la pedofilia otra vez - Sitio Institucional del Instituto de Filosofía

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Declaración del Instituto de Filosofía
Práctica: la pedofilia otra vez.
“Es preciso admitir: existen hombres que son atraídos sexualmente por los niños”
Sarah Goode. Profesora de la Universidad de Winchester.
I.El 4 de julio de 2010 publicamos una declaración titulada “Acerca de la
liberad sexual, la pedofilia y la hipocresía”. Lamentablemente, tenemos que
volver sobre el tema otra vez, por diversos motivos: el primero, la publicación
por el diario “The Guardian” de Londres el 4 de enero de un artículo en el
cual expresa que quiere acabar con las “ideas falsas” y con el histerismo sobre
la pedofilia; el segundo, la sentencia del tribunal de alzada, de la Ciudad
holandesa de Leeuwarden, que rechazó prohibir a una asociación pedófila; el
tercero, la situación de dos presentadores de la BBC, Jimmy Savile quien
abusó de cientos de chicos entre 13 y 16 años y ahora Stuart Hall quien
reconoció catorce casos de pedofilia, entre ellos el de una chica de 9 años (La
Nación, Buenos Aires, 3/5/1013; el cuarto, el hartazgo, porque incluso en
ambientes católicos, se sigue acusando, muchas veces sin prueba alguna, a
diestra y siniestra, a sacerdotes de pedofilia: “Soy católico, pero… condeno la
pedofilia clerical”. ¡Basta! ¿Por qué no practican un poco de diálogo
interreligioso y se rasgan las vestiduras con el caso del ex presidente de Israel,
Moshe Katsav, quien ocupó el cargo desde el 2000 al 2007, condenado por
estupro y abusos sexuales en el 2010, actualmente en la cárcel? Siete años a la
sombra para este violador quien manifestó su inocencia, aduciendo que sólo se
trataba de “abrazos cariñosos” (Corriere della Sera, Milán, 30/4/2012, p. 19).
¿Sería cariño en demasía y fuera de lugar?
“The Guardian”, importante diario inglés es una mezcla de lo peor de
nuestros dos matutinos más vendidos, en su faz de liberalismo moral y
cultural, con unas buenas gotas de “Página 12”. O sea, una buena basura
envuelta para regalo.
II.-
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En el citado diario británico aparece una neta defensa de la pedofilia
que esperamos despierte a tantos ingenuos, entusiastas o pasivos partícipes de
ese régimen que padecen muchos países del planeta, y que podríamos
denominar “bobocracia”. En este sistema, los gobernantes parecen bobos ante
graves problemas morales, porque aparentan no advertir que en muchas
cuestiones, no hay una “tercera posición”: o el Estado promueve la virtud o
promueve los vicios opuestos.
Como escribía el recordado Padre Julio Meinvielle, de quien este año se
cumplen cuarenta años de su fallecimiento, y que nosotros rescatamos del
olvido: desmemoria de sus discípulos clericales, algunos obispos o arzobispos,
olvido de corporaciones o asociaciones profesionales, olvido de centros
universitarios o de filosofía cristiana, olvido de las universidades “católicas”
que “tanto le deben”, según palabras de Monseñor Octavio Nicolás Derisi: “el
Estado sin orden moral se desordena y pervierte y con la presión real e
inevitable que ejerce sobre lo privado, desordena y pervierte a las personas
singulares… El Estado despojado de su más noble misión se convierte en el
gran corruptor del hombre” (Crítica de la concepción de Maritain sobre la
persona humana”, Nuestro Tiempo, Buenos Aires, 1948, p. 369).
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También, en estos tiempos de leyes inicuas, de exaltación de la libertad
como valor supremo que “conduce a la deificación del hombre haciéndolo
medida de todas las cosas, legislador y juez absoluto en todos los órdenes”,
recordaremos a otro gran olvidado en el ámbito público, incluso por su
numerosa parentela, Tomás Casares, quien reivindica los principios
inmutables de la justicia: la norma que a ellos se oponga “no tiene autoridad
de ley por más que sea lo que quiera la mayoría o lo que quieran todos, pues
lo justo y lo injusto, lo bueno y lo malo, análogamente a la verdad y el error
no son lo que decida o prefiera el arbitrio de nadie. Son lo que son, pura y
simplemente” (Organización del pueblo y reforma de la legislación, Corte
Suprema de Justicia, Buenos Aires, 1953, p. 10).
III.El diario inglés, al defender a la pedofilia, sostiene que lo importante es
“la cualidad de la relación”, porque la relación de un adulto con un menor,
según el experto Tom O’Carrol, no es necesariamente perjudicial para éste
último: “si no existe presión inducida, coacción, abuso de autoridad, si el niño
entra plenamente en la relación, demuestra la experiencia que ningún mal se
ha causado”. Dicho especialista fue condenado por distribución de imágenes
indecentes.
