26 domingo durante el año

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26º DOMINGO DURANTE EL AÑO
Proclamamos la Palabra:
Mt. 21, 28-32
1. ¡Preparemos
nuestro
encuentro!
2. Oración Inicial:
Señor Jesús, fortalece nuestra fe para que venciendo
nuestra débil voluntad podamos seguirte. Te lo pedimos
a ti, Dios uno y Trino, por los siglos de los siglos. Amén
 Signo de la luz de
Cristo que ilumina
el camino al cielo.

Hay
que
aceptarla
para
cumplir con Jesús la
voluntad de Dios.
 Nos enseña a
confiar y obedecer al
Padre.
3. ¿Qué se trae Dios hoy...?
Para ser tenido en cuenta especialmente por el animador del
grupo. No es necesaria su lectura en la reunión.
Hoy queremos:
▪
Jesús con una parábola nos muestras las diferentes
actitudes que definen la obediencia al Padre Dios.
▪
Las decisiones equivocadas de nuestra libertad pueden
llevarnos a perder el cielo.
▪
Sólo Dios conoce la profundidad de cada corazón.
4. Proclamamos la Palabra…
La obediente
servidora del Señor
que
debemos
imitar.
▪
▪
Abrimos la Sagrada Escritura, buscamos Mt. 21, 28-32
▪
Una persona del grupo lee atenta y pausadamente, los
demás escuchan en silencio.
▪
Manteniendo el silencio, cada uno lee el texto y lo
medita.
Puede leerse varias veces.
5. ¿Qué hacemos ahora…?
Respondemos las preguntas y compartimos entre todos:
▪
¿Qué les dice Jesús a los sumos sacerdotes y a los ancianos con respecto a un
hombre que tenia dos hijos? y ¿Qué respondieron ellos?
▪
Finalmente ¿Qué agrego Jesús refiriéndose a los publícanos y prostitutas?
6. Rumiando la Palabra de Dios…
En la parábola de los dos hijos resalta la responsabilidad personal: un hijo dijo ¡NO!
Pero después se arrepintió y fue. Este cumplió la voluntad del padre. El otro hijo dijo
¡SI! Pero decidió no obedecer.
El Señor les hace esta comparación para que ellos mismos juzguen ¿Qué es mejor?
¿Empezar siendo rebelde pero terminar obedeciendo o parecer obediente y
responsable sin serlo? Muchos somos parecidos al segundo hijo, decimos “SI” y no
hacemos caso. Hay muy pocos que toman el ejemplo del primer hijo: arrepentirse e ir
a la viña del Señor. Cristo consigue que ellos mismos respondan. Es mejor el hace la
voluntad del Padre aunque al principio se haya negado, porque en definitivo cumple su
voluntad. ¡Ahí! nomás Jesús les muestras a muchos pecadores, que eran infieles y de
mala fama, escucharon a Juan Bautista y se convirtieron, mejoraron y cambiaron de
vida. En cambio ellos, los sumos sacerdotes y ancianos, que se creían buenitos… no le
dieron “ni bolillas” y eso que tuvieron más preparación y oportunidades para ser
mejores que los otros.
Lo que pasa es que cuando nos creemos buenos, santitos, mejores que los demás…
“nos achanchamos” y nada nos hace cambiar, nos hacemos sordos a las invitaciones
de Dios a crecer. En cambio, lo que “se portan mal” y lo reconocen, pueden dejarse
cuestionar por la palabra de Dios y darse cuenta que deben vivir mejor, y aunque les
cuestes… cambian. Esos son al final más obedientes; porque cumplen.
Dios no es un comerciante, sino un Padre cuyo amor es gratuito y debemos aprender
desde él a donarnos generosamente sin imponer ningún límite, sin pensar en las
ventajas y ganancias que nuestras buenas obras merecen. Por eso con la parábola de
hoy Jesús desea nuestra conversión sincera, como fue la del primer Hijo. Jesús nos
advierte que las prostitutas y los desgraciados que escuchan la Palabra y se convierten
entrarán antes que los que somos tan católicos que nos no nos hace falta mejorar en
nada.
Hoy Dios todavía tiene dos hijos en la Iglesia, en nuestra comunidades siempre habrá
dos tipos de hijos: unos dicen ¡SI! En el bautismo, pero en la vida diaria cambiamos
este en muchos “NO”. Al otro lado hay una gran cantidad que nunca han dicho “SI”,
pero son verdaderos Hijos de Dios.
7. Miramos a nuestra vida…
▪
¿Con cuál de los hijos de esta parábola me identifico?
▪
¿Respondo con obediencia docilidad al mandato del Señor?
▪
¿Creo que mi vida está encaminada al Reino de los Cielos?
8. Jesús nos sigue diciendo... cosas para nuestra vida...
Mientras la vida pasa a nuestro lado llevándose años, salud, penas y alegrías a muchos
se nos vá el tiempo ocupándonos mayormente de las carencias materiales.
Sin embargo no tenemos en cuenta que lo que motiva todo esto es principalmente la
falta de espiritualidad en el mundo de hoy. Nuestra sociedad, nosotros, en general
adolecemos, de carencias espirituales; necesidades del espíritu que no están
satisfechas porque no nos ocupamos debidamente de las cosas de Dios. Si todos
trabajáramos en la viña del Señor para hacer crecer su Reino de Amor y de justicia,
nuestro mundo sería mejor.
Somos bautizados, y algunos confirmados, pero que mayormente nos consideramos
"soy católico no practicante". Nos parecemos al hijo de la parábola que dice "Sí Señor,
ya voy", pero nunca se dispone a hacer lo que Dios manda. Siempre tenemos excusas
para justificar nuestra falta de compromiso y de responsabilidad frente a los deberes
cristianos. No alcanza con el "cumplimiento" de ir a misa los domingos, donde
"muestro" mi asistencia. Muchas veces eso me hace creer con derecho a criticar a
otros por pecadores. Jesús es claro cuando dice que muchos pecadores llegarán
primero a su Reino porque creyeron de verdad y se convirtieron. El Señor nos llama
urgente a SERVIR EN SU VIÑA. .
No perdamos el tiempo, demos a cada cosa su verdadero valor. Que no nos
desvelemos por lo que no podremos llevamos cuando Dios nos llame. ¡Ojo! que
muchos llegaremos con las manos vacías y ya será tarde: El trabajo evangelizador es
la tarea que Dios nos pide que hagamos hoy, ya, ahora. Incorporemos nuestra vida en
el quehacer parroquial; participemos activa y generosamente en la tarea pastoral,
seamos hijos dóciles que escuchan atentamente y obedecen al Padre.
9. Oremos Juntos
A cada intención respondemos: “Te necesitamos, Señor”
▪
Para dar testimonio de tu Amor en nuestra familia y comunidades. Oremos.
▪
Para anunciar con coraje Tu mensaje. Oremos.
▪
Para multiplicar en nuestra Diócesis los grupos REDd. Oremos.
▪
Para que iluminados por el plan Diocesano de Pastoral, pongamos nuestro
tiempo recursos y talentos, al servicio de los demás.
Finalizamos rezando juntos el Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
10.¡Tarea para la casa...!
▪
Organizamos una visita al Santísimo Sacramento para rezar por nuestra
familia diocesana.
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