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El caso del shale gas y sus posibles implicancias para Chile
En la industria del petróleo es un hecho conocido que gran parte de las reservas
mundiales de gas natural no pueden ser extraídas con las tecnologías convencionales
de extracción de gas y petróleo. La llamada “revolución del gas no convencional”, que
comprende el gas de esquisto (shale gas), el “tight gas”, el “gas asociado al carbón”
(Coalbed Methane, CBM) y los hidratos de gas (Clatratos) es producto de un proceso,
donde miles de operadores independientes colaboraron y compitieron durante más
de 150 años para desarrollar las tecnologías que permitieron su extracción. Como
resultado, en poco más de una década los Estados Unidos de América pasaron de la
condición de importador de gas natural a la de potencia exportadora cuyos límites
aún no están determinados. La presencia de gas no convencional, en prácticamente
todo el mundo, pareciera augurar un futuro sin grandes necesidades energéticas y
combustibles fósiles relativamente limpios a bajos precios, sin embargo aún existen
importantes barreras que salvar antes de exportar la revolución.
Tabla de contenidos
Introducción ................................................................................................ 1
I.
El inicio de esta industria ....................................................................... 2
II.
Perspectivas para Asia – Pacífico............................................................. 4
III. Medio Oriente ....................................................................................... 5
IV.
África .................................................................................................. 5
V.
Desafíos para el desarrollo del gas no convencional en el mundo ................ 6
VI.
¿Es exportable la revolución? ................................................................. 6
VII. El Shale Gas y Chile .............................................................................. 8
Introducción
Aunque las moléculas de gas son esencialmente las mismas en las distintas fuentes,
las formas que éstas han adoptado en la naturaleza –determinadas por sus historias
geológicas y características de los componentes de la corteza terrestre que las
conforman- varían significativamente unas de otras, forzando el desarrollo de
diversas tecnologías para alcanzar los depósitos y extraer el gas en ellos contenido.
En atención a las características de la roca que contiene el gas, en la actualidad se
habla de “gas convencional” (conventional gas), “gas apretado” (tight gas) y gas de
esquisto (“shale gas”).
Los depósitos de gas convencional son cavidades en las que se acumula el gas que
migra a través de fisuras y poros interconectados hasta que es detenido por roca
impermeable, formando depósitos de gas.
Biblioteca del Congreso Nacional. Autor: Rafael Torres M., Asesoría Técnica Parlamentaria. [email protected],
Anexos: 1869 (Santiago), 3912 (Valparíso). Colaborador: Hernán Cerda T. 16-01-2015.
2
El gas apretado, está contenido en cavidades pequeñas entre rocas impermeables al
gas que –impedido su desplazamiento- queda atrapado en pequeños “bolsillos” de
gas, desde donde es extraído utilizando técnicas de fracturación de rocas, que
interconectan los “bolsillos” de gas y dirigen el gas a la superficie.
Finalmente, el gas de esquisto se formó en una matriz de roca impermeable, razón
por la que está atrapado en pequeños poros de la roca (“roca madre”). Para su
extracción, fue necesario desarrollar técnicas de perforación horizontal de precisión,
y fractura hidráulica de muy alta presión enriquecida con arena y productos químicos
(rock hydraulic fracturing o “fracking”) con el fin de mantener abiertas las fracturas y
permitir la difusión del gas atrapado.
I.
El inicio de esta industria
Aunque el gas de esquisto (shale gas) ha sido explotado comercialmente desde 1821 1,
no fue sino hasta el año 1997 que –tras una larga secuencia de esfuerzos y adelantos
tecnológicos, principalmente en los Estados Unidos de Norteamérica (EE.UU.)– los
costos de producción de este gas alcanzaron un nivel que permitió su explotación
comercial. Ya en la primera década del presente siglo, la producción comenzó un
incremento sostenido que alcanza hasta la actual fiebre de explotación de gas de
esquisto2 .