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El caso de Hall se agrava por ser muy famoso y por haber recibido el año
pasado, de manos de Isabel II, la Orden del Imperio Británico (OBE), según
informa Ámbito Financiero, Buenos Aires, 3/5/2013. Los escándalos sexuales
van generando una costumbre en Inglaterra, que el diario de Milán, Corriere
della Sera, compara con la tradición de tomar el té a las cinco en punto de la
tarde (6/5/2013). ¿No será como una sana reacción, ante tanta porquería, que
en las elecciones municipales el Partido por la Independencia, el de los tres
no, a Europa, a los nuevos inmigrantes y al matrimonio gay sacara el 25% de
los votos? (Corriere della Sera, 4/5/2013).
Por otra parte, un tribunal de Holanda rechazó el recurso de apelación
en el que se pedía prohibir la asociación pedófila Martijn org. La misma
cuenta con sesenta miembros, fue fundada en 1982 y defiende la idea del
posible placer recíproco entre adultos y niños, contra el “dogma” que
pretende que “los niños y “los jóvenes son heridos por relaciones íntimas con
personas mayores”.
También señala la sentencia “que no se puede responsabilizar a la
organización por el hecho de que varios miembros de la misma hayan sido
condenados por delitos sexuales”. ¡Curioso argumento! Nunca pudimos ver a
una “organización” caminando por la calle Florida, ni ingresando a algún
prostíbulo, o a casas de masajes.
Otra y sensata era la opinión del fiscal, quien sostuvo “que la
asociación constituía un peligro para el orden público, y que su página web,
estimularía y protegería a los pedófilos (Radio Netherlands, 6/4/2013, en el
Blog Secretum meun mihi, 7/4/2013).
También en ese país, ya en 1990, la Asociación Homosexual COC
obtuvo la legalización de las relaciones sexuales con menores de más de 12
años, proponiendo además, como algo natural, “la sexualidad
intergeneracional” (cfr. Bruti B.M., “Domande e riposte sul problema
dell’omosessualità”, Cristianitá, Piacenza, 2002, n°314.
IV.
En “La Nación –Revista” del 22 de julio del año pasado, aparece un
artículo de Alina Diaconú, titulado: “El mundo está loco, loco, loco”, y cuenta
que “un muchacho veinteañero de Buenos Aires se enamoró de un delfín
hembra, a tal punto que, según lo confesó por TV, quería casarse con ella”.
En “Testigo de Cargo”, comenta Aníbal D’Angelo Rodríguez: “¡Ahí os
quería ver, esforzados defensores de la teoría de los géneros, de la sexualidad
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que cada cual edifica a su gusto, del hombre como página en blanco que cada
uno llena en pleno ejercicio de una libertad que no reconoce límites!”.
“¿Cómo le diréis al veinteañero porteño que eso no se puede hacer?
¿Cómo le negaréis el derecho ‘humano’ de casarse con un delfín o con un
congrio si tal cosa le apeteciera?” (Cabildo, Buenos Aires, agosto-septiembre
2012).
Este derecho, fue reivindicado en Italia por el profesor universitario
Ezio Capizzano, quien reclama: “Amor libre en un Estado libre”; su
paradigma son los animales y reclama la pertenencia de la sexualidad a la
fisiología, liberándola de la moral: “los animales lo saben. No fingen. Cada
animal es el mismo cuando hace el amor, como lo he sido yo y mis
compañeras (sus alumnas) cada vez que lo hemos hecho” (“Io, libertino
impenitente, mas senza violenze”, Corriere della Sera, Milán, 7/6/2004).
V.El tema, a pesar de los deseos de Capizzano, debemos encuadrarlo
dentro de la “honestidad”, usando aquí jurídicamente el término, en el sentido
restringido de moralidad sexual. Lo que sucede es que, en nuestro Código
Penal, hasta la “honestidad” ha desaparecido, sustituida por la “integridad
sexual” en la década del 90.
Generalmente, el Derecho Penal, bajo la denominación de “abusos
deshonestos”, abarca actos inequívocamente obscenos (pederastia, pedofilia,
“amor” lésbico, violación usando fuerza física o intimidación moral).
Actualmente según la ley 25087, publicada el 14/5/1999, será
reprimido con prisión o reclusión de seis a quince años, el que tuviere acceso
carnal con una persona de uno u otro sexo, cuando la víctima fuere menor de
13 años, cuando la víctima esté privada de razón o de sentido, o cuando por
enfermedad o cualquier otra causa no pudiere resistir, y cuando se usare fuerza
o intimidación. El simple abuso, sin acceso carnal, es castigado con prisión o
reclusión de 6 meses a 4 años.
