Página: Fecha: 06/05/2007 Las manos bien lavadas Sergio Serrichio Corresponsalía Buenos Aires [email protected] La semana que pasó fue abundante en la reiteración de ciertos tics oficiales. En particular, del presidente Néstor Kirchner: desvío de atención, lavada de manos, victimización. Lo más novedoso, digno de seguir con atención, fue el duro cruce del Gobierno con Techint, la más grande transnacional argentina, que hasta hace menos de un par de años era vista como el más sólido puntal del "modelo K", pero ahora le imputó responsabilidad por el escándalo Skanska, una investigación por presunta evasión fiscal y corrupción en la construcción de gasoductos. El efecto potencial para Techint de un rompimiento con el Gobierno se hizo visible este viernes, cuando el presidente venezolano Hugo Chávez esgrimió el arma de una "ley habilitante" para "acabar con el monopolio del acero" y nacionalizar la industria siderúrgica, incluida Siderúrgica del Orinoco (Sidor), el principal activo de Techint en el país caribeño. "Sidor produce el acero y ha creado un monopolio a través de unas empresas que tiene, y sólo le dan materia prima a esas empresas; entonces, nosotros tenemos que traer esos tubos desde China. Si Sidor no acepta cambiar ese procedimiento, me van a obligar a nacionalizarla también, como hemos hecho con Cantv", dijo Chávez. Hace un par de años, Sidor estuvo a punto de ser alcanzada por un manotazo chavista, pero la situación se recompuso mediante negociaciones que el propio Kirchner siguió de cerca. Esta vez, las cosas podrían ser distintas. Trasfondo local. El trasfondo local de lo que ocurre en Venezuela es el contraataque oficial por el caso Skanska, la investigación (ahora dividida en dos), por presunta evasión fiscal y pago de coimas en obras de ampliación de los gasoductos del norte y del sur. La versión oficial de los hechos, de boca del mismo Kirchner, es que se trató de un caso de corrupción "entre privados". La respuesta podría ser válida si no se tratara de fondos recaudados compulsivamente, con fuerza de ley, para financiar obra pública. Fue el Gobierno el que impulsó la proliferación de fondos fiduciarios y fideicomisos fuera del control presupuestario e incluso no sometidos a la ley de administración financiera. Agregar, como hace ahora Kirchner, que el uso de esos fondos es una cuestión entre privados, equivale a privatizar el gasto público. Ni Menem llegó a tanto. Los especialistas tienen dificultades para precisar de cuánto dinero se trata. En el presupuesto 2007 se asignaron 5.947 millones en fondos fiduciarios, una "caja negra" equivalente a casi cinco por ciento del gasto total de la administración pública. "El grado de control de esos fondos es bajísimo", dice Luciana Díaz Frers, investigadora del Centro de Investigación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (Cippec). Pero esos fondos no son los únicos. También están los fondos fiduciarios o fideicomisos financiados con "cargos específicos", a partir de una ley sancionada el año pasado, para obras eléctricas y gasíferas. Los del "caso Skanska" son tres fondos fiduciarios: uno por el que se financiaron las obras de ampliación del gasoducto de TGN, otro el de TGS y un tercero que financió un gasoducto patagónico. "Esos fondos deberían figurar al menos como una línea del presupuesto, porque surgen a partir de una ley y a nuestro criterio son tributos", dice Oscar Rinaldi, investigador del Centro de Evaluación de Políticas Públicas (Cepp). Antes de la ley sancionada el año pasado, esos fideicomisos tenían un techo de tres mil millones de pesos, estipulada en un decreto presidencial y una resolución del Ministerio de Planificación. Pero en la ley, el techo desapareció. "Es como un cheque en blanco", dice Rinaldi. Nadie sabe a ciencia cierta cuánto dinero hay en esos fondos. Además, hay fondos fiduciarios anteriores, como el telefónico (un asiento contable en los balances de las empresas, para obras que nadie sabe cuándo ni para qué se harán) y el de aguas, del que había cierta información cuando Aguas Argentinas era una empresa privada bajo el control del Etoss, el organismo regulador del sector, que ahora no tiene esa potestad sobre la estatal Aysa. Curiosamente, los fondos fiduciarios surgieron en épocas de flaqueza fiscal, para intentar asegurar el financiamiento de obras indispensables, pero proliferaron en los años de bonanza K. "Modus operandi". El laberinto de estos fondos ilustra el modus operandi de la gestión kirchnerista. El dinero es público y -aunque lo asigna el Gobierno y se reparte entre empresas bajo su control- si surgen dificultades o sospechas es un problema "entre privados". Las empresas, desligadas del cálculo que supone arriesgar su propio capital, no tienen estímulos para ser eficientes. En verdad, el Gobierno no resigna el control ni el manejo, pero sí esquiva la responsabilidad. Eso, más que tener las manos limpias, significa lavarse las manos. Los recelos oficiales hacia Techint están potenciados por la sospecha de que la empresa apoya al actual candidato presidencial Roberto Lavagna. De hecho, hace un mes el mandamás del Grupo, Paolo Rocca, volvió a reivindicar en público una iniciativa del ex ministro de Economía que fue archivada de modo al parecer definitivo luego de que Lavagna dejara el Gobierno. La actual ministra, Felisa Miceli, ya intentó cargarle a Lavagna la responsabilidad por el frustrado intento de pagarle 587 millones de pesos al grupo Greco, argumento que deberá explicar con detalle la próxima semana, si respeta el emplazamiento de una jueza federal para que informe al Senado por qué impulsó ese pago, escondido bajo un rubro engañoso. Una lógica similar parece estar detrás de las afirmaciones oficiales de que el intento -protagonizado por una persona con sus cualidades psíquicas muy alteradas- de estrellar un camión contra la casa de los Kirchner en Río Gallegos (una de las más de 20 propiedades de la familia presidencial), con el presidente a unos 2.500 kilómetros de distancia, es un "atentado", que los voceros del poder rápidamente vincularon a la protesta docente en Santa Cruz, donde el básico de los maestros es todavía el mismo que en 1993. Por eso, el viernes Kirchner pidió "ayuda" a la población. "Van a venir sobre mí, a atacarme", anticipó, en su papel de permanente víctima. © La Voz del Interior