El catalizador para esta verdadera “fiebre del gas” fue el éxito de los yacimientos de
Barnett Shale en el Texas central (Estados Unidos de Norteamérica), luego de veinte
años de experimentación para desarrollar las dos técnicas que permiten la extracción
del gas atrapado en los estratos de esquisto: perforación horizontal y estimulación de
fractura3.
Aunque las grandes inversiones y el interés por la extracción de gas de esquisto se
han enfocado en las cuencas de Norteamérica, los operadores –convencidos de poder
replicar el éxito ya alcanzado- dirigen su mirada a otras regiones del planeta 4. No
faltan razones para ello. En primer lugar, el gas convencional está distribuido de
manera no uniforme en el mundo, más de la mitad de las reservas están localizadas
en sólo tres países: Rusia, Irán y Qatar; mientras algunas regiones de Europa
dependen casi enteramente de gas importado. En segundo lugar, la creciente
demanda de Latino América y Asia obliga a los países de estas áreas a asegurar sus
importaciones a altos precios. Esta dependencia de gas importado genera
desconfianzas y preocupaciones en relación a la seguridad energética, que
ciertamente pueden ser disipadas por la producción doméstica de gas de esquisto, y
“El primer pozo de gas natural de esquistos entra en fase de producción en Fredonia, NY; antes que en
EE.UU. perforaran los primeros pozos petroleros en Titusville, PA”. En “Unconventional Shale Gas Could
Soon Be A Global Resource”. Disponible en: http://www.epmag.com/Production-Drilling/Unconventionalshale gas-Soon-A-Global-Resource_78404. Enero 2015
2
“Shale Gas: A Global Resource”. Disponible en:
https://www.slb.com/~/media/Files/resources/oilfield_review/ors11/aut11/03_shale_gas.pdf Enero
2015
3
Ibídem.
4
Ibídem.
1
3
–en tercer lugar- el gas no convencional es gas natural, un combustible limpio
utilizable tanto para uso residencial como para uso industrial 5.
La exploración en pos del gas de esquisto se ha extendido por todo el mundo,
particularmente en Europa, donde se han concedido licencias en Austria, Polonia,
Suecia, Dinamarca, Alemania, el Reino Unido, Holanda, Francia, España, Rumania y
Ucrania (Fig.1). Todos estos países, con las solas excepciones de Dinamarca y
Holanda, dependen de importaciones para satisfacer significativos porcentajes de sus
demandas de gas6.
Figura 1. Exploraciones de gas de esquisto en Europa
Fuente: “Unconventional Shale Gas Could Soon Be a Global Resource”
Fuera de Europa, hay países que muestran promisorios potenciales. Argentina se está
convirtiendo en un centro de exploraciones, donde ya se están investigando los
esquistos de Los Molles y Vaca Muerta en la cuenca de Neuquén. También se
encuentran esquistos promisorios en las cuencas de Cuyo y Nirihuau, además de otros
en las cuencas de El Chaco y Tarija, que se extienden hacia Bolivia y Paraguay 7. Es
un hecho que los esquistos se encuentran en toda Latino América. El Noreste de
Brasil, por ejemplo, es un interesante prospecto con su base industrial en rápida
expansión. Esta región está lejos de la infraestructura para gas de Rio de Janeiro y
São Paulo, por tanto, aunque Brasil podría disfrutar de una sobreproducción de gas
una vez que sus campos entren en plena producción, será más costo-efectivo
desarrollar el gas de esquisto en el noreste que tender ductos para servir a esta
región. Más al norte, Colombia planea entregar licencias para prospección de gas de
esquisto durante los dos años siguientes8 (Fig. 2).
Figura 2. Exploraciones de gas de esquisto en Sudamérica
Op.Cit. “Unconventional Shale Gas Could Soon Be A Global Resource”.
Ibídem
7
Ibídem
8
Ibídem
5
6
4
Fuente: “Unconventional Shale Gas Could Soon Be a Global Resource”
II.
Perspectivas para Asia – Pacífico
En la región Asia Pacífico, China, India y Australia despliegan importantes actividades
relacionadas con el gas de esquisto. Por años, China e India han importado grandes
volúmenes de gas para satisfacer la creciente demanda de energía primaria. Pero
ahora, China planea una subasta de derechos de exploración en un futuro cercano.
