No venimos a ver, sino a hacer... (...algo sobre el curso de entrenamiento misionero durante la Semana Santa de 2004.) Para comenzar, tengo que decirte la verdad sobre ese curso desde mi punto de vista. Y en la siguiente frase tienes casi todo lo que quiero expresar: En esta semana santa, estuvimos en el plan de Dios, ni más, ni menos. En realidad, como soy extranjera, me ocurre que no entiendo todos los detalles, ni veo el panorama total, y por eso razón puedo al menos decirte eso. Al final, para nuestra gran sorpresa vino un grupo bastante numeroso desde el Cono Sur: Ocho chilenas, tres uruguayos y tres argentinos – estuvieron juntos por primera vez, a parte de una mexicana y una noruega. Estuvimos en el interior de Córdoba, la región argentina que por mucho tiempo fue llamada ‘El corazón del país’. El lugar, hermoso en todos los sentidos, tenía suficiente espacio para todas las actividades que realizamos; y tenía además un jardín espectacular en donde aprendimos, entre otras cosas, como colaborar dentro un equipo. Las edades de los participantes eran entre 17 y 35 años, la mayoría de los cuales nunca habian estado en un campamento así antes. Ese hecho no significó que estuvieran pasivos, al contrario, me parece que han mostrando una participación increíble con todos sus sentidos y con todas sus fuerzas. Creo que algunos de ellos tambíen han descubierto sus dones y, poco a poco han probado entrar a la escena con ellos. Mas que nada, este curso tan intensivo para los involucrados (inclusive para los líderes) fue realizado para desafiar a los participantes a tal punto que al final del curso, ellos entendieron por si mismos de lo que se necesita para ser un misionero, o más especificamente, lo que normalmente pasa previamente con aquellos que quieren salir al campo. Entonces, nuestro programa semanal tuvo varios temas sobre exactamente esa preparación y cómo vivir con mas tranquilidad en una etapa confusa para mucha gente. Cuando llegaron el primer día, Samuel, para informarles bien y en una forma que fue tan realista, comenzó la introducción con ‘Tú escudo personal’, es decir, lo que es tu vida (intereses, gustos, etc.) ahora mismo. Después, una noche de información sobre distintos lugares en el mundo hoy, juegos, y oración, era tiempo para dormir – o por lo menos para algunos. El siguiente día se nos enseñó a cerca del ‘Perfil misionero’, que hablaba de las actitudes, talentos y conocimientos de un misionero. Tuvimos luego la alegría de iniciar una serie de cuatro seciones con la maestra Karin Rodríguez (con OM Chile desde 2003), quien habló de nuestra ‘Identidad emocional’. El material fue dado anteriormente por Don Hamman. Especialmente nos gustaron mucho sus ejemplos tan reales, y la historia del su ‘Caballero de la armadura oxiada’.‘El triángulo’ fue una buena experiencia para cada uno de nosotros, en donde realmente empezamos colaborar – o no. “Para colaborar necesitamos unos directores, administradores y trabajadores”, instruyo Samuel y, si esto suena facilísimo para ti, te invito a nuestro próximo curso... Un almuerzo después, nos juntamos nuevamente, pero esta vez en los ‘grupos K’ (‘Koinonia’), en donde el objetivo era compartir cosas más personales el uno con el otro. Después de cinco días en el mismo grupo, nos conocimos mejor y varias amistades sólidas se crearon gracias a estos momentos. Luego, una merienda (o ‘tomar la once’, como dicen los vecinos) y listos para comenzar una serie de cuatro días realizado por Edgardo y Tania. La idea durante esas clases fue que mostrarles como funciona la comunicación entre el misionero y los demás ivolucrados. Más específicamente, ellos aprendieron en primer lugar la importancia de comunicarse, cómo contar historias cortas y reales sobre su vida y poner en práctica cómo escribir su propia carpeta (presentación del proyecto), carta de oración e informes de los campos. Otro recreo, y otra clase en la tarde, la última por ese día: ¿Cómo ocurre el choque cultural? Cada uno de los