Kaës, R. y otros, La institución y las instituciones “Estudios psicoanalíticos”.Buenos Aires, Argentina, Paidos, 1989. PREFACIO PSICOANÁLISIS, INSTITUCIÓN Muy tempranamente en la historia del psicoanálisis, algunos psicoanalistas se vieron enfrentados, en el terreno de las instituciones (de asistencia, reeducación, reclusión, formación, etcétera) con los efectos del inconsciente en sus sujetos y en su espacio propio. Freud, que no participó nunca de esta práctica, sostuvo repetidas veces su necesidad e interés y desarrolló sus caminos, riesgos y dificultades, desde su célebre y controvertida alocución al Congreso de Budapest hasta las proposiciones más tardías de El malestar en la cultura, y Nuevas conferencias de introducción al psicoanálisis. Esta práctica no ha sido nunca verdaderamente teorizada, quizás por haber sido desacreditada como "psicoanálisis aplicado". Actualmente, y más que nunca, hay psicoanalistas que trabajan de manera permanente o parcial en instituciones donde brindan asistencia, enseñan, dirigen, psicoanalizan; fundan instituciones y ejercen en ellas funciones jerárquicas, políticas, económicas, terapéuticas, en ocasiones todas a la vez. Sucede a veces que trabajan con otros psicoanalistas, reunidos por y para la tarea que se lleva a cabo en la institución. "Psicoanalistas sin diván", según el título de la importante obra de P.C. Racamier, son psicoanalistas de/en la institución, o bien se les pide que "intervengan" en la institución para efectuar en ella, junto con algunos de sus miembros, un trabajo sobre la realidad psíquica compartida, común y singular, que se encuentra estancada. Cada uno de estos modos de existencia del psicoanalista en la institución suscita una serie de interrogantes sobre el inconsciente que se manifiesta en ellas, sobre el discurso que se produce y sobre su escucha, sobre la demanda que allí se expresa y sobre su sujeto. Cada uno de estos emplazamientos del psicoanalista puede cuestionarse como un desplazamiento en relación con el espacio y con lo que se juega en la cura o, por el contrario, como un intento de tomar en consideración la subjetividad, el sufrimiento y el goce de que la institución es la escena y, en parte, el origen. Cada una de estas investigaciones nos pone frente a lo inextricable: lo que se siente en la experiencia dolorosa de que nuestra subjetividad y nuestra palabra están apresadas, es decir, acaparadas por, pero también formadas en, una red de subjetividades y de sentidos preconstituidos y anónimos, de los cuales nos descubrimos como parte participante y constituyente; es esta red lo que se revela al menor análisis como maraña compleja de componentes, niveles y lógicas interferentes. Las instituciones, en efecto, reúnen y ligan en combinaciones variables, regentean con fortuna diversa, formaciones y procesos heterogéneos: sociales, económicos, culturales, políticos, psíquicos. Niveles de realidad y lógicas de orden distinto interfieren en este fenómeno compuesto, inextricable y sin embargo unificado y unificante, total, según la perspectiva de M. Mauss. El objetivo de esta obra es poner en evidencia el orden propio de la realidad psíquica movilizada por el hecho institucional: movilizada, trabajada o paralizada y, hay que agregar, apuntalada por la institución. En efecto, aquello que en cada uno de nosotros es institución —la parte de nuestra psiquis más indiferenciada, como también las estructuras de la simbolización— está comprometido en la vida institucional para un doble beneficio, el de los sujetos singulares y el del conjunto concreto que ellos forman y del que son parte interviniente, para su beneficio, su daño o su alienación. Sobre el fondo de los otros niveles de la realidad en la institución, resulta de ello una vida psíquica propia del vínculo y del lugar institucionales, un "clima" característico de cada institución: se conjugan en él la historia y la estructura de la institución, la índole y los constreñimientos de su área primaria: la estructura inconsciente que organizan en ella las relaciones, en función de las satisfacciones con las que se puede contar de antemano. Pero el estudio de los procesos y de las estructuras psíquicas de las instituciones no es accesible la mayoría de las veces sino a partir del sufrimiento que en ellas se experimenta, y algunos de cuyos anclajes resultan de una verdadera patología de la vida institucional. Puesto que se trata de situar algunos elementos para un enfoque psicoanalítico de las instituciones y del hecho institucional, esta