Pero existen circunstancias agravantes, como un daño grave a la
salud física o mental de la víctima, o cuando el delito fuera cometido por
ascendiente, descendiente, afín en línea recta, hermano, tutor, curador,
ministro de algún culto, encargado de la educación o de la guarda, que elevan
la pena de prisión o reclusión de 8 a 20 años.
VI.-
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Aquí penetramos en la esfera moral que “toca al punto central y más
profundo de la vida humana”, pues supone la libertad y engendra la
responsabilidad.
En el ámbito moral, encontramos dos dimensiones: la subjetiva y la
objetiva, y algunas preguntas: ¿Qué es lo que me place subjetivamente? o
¿Qué es lo que debo hacer ajustándome a las exigencias de la realidad y sus
leyes? ¿Seguiré mi propio capricho? o ¿Atenderé a la naturaleza de las
cosas? ¿Admitiré que existen cosas malas en sí mismas y otras que tienen
bondad objetiva, o pretenderé que soy fuente, causa, origen del bien y del
mal?
Los hombres esclavos de la concupiscencia, como señala Dietrich
von Hildebrand, “consideran que las nociones de bien y de mal moral son
conceptos vacíos, y al ser completamente absorbidos por la satisfacción
meramente subjetiva, son sordos al majestuoso llamamiento de los valores
moralmente relevantes” (Ética cristiana, Herder, Barcelona, 1962, p. 444).
Poco más adelante, con referencia al hombre concupiscente, el
filósofo, nacido en Florencia, pero de cultura alemana, agrega: “Su anhelo por
la satisfacción subjetiva ‘emancipada’ implica una dirección inmanente de su
voluntad de ignorar el mundo de la moralidad”; pero el hombre, “no puede
entregarse exclusivamente a lo agradable, como lo hace un animal. Al intentar
vivir como un animal cae necesariamente por debajo del nivel animal” (ps.
446/7). Sus palabras son un eco del pensamiento de Aristóteles: el hombre es
el mejor de los animales, pero apartado de la ley y de la justicia es el peor de
ellos.
VII.Hace muy poco, en nuestro Instituto disertó el médico Horacio Boló
acerca de La sexualidad desde la antropología de la modernidad, y, entre
otras cosas, se refirió al caso de la antropóloga Margaret Mead, autora de la
obra “Coming of age in Samoa”, publicada en 1928, basada en entrevistas a
dos jóvenes mujeres a quienes apabulló con preguntas acerca del sexo, lo que
las llevó a responderle en broma, pues le dijeron todo lo que ella quería oír:
“Los habitantes de Samoa constituían un pueblo feliz que practicaba el amor
libre”. En 1991 una de las mujeres entrevistadas reconoció: “Sólo decíamos
mentiritas y le mentimos a ella”. ¡Buen punto de partida para una pretendida
investigación “científica”!
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También aludió al zoólogo norteamericano Alfred Charles Kinsey,
quien publicó un par de libros acerca del tema en los cuales sostiene que
cualquier actividad sexual es legítima, que los datos científicos no avalaban la
prohibición del incesto, ni de las relaciones entre chicos y adultos, y que las
leyes que las penalizaban debían ser abolidas. Sostenía que el hombre liberado
de los condicionamientos socio-culturales era naturalmente bisexual y que la
sodomía era un acto natural y saludable.
Kinsey “utilizó los ejemplos más aberrantes de conducta sexual de
hombres y mujeres para fundamentar sus hipótesis. He aquí el principal error
desde el punto de vista científico: la elección de la muestra a estudiar. La
gran mayoría de los hombres que entrevistó eran homosexuales, pedófilos, ex
convictos y proxenetas que encontraba en bares de homosexuales… gran parte
de los datos en los que basaba sus ideas sobre el sexo de los niños los obtuvo
de un pedófilo habitual, Rex King, quien guardó un registro de sus
experiencias con 800 chicos y chicas y que llegó a estimular sexualmente
hasta chicos de tres meses. Kinsey lo felicitó por su espíritu de investigación”
(Horacio Boló, Algunas de las bases pretendidamente científicas de los
cambios de la conducta sexual de la sociedad occidental, El Tiempo, Azul,
9/7/2006).
VIII.No queremos acabar esta declaración sin un poco de esperanza. Poco
a poco aparecen límites a la degeneración. Ya no podrá repetirse el caso de
Tobías, ese hijo condenado a vivir sin madre en medio de una pareja
repugnante, porque la India prohibió la locación de vientres por extranjeros;
ya no podrán adoptar rusos los franceses que aprobaron el sodomonio, ley
que no respeta, como afirmó Putin, “nuestra tradición cultural, nuestras
normas éticas, legislativas y morales” (Putin contro Hollande “niente più
adozioni, colpe delle nozze gay”, Corriere della Sera, 27/4/2013). Ojalá que
esos límites se multipliquen.
Buenos Aires, mayo 10 de 2013.
Juan Vergara del Carril
Bernardino Montejano
Secretario
Presidente
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