Sólo empresas chinas estarán precalificadas para ofertar, pero está abierta la opción
para establecer “join ventures” posteriores con empresas petroleras extranjeras 9.
Indonesia, que ha sido un exportador de Gas Natural Licuado (LNG), está evaluando
la explotación del metano de yacimientos carboníferos y el gas de esquisto podría ser
el próximo paso, ya que en la actualidad el gas no convencional es una inversión
potencialmente atractiva10 (Fig.3).
Figura 3. Exploraciones de gas de esquisto en Indonesia
Fuente: “Unconventional Shale Gas Could Soon Be a Global Resource”
Por su parte, China y Mongolia, tienen numerosos prospectos de gas de esquisto,
muchos de ellos lejos de los gasoductos; las cuencas petrolíferas de India tienen
9
Ibídem
Ibídem
10
5
potenciales formaciones de gas de esquisto que concitan el interés de la compañía
india de petróleo (ONGC) y otros. En el oeste de Australia, el gas de esquisto es una
opción atractiva, debido a que los precios locales de gas son altos y el operador
australiano AWE está explorando la cuenca de Perth. Se ha encontrado que los
esquistos de Australia son similares a los de Norteamérica.
III.
Medio Oriente
El Medio Oriente posee grandes reservas de gas convencional, pero más del 50% de
éste es gas asociado, es decir se encuentra disuelto en el petróleo. Este gas
frecuentemente se localiza en pozos profundos que contienen “gas ácido” (sour gas)
que debe ser tratado para extraerle el sulfuro de hidrógeno y el dióxido de carbono
previo a su comercialización. La mayor parte de las reservas de gas no asociado se
encuentran en Qatar e Irán y el incremento de la demanda de gas natural en curso
hace prever que la producción de gas asociado no será capaz de satisfacer la demanda
sin un aumento significativo de los precios. Por tanto, el gas de esquisto podría
representar una excelente oportunidad para aumentar la producción de gas en la
región, particularmente en Omán, los Emiratos Árabes (UAE), Saudi Arabia, Kuwait,
Siria y Jordania. Omán ya ha comenzado la exploración de “tight gas 11” y el gas de
esquisto podría ser el siguiente12.
IV.
África
El gas de esquisto se encuentra prácticamente en toda África, pero hasta ahora sólo
las regiones del norte y del extremo sur del continente tienen la infraestructura y
mercados necesarios para su explotación y desarrollo. En el norte, a pesar de las
enormes reservas de gas convencional existentes, hay países como Argelia que
experimentan dificultades para reemplazar reservas convencionales y podrían
inclinarse hacia la explotación de gas de esquisto en un futuro no muy lejano.
Entretanto, Túnez ha iniciado el desarrollo de su industria de gas no convencional al
contratar las empresas Cygam Energy de Calgary y Perenco de Francia para estudiar
el potencial de un pozo en la zona central de Túnez que podría producir gas de
esquisto.
En el sur del continente, tanto Bostwana como Sudáfrica ya han iniciado las
actividades de exploración de gas no convencional, con el propósito de aumentar su
producción de gas natural para la generación eléctrica y otros usos 13.
Sin traducción al castellano. “Gas natural que no puede ser desarrollado de forma rentable usando
perforación vertical debido a las bajas tasas de flujo de gas. Acumulaciones en grandes áreas y en
diferentes formaciones geológicas”. En “Carta petrolera”, disponible en:
http://www.ecopetrol.com.co/especiales/carta_petrolera124/tecnologia.htm. Enero 2015.
12
Op.Cit. “Unconventional Shale Gas Could Soon Be A Global Resource”.
13
Op.Cit. “Unconventional Shale Gas Could Soon Be A Global Resource”.
11
6
V.
