PRESENTACIÓN El año 2005, desde el punto de vista autonómico, ha tenido una trayectoria compleja y densa. Destaca la llegada a las Cortes Generales de las propuestas de reforma de los Estatutos del País Vasco, la Comunidad Valenciana y Cataluña, así como la preparación generalizada de reformas de los Estatutos de otras Comunidades Autónomas, que seguramente irán a las Cortes el año próximo. Las elecciones en el País Vasco y Galicia tuvieron también, si bien por razones distintas, un gran significado. Por último, hay que mencionar la celebración de una nueva Conferencia de Presidentes y, muy especialmente, la puesta en marcha de la fase ascendente de participación de las CCAA en la Unión Europea, novedad esta última muy positiva y que contrasta con el parón experimentado por la Constitución de la Unión Europea. Las reformas estatutarias que han llegado a las Cortes Generales han tenido un tratamiento muy diverso. La propuesta de reforma vasca no fue aceptada por el Congreso en el debate inicial, pero la defensa realizada por el Presidente Ibarretxe permitió un diálogo positivo con el Presidente del Gobierno y con los portavoces de los grupos parlamentarios del Congreso. La proposición de reforma del Estatuto de la Comunidad Valenciana incorporaba algunos puntos novedosos, pero se movía dentro de parámetros clásicos y sobre todo contaba con el acuerdo del Partido Popular y del partido socialista, de manera que superó fácilmente el primer debate del Congreso y al acabar el año se encontraba en una fase muy avanzada de cara a su aprobación, que nadie pone en duda. La reforma del Estatuto catalán ha generado en cambio una gran polémica, a partir del texto aprobado por el Parlamento de Cataluña a finales de septiembre, por la novedad del sistema de distribución de competencias, por la radicalidad ideológica (término nación, derechos históricos, etc.), por la reserva de algunos asuntos importantes para todas las CCAA a las relaciones bilaterales con el gobierno central y, en particular, por las propuestas iniciales de financiación. La oposición radical del Partido Popular ha pasado del Parlamento a la calle y más allá de las diferencias políticas naturales algunas posiciones han llegado a tensar excesivamente el recelo entre CCAA. Al acabar el año se apuntan algunas vías que pueden reconducir la situación, aunque será más difícil borrar los sentimientos de desconfianza que la polémica ha generado. El año 2005 aporta también novedades positivas. En este sentido debe destacarse que ha tenido lugar la aplicación de los Acuerdos realizados entre el Gobierno y todas las CCAA para la participación de estas en la fase ascendente de la política comunitaria y, en concreto, para la participación de representantes autonómicos en los Consejos de Ministros, dentro de la delegación española, con lo que se ha dado satisfacción a una de las principales reivindicaciones de las CCAA desde hace más de 10 años (el primer acuerdo, modesto, pero importante, se remonta a 1994). Dentro de este año cargado de novedades para la configuración de la organización territorial del Estado, la actividad de las Comunidades Autónomas se ha desarrollado con normalidad. En el País Vasco las elecciones que se celebraron después del rechazo del Congreso de los Diputados a la propuesta de reforma estatutaria, tuvieron un resultado que mantiene una situación parecida de las fuerzas políticas. En Galicia, las elecciones propiciaron un cambio de partido en el gobierno, tras muchos años de presidencia de Fraga Iribarne, gracias al acuerdo PSOE-BNG. El repaso de la legislación de las Comunidades Autónomas permite examinar, junto a muchas iniciativas interesantes (que pueden resultar ejemplificadoras para las demás), algunas constantes comunes, unas positivas y otras polémicas. Entre estas últimas, seguramente las más delicadas afectan al urbanismo y a los trasvases hidrológicos. Durante el año, tanto la celebración de la Conferencia de Presidentes como el Debate sobre el Estado autonómico han vuelto a ofrecer vías de diálogo, aunque seguramente cabría mejorar las técnicas de su articulación. Ciertamente 2005 ha sido un año complejo, denso y polémico para el sistema autonómico. Pero se cierra con la esperanza de que el próximo pueda recoger los beneficios de las discusiones del presente.