El interés propio - SelectedWorks

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From the SelectedWorks of Guillermo Arosemena
September 21, 2008
El interés propio
Guillermo Arosemena
Available at: http://works.bepress.com/guillermo_arosemena/194/
El Interés propio
Guillermo Arosemena Arosemena
Cuando Adam Smith escribió en 1776 sobre el rol del interés propio en el
desarrollo de la economía, creación de riqueza y mejoramiento del nivel de vida
de la gente, no estaba inventando nada nuevo. Como observador que era del
comportamiento humano y estudioso de la historia, reconoció que desde la
invención de las herramientas de piedra, más de 700,000 años atrás y de la
rueda más de 5,000, hasta su época, el mundo había progresado por el interés
propio del ser humano; no sólo beneficioso para el inventor o emprendedor, sino
para toda la humanidad. De ahí su célebre frase: “No es por la benevolencia del
carnicero, del cervecero y del panadero que podemos contar con nuestra cena,
sino por su propio interés."
Esa actitud ha sido y sigue siendo la base del sistema económico de libre
mercado. Bell inventó el teléfono y Edison la energía eléctrica, ambas por interés
propio, pero al hacerlo, beneficiaron al mundo. Lo mismo se puede decir de
todos los inventos de bienes y servicios. El interés propio no es perfecto, tiene
debilidades; éstas frecuentemente son tan grandes que ocasionan desequilibrios
económicos, los cuales requieren corrección, el mismo mercado se encarga de
tomar medidas punitivas contra los excesos. Corregidos éstos, el mercado se
fortalece y el interés propio retoma el camino correcto hasta tener lugar un
nuevo período de depuración.
La reflexión hecha tiene que ver con las crisis económicas-financieras que se
dan periódicamente en Estados Unidos, como la que se está viviendo. Ésta ha
tenido lugar porque el interés propio se excedió y convirtió en codicia, queriendo
acumular riqueza desmedidamente, sin mirar las consecuencias. El origen de la
crisis tiene lugar en instrumentos financieros creados para fortalecer el mercado
de capitales; ellos no estaban normados, porque la innovación va más rápido
que las leyes. Esos instrumentos financieros estimularon al sistema bancario a
adquirir enormes riesgos; los montos no se reflejan en los estados financieros.
Adicionalmente, las tasas de interés se mantuvieron muy bajas provocando a las
personas a comprar bienes raíces; por la excesiva demanda de estos, tuvo lugar
la especulación llevando los precios a niveles demenciales. Como si fuera poco,
el enorme flujo de transferencia de dinero de los países productores de petróleo
a Estados Unidos, fue inyectado en gran parte a los sectores especulativos.
Como todo lo que sube, algún momento tiene que bajar, la corrección ha
comenzado.
La especulación, falta de control, incremento en el costo de vida y disminución
del consumo crearon las condiciones para “la tormenta perfecta¨, como dicen los
estadounidenses, afectando duramente la economía estadounidense e
indirectamente la mundial; la magnitud todavía no se conoce. Lo que sí se sabe
es que toda crisis tiene fin y esta crisis no ha sido la primera ni será la última.
También se conoce que los niveles de descenso económico siempre son
inferiores a los de las crisis anteriores. Finalmente es un hecho que el nuevo
nivel de prosperidad será superior al anterior. Todas estas afirmaciones se
fundamentan en más de cuatro décadas de haber seguido la economía
estadounidense y mundial. He visto dramáticos desplomes e impresionantes
bonanzas bursátiles. He visto acciones como la del Citigroup, caer de 50 a 8
dólares, para luego repuntar a más de 100. En cada crisis estadounidense, los
detractores del capitalismo salen del armario con vaticinios que nunca ocurren.
Es la libertad económica, la libertad para innovar y crear lo que hace que el
interés propio tenga más virtudes que defectos y que el mundo progrese. En
Ecuador, nos encaminamos a una economía de libertades restringidas donde el
Estado nos dirá que debemos y no podemos hacer. Nos encaminamos a vivir en
un país donde la mayoría de los ciudadanos no tendrán iniciativa propia ni
aspiraciones, el Estado benefactor les resolverá todos los problemas. Con
masas humanas sin ambiciones, ni deseos de superación, tendremos en
Ecuador subdesarrollo para muchos años.
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