Desafíos para el desarrollo del gas no convencional en el mundo
No será fácil, sin embargo, replicar el éxito norteamericano en el desarrollo de la
industria de gas no convencional, ya que es un proceso que requirió grandes montos
de capital, más de 20 años de continua investigación e innovación tecnológica, mano
de obra y apoyo logístico, aparte de beneficiarse de la vasta experiencia
norteamericana en la explotación petrolera 14.
Por contraste, en Europa se perforan unos pocos pozos cada año, con un promedio
en el tiempo de cerca 50 pozos operativos en forma permanente, un número que no
podría sostener siquiera un solo campo de producción de gas de esquisto. Hay un
orden de magnitud de diferencia en la escala y la escala es necesaria para el avance
de la tecnología, para bajar los costos y mantener los niveles de producción. También
el número de operadores es importante, en Norteamérica hay cientos de operadores
–muchos de ellos pequeños e independientes- sin cuyos emprendimientos pioneros
la revolución del gas de esquisto no habría sido posible15.
VI.
¿Es exportable la revolución?
En la medida que se ha comenzado a tratar de exportar la revolución norteamericana
del shale gas, se han evidenciado problemas regulatorios, ambientales, demográficos,
de derechos de agua y de dinámicas de mercado que deben ser resueltos antes de
conseguirlo16.
Al abordar el análisis, es necesario tener en cuenta que la “revolución” ocurrió por
una combinación de nuevas tecnologías, señales de precios, leyes regulatorias
estatales favorables y el hecho que –a diferencia de la mayoría de los estados
soberanos- en EE.UU. los dueños de la tierra, también poseen derechos de propiedad
sobre los minerales y otros productos de valor bajo la superficie.
Las nuevas tecnologías incluyen innovaciones en técnicas de perforación horizontal
de alta precisión y el desarrollo de técnicas de fracturación hidráulica (“fracking”) por
inyección a alta presión de una mezcla de agua, arena y agentes químicos en las rocas
de esquisto para liberar el gas atrapado en sus porosidades.
Por supuesto, en dicho país, la legislación estatal no es monolítica y -junto a estados
con un largo historial de explotación de gas y petróleo, como Oklahoma y Texas- con
leyes que favorecen el desarrollo de la industria gasífera y petrolera, existen otros
estados –como Pennsylvania- donde las opiniones están fuertemente divididas; y aún
otros como New Jersey, New York y Vermont, que –al igual que algunos países
europeos- han impuesto prohibiciones sobre la explotación del shale gas hasta tener
más evidencia acerca de sus impactos medio ambientales17.
Ibídem.
Ibídem.
16
Ibídem.
17
“The
shale
gas
boom:
Why
Poland
is
not
ready”.
Disponible
en:
http://www.transatlanticacademy.org/sites/default/files/publications/KempEtAl_PolishShaleGas_Jun12.pd
. Enero 2015.
14
15
7
Por otra parte, las entusiastas estimaciones iniciales han sido reducidas
sustancialmente. A comienzos de 2012, por ejemplo, la Administración de
Información de Energía de EE.UU. (U.S. EIA) disminuyó significativamente las
estimaciones de la reservas en el mayor depósito de shale gas de EE.UU., la formación
de Marcellus (Marcellus shale), en aproximadamente un 66%, desde 416 tcf 18 (11,78
tm3) a 141 tcf (3,99 tm3).
El caso de Polonia
Tal vez Polonia sea el caso más emblemático de las dificultades que enfrenta la
“revolución americana del gas” fuera de las fronteras de los EE.UU. A pesar de una
estimación inicial de 5,3 trillones de metros cúbico de shale gas contenidos en las
formaciones de esquisto (EIA, 2011), ésta fue rebajada el año 2012 en cerca de un
90%19. Por otra parte las empresas Exxon Mobile; Marathon y Talisman, todas
poseedoras de concesiones exploratorias, se han retirado debido a que los resultados
obtenidos no han sido satisfactorios en términos de reservas estimadas, condiciones
geológicas no adecuadas para las tecnologías
desarrolladas en EE.UU. y menos
inversión extranjera que la esperada20.
