En un mundo donde las familias no son ideales si... significar un ahorro económico y social debe ser inclusiva

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Reflexiones sobre el postnatal
Martes, 25 de Mayo de 2010 13:55
En un mundo donde las familias no son ideales si no diversas, una política pública además de
significar un ahorro económico y social debe ser inclusiva
Por Mónica Peña Ochoa. Coordinadora Programa Protagonismo Infanto - Juvenil. Facultad
Psicología UDP
Un post – natal de 6 meses parece sin lugar a dudas- un modelo ideal de política pública:
a través de un gasto, que sería la licencia para la madre, se cubrirían gastos posteriores
de gran envergadura y enorme costo social como las enfermedades infantiles. También
se ha dicho que estos 6 meses (y ojalá pudieran ser el doble, para algunos psicólogos),
fomentan el llamado “apego” entre el bebé y su madre, que será fundamental como
elemento de protección para la salud mental posterior del bebé.
Esta hipótesis la levantó ya hace muchos años el psicólogo inglés John Bowlby, basado en sus
observaciones clínicas de niños y niñas huérfanos y abandonados en instituciones. Asimismo,
Bowlby consideró que el apego era innato –basándose en las observaciones sobre imprinting
del etólogo austriaco Konrad Lorenz- por lo tanto, el bebé, durante los primeros meses de vida,
tiende a buscar el apego en la madre.
A primera vista parece el relato de la familia ideal: una madre que se queda cuidando a su hijo
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o hija por un tiempo, entregándole las primeras herramientas necesarias en la vida; un padre
–suponemos- proveedor que se dedica a proteger a ambos, y seis meses de tranquilidad para
que el apego haga su magia.
Sin embargo, en un mundo donde las familias no son ideales si no diversas, una política
pública además de significar un ahorro económico y social debe ser inclusiva al ofrecer
igualdad de oportunidades, y este proyecto a simple vista no lo es, ya que deja en las manos
de las madres (mujeres todas, casualmente) la dura labor de crianza durante los primeros
meses de vida del bebé, sin tomar en cuenta al padre ni su deseo de ser parte de la crianza del
hijo, ni menos reconocer que muchas veces tal figura está ausente.
No toma en cuenta que los seis meses de licencia tienen un enorme costo en el desarrollo
profesional de la mujer y que podrían haber mujeres que –en todo su derecho-, consideren sus
carreras profesionales tan importantes como la crianza de los hijos. No considera tampoco que
los niños y niñas que son criados por otros –dentro del contexto de una familia singularpuedan vérselas con la vida tan bien como aquellos que no tuvieron a su madre cerca. No por
nada el año 1951 la OMS le pidió a Bowlby un refutatorio de su teoría, célebre porque se
reconoce que no es la madre el puntal del desarrollo del niño sino el cuidado asertivo y
constante de algún cuidador preocupado.
Esta política de los seis meses de post natal puede transformarse, en definitiva, en otra trampa
para las mujeres. T erminarían siendo las mujeres responsables de en un país con altas tasas
de trastornos en el área de la salud mental. Es decir, una vez más los asuntos del niño se
transformarán, y esta vez por decreto, en un asunto privado y no público como debería ser.
¿Propuestas? Un post – natal compartido con el padre y la responsabilidad del mundo
empresarial y estatal en la construcción de salas cunas cerca de los trabajos para que las
madres puedan conciliar sus labores profesionales y las labores llamadas maternales como la
lactancia (en el caso de las que opten libremente por ésta) y el juego. Discriminación positiva
hacia las madres profesionales en los nombramientos en puestos de responsabilidad. En
definitiva, una política pública que asuma que los niños y niñas no son cosa exclusiva de las
mujeres si no responsabilidad compartida de todos.
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