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¡CUIDADO CON LOS ASESINOS!
"…mas el justo por su fe vivirá". Habacuc 2:4.
Por Yoan García del Toro
Parafraseando al profeta me atrevería a decir: “mas el misionero por su fe vivirá”.
Creo que son necesarias muchas cosas en el ministerio: casa, para comenzar; sostén para el obrero;
recursos, para el buen funcionamiento de la obra en el lugar y, en fin, tantas cosas que es difícil que
lleguemos a tenerlas todas. Sin embargo, las carencias, por grandes que llegaran a ser, serán soportadas
mientras no flaquee la fe del obrero que realice la obra, porque lo único que no le puede faltar al misionero
es fe. Aclaro que no estoy hablando de súper fe, sino de la fe entendida como la capacidad de creer que
quién nos llamó es en todo suficiente para ayudarnos, sostenernos y bendecirnos; la seguridad de que
él nos cumplirá lo que prometió sin importar la dura realidad que estemos viviendo. Veamos a los dos
grandes asesinos de la fe.
Asesino # 1. No encajar en el medio que nos rodea
Estamos en peligro cuando estamos lejos de los seres queridos, cuando todo nos parece extraño: el idioma,
las costumbres, etc. En el libro de los Hechos, vemos como el apóstol Pablo, en una situación así (Hechos
17:16-22), aprovechó el altar "AL DIOS NO CONOCIDO" para predicarle a atenienses, estoicos y
epicúreos; él usó las características de la comunidad a favor de la obra. Alguien dijo: "Cuando el temor
toque a tu puerta, deja que sea la fe la que abra". ¡Aprendamos de este pensamiento!
Asesino # 2. La duda
Este es un homicida silencioso que ejecuta poco a poco su tarea. Se presenta de manera sutil y hasta
vestido de cristiano. La palabra “duda” en griego es aporeo que significa literalmente estar sin camino,
estar en apuros, sin saber qué hacer. Así como lo dice su significado, ésta deja a más de uno, sin caminos
para transitar en el ministerio. La duda es como un francotirador matando misioneros, el que flaquea cae.
En el libro de Mateo capítulo 14 del verso veintidós al treinta, observamos a Pedro bajando de la barca y
caminando sobre las aguas al encuentro de nuestro Señor; y caminó, sólo comenzó a hundirse cuando
empezó a dudar. Al igual que Pedro muchos de nosotros nos hundimos en nuestros ministerios cuando
empezamos a dudar. Decimos “Dios, si tú vas conmigo yo voy” y cuando en el campo misionero y
empiezan a ponerse las cosas feas le decimos “¿Por qué no has venido, Señor?” ignorando que dice la
Palabra que él estará con nosotros TODOS los días hasta el fin del mundo (Mateo 28:20). Alguien dijo:
"La duda ve obstáculos donde la fe ve el camino”.
Si hablásemos de los grandes hombres de Dios en la Biblia, hay una característica común a todos ellos y
esta es la fe —en el capítulo once de Hebreos podemos encontrarlos—, y por ella, Dios nunca los
abandonó sino que nos lo dejó de ejemplo, para cada vez que la duda pretenda imponerse los visitemos y
sigamos adelante.
Este escrito es una contribución del grupo de autores evangélicos cubanos denominado “Pluma Evangélica”. Tiene su sede
en Jatibonico, Sancti Spíritus, Cuba.
Usado con permiso
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