abuso sexual infantil por parte de clérigos y religiosos católicos

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StMor 44 (2006) 377-393
RAFAEL PRADA C.SS.R.
ABUSO SEXUAL INFANTIL POR PARTE
DE CLÉRIGOS Y RELIGIOSOS CATÓLICOS
El escáncalo de abuso sexual de menores por parte de clérigos y religiosos católicos ha traspasado la frontera de los países
anglosajones, donde hace algunos años comenzó, y ha inundado los ambientes de casi todos los países tradicionalmente católicos como España, Italia, y Latinoamérica.
El presente artículo quiere ser una aproximación crítica al
tema. Una primera parte describirá el fenómeno patológico de
la pedofilia diagnosticado como parafilia. Después se hablará
de ella a la luz de la psicología. Una tercera parte presentará, a
grandes líneas, el escáncalo mundial del abuso sexual de menores por parte de clérigos y religiosos. Finalmente, una cuarta
parte dará recomendaciones, tanto psicológicas como jurídicas
y religiosas, para afrontar la situación y corregir esa conducta
desviada.
1. Descripción de la pedofilia y del pedófilo
Comúnmente se entiende por pedofilia el acto o la fantasía
de establecer relaciones sexuales con niños menores de edad,
como método repetidamente preferido o exclusivo, para lograr
la excitación sexual. Algunos hablan de pedofilia cuando se
trata de relaciones sexuales de un hombre con jovencitas o
niñas, de pederastía cuando las relaciones sexuales son de un
hombre con muchachitos menores de 14 años, y efebofilia cuando las relaciones sexuales son con adolescentes1.
En el presente artículo utilizaremos primordialmentede los
1 Las etimologías provienen del griego: paidòs: niño; filía: amor; erastés:
amante; efebo: adolescente.
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términos pedofilia y efebofilia, entendiendo por pedofilia la
relación sexual de un adulto con niños y niñas antes de su
pubertad, y por efebofilia la relación sexual con adolescentes
menores de edad. Como nos damos cuenta inmediatamente, no
es fácil la distinción clara de todos los términos porque hay que
tener en cuenta el proceso de maduración biológica (pubertad),
psicológica (adolescencia) y las leyes que reglamentan, según
los países y culturas, cuándo una persona ha llegado a su mayoría de edad2.
El DSM-IV3 incluye un diagnóstico standard para la pedofilia con los siguientes criterios que se citan textualmente:
“A. Durante un período de al menos 6 meses, fantasías
sexuales recurrentes y altamente excitantes, impulsos sexuales
o comportamientos que implican actividad sexual con niños
prepúberes o niños algo mayores (generalmente de 13 años o
menos).
A. Las fantasías, los impulsos sexuales o los comportamientos provocan malestar clínicamente significativo o deterioro
social, laboral o de otras áreas importantes de la actividad del
individuo.
B. La persona tiene al menos 16 años, y es por lo menos 5
años mayor que el niño o los niños del criterio A.
Nota: no se debe incluir a individuos en las últimas etapas
de la adolescencia, que se relacionan con personas de 12 o 13
años” (APA, 1995, 248).
Más del 20% de los pedófilos son parientes de la víctima.
Los hombres heterosexuales pedófilos buscan niñas de 8 a 10
años, desconocidas, cuya confianza van ganando poco a poco, y
generalmente no van más allá de tocarlas y acariciarlas. Los
homosexuales pedófilos buscan muchachos de 10 años en adelante. Algunos pedófilos son agresivos.
La mayoría de los pedófilos son hombres, con edades que
fluctúan entre 30 y 40 años, inmaduros, solitarios, con complejos de culpa o sentimientos religiosos contradictorios, con baja
La atracción sexual hacia niños muy pequeños se llama infantofilia y
siempre esconde problemas graves de personalidad.
3 DSM-IV significa Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos
Mentales, en su cuarta edición. Y APA es la Asociación Psiquiátrica
Americana.
2
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autoestima y dificultades para establecer relaciones heterosexuales normales. Por lo general no presentan trastornos psicopatológicos, pero algunos de ellos ejercen los actos pedofílicos
en momentos estresantes.
Generalmente hablando la pedofilia es la parafilia que la
sociedad ve con mayor horror y ante la cual reacciona con mayor
energía. Muchas veces la reacción escandalosa y agresiva de los
padres o familia del niño abusado, produce mayor daño que el
acto pedófilo en sí, por cuanto se suscitan fácilmente sentimientos de culpa y de vergüenza en el niño, con baja de su
autoestima y tendencia a la represión.
En las últimas décadas la permisividad hacia la pedofilia ha
crecido. Scarlettari y Laggia (2003, 32-33) afirman que los sitios
pedófilos en Internet han aumentado en un 200%, hay 552
organizaciones bien estructuradas en el mundo que reinvendican los derechos pedófilos, existen partidos políticos y comités
que luchan por defender esos derechos, por ejemplo en
Holanda, y las mujeres pedófilas se han organizado en 5 diversas organizaciones mundiales. La ONU publicó en el 2006 un
reporter donde afima que sólo en el año 2000 hubo 230 millones de niños abusados sexualmente en el mundo (El Tiempo: 14
de octubre 2006, 1-23).
Sin embargo, algunos de los practicantes de la pedofilia
afirman que ellos, y en general los que practican las llamadas
“desviaciones sexuales” (parafilias), son seres muy evolucionados que forman ya el verdadero hombre del futuro, realizado en
todas sus potencialidades (Cooper 1997, 256).
