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MINISTERIO DE ASUNTOS EXTERIORES Y EUROPEOS
N.° 22 – junio de 2009
El mundo se mueve al ritmo de la música francesa
Desde Edith Piaf, Mireille Mathieu y Charles
Aznavour, sabemos que los cantantes franceses
seducen a los oyentes extranjeros. Pero esta
tendencia se acentúa y se aplica también a los
músicos jóvenes de hoy. Cuestión de talento... y de
estrategia.
Inauguración del Año de Francia en Brasil
por un concierto de Charles Aznavour
© MAEE – F. de la Mure
Los músicos franceses ya no tienen por qué
tener complejos con respecto a los anglosajones. En
1993, habían vendido 4 millones de álbumes en el
extranjero. En 2000, esta cifra aumentó hasta los 40
millones. Hoy en día, se habla de unidades: unos 28
millones estos últimos años. Esta palabra incluye tanto
los singles y los álbumes como las ventas en Internet y
telefonía móvil, que estimulan el mercado.
La música electrónica es la que abrió la vía a los artistas franceses jóvenes. Los Daft Punk
siguen sin ser destronados. Sin embargo, el histórico grupo no eclipsa al relevo, que hace alarde de una
popularidad internacional insolente: Justice, Laurent Wolf, David Guetta, Joakim Air, Birdy Nam
Nam y Bob Sinclar aportan un «french touch» muy valorado más allá de las fronteras francesas.
En cuanto a los demás, tras las huellas de la extraordinaria epopeya del grupo Gojira, se acerca
rápidamente toda una generación de representantes franceses del «metal», con resultados que ya son
prometedores: Inspector Cluzo, Treponem Pal, Pleymo, Empyr, One Way Mirror, Eths, Demians…
Por otra parte, nunca ha habido tantas mujeres embajadoras de la chanson francesa: Camille,
Coralie Clément, Olivia Ruiz, la «chica chocolate», que lleva a gala a su país natal, España… Carla
Bruni ha arrasado fuera de las fronteras francesas mucho antes de convertirse en la primera dama de
Francia, desde su primer álbum. Y podemos añadir a Anggun, Rose, Emily Loizeau, Yelle, Marie
Modiano… Todas tienen una carrera destacable en el extranjero.
Los cantantes más consolidados siguen siendo valores seguros, como Francis Cabrel, Mylène
Farmer, Alizée, imbatible en América Latina, Vanessa Paradis o Christophe Maé. En cuanto a los más
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veteranos, no pasan de moda: Jane Birkin sigue siendo una estrella y el último álbum de Charles
Aznavour pisa fuerte.
Más del 50 % de las ventas tienen lugar en Europa. Alemania es el país que más aprecia la
chanson francesa, desde hace mucho tiempo. Japón ha avanzado mucho actualmente. A los japoneses
les encanta Tahiti 80, un grupo de pop poco conocido en Francia. En cuanto a los estadounidenses, se
han convertido (algo nuevo) en el segundo territorio de exportación para músicos franceses que,
también en este caso, son poco conocidos en su propio país.
Incluso el Reino Unido, mercado considerado difícil, empieza a abrirse. La «electro» francesa
cuenta con un importante respaldo. Las músicas del mundo, muy populares, de artistas inclasificables
como Camille o Sébastien Tellier, e incluso los roqueros, como Manu Chao, The Shoes, Nelson,
Neïmo o Zombie Zombie, son respetados.
Esta internacionalización se debe no sólo al talento de los artistas, sino también a una hábil
estrategia de los sellos discográficos, tal y como explica Sophie Mercier, directora de la Oficina de
Exportación de Música: «Han sabido adaptarse al mundo digital e ir a buscar socios. Han hecho
evolucionar sus métodos de marketing». De esta manera, la canción New soul, de Yaël Naïm, utilizada
para el anuncio de MacBook Air, ha generado la venta, sobre todo en Estados Unidos, de más de
150.000 álbumes y 3 millones de singles.
La Oficina de Exportación, que tiene en el mundo siete sucursales financiadas por los
ministerios de Asuntos Exteriores y Europeos, Cultura, Comercio Exterior, la red cultural francesa en
el extranjero, así como por el sector privado, ayuda a los sellos discográficos a llevar a buen puerto
estas misiones en las que hay mucho en juego: el 36 % de las ventas se realizan en exportación.
Incluso es vital para la música clásica, en la que esta tasa llega al 50 %.
Como ejemplo, Philippe Jaroussky vendió en Alemania 8.000 ejemplares de su disco Carestini,
la historia de un castrado. Por otro lado, este tenor realiza numerosas giras por América Latina y
Japón. Puesto que el espectáculo en directo es esencial y, una vez más, se dispara el número de
conciertos (+30 % en el Reino Unido en dos años). Recientemente, Olivia Ruiz ofreció un concierto
muy destacado en el festival BAM de Barcelona delante de más de 5.000 personas. Sébastien Tellier
se promociona en Estados Unidos al lado de los grupos de rock más importantes del momento. Asa
llena salas de conciertos en toda Europa, Japón y la República de Sudáfrica. Y el entusiasmo
internacional por Yelle se debe en gran parte al frescor y al humor que desprenden los espectáculos de
esta joven cantante.
Sylvie Thomas
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