La Justicia Laboral rechazó la acción resarcitoria que interpuso un trabajador alimentario que se colocó en situación de despido indirecto tras ser suspendido. La Cámara sostuvo que se había probado la falta que mereció la sanción y destacó que “las suspensiones menores a treinta días no dan derecho al trabajador a disolver el contrato”. La Cámara Nacional del Trabajo, integrada por los magistrados Enrique Brandolino y Daniel Stortini, confirmó la sentencia de grado que rechazó la demanda resarcitoria por distracto que interpuso un trabajador de una empresa alimentaria. El dependiente había sido suspendido por hurtar mercadería y, ante dicha sanción, se había colocado en situación de despido indirecto. De modo puntual, la Sala X del Tribunal Laboral afirmó que era “reiterado y pacífico el criterio jurisprudencial en orden a que las suspensiones menores a treinta días no dan derecho al trabajador a disolver el contrato, porque se entiende usualmente que, pudiendo reclamar los salarios correspondientes, el contrato puede mantenerse”. En el caso, un trabajador de una empresa alimentaria fue sancionado con una suspensión inferior a treinta días por haber sido descubierto hurtando mercaderías de propiedad de su empleadora. Entonces, ante la aplicación de la penalidad, el dependiente se colocó en situación de despido indirecto e interpuso un reclamo indemnizatorio ante la Justicia. La jueza de grado rechazó la demanda iniciada por el trabajador en contra de su empleadora, pues consideró que se probó la causal invocada por la empresa para suspender al dependiente. Entonces, el actor interpuso un recurso de apelación contra este pronunciamiento judicial. En primer lugar, el Tribunal de Apelaciones afirmó que el recurso de apelación no prosperaría porque, entre otras razones, la suspensión –menor a treinta días- no da lugar a colocarse en situación de despido indirecto. “No puede invocarse, a partir de una medida de esa índole, una injuria de tal gravedad que no consienta la prosecución de la relación”, precisaron los magistrados. Luego, la Cámara del Trabajo destacó que “la existencia del hecho que dio lugar a la sanción está demostrada con las declaraciones de los testigos” que “se muestran categóricas, amplias, con razón de sus dichos y concordante”, pues los deponentes “presenciaron de manera directa el hecho sancionado”. “Si bien es cierto el hecho de que fueron los testigos quienes acusaron al actor del hecho que se le imputó y por el que se lo suspendió, también resulta palmario el hecho de que ninguno de los testigos trabaja en la actualidad para la accionada”, puntualizó la Justicia Laboral de Alzada. Acto seguido, con relación a la supuesta ilegalidad del procedimiento sancionatorio, en el que se habría privado al actor de la posibilidad de defenderse, el Tribunal sostuvo que no se trataba de un argumento relevante porque fue el demandante “y no la demandada quien dispuso la extinción del contrato de trabajo”. Por lo tanto, la Cámara del Trabajo confirmó integralmente la sentencia de primera instancia y rechazó el recurso de apelación interpuesto por el trabajador cuya demanda por despido había sido rechazada. SENT.DEF.Nº 19191 EXPTE.Nº 45.628/09 (28297) JUZGADO Nº 63 SALA X AUTOS: “V.R. C/ COMPAÑÍA ALIMENTARIA NACIONAL S.A S/ DESPIDO”. Buenos Aires,17/11/2011 El Dr. ENRIQUE R. BRANDOLINO, dijo: I- La Sra. Juez a quo rechazó la demanda iniciada por V.R. contra Compañía Alimentaria Nacional S.A al considerar probado que la causal invocada por la demandada para suspender al actor, y por la cual el mismo se consideró despedido, fue justificada. Para ello tuvo en cuenta, fundamentalmente, las declaraciones testimoniales que, según la sentenciante, dieron cuenta que V., en su horario de trabajo, sustrajo mercaderías propiedad de la demandada, hecho este último, que desencadenó, en un primer momento, en la suspensión y, en siguiente término, en el despido indirecto bajo el cual se consideró incurso el demandante. Contra dicho pronunciamiento apela el actor y expresa agravios a fs. 135/138 -mereciendo réplica de la contraria a fs. 140/142-. En definitiva la quejosa afirma que la apreciación de la a quo sobre las pruebas testimoniales resulta insuficiente a los efectos de fundamentar y sustanciar la sentencia atacada. Manifiesta que ambos testigos – quienes prestan declaración a petición de la demandada- además de ser compañeros de trabajo del quejoso fueron quienes imputaron el hecho desencadenante de la suspensión al actor y conjuntamente le aplicaron la sanción, por lo que sus ponencias