obra no tratará directamente cuestiones que podrían, no obstante, esclarecerse en su objeto mediante las proposiciones que aquí se presentan. El objetivo, las modalidades y la pertinencia de la presencia permanente o de la intervención del psicoanalista en la institución no se examinarán, pues, sistemáticamente, aun cuando la fuente de nuestro conocimiento sea establecida en gran medida en esas prácticas. Por la misma razón no se podrá tratar directamente de la psicoterapia "institucional", por cuanto ella presupone que algunas estructuras y procesos específicos de la institución (en general) son movilizables al servicio del trabajo terapéutico en tal o cual institución particular.1 Esta serie de estudios contribuye a abrir un obrador para el trabajo. Hemos querido exponer de una manera no sistemática un conjunto de sendas de aproximación, de acentuación, de cuestiones sobre la posibilidad de establecer el hecho psíquico instituciónal en el campo del psicoanálisis. Para ello hemos forjado 1 algunos instrumentos conceptuales destinados a instaurar un campo de reflexión y a operar sobre las prácticas, para afirmarlas o para cuestionarlas. Tenemos, en efecto, que admitir que todavía no disponemos de los medios necesarios para establecer una teoría psicoanalítica de la institución, que es necesario iniciar mediante la constitución 1 Remitimos al lector a la obra de consulta de G. Bléandonu y M. Despinoy (1974), Hópitaux de jour et psychiatriedans la Communauté, Pa¬rís, Payot de su objeto. Este sigue en gran medida sin haber sido pensado —si es que se lo puede pensar— en el campo del psicoanálisis, y sería otro trabajo, apenas esbozado aquí, preguntarse por qué es así, dado que Freud anticipó un gran número de elementos para ello. El capítulo introductorio de esta obra se centra en el análisis de la realidad psíquica de la institución y en ella R. Kaes subraya las dificultades, especialmente narcisistas, con que tropieza la reflexión sobre el objeto, sobre todo en el campo del psicoanálisis. Propone luego algunos conceptos aptos para dar cuenta de las principales formaciones psíquicas de bifrontes implicadas en el vínculo institucional para pasar más adelante a esbozar algunos aspectos de la psicopatología de las instituciones El psicoanalista argentino. Bleger expone a continuación su célebre distinción entre las implicaciones psíquicas profundas de la sociabilidad sincrética y de la sociabilidad por interacción. E. Enriquez analiza el trabajo de la muerte en las instituciones, tomando en consideración el carácter paradójico de estas últimas: lugares pacificados y lugares de extrema violencia. La contribución del psicoanalista italiano F. Fornari es también un texto clásico que expone, siguiendo las líneas de Freud, Bion y Jaques, los principios de una tópica institucional. P. Fustieraisla, a propósito de una institución crítica, la "infancia inadaptada", la infraestructura imaginaria de las instituciones y la influencia de los organizadores y desorganizadores psíquicos sobre el trabajo del pensamiento. R. Roussillon analiza la dialéctica del encuadre, el proceso y el "resto"; pone de manifiesto la existencia y el funcionamiento de espacios psíquicos particulares (la "liberación", el "tacho de basura", el "intersticio"), cuyas cualidades y efectos sobre el proceso terapéutico de las instituciones asistenciales subraya. J.-P. Vidal, en una revisión crítica del enfoque psicoanalítico de la institución, cuestiona el modelo "familiarista", con demasiada frecuencia privilegiado (incluso por Fornari), y analiza luego la emergencia clínica de la institución como "asunto de familia". Nuestra modernidad nos pone frente a la erupción, que a veces tiene rasgos catastróficos, de aquello que asegura las continuidades de la vida, sus ensambles biológicos, sociales, políticos, religiosos, culturales: en conjunto, estas continuidades ensambladas forman el trasfondo generalmente implícito de nuestra vida psíquica. La institución, las instituciones, aseguran silenciosamente estas continuidades, zócalo cultural complementario de la roca biológica, sobre las cuales se afirma el espacio de la psiquis. La irrupción de la institución en este espacio lo trastorna. El riesgo consiste entonces en negar, soslayar o fetichizar la institución. Su invención incesante no puede proceder sino del reconocimiento de sus funciones y de su legitimidad, que tiene que darse a la vez por parte de la política y por parte de la instancia psíquica de los sujetos singulares. Rene Kaes