PSICOEDUCACIÓN EN CRISIS DE PANICO • Los síntomas de pánico comienzan con una gran activación de la rama simpática del sistema nervioso autónomo sin que exista un peligro externo real. En situaciones de amenaza la activación simpática prepara al cuerpo para enfrentar el peligro, evaluar las claves ambientales y prepararse para pelear o escapar. Esta gran activación libera adrenalina (epinefrina). La adrenalina acelera la frecuencia cardíaca (taquicardia), lleva a una respiración rápida (hiperventilación), algunas veces percibida como que se acorta la respiración (disnea), aumento de la sudoración y pérdida de calor. Debido a que después del pánico no se produce un aumento de la actividad, la hiperventilación lleva a una disminución de los niveles de dióxido de carbono en los pulmones y después en la sangre. Esto produce cambios en el PH de la sangre (alcalosis respiratoria). • La sangre más alcalina disminuye el umbral para muchos nervios. Esto lleva a otros síntomas tales como hormigueo, calambres, vértigo, sensación de calor, y mareos. En caso de extrema hiperventilación se puede producir espasmos tónico-clónicos en las manos y labios. • La liberación de adrenalina durante las crisis de pánico también produce vasoconstricción, lo cual lleva a una disminución del flujo de sangre en la cabeza, que puede causar vértigo y mareos. Un ataque de pánico también puede producir una baja de azúcar en la sangre de la cabeza ya que ésta e llevada a los músculos principales del cuerpo. • En casos de extrema ansiedad, la combinación de gran actividad en el cerebro y disminución de flujo sanguíneo y azúcar en la sangre hacia el cerebro, puede causar un notorio descenso de la actividad pre-frontal y una pérdida temporal de coordinación entre las diferentes partes de él. Esto produce un estado de despersonalización y desrealización en que la persona se siente desconectada de su sentido del “self”. El propio cuerpo y el mundo pueden parecer lejos o irreales. Sin la capacidad de poder entender la causa de estos síntomas, muchas personas que presentan crisis de pánico piensan que van a morir o a “volverse locos”. De hecho, a pesar del miedo que producen estas experiencias, no son peligrosas para la salud y no son signo de una enfermedad mental seria (Leeds, 2009).