¿Está usted buscando a Dios? Por Chris R. Warnken, F.R.C. Revista El Rosacruz A.M.O.R.C. Dicen que Dios está muerto. Los ateos dicen que no hay Dios. La historia relata que desde que el hombre tuvo por primera vez la habilidad de comunicarse, siempre evidenció su firme creencia en algún poder, natural o sobrenatural, al que designó su Dios o dioses. Todas las grandes civilizaciones han gastado tremenda energía en erigir templos en honor a sus dioses. Por siglos, los eruditos religiosos o filosóficos se han dedicado a probar la existencia de Dios, no para ellos, sino para beneficio de los demás. Cuatro argumentos clásicos indican la existencia de Dios por referencia. Tal evidencia, desgraciadamente, no es aceptable para todos los que dudan. El argumento ontológico dado a luz por primera vez por San Anselmo, pasó por muchas modificaciones después de que lo estableciera. Dijo: “Hay, entonces, tan verdaderamente, un ser del que no se puede concebir que exista nada más grande, el que ni siquiera se puede concebir que no exista, y este ser eres Tú, ¡Oh, Señor, Nuestro Dios!" Simplemente, si puede concebirse la noción de la perfección entonces debe existir. El argumento cosmológico de Aristóteles y Santo Tomás de Aquino, depende verdaderamente de la ley de la dualidad. "Ahora bien; cualquier cosa que está en movimiento es puesta en movimiento por otro". "Entonces, sacar la causa es sacar el efecto". "Por lo tanto, no podemos sino postular la existencia de algún ser teniendo de sí su propia necesidad y no recibiéndola de otro, sino más bien causando en otros sus necesidades". "Debe haber, también, algo que es a todos los seres la causa de su ser, la bondad y toda otra perfección; y a esto llamamos Dios". “Algún ser inteligente existe, por el que todas las cosas naturales son dirigidas hacia su fin, y a ese ser llamamos Dios”. El argumento teológico, el más familiar, está basado en el impacto del orden, ley, belleza y adaptación del universo como lo observado por el hombre finito. Se sostiene que tal sistema y orden tienen que resultar de diseño. El diseño es creado; no es ni espontáneo ni caótico. El argumento moral encabezado por Kant indica que la experiencia moral implica una creencia en Dios como ley moral del universo. Mantiene, además, que Dios y la inmortalidad no son asuntos de conocimiento sino que seguridades morales o asuntos de fe. Cuando ellos dicen "Dios está muerto", lo que en realidad significa es que ese antropomorfismo, el Dios de la ortodoxia, está muerto. Está en realidad muerto porque el hombre está buscando a Dios. Está buscando y trabajando hacia la perfección que es Dios. Reconoce esa perfección en las matemáticas y en otras ciencias naturales. El ve a Dios en la ley del copo de nieve hexagonal, el perfecto espiral de la concha con cámaras del nautilus. Cuando percibe el efecto del orden cósmico a todo su alrededor, el que él no puede explicar, ve entonces la causa primaria como principio motor, ¡y reconoce a Dios! En donde observa la belleza, simetría y adaptación de la naturaleza y reconoce el diseño maestro, ¡él ve a Dios! Cuando encuentra las debilidades y desilusiones del comportamiento humano y se de cuenta del comportamiento ideal y perfecto que podría ser, ¡es sabedor de Dios! Durante esos momentos en que está inspirado internamente a practicar la bondad y a luchar por lo correcto, ¡está escuchan do a Dios! Que no preocupe si es difícil adherirse a la sentencia de que debemos "temerle a Dios". Un Dios sinónimo de amor, bondad y perfección, no necesita ser temido. Ese Dios jamás podría ser celoso o vengativo. Ni es Dios un cristiano; Elohim no es judío ni Allah es mahometano. En su inocencia, pero con egotismo el hombre ha "creado" a su Dios personal a su propia imagen, con muchas de sus propias debilidades humanas. Dios, por cualquier nombre, es el solo origen de todo el universo, más grande que el más sagrado concepto antropomórfico. ¿Está usted buscando a Dios? Mire a su alrededor y escuche atentamente. Mire en un espejo y escuche la voz de la consciencia interna. Considere el siguiente extracto del Manual Rosacruz: “En antiguos rituales encontramos esto como una parte de la promesa Rosacruz: 'El Hombre es Dios e Hijo de Dios, ¡y no hay ningún otro Dios excepto el Hombre!' Pero esto tiene un significado místico y no debe tomarse literalmente. Repetimos la famosa declaración de Max Müller: 'Nunca hubo un Dios falso, ni hubo alguna vez una falsa religión, ¡a no ser que uno llame a un niño falso hombre!' Cuando el llamado infiel le reza a, o adora un ídolo, no está adorando a un Dios falso, sino más bien a una interpretación falsa del único verdadero Dios viviente, el Dios que está tratando de idealizar, tratando de interpretar, el Dios de su corazón". Los Rosacruces no son gente sin dios; no son infieles. No temen a Dios; más bien lo aman. Ellos aman la bondad y perfección que es Dios. No carecen de fe; tienen conocimiento. Cuando un Rosacruz se refiere al Dios de su Corazón, habla del grado de la totalidad del prístino amor y perfección que ha llegado a conocer a través de su propio desarrollo personal. ¡El ha encontrado a Dios!