Pero eso no es todo, aún si se logra extraer shale gas del subsuelo de Polonia, aún
quedan vallas por salvar. Primero, el debate político en el escenario europeo no ha
favorecido a Polonia, debido a la profunda desconfianza de Rusia en dicho país y en
algunos de sus aliados de la Unión Europea. Aunque, a pesar de una compleja historia
en relación a Europa, Rusia ha sido un proveedor estable de petróleo y gas para el
continente europeo por varias décadas. Más aún, si la dependencia de Rusia
constituye una amenaza existencial para Polonia, es difícil entender por qué las
inversiones de Polonia en los últimos años no han apuntado a la reducción de esta
dependencia, desarrollando –por ejemplo- el mercado de gas interno y conectarlo a
Europa Nor-occidental21.
Segundo, Polonia no ha sido históricamente un país energizado por gas, dadas sus
enormes reservas de carbón, el gas natural representa sólo una pequeña fracción del
consumo de energía primaria. No es, por tanto, una sorpresa que la infraestructura
gasífera no esté bien desarrollada. Es más, solo la mitad de los hogares polacos están
conectados a una red de gas y, sin una infraestructura de distribución de gas bien
desarrollada, es difícil que el consumo doméstico aumente significativamente. 22
Tercero, Polonia debe aún desarrollar una legislación regulatoria que permita
desarrollar el mercado del gas en un contexto de extracción comercial a gran escala.
En la actualidad carece de normativas ambientales específicas para el uso la
tcf: trillón de pies cúbicos (este es el trillón en la “escala corta”, usada en EE.UU., equivalente al billón
–un millón de millones- usado en Chile).
19
“Poland
cuts
estimate
for
shale
gas
exploration
wells”.
Disponible
en:
http://uk.reuters.com/article/2014/07/31/poland-shalegas-minister-idUKL6N0Q438P20140731.
Enero
2015.
20
“North American firms quit shale gas fracking in Poland”. Disponible en:
http://www.bbc.com/news/business-22459629. Enero 2015.
21
Op.Cit. “The shale gas boom: Why Poland is not ready”
22
Ibídem.
18
8
tecnología de fractura hidráulica (fracking) de las rocas del subsuelo y de protección
del acuífero. Dada la su modesta historia en relación al gas natural, la tarea de
desarrollar e implementar todo un nuevo cuerpo regulatorio es una tarea de grandes
dimensiones. A modo de ilustración, cabe señalar que aunque el mercado del gas
natural fue iniciado el año 2007, el 97% de las ventas de gas natural las realiza la
empresa estatal “Polskie Górnictwo Naftowe i Gazownictwo S.A.” (PGNiG, Corporación
Minera de Petróleo y Gas Polaca), que es además la dueña de todas las redes de
distribución del país23.
En conclusión, aún si las condiciones del mercado y la geología de Polonia favorecieran
el desarrollo del shale gas, aún existen sustanciales obstáculos
políticos,
infraestructurales y regulatorios que salvar. Por ahora, y en el horizonte cercano,
serán el gas ruso, el carbón doméstico y el petróleo los hidrocarburos que energizarán
Polonia.
VII.
El shale gas y Chile
Según el Balance Nacional de Energía 201224, publicado el año 2013 por el Ministerio
de Energía de Chile, en el balance de energía primaria del país figura de manera
prominente el consumo de hidrocarburos fósiles, con un porcentaje del 66,18% para
el crudo de petróleo, del cual el 97,27% corresponde a importaciones. Esta sola
información ilustra la fragilidad energética de nuestro de nuestro país; sin fuentes
propias de energéticos primarios tradicionales, está por siempre condenado a
depender de proveedores externos para satisfacer sus necesidades de energía.
En este sombrío predicamento, pareciera ser que la manera más segura para alcanzar
seguridad e independencia energéticas es a través del desarrollo de fuentes
renovables convencionales (hídricas, biogás, biomasa) y no-convencionales –ERNC(energía solar, energía eólica, energías marinas, geotermia) 25. Las autoridades por su
parte, han apoyado esta vía con iniciativas legislativas tales como la ley de net
metering (Ley 20.571)26, la ley 20/25 (20% de la matriz energética del país
constituida por fuentes ERNC para el año 2025)27 y franquicias como las establecidas
en la Ley N° 20.365, que establece franquicia tributaria respecto de sistemas solares
térmicos, cuya extensión en la actualidad está en tramitación en la Cámara de
Diputados28.
