Los próximos diez años

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Los próximos diez años
Por Edward Lee, F.R.C.
Revista El Rosacruz A.M.O.R.C.
"Hace diez años, mientras viajaba en un transporte público de una gran ciudad
Norteamericana, recibí un impacto psicológico que me estremeció sacándome de mi letargo
en ese entonces habitual. El impacto provino, ¡imagínense! de un cartel de servicio público.
El anuncio mostraba la imagen de un hombre ceñudo y sudoroso cargando gran cantidad de
ladrillos. La leyenda decía algo como esto: “Usted no realizará los trabajos del mañana con
las habilidades del ayer”. Me vi a mí mismo como si fuera el trabajador del aviso y entonces
me di cuenta de que mi vida había caído en un estado de inercia. Aturdido y ofuscado,
empecé a movilizar mis fuerzas interiores dirigiéndolas hacia el progreso en todos los
niveles".
La profundidad del impacto interno experimentado por esta persona, que bien puede
compararse con nosotros, puede ser apreciado quizás en el hecho de que él no se limitó a
decir simplemente: "¡Oh!, tengo que conseguir un mejor empleo", aunque eso hubiera sido
loable. Antes bien, se dio cuenta que la preparación para el futuro debe emprenderse en
todos los niveles: físico, mental y espiritual.
Por supuesto, el progreso personal puede significar algo muy diferente para cada uno de
nosotros. Una estudiante Rosacruz, quien trabaja en una importante y activa oficina de
gobierno, recuerda un día que estaba sentada ante su escritorio durante un descanso
leyendo un ejemplar de El Rosacruz. Un compañero de trabajo se acercó a ella y le preguntó:
"¿Qué estás leyendo?"
Nuestra Sóror, una persona intuitiva y prudente, deseando dar una respuesta estimulante
fijó sus ojos en el hombre que estaba frente a ella y de inmediato sintió cierto sentimiento
de aversión. A fin de alejarlo, contestó simplemente: "Algo relacionado con la autosuperación". Su compañero de labores sonrió irónicamente y dijo: "Dame un millón de
dólares y entonces estaré auto-superado".
Su respuesta tan vulgar fue un vivo testimonio del credo de su vida, acorde a su desarrollo
interno. Algunos meses más tarde, las autoridades federales lo procesaron por recibir
sobornos relacionados con el cargo que ocupaba.
Cuando emprendemos una revisión a gran escala de nuestra vida, nos es posible ir tan lejos
como para contemplar nuestra siguiente encarnación. Pero lo mejor es empezar en pequeña
escala e ir ascendiendo. Trate usted de mirar hacia adelante, digamos, hacia una década a
partir de ahora. ¿Qué se ve haciendo entonces? ¿Ha elevado su personalidad a un nivel
mejor y más elevado? ¿Es usted una persona más tranquila, más saludable y decente, una
persona a quien todos desean tener cerca? ¿Ha descartado los ideales vulgares y de mal
gusto, sustituyéndolos por cosas más nobles y bellas de la vida?
Es importante estar conscientes del rumbo que toman los tiempos, a fin de prepararnos
para obtener un empleo mejor en el futuro. Sin embargo, es aún más importante buscar la
realización personal, adaptarnos a la sociedad de acuerdo con nuestra propia personalidad.
Después de todo, cada uno es un ser único, y cada uno de nosotros tiene su propio Maestro
Interno que le guía y le inspira en la vida. Por ejemplo, no todos pueden (ni deben) descollar
en el campo de la electrónica. Tampoco todos deben intentar ser cantantes de ópera.
De aquí a diez años...
Al mirar hacia adelante, hacia los próximos diez años, personas diferentes tienen diferentes
esperanzas e ilusiones, dependiendo de la edad y de otra serie de factores diversos. Las
personas de edad avanzada tal vez se vean jubiladas de aquí a diez años. Entonces deberá
pensar, ¿qué hace uno todo el día cuando está jubilado? Una persona joven quizás deseará
convertirse en un profesional consumado, ocupado en una tarea fructífera y satisfactoria.
¿Cómo puede uno empezar a avanzar para llegar desde aquí hasta allá? Ahora es el
momento de formular esa pregunta, no de aquí a diez años.
Por un minuto veamos la vida desde un ángulo un tanto diferente: lo que hacíamos diez
años atrás.
¿Qué hacía usted en la vida? Quizás será mejor preguntarle: ¿Por qué hacia aquello? La
gente, los objetos o las condiciones que buscaba con afán en aquel entonces, ¿contribuyeron
a que ahora disfrute de mejores condiciones? ¿Qué hubiera sido mejor? ¿Qué fue lo que hizo
bien? ¿En qué se equivocó?
No es nuestra intención que, al reflexionar en el pasado, sienta demasiado remordimiento
ni que se lamente con amargura. Después de todo, la vida nos depara suficientes
sufrimientos sin que tengamos que crearnos arbitrariamente más. Es saludable arrepentirse
por las oportunidades que dejamos perder, etc., pero abogamos también por que mentalmente salga del presente y planifique el futuro. Es conveniente aprender del pasado, pero
decididamente es nocivo seguir viviendo en él constantemente.
De manera que, al reflexionar en el pasado, concentrémonos sólo en los aspectos positivos e
instructivos de nuestros actos y actitudes pasados.
Pero, ¿qué podemos decir acerca del presente? ¿Podemos abrigar ahora esperanzas de un
futuro mejor? ¿Podemos soñar en que llegarán para nosotros días gloriosos? ¿Debemos
sentarnos y desear una vida mejor? Aunque es preferible conservar brillando el sol en
nuestra vida en vez de anticipar ansiosamente la fatalidad y al desastre, es aún más
constructivo planificar en forma consciente y real el futuro.
El pasado está en la memoria y el futuro en la imaginación, pero el presente es todo lo que
podemos experimentar en realidad. Vivimos en el ahora. A cada instante el futuro se
convierte en el ahora y al siguiente instante forma ya parte del pasado, como un arroyo que
se precipita por la ladera de una montaña.
Un proyecto para el futuro
En resumen, el pasado es siempre un recuerdo. Deberíamos hacer a un lado los
remordimientos y utilizar lo que hemos aprendido para ayudarnos en nuestra vida diaria.
El presente nos es muy útil no tanto para soñar vanamente, sino para trazar un proyecto
para el futuro.
Tal como dijéramos antes, cuando miramos hacia el futuro usamos nuestra facultad mental
llamada imaginación. Es mejor todavía utilizar la técnica Rosacruz de recurrir a las energías
cósmicas y, en forma mental, trazar con precisión una meta específica que deseamos
alcanzar. Una vez hecho eso, debemos liberar de la mente esa meta ideal. Después debemos
ir alcanzando paso a paso nuestra meta con la ayuda y guía cósmica. Esta técnica es
conocida como visualización.
Utilizando la técnica de la visualización, los Rosacruces no sólo ponen en orden sus
pensamientos y los organizan en un todo coherente y unido, sino que someten ese plan, ese
cuadro terminado al juicio y a la sabiduría más elevada de la Mente Cósmica que reside en
nuestro interior.
Es conveniente que calcule, planifique y visualice un futuro mejor y, manteniéndose
diariamente en contacto con el Cósmico, logrará que su vida entera sea un viaje maravilloso.
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