Agricultura revista agropecuaria, ISSN: 0002-1334

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Por: BEGOÑA PERNAS
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LA DISTANCIA EN LA PLANTACIÓN
DE ÁRBOLES
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os árboles o arbustos que se planten en los límites de las fincas deben respetar unas distancias mínimas
para no perjudicar los derechos de los
propietarios de las fincas colindantes.
Estas distancias constituyen límites
recíprocos a los derechos de propiedad
que evitan que las raíces de las plantaciones se aprovechen de suelo ajeno 0
que las ramas priven al fundo vecino
de aire y ]uz.
El Código Civil, teniendo en cuenta
que una fijación única y uniforme de
distancias prohibitivas entrañaría una
regulación arbitraria, puesto que tales
distancias pueden variar según la naturaleza del suelo, de los productos o
del clima, resuelve que para establecer
las mismas se debe tener en cuenta en
primer término las ordenanzas y costumbres del lugar, y que sólo en defecto de éstas, se apliquen las distancias
que la Ley establece. En actuación de
tal previsión, aparece el Decreto
2661/67, por el que se aprueban las ordenanzas a las que han de someterse
las plantaciones forestales. De esta forma, el sistema de fuentes sobre distancias queda configurado escalonadamente: ante todo las ordenanzas locales (que raramente contendrán previsión al respecto), en su defecto costumbre local, a falta de ésta las del Decreto 266U67, y como regla general la
del artículo 591 del Código Civil.
Es en este artículo en el que nos vamos
a centrar y en el que se recogen las siguientes distancias:
- dos metros si se trata de árboles altos
- cincuenta centímetros si se trata de
arbustos o árboles bajos.
^Qué se considera a efectos de
esta norma un árbol o un arbusto?
La distinción entre árboles y arbustos o árboles bajos, es de apreciación
relativa, pues a pesar de definirse por
el diccionario de la Real Academia al
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árbol como planta perenne, de tronco
leñoso y elevado, que se ramifica a mayor o menor altura del suelo, y considerar al arbusto como planta perenne de
tallos leñosos y ramas desde la base, lo
cierto es que toda duda acerca de este
tema habrá de ser resuelta seg^ín las
circunstancias de cada caso concreto y
con una adecuada interpretación del
artículo 591 del Código Civil. La distinción entre árboles y arbustos o árboles
bajos según las decisiones de 74-ibunales es necesario tomarla teniendo en
cuenta el crecimiento vertical de las especies plantadas, es decir utilizando
como criterio de distinción la altura. Así
pues puede haber arbustos que por su
altura sean considerados como árboles
altos y por tanto deben respetar la distancia de dos metros.
^,Qué sucederá si no se respetan
esas distancias?
En ese caso el propietario de la finca
colindante tendrás derecho a pedir que
se arranquen ]os árboles, e incluso podrá reclamar además que se le indemnicen los daños y perjuicios que haya
causado el no respetar esas distancias.
Si las distancias se respetan pero
las ramas o las raíces de los árboles
invaden mi propiedad, í,puedo exigir que se corten las mismas?
En este caso el supuesto es diferente
según sean ramas o raíces. Si se trata
de las ramas debe exigir al dueño del
árbol que las corte, y si él no lo hace de-
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berá exigir su cumplimiento a los tribunales. En e] caso de las raíces que invadan el suelo, es el propietario de éste último el que tiene derecho a coi^,arlas por
si mismo.
Centrémonos ahora en los árboles
que existen como seto vivo medianero entre dos fincas. Estos árboles
se presumen también mE:dianeros, ,y ^^^or
tanto cualquiera de los dos dueños de las
fincas colindantes tienen derecho a exigir su derribo. Sin embargo esta regla
tiene una excepción ya que si los árboles
sirven de mojones, no podrán ser arrancados si no e^ste común acuerdo entre.
los dos propietarios colindant^es.
EI vecino del Sr. A ha plantado un cierre vegetal
de é^emplares de la especie Cupressociparis Leylandiique que alcanzan alturas de enlre 3 y 4 metros, a una distancia inferior a dos melros de los
lindes de su finco. Los citados arbusros dejan en
parte sin vistas a la finca del Sr. A impidiendo en
ciertas partes el paso de la luz. EI Sr. A quiere
que se an-anque el citado cierre vegetal pero su
vecino dice que se trala de una especie de aróusros y que por tanro la distancia a la que se ha
plantado es la correcta, y además dice que en
ningún caso sería necesaria su tala sino que conseguiría los mismos efedos una poda adecuada
de los mismos.
La determinación de la distancia a la que se
deben plantar los órboles o arbusios en ausencia
de costumbre del lugar es la determinada por el
Código Civil que establece que para los árboles
altos será de dos metros, y para los bajos o arbusios áe cincuenta centimekos. La deierminación
de lo que se considera árbol alro o arbuslo viene
condicionada por su aliura lo que hace que el cierre del vecino del Sr A sea considerado a estos
efectos como un árbol alro. La norma da derecho
a exigir que se an-anquen los árboles, y como el
vecino del Sr. A no ha preseniado ante el juez
ningún informe técnim que permita determmar
que con una poáa se evitaría la inmisión áe raíces
en la finca de su vecino, no tiene porqué se aceptada esta solución.
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