Ibídem.
BNE 2012. Disponible en:
http://antiguo.minenergia.cl/minwww/opencms/14_portal_informacion/06_Estadisticas/Balances_Energ
.html. Enero 2015.
25
Aunque el gas de esquistos y el “petróleo apretado”(“shale” gas y “tight gas” respectivamente) son
denominados “energéticos no-convencionales”, son energéticos fósiles convencionales, siendo su
carácter “no-convencional” referido a las técnicas no-convencionales de extracción. N. del A.
26
Ley 20.571 (Ley de Net Metering). Disponible en: http://www.leychile.cl/Navegar?idNorma=1038211.
Enero 2015.
27
Ley 20.698 (Ley 20/25). Disponible en:
http://www.leychile.cl/Navegar?idNorma=1055402&buscar=20698. Enero 2015.
28
Boletín N° 9628-08. “Modifica la ley N° 20.365, que Establece Franquicia Tributaria respecto de Sistemas
Solares Térmicos; la ley General de Servicios Eléctricos y la ley que Crea la ENAP.” Disponible en:
http://www.camara.cl/pley/pley_detalle.aspx?prmID=10047&prmBL=9628-08. Enero 2015.
23
24
9
Tal era el panorama en el año 2012, porque aún no se sentían los efectos de la
“revolución norteamericana” del shale gas, pues el año 2008 la producción de petróleo
y gas de formaciones de esquisto alcanza niveles económicamente significativos en
los Estados Unidos29, generando un negocio de ilimitadas proporciones y –más que
eso- desata un verdadero vendaval de expectativas de proporciones planetarias al
anunciarse el hallazgo de grandes existencias de shale gas en prácticamente todas
las regiones del mundo.
Como era de esperar, en Chile, el impacto no ha sido menor; ya el año 2011, los
empresarios del sector de generación eléctrica expresaban sus expectativas respecto
a la provisión de gas de esquisto a un precio considerablemente menor que el de la
época30 en la actualidad –dueños aún de la iniciativa en la generación de energía
eléctrica31- evalúan las posibilidades de generación basada en shale gas, cuyos
costos inferiores a la generación basada en las ERNC constituyen una amenaza al
desarrollo de éstas; fenómeno que también ocurre en otras partes del mundo. Por
otra parte, el mercado de los combustibles fósiles sufre variadas convulsiones
producto de la fractura de la OPEP y la liberación de las obligaciones de producción
controlada, que obedece a razones económicas y políticas, orientadas principalmente
a erosionar la poderosa influencia de Rusia en Europa, dado su rol de principal
proveedor de gas a dicho continente32.
Lo anterior, unido a otros aspectos domésticos de Estados Unidos, a expectativas
frustradas en casos como el de Polonia y altas expectativas de producción no
consumadas aún, como el caso de Argentina y las crecientes señales respecto a la no
exportabilidad directa de la “revolución americana del shale gas” han arrojado al
mercado de los combustibles fósiles a una situación de extrema fluidez, en que no se
avizoran señales de una pronta estabilización mientras los factores del mercado,
políticos, productivos, ambientales y legislativos no entren en un régimen de estado
estable (steady state) que comprendan a todos los actores.
A pesar del todo, el ánimo general parece ser de bullente optimismo y altas
expectativas de crecimiento. Aunque, comienzan a aparecer voces del mundo de la
ciencia que advierten que –de concretarse las expectativas- las metas de reducción
de emisiones de gases de efecto invernadero no sólo no podrán ser alcanzadas, sino
“The Shale Gas and Tight Oil Boom: U.S. States’ Economic Gains and Vulnerabilities”. Disponible en:
http://www.cfr.org/united-states/shale gas-tight-oil-boom-us-states-economic-gainsvulnerabilities/p31568. Enero 2015.
