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Editorial
Noviembre, 20121
La crisis financiera internacional que inició en Agosto de 2007 ha llegado a su décimo
primer semestre sin solución a la vista, ni en lo financiero ni en lo energético.
Por un lado, a partir de 2008 nos encontramos ante una aceleración del
proceso de reconfiguración del poder económico mundial a favor de la élite financiera
bajo la hegemonía estadunidense. La quiebra de Lehman Brothers mostró tanto las
potencialidades como los límites de la desregulada globalización de los mercados
financieros internacionales: diversificación del riesgo a escala geográfica y un enorme
potencial de contagio a nivel planetario en el momento del crack.
La gran banca internacional resultó la gran beneficiaria de la gestión de la
crisis: con el paquete de rescates concentró más capital, se centralizó y apuntaló sus
ganancias corporativas. La deuda de los gobiernos del G7 se disparó por efecto de los
rescates; llegaron los recortes en materia de gasto público por el lado salarial y de
gasto social. Bajo el pretexto de salvaguardar entidades financieras Too big to fail –
demasiado grandes para caer - la gran banca logró transferir el costo del derrumbe al
resto de la población. El resultado es el aumento en la concentración del ingreso en
los ámbitos local, regional y global.
El 2012 termina con una gran incertidumbre sobre el futuro de la economía
mundial: mientras el estancamiento en los países centrales (G7) persiste, la caída de
las economías periféricas en Europa se profundiza empujando a la baja la trayectoria
del ciclo económico de economías de gran capacidad exportadora como China y
Alemania. Desde los gobiernos se insiste en la aplicación de medidas de corto plazo
para revertir el estancamiento: el Banco de Japón, la Reserva Federal (Fed) y el
Banco Central Europeo (BCE) entraron en una carrera de inyección monetaria para
devaluar sus monedas – la llamada guerra de divisas - e incrementar sus
exportaciones. Sin embargo, los circuitos de crédito internacional no se han
reactivado, señal de que la desconfianza inter-bancaria no se ha superado y las
perspectivas favorables a la inversión productiva permanecen débiles dado el carácter
deprimido de los mercados internos de los países del G7.
1
Texto redactado con colaboración de Ariel Noyola Rodríguez, miembro del proyecto OBELA,
Universidad Nacional Autónoma de México: Instituto de Investigaciones Económicas.
1
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El efecto, es un alto nivel de desempleo, que se mantiene como el principal
foco de preocupación de la crisis. A inicios de noviembre, la Organización
Internacional del Trabajo (OIT) estimó en 205 millones los desocupados a nivel
mundial, y con base al último informe Perspectivas del Fondo Monetario Internacional
(FMI) proyectó para el año entrante la cifra en 207 millones de personas, la más alta
de la historia. 2 El desempleo juvenil es alarmante: tanto en Estados Unidos como en
varios países de la Unión Europea (UE) la tasa de paro de este subconjunto
poblacional llega a ser desde tres hasta cuatro veces superior a la tasa de paro
general. La crisis actual afecta ya a 75 millones jóvenes en todo el orbe - cuatro
millones más que en 2007.
Por otro lado, en el tema tecno-energético, el informe dado a conocer el 12
noviembre por la Agencia Internacional de Energía (AIE) bajo el título World Energy
Outlook 2012 tiene sin lugar a dudas repercusiones de enorme envergadura en lo
económico y lo político: apuntar que Estados Unidos desplazará a Arabia Saudita
como primer productor de petróleo (shale oil) para 2017 modifica la jerarquía del mapa
energético mundial así como las prospectivas en el sistema internacional de alianzas
en una era de inestabilidad geopolítica en la que el petróleo continúa siendo un
recurso estratégico global y los procesos de integración regional uno de las
principales figuras implementadas por el Estado para garantizar el suministro
energético.
Todo Estado con visión de largo plazo tiene como uno de sus principales
objetivos de seguridad garantizar el suministro de energía, dinámica que no hará sino
modificar las tendencias de los esquemas de integración regional a favor de los
países productores de hidrocarburos y huelga decirlo, los países en desarrollo vastos
en
recursos naturales estarán
aún
más amenazados
por
el
imperialismo
norteamericano, tales son los casos de Venezuela, Argentina, Brasil y México. La AIE
apunta que dados los grandes avances en la tecnología de perforación, Estados
Unidos ha logrado aumentar de forma significativa su producción energética: para
2025, la producción estadunidense aumentará a unos 11 millones de barriles al día
2
Cira, César. “Desempleo mundial por encima de cálculos y récord” en Revista Contralínea. Fecha
de
publicación:
29-11-12.
Disponible
en
Web:
http://contralinea.info/archivorevista/index.php/2012/11/29/desempleo-mundial-por-encima-de-calculos/
2
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(mbd), mientras las producciones de Arabia Saudita y Rusia caerán a 11.6 y 9.7 mbd
respectivamente. Un patrón de acumulación que fundamentado en la energía fósil es
insostenible en lo ambiental y ecológico.
La prensa anglosajona por su parte, le ha dado revuelo al informe, poniendo
énfasis en las “buenas noticias” del hallazgo: una revolución energética con base en el
gas de esquisto (shale gas) que revertiría en el largo plazo los escenarios
„catastrofistas‟ del agotamiento de los combustibles fósiles y del calentamiento global. 3
En realidad los beneficiados en el corto y mediano plazo serán los inversores en el
mercado de derivados que apuestan a que no siga aumentando el precio del petróleo.
Lo importante del informe a nuestro juicio, y soslayado por la mayoría de los
analistas especializados radica en lo peligroso de continuar con un patrón energético
fosilista y los impactos corrosivos para el medio ambiente, en particular, el
agravamiento del calentamiento global. La actividad humana ya ha calentando el
planeta en alrededor de 0.8 o C en los últimos 200 años. Lo que la AIE revela en su
informe 2012 es que el aumento del consumo de combustibles fósiles en este siglo
provocaría un aumento de 3.6
o
C en la temperatura media global, un efecto
impensable sobre la vida. Lo anterior llevaría a la fundición total de las capas de hielo
de Groenlandia y la Antártida, el nivel de mar se elevaría a tal nivel que la inundación
de ciudades costeras como Nueva York y Shanghai sería inevitable. 4
Las acciones llevadas a cabo en lo energético y en lo financiero lejos de
revertir la crisis mundial, la profundizan. Sin una modificación radical de paradigma
teórico a favor de un modelo de desarrollo cuyo eje central difiera de la actividad
lucrativa, la caída puede transformarse en colapso.
3
El argumento principal es que el gas de esquisto (shale gas) es menos contaminante que el
petróleo.
4
Klare, Michael. “World Energy Report 2012. The Good, the Bad, and the Really, Truly Ugly” en
Tomdispatch.
Fecha de
publicación: 27-11-2012. Disponible
en
Web aquí:
http://www.tomdispatch.com/post/175621/tomgram%3A_michael_klare%2C_a_thermonuclear_
energy_bomb_in_christmas_wrappings/#more
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