Os adjunto dos sentencias de reciente publicación, de las cuáles se puede deducir una serie de indicios para poder acreditar la naturaleza laboral o mercantil de las relaciones de los odontólogos con las clínicas. Concretamente, se trata de la Sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León, Valladolid (Sala de lo Social, Sección1ª) sentencia núm. 1226-2012, de 20 junio, y su posterior recurso en casación resuelto por el Tribunal Supremo (Sala de lo Social, Sección1ª) en sentencia de 13 noviembre 2013. Partiendo de los hechos probados y fundamentos de derecho de la Sentencia del Tribunal Superior de Justicia, la cual declaró la existencia de relaciones mercantiles entre la clínica y los odontólogos, podríamos indicar, de forma esquemática, lo siguiente: 1.- Existen indicios de laboralidad si: (i) los odontólogos desempeñasen sus tareas profesionales durante el horario de apertura al público de la clínica, si bien con distintas jornadas; (ii) los pacientes abonaran el importe la factura por la atención médica prestada directamente a la Clínica, ingresando ésta mensualmente a cada facultativo una cantidad variable en proporción al número de trabajos realizados; y, (iii) los precios cobrados a cada paciente fuesen exactamente los mismos, con independencia del profesional que les atendió. 2.- Existen indicios de relación mercantil si: (i) los odontólogos estuvieran dados de alta en el RETA y prestaran sus servicios en la clínica como trabajadores autónomos económicamente dependientes; (ii) cada odontólogo aportase su propia ropa de trabajo y algunos de los materiales (fresas, botadores, etc..), aunque la clínica pusiese a su disposición uniformes, siempre que los odontólogos no los usaran habitualmente, así como las principales herramientas de trabajo (sillón multiposicional, equipo de rayos X, turbina, compresor...); (iii) cada odontólogo abonara anualmente a la empresa una cantidad por el acceso a sus instalaciones, con independencia del volumen de clientela de cada ejercicio; (iv) las historias clínicas y demás documentación de cada paciente, aunque permanecieran en las instalaciones de la Clínica, fuesen los odontólogos quienes manejasen e introdujesen los datos relativos al historial médico de cada cliente; (v) los propios odontólogos estableciesen sus periodos de descanso; y, (vi) en caso de impago de los servicios por los pacientes fuese el odontólogo quien asumiese las pérdidas. Dicha sentencia fue recurrida en casación para unificación de doctrina, resolviendo, el Tribunal Supremo, que no existía contradicción entre la sentencia recurrida y la de contraste, por lo que no se pronunció en relación con el fondo del asunto. Sin embargo sí que, de su tenor literal, se desprende que hechos como los anteriormente señalados son tenidos en cuenta a la hora de determinar la naturaleza jurídica de la relación existente. De esta forma, y atendiendo a los hechos del caso en concreto a los que hemos hecho mención anteriormente, el Tribunal dio prevalencia a aquellos que venían a acreditar la existencia de relaciones mercantiles y, fundamentalmente, el relativo a "la asunción por los facultativos de las consecuencias del impago del precio de los servicios prestados por parte de los clientes". En definitiva, aunque en estos supuestos habrá que estar a cada caso concreto y tener en cuenta todas las circunstancias para determinar si existen relaciones laborales o mercantiles, los Tribunales, además de valorar hechos tales como la aportación de ropa y materiales, la modalidad contractual y el pago del alquiler anual, dan gran importancia a si los odontólogos asumen las consecuencias del impago de los servicios prestados por parte de los clientes, estimando que tal circunstancia es fundamental a la hora de determinar la naturaleza jurídica de la relación.