30
Comunicación personal.
31
“A partir de la entrada en vigencia de la Ley General de Servicios Eléctricos (DFL N° 1) en el año 1982,
el mercado eléctrico fue estructurado en segmentos de generación, transmisión y distribución de energía
eléctrica. Simultáneamente, a través de un proceso de privatización, el Estado delegó en agentes privados
la facultad para definir dónde, cómo y cuándo desarrollar los proyectos de generación eléctrica, así como
las condiciones tarifarias aplicables a los mayores usuarios, reservándose sólo funciones de fiscalización en
general, y planificación indicativa de inversiones. En definitiva la regulación vigente entrega a las empresas
la decisión sobre la expansión del parque generador, de acuerdo a criterios de mercado”. Disponible en:
http://www.energiaciudadana.cl/libro/chile-necesita-una-gran-reforma-energetica/resumenejecutivo#.VLl7oEeG868. Enero 2015.
32
El precio del gas proveniente de la Federación Rusa está indexado al precio del petróleo, que baja
significativamente en respuesta a la sobreproducción de los países árabes y –por tanto- afecta las entradas
de la Federación Rusa y obliga al cierre de pozos cuyo costo de producción los torna económicamente
inviables.
29
10
que aumentarán en un 11%, incumpliendo así la meta de alcanzar un aumento de
temperatura global no mayor que 2°C hacia finales de este siglo. De hecho, el año
2011 la revista científica Climatic Change publica un artículo de R.W. Howart et al.
donde afirman que –debido a la emisión de gas metano- la huella de gases de efecto
invernadero del shale gas, es mayor que la de petróleo y la de carbón 33. Siguiendo
esta publicación aparecieron sendos comentarios en contra 34 y a favor de sus
conclusiones35 (los comentarios citados lo son a modo de ejemplos), sin embargo, en
2014, el mismo R.W. Howart publica un artículo en “Energy Science and Engineering”
donde confirma lo expresado en el 2011 respecto a la huella de gases de efecto
invernadero del shale gas36. La diversidad de resultados y opiniones permite concluir
que -al menos- es aún un tema controversial.
Este escenario se agrava a la luz de las declaraciones del Dr. James Hansen -científico
de la Nasa hoy acogido a retiro- realizadas junto a un grupo de colegas durante
diciembre de 2013, advirtiendo que la meta de 2°C no sólo no es suficientemente
restrictiva, sino más bien peligrosa e imprudente, ya que –a ese nivel- el planeta
corre el riesgo de iniciar una serie de dinámicas climáticas de retroalimentación
positiva, tales como el derretimiento de los hielos polares, que iniciarían un proceso
de calentamiento planetario completamente fuera del control de la humanidad37.
En lo que concierne específicamente a Chile, la Administración de Información de
Energía de EE.UU., publicó en abril de 2011 una estimación de las reservas probadas
de gas natural y de shale gas de 14 regiones del mundo fuera de EE.UU. La Tabla 1
a continuación reproduce la información para Sudamérica.
Tabla 1: Estimación de las reservas de gas natural y de shale gas para Sudamérica.
“Methane and the greenhouse-gas footprint of natural gas from shale formations”. Disponible en:
http://link.springer.com/article/10.1007%2Fs10584-011-0061-5. Enero 2015.
34
“A commentary on “The greenhouse-gas footprint of natural gas in shale formations” by R.W. Howarth,
R. Santoro, and Anthony Ingraffea“. Disponible en: http://link.springer.com/article/10.1007/s10584-0110333-0/fulltext.html. Enero 2015.
35
CONTROVERSIAL | REVIEW / COMMENTARY. Disponible en: http://f1000.com/prime/718471703. Enero
2015.
36
“A bridge to nowhere: methane emissions and the greenhouse gas footprint of natural gas”. Disponible
en: http://onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1002/ese3.35/pdf. Enero 2015.
37
"Scientists: Global Warming Likely to Surpass 2°C Target”. Disponible en:
http://news.nationalgeographic.com/news/energy/2014/02/1402277-global-warming-2-degree-target/.
