El apego en los niños y la angustia del octavo mes1 Se ha preguntado

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MPsc. Maricruz Coto Chotto
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El apego en los niños y la angustia del octavo mes1
Se ha preguntado ¿por qué últimamente su bebé llora sin motivo aparente, pide
constantemente estar en brazos, sólo quiere estar con la madre, y rechaza a otros
familiares?. Si su hijo tiene aproximadamente ocho meses de edad, una de las razones
puede ser la llamada “angustia del octavo mes”. Conocer qué es, a qué se debe y
cómo manejarlo, puede resultar muy útil para los padres y encargados.
Primero, es importante recordar que todos establecemos una relación con nuestros
cuidadores y especialmente con la madre, ya que suele ser quien alimenta, atiende y
responde de forma más inmediata a las necesidades. A esta relación se le denomina
apego, es decir, el vínculo o la relación afectiva que se construye con las personas
significativas a lo largo de la vida.
Generalmente puede iniciarse desde antes de la gestación, cuando ambos padres
imaginan y experimentan deseos sobre su bebé. También puede empezar durante el
embarazo, y en otros casos, en el nacimiento o posterior a éste.
La construcción del apego es un proceso y no un momento específico, por lo cual
podemos fomentarlo y reconstruirlo si es necesario. Se considera que los vínculos se
renuevan y que las personas al estar preparadas para relacionarse afectivamente con
los demás son capaces de regenerar sus relaciones en cualquier momento de la vida.
A pesar de esto, los primeros años tienen especial relevancia, ya que si el apego se
establece de forma positiva, proporciona una sensación de protección y seguridad al
niño, que es clave para su desarrollo y futura independencia. Esto se logra si el niño
llega a sentirse protegido y competente para realizar actos por sí mismo.
En general, el desarrollo del apego seguro contribuye tanto a la mejora de la
autoestima, como de las habilidades sociales, la seguridad en sí mismo y la capacidad
para tomar decisiones a lo largo de la vida.
Puede ser reforzado, impulsado u
obstaculizado por diferentes elementos. Por ejemplo, en padres primerizos, es común
encontrar sentimientos de inseguridad, nerviosismo, frustración, confusión y
cansancio; los cuales deben ser asumidos como experiencias comunes y esperables de
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Artículo Publicado En: Revista Agenda para mamá
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la paternidad; de lo contrario pueden conducir a que la relación con los hijos, se
deteriore, o no se construya adecuadamente.
Otros elementos como el abandono, el maltrato, un nacimiento complicado,
discapacidades, duelos, abuso sexual, violación, depresión postparto, separaciones,
etc., pueden afectar negativamente el proceso de vinculación; y sin embargo, si son
tratadas a tiempo y con adecuadas herramientas no serán, necesariamente,
definitorias en el tipo de vínculo a establecer.
También en los primeros años y de acuerdo a la respuesta de los padres hacia sus
necesidades, el niño irá construyendo su idea de lo que es una relación de afecto y
aprenderá progresivamente a independizarse.
Los primeros actos de independencia se observan cercanos a este periodo, del octavo
mes (puede empezar antes o después), cuando el niño, logra realizar algunas acciones
por sí mismo, tiene cierta movilidad y no depende exclusivamente de leche materna
para alimentarse. Esto le muestra que sus progenitores, y especialmente su madre, no
es una sola con él, sino que son personas autónomas y diferenciadas.
Progresivamente, ha empezado a emanciparse de sus padres. El resultado de estas
experiencias suele ser cierto temor y la sensación de desprotección, que se observa en
las conductas antes descritas: llanto, deseos de estar solo con mamá y rechazo a otras
personas.
Los padres o cuidadores al ser las primeras figuras para el niño juegan un papel muy
importante en la construcción de esta relación, que es base para las posteriores.
Usted puede ayudarle a su hijo a sobrellevar la angustia del octavo mes. Comience por
pensar que es una etapa normal en el desarrollo psicológico del todos los seres
humanos. Otras sugerencias son:
 Responda a sus necesidades biológicas y emocionales a tiempo, el bebé se
mostrará demandante y conviene enseñarle que sus encargados están ahí para
proveerle cuidados, lo cual genera los sentimientos de seguridad y protección que
el bebé necesita.
 Deje que desarrolle apego hacia algún objeto: una cobija, un peluche, un
juguete, etc. Este objeto será el “sustituto” del padre o la madre, cuando el bebé
no los tenga cerca y proporcionará sensaciones similares a la presencia de los
progenitores.
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 Enséñele progresivamente que mamá y papá también salen sin él, por
pequeños periodos de tiempo y regresan, para esto es importante dejarlo con
personas conocidas siempre y con las cuales el bebé tenga buena relación.
 Juegue con su bebé, por ejemplo dándole objetos para que los tire y
recuperándoselos, o bien, ya sea usted o un juguete, que puede esconderse bajo la
manta, y decirle “está”, “ahora no está” y así sucesivamente, para enseñarle la
constancia de su presencia.
En general no debe preocuparse demasiado pero si tener paciencia, estas actitudes
duran unas cuantas semanas, y luego desaparecen, pero mientras ocurren suelen
generar agotamiento y desesperación en la madre y los familiares. Considere que es
solo una etapa y que su bebé está pasando por cambios importantes que con el
manejo adecuado podrá ir enfrentando. Si usted tiene dudas al respecto de la
conducta de su bebé consulte con un profesional experto en la materia, sea Pediatra o
Psicólogo, quienes podrán ayudarle.
MPsc. Maricruz Coto Chotto
Psicóloga Especialista en Familia y Pareja
Instructora Certificada de Masaje Infantil
Centro de Psicología y Desarrollo
Tel: 2281-1165, 2281-1257
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