debieran haber sido analizadas con cierto grado de rigor y estrictez critica, máxime cuando estas declaraciones fueron impugnadas por la parte actora. En los mismos lineamientos, el actor se agravia respecto de la legalidad del proceso que desencadenó en la suspensión antes mencionada, sostiene que no se le inició sumario administrativo alguno y que esto le imposibilitó ejercer su legítimo ejercicio de derecho de defensa. Por último, apela tanto la imposición de costas como la regulación de honorarios efectuada en grado por considerar a los mismos exiguos. Por su parte la demandada también apela la regulación de honorarios. II- En mi opinión, la sentencia de primera instancia debe confirmarse en su totalidad. Me explico. En primer lugar, cabe señalar que es reiterado y pacífico el criterio jurisprudencial en orden a que las suspensiones menores a treinta días no dan derecho al trabajador a disolver el contrato, porque se entiende usualmente que, pudiendo reclamar los salarios correspondientes, el contrato puede mantenerse (conf. art. 10 L.C.T. to). Es decir, no puede invocarse, a partir de una medida de esa índole, una injuria de tal gravedad que no consienta la prosecución de la relación. Dicho esto, cabe agregar además que la existencia del hecho que dio lugar a la sanción está demostrado con las declaraciones de los testigos Nidegger Baez (fs. 99/101) y Bianco (fs. 103/106). Las mismas se muestran categóricas, amplias, con razón de sus dichos y concordantes; además de que presenciaron de manera directa el hecho sancionado. No puede desecharse dogmáticamente el contenido de las declaraciones testimoniales sin que medie una crítica fundada sobre su valor probatorio; y, si bien es cierto el hecho de que fueron los testigos quienes acusaron al actor del hecho que se le imputó y suspendió, también resulta palmario el hecho de que ninguno de los testigos trabaja en la actualidad para la accionada, por lo que si alguna duda quedaría sobre sus ponencias, siendo los declarantes ex empleados de la demandada esta duda queda disipada teniendo en cuenta que no tendrían ninguna obligación actual para con la patronal. En nada afecta esto el hecho de que el actor hubiera impugnado oportunamente estas declaraciones ya que el fundamento de estas objeciones básicamente refiere a los hechos tratados en esta sentencia. Respecto al segmento de la queja que versa respecto de la ilegalidad del proceso sancionatorio que desencadenó en la suspensión de V., por no haber tenido la posibilidad este último de defenderse legalmente, en nada obsta a lo dicho, porque fue él y no la demandada quien dispuso la extinción del contrato de trabajo. Esto, mas allá de la carencia de temporaneidad de tal decisión porque intimó el pago del remanente de los haberes (producto de la suspensión), ocurrido en julio, en el mes de septiembre. En definitiva, por los fundamentos mencionados cabe confirmar lo dispuesto en la sede de grado. III- En lo que hace a los honorarios de los profesionales intervinientes, estos se ajustan a las pautas arancelarias vigentes y resultan equitativos por lo que propicio también su confirmación (arts. 38 LO t.o dec. 106/98) En atención al resultado del pleito, propongo que las costas de ambas instancias se impongan a la actora vencida (art 68 C.P.C.C.N), regulándose los honorarios de los letrados intervinientes en el 25 % de los fijados por sus actuaciones en origen (art. 14 ley arancelaria). Por todo lo expuesto, de compartir mi voto, correspondería: 1) Confirmar la sentencia de la anterior instancia en todo cuanto ha sido materia de recursos y agravios. 2) Imponer las costas de Alzada a la actora vencida (Conf. Art. 68 CPCCN); 3) Regular los honorarios de los firmantes de fs. 135/138 y fs. 140/142, por sus trabajos en la Alzada el 25% de lo que en definitiva les corresponda percibir por su actuación en la anterior instancia. El Dr. DANIEL E. STORTINI, dijo: Por compartir los fundamentos del voto precedente, adhiero al mismo. El Dr. GREGORIO CORACH, no vota (Art. 125 L.O) Por lo que resulta del acuerdo que antecede, el Tribunal RESUELVE: 1) Confirmar la sentencia de la anterior instancia en todo cuanto ha sido materia de recursos y agravios. 2) Imponer las costas de Alzada a la demandada vencida (Conf. Art. 68 CPCCN); 3) Regular los honorarios de los firmantes de fs. 135/138 y fs. 140/142 por sus trabajos en la Alzada el 25% de lo que en definitiva les corresponda percibir por su actuación en la anterior instancia. Cópiese, regístrese, notifíquese y, oportunamente, devuélvase. ANTE MI: RGL