Enero 2015.
33
11
Mercado del Gas Natural 2009
Trillones de pies cúbicos secos (*)
Producción Consumo
Importaciones
(Exportaciones)
(%)
Sudamérica
Venezuela
Colombia
Argentina
Brasil
Chile
Uruguay
Paraguay
Bolivia
0,65
0,37
1,46
0,36
0,05
0,45
0,71
0,31
1,52
0,66
0,10
0,00
0,10
Reservas
probadas
de Gas
Natural
(trillones de
pies
cúbicos(*))
Recursos de
shale gas
técnicamente
recuperables
(trillones de
pies cúbicos(*))
9
(21)
4
45
52
100
178,9
4,0
13,4
12,9
3,5
(346)
26,5
11
19
774
226
64
21
62
48
(*): Escala corta38
Fuente: U.S. EIA (Administración de Información de Energía de los Estados Unidos de América),
“World Shale Gas Resources: An Initial Assessment of 14 Regions Outside of the United States.
Fuentes citadas por la fuente consultada:
1. Consumo y producción secos: EIA, International Energy Statistics al 8 de Marzo de
2011.
2. Reservas probadas de gas: Oil and Gas Journal, 10/12/2010, pp. 46-49.
Del análisis de la información, se puede observar que Chile posee recursos de shale
gas técnicamente recuperables que –en principio- podrían proveer todo el gas que
consume el país por un número considerable de décadas 39. Este punto es de
extraordinaria importancia para Chile, porque podría representar la vía de transición
desde la condición de país dependiente de energéticos primarios importados, a la
condición de país energéticamente autosuficiente o –al menos- reducir
significativamente su déficit de energéticos.
Por otra parte, la explotación de los yacimientos de shale gas incrementaría
significativamente la seguridad energética del país y –en consecuencia- también
tendría un impacto positivo en la seguridad estratégica.
Se puede argüir que –siendo las existencias de shale gas de Chile equivalentes a un
porcentaje cercano a sólo el 8% de las existencias de Argentina- nuestro país no
puede competir con el país vecino debido a las grandes economías de escala
involucradas, pero aún así parece ser que es para Chile un imperativo explotar su
gas, por razones de de seguridad energética y, probablemente, también estratégica.
En el mundo se utilizan dos escalas de numeración, la corta y la larga. En la escala corta, cada término
mayor que un millón es mil veces mayor que el anterior. Así, un billón es mil millones; un trillón es mil
billones, y así en lo sucesivo. En la escala larga, por otra parte, cada término mayor que un millón es un
millón de veces mayor que el anterior. Así, un billón es un millón de millones; un trillón es un millón
de billones, y así en lo sucesivo.
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Si el consumo actual se mantuviese y se pudiesen extraer todas las existencias de shale gas, se
aseguraría la provisión de gas por 640 años (se se considera el contenido calórico del shale gas en relación
al promedio del gas natural y otros factores técnicos y económicos, el tiempo disminuye, pero sigue siendo
una posibilidad muy atractiva).
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Es necesario comprender también que las técnicas actuales de explotación del shale
gas, fueron desarrolladas para la geología de EE.UU. y no son necesariamente de
aplicación directa a la geología de nuestro país. A pesar de todo, a pesar de las
dificultades técnicas que se deban superar, sería favorable para Chile orientarse hacia
la autarquía energética.
Pero la explotación del shale gas no es todo; no se debe olvidar que es –al final de
cuentas- un recurso finito, no renovable aún en horizontes temporales de decenas de
miles de años. La seducción de “la era dorada del shale gas”, no debe desviar a Chile
de lo que debe ser su objetivo estratégico de largo plazo: el desarrollo de las energías
primarias renovables. Nuestro país las posee en abundancia y es necesario un
compromiso de Estado para crear las condiciones que estimulen el desarrollo de un
mercado robusto cimentado en una industria de ERNC’s basada en la investigación
básica y el desarrollo tecnológico que aquella permite.
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