••v>- NUM. 18. MADRID. 30 DE SETllíMBRK DE 1857. Mi:.! ICO. 1.03 IM11ÜS, s iiiiii!f,Ml>Ii!i(iinJiqiii>llii nty.n inil<')iiiilavjíiii3rnirii(|iin laii al»sl.iniiiiiitntiiili'. IIICIK» contra liis fucr/.i»!- nlinilas íliil iiil.iv|MíÍt> (Miiiiilo fíraii |Kil[|,icii Hi^i'iian Ciirli's; ii(|Lto)lii ra/,iL i[iU' ciinlabii i'iilTo su¡5 i'mni!r;i(i()nís omi Ijiiiiibnís lili! Ittinplc (lií (¡ualirnnr., I[U(Í sufripiiilo r.(iii linriiioiiliul i'l liinniMitii ili'l hn'-jo y KinliniiilnuliraViiw las [iliñitus ih; sus |HI!S KÍI1 i'-\liítl:irniigo.ini<jo, sohi (legjicgrt sus liibios ]iiir;iiliíi:¡r á min liü sus ^.ninvr.iruíí (\w. se qui'juliii; ¿ aslotf r/n arn^-o soífr urifi (tifonóra ile ro''iis't lis ¡iiiH>|!jabí(!¡ rftpiío, i\w- n(]iii^lln valiímsii y :irro«fvui.(i raxrt, ha íUígiínnrmln o(uiiiil('t.iiiruMili'. A la iiitn^iiiilc,/,, nrrnjn v [uiiríolismn qiin «ntotu'p.s tif'.íf)liíHiii'oii los liijos ili' aqunUn niiruiiluilurn rnymu, lian stiwilidit lu luuiíililailj la l-iiniíliiy, y la ilüsciuiliairía. M lornarso flis coiiqnisliLiUin'.s 011 niiumislailns, ili^hiiToii siíiiUr sin áívh laiiio líl (idltu- i|iiiins[ii'rininnlii ni VÍIIIIMUIÍ dn vni'si^ viMiciilo, fnii'. el iliíSiiliiMiia y |;i irisi|,i;/,;i rurnmii sin ihria lüa[íO(lnrcníns aginilní; qiiiiO|u'.ramn(isn caniliiiirn|u'nliiuí tl"c se noló on ellos \[f.»\o los priincrDS uóoft itn la cniífluisLii. Se creyeron .-ininTioros á loilus los paelilos;y 1^1 pfU'ílcr su lihiivlii'l, il>?sii|iuri'.rii'i líl (iticiinlo i\w. li's prosliilja ulicnin y brio; su íii'svaniMUi'í la ilulce ilusión ÍUic. 1«9 aliniiíiilallii, y vliímln i|ne liasla sus riinsos oran uifnriiirns al Dina de los i|UO lunlialiiin eonlra fJlos, ao. onlnignrati á esa linsnsperailii indiri^roncia en r¡ni; oac. t"! Iiouilirc cuaniln Ilesa á oonvenr.ers*', iln la inrurabili<liol lie sus Hiiil<'S. Mientrasereyeron en sus i.railicinnes, '•"(MUras liivieriMi ;1 su linln valientes eni¡)erailores i|ii(', li'S cnndojcron al cómbale,; minnlras creyeron en el l'oilfM- lie SUS ilirtsfts y en la ¡nlluf^ncia rpie con ollaa "ii'rcian li>s suconlnLes, hmhin'on con nna ('.oiislniieiii 'iw- asomliró al mismo lle.rnan Corlós. Pem cuando viétiilose vencidos lleanmn lí nersuiulirsc ilo qne sus lT;i>diciones doRcausabau sohni'una liase falsa; cuando viiiron u1ierrojailo3 ú sus einjv;nutnres ciisi divini/aicios por ellos liasla mlonces; cuando se iiersuadieron de qne ans deidades eran iin|ioleuLes, y que sus sacerdotes careciini del ¡nllnjo divino de que los creían revesLídos, cayeron en ese abaUíiiii'ido (pie cambia la naUíraleza del humbve, y ipie es el virus mortífero qvie inocula íi las jjeneraciones r|ne van á snceilerlo. lie nijuí. á mi juudn, la causa de csn cambio que ae, nota enire ln raza |)nnnLtva y la présenle. Podré muy Ideu eijuivoearnie; ñero, en mi conceiilo, no reconoce olro orifíftn esa Irimsiciou viólenla que ao operó en el nnliyno imperio azteca. ílomparcnioa boy el carAcler ile les inilios de esas tribus salvajes qm^caen como un Inrrenle sobre la::; provincias de Dur.mgo y Zacalecas, iirrniriándidas y d e vaslámiiilas, eou el cnnícUir del inilio qne ailmilió el inllnjo de los eonquisladores, y veremos i|ue,l(ts primeros Son arnifíiniles, valienles, robustos, sufridos, iistu1os y alhmenis, á la vez que el segundo es sumiso, débil, apocado y fulle de onerjíin. La iiiile.[)i!inlecia es ¡i las naciones, lo que el sol ñ las pliinlas; necesitan ilo su fuego vivilicadiU' ]i!ira (pie mi se liiele la rni/, (jue las nutre y rnrtaleci\ Verdad es qnií los iiulins liiin re.ciibrado su in:le[>en lencia desde que Méjicn se e.niuueijH) de sn melróptdi; pero ií liis SOCMÍdades que nerdieron unii vez su linertad, les aconicce lo que li las llores arrancailas de.l pensil en que crecían lilircini^nle, y iiue se colocan en brillaule? bombas dn cristal denlro del retrete de alguna berniesa; eslrañaii las brisas jiuras úe la campiña y crecen débiles; y cnanilo vuelven íí ser colocadas en el lugar de ciuc fueron arrancadas, se oncueulran ya lan liinguidas, que iiaila [)U'>de preslarles su [lasada ¿íalanura. 