devocionales diarios tenía un enfoque sobre las misiones. Edgardo y Samuel han dado un montón de ejemplos de sus experiencias a bordo el barco ‘Logos II’, campos misioneros bastante exóticos y además ejemplos históricos del mundo en donde vivimos, siempre con un nexo bíblico. En las evaluaciones que recibimos, la mayoría contó que les gustó ‘El llamado misionero’, realizado por primera vez en este curso. En esta sesión, Samuel usó el tema del curso ‘Envíame a mí’, basado en el libro de Isaías y que en realidad explica su llamado. Como Pablo en el nuevo testamento, somos llamados para compartir el evangelio, las buenas noticias con el mundo. Dijo también que las generaciones anteriores que enviaron a gente como Hudson Taylor y William Carey, no tenian casi nada que ver con nuestro mundo hoy en 2004. Normalmente, los cristianos a hora no recivimos llamados así. En cambio de “¡Dame Argentina, o me muero!”, las formas postmodernas mas comunes son a través nuestro profesión o dones o, ¿Quizás como una respuesta a Dios precisamente en donde estamos, sin salir de tal lugar o país? ¿Cómo levantar el sustento? Era otra sesión útil que les gustó mucho y, junto con los de ‘Mi equipo de apoyo’, fueron muy concretas y realistas, para abrir más los ojos a los que esperan ser misioneros en el futuro. ‘Evangelismo y cultura’ trató de mostrar mi forma de mirar al resto de mis hermanos, no solamente afuera de mi país, sino frente a mis mismos paisanos. Nos juzgamos duramente entre nosotros, con La Biblia en la mano. Las cuestiones fueron tomadas de unos debates bíblicos del día, y crearon bastante discusión en el grupo, también, exactamente como dentro de las iglesias hoy. Por ejemplo ¿Cuándo dice Jesús que como El mismo lavaba los pies de sus discípulos, nosotros debemos lavar los pies de quien son nuestros hermanos? ¿Por qué sí o por que no? Entre tantos, algunas de esas preguntas nos forzaron de pensar más profundamente como nunca antes. Las investigaciones de la Biblia nos dejaron solamente todavía más confusos y, todo eso para decir que la vida muchas veces es mas complicada, más compleja de lo que nos imaginamos. (Menos mal.) ‘Trabajar en equipo’ el último día entero, nos hizo ver muy claro en forma practica que es dificilísimo comunicar y colaborar en la vida real. Y necesitamos ser realistas. Con instrucciones sencillas, pero desafiantes, estuvimos ocupados por varias horas. Querido lector, si crees que es simple crear nudos juntos con personas que hablan el mismo idioma que tú, te animo que vengas con un equipo de OM la próxima vez. El espacio entre nosotros es más que lo que descubrimos durante la primera vista y contiene oportunidades de tener malos entendidos sobre cualquier cosa y de cada situación. Preguntales a quienes estuvieron en el jardín para resolver los desafíos tal día, si fue complicado o no. (Las fotos explican mas que les palabras ¿no crees?) Las distintas maneras de hacer las cosas entre los países en el Cono Sur, creanlo, son a veces mas confusión que claridad durante el curso. (¿Sí o no, uruguayos?) Bueno, luego llegó la pareja norteamericana que está en este momento realizando su ministerio en Santiago de Chile y, sucedó otro choque cultural en muchos sentidos. Hal y Sandy Henson dedicaron su tiempo primeramente para enseñarnos los pasos básicos con respecto a la ‘Comunicación trans-cultural’. Ella como maestra universitaria, él como ingeniero, tenían suficientes recursos para una semana entera. Con gratitud: ¡Esperamos escuchar mucho mas de su lado durante los años que vienen! En la primera sesión de Hal habló sobre ‘Como mostrar aprecio’. “Las culturas ‘individualistas’ tienen unas maneras de sobrevivir las cuales son totalmente distintoa de las culturas ‘colectivistas’”, dice Sandy, y tiene razón. Creo que cada uno de nosotros, los que participamos en el curso en Córdoba la semana santa del 2004, estamos de acuerdo con ella. Por lo menos yo. Entre todas las cosas inseguras, una cosa es segura – esto es un otro mundo...