1.03 reyes españoles vigilaron con un amor verdarterameiite palenial. desde los primi'rosuños de lu conquisiii, por la conservación y bienestar de les inilios; y liis leyes de Indias son uii monuineulo i|ue bouranl siempre á nuestros niotiarcas. Mmpero estos cuiíiados, dignos ]ior cierlo de elogio, iioilian consiilerarse como los que proriigan los liolánicns en la bebida lUisia il las plantas de paises cálidos que crecen sin fuer/.n en los invernáculos en qne las linn colocado. I.oa inilioa habían cambiado, no por grmbis, sino de re. penle, ¡le religión, de creencias, ilií coslinubres, de tniges, de Dios y'Hccer.Mnonias; vieron naufragar su imperio entre la sangre verliila por los inlrúpiíios guerreros que lo derendieron. y levuutiirse olro sobre la roja espuma, como se levanta uu bajel sobre las mismas olas ijue acaban de si'puli.ar en su seno ulra velera cml)arcncmn que jioco antes se deslizaba serena sobre el lu'imedo AÑO I. clemenlo; vieron suceder á sus leocaltis, templos calO^ lieos magestuosos; jí susqueriilns pennles, las imágenes de los siiut(»sí ú SUR arraigadas costumbres, otras nuevas {pie babiati imporlndu de Europa sus dorniíiailores; y ni cambiar di' posición social, cambiaron también de canlcter y basta de lisonomia, que á lanío se esliende el inllujo que ejerce la parte moral sobre la física. lleclin esla ligera iiidiciicion para Jiilucir de im beclio cierlo, consecuencias exnclasque revelen las causas de ese candiio notable que loibis advierten en In raza de los antiguos a/Iecas, pasemos ii ncupiímos fie lo que boy son esos descendicules de Moctezuma y de Guatimoc. De loRsielemillones lieliabilanles que cuonia la nación nií^jicnna, cuatro y medio millones son indios; genie ib'icil y iiacilica que nunca toma pariicipio en las convulsiones politieas que agilon a(]uel'¡i suciedad, y que sin cuiíiarse de les cnmbioi' de. gobierno que se sureoen uno^ á oiros con laii lainentalde frecui'iiciii, no liaren mas t|ue obedecer li las autoridades ronsl Unidas porcl partido que triunfa. Los indios son el mueble de lras[)aso que m u dan de señor sin quojiírse, sin oposion, con ese indiferentismo originado de su ninpimii ambición y de sus limiladas esigenrias sociales. Acusiuinbrado ei indina mirará la raza eiiropea como i\ superinr en lorlns los ramos qne al)r.n7.nel saber bumnno, y luislii en dotes físicas, no se lia crcido con derecbo para inteular nivelarse con los descendieiiles de los españoles qins lian sido los que, desde que se consumñ la iniiiqi-'uilenciu basta el presente, linn regido los ilestiuos de la |iii1rin. Gouslituidns los inilios por sí mismos mas loen qne en libres ciudadiiuos, en voluuiarios siervos de in soctedad, no lian aspirad^ jamás á salir del círculo en qui' se coloraron después de la coiiqiiistii, y ven sinenvidin repartirse e' mando, los (Mnjileos y los destinos, entre \m ilesc*'ndi,Mites de sus anliguos dñminndnre?. que son, ailemus, liis que tienen en sus manos todos Jos ramos del cemereio, de las ciencias, He In enseñanza, de In industria, de las arles v la pripiednd. líl indio liene formarlo iiui bajo concepto de sinnsmo, que se ju7,ga desliluido de razón, inies solo cree doladas lie Ion altufacullad á las personas que no pertenecen íi la-csfi'ra en que ellos se lian colocado. Usln estremmla bumildad iiuuca desmentida, y esa ciega obedienrin Inicia todas las delermiiiacioues tomalias por ios gobernantes, lian sido dos virtudes que se lian convertido en sus mas iKtderosos contrarios: v i r t u des que bao llevado sobre él males sin número, virludes (pie lian acumubulo sobre los [Hieblos indios miseria y