Muchas publicaciones sobre pedofilia sostienen que un
gran número de pedófilos sufrieron abuso sexual cuando eran
niños. Así, la Escuela Sexoanalítica Canadiense afirma que la
mitad de los pedófilos que son tratados allí en terapia, han
sufrido ataques sexuales cuando eran niños (Bouchard 2001,
127). Sin embargo, afirma Vittorino Andreoli, psiquiatra italiano, el pedófilo tiene capacidad de elección y es responsable de su
acción; estas son sus palabras: “Definir al pedófilo como enfermo no está en contradicción con retenerlo responsable de un
crimen, porque a pesar de que aquella atracción sea un trastorno de la sexualidad, no comporta incapacidad para dominarlo”
(2004, 5).
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2. La pedofilia a la luz de la psicología
El psicólogo Helí Alzate (1987, 155) sostiene que los seres
humanos llegan a su madurez sexual bastante antes que nuestras costumbres y leyes lo reconozcan. Afirma que no parecen
existir bases biológicas para considerar “anormal” la actividad
sexual entre adultos y jovencitos, porque son frecuentes entre
los animales inferiores y en algunas culturas humanas. Y añade
que en Occidente, este tipo de relación era bien visto en las
antiguas Grecia y Roma, y hasta finales del siglo XVIII la legislación al respecto no fue rígida: hasta el siglo XIX la edad legal
para el consenso sexual en muchas legislaciones anglosajonas
era de 10 años, y en el estado norteamericano de Delaware
hasta el año de 1895 era de 7 años.
2.1 El psicoanálisis
Sigmund Freud consideraba la pedofilia claramente como
una parafilia o desviación sexual.
Para los psicoanalistas el pedófilo no ha resuelto su “complejo de Edipo”4 y de esa manera es un pervertido del amor
padre/madre que asegura su energía sexual para su propio placer.
Incapaz de relacionarse sexualmente con un adulto, su
sexualidad permanece polimorfa como la de un niño. El niño es
la salida a sus impulsos descontrolados. Todo acto de abuso
sexual con menores es edipiano, no sólo por su naturaleza
arcaica, sino por la desproporción entre los dos protagonistas
Se trata de un drama griego compuesto por Sófocles hace más de
2.300 años, con simbología universal y para todos los tiempos. Edipo, sin
saberlo, mata a su padre, llega a ser rey de Tebas y se casa con Yocasta, su
madre. Al saber la verdad, Yocasta se ahorca y Edipo se saca los ojos y
abandona la ciudad. Sigmund Freud utilizó la leyenda para identificar la
atracción erótica del hijo hacia la madre (o de la hija hacia el padre) combinada con una actitud hostil hacia el padre (o de la hija hacia la madre). Los
seguidores de Freud hablaron de “Conflicto de Edipo” para el niño, y
“Conflicto de Electra” para la niña.
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(Stoller 1977, 109-214).
Los terapeutas psicoanalistas tratan de desbloquear el trauma causado en la infancia (superar el complejo edípico) para
que el interesado adquiera formas más maduras de expresión
sexual (Goldeb 1998, 32).
2.2 El conductismo
Los teóricos del comportamiento hablan de la pedofilia
como aprendizaje de actitudes negativas hacia el sexo, experiencias de abusos sexuales durante la niñez, exposición a modelos
de aprendizaje sexual desviado, sentimientos de inseguridad y
autoestima baja, y dificultad en las relaciones interpersonales,
lo que facilita una relación sexual adulto-niño (Tollinson –
Adams 1979, 16-112).
Para ayudar en la cura de los pedófilos tradicionalmente se
ha utilizado la terapia aversiva (acoplar fantasías parafílicas con
estímulos aversivos) y la desensibilización sistemática (relajación y condicionamiento imaginativo de relaciones sexuales
adecuadas).
2.3 El cognitivismo
Para los cognitivistas la sexualidad es uno de los sistemas
motivacionales interpersonales (SMI). La pedofilia, como toda
parafilia, sería el resultado de SMI’s inadecuados producidos en
la relación con las figuras familiares importantes (Veglia 1999,
588-639
Basados en la “teoría del apego” de John Bowlby, aceptada
por los psicólogos cognitivistas, el pedófilo podría ser fruto de
una relación con la “figura materna” de tipo inseguro-resistente.
Dicha figura a veces ha respondido con cariño y amor y a veces
no. De esa manera, se ha creado un niño que no ha aprendido a
controlar sus exigencias, que busca de manera compulsiva y
obsesiva afectividad y sexo y que no sabe poner límites a su
deseo de posesión (Prada 2004, 83).
Los terapeutas cognitivos usan técnicas de autocontrol, de
gestión del estrés, de reestructuración cognitiva y de rehabilitación social.
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2.3 Perspectiva social
El abuso sexual de menores puede suceder dentro del cuadro familiar (incesto), en el ámbito comunitario (pederastía) o
a nivel internacional (prostitución infantíl).
2.3.1 El incesto
La sexualidad de los hijos puede ser motivo de conflicto
para los padres. Así las manifestaciones púberes de ellos pueden despertar en los padres problemas no resueltos de sus años
adolescentes.
El acto incestuoso es desestabilizador del orden afectivo y
sexual tanto para la victima, como para el agresor y el entorno
familiar. A esto hay que añadir el silencio forzoso que se impone. Se calcula que el 65% de las mujeres han sido víctimas,
alguna vez en su infancia, de un abuso sexual incestuoso. El
incesto, de mayor a menor número, se calcula así: padre-hija,
entre hermanos, abuelo-nieta, entre primos, madre-hijo. Desde
este punto de vista, el mayor número de casos de abuso sexual
se realiza dentro de los muros de la casa paterna.
Hay factores que facilitan el incesto: el hacinamiento y la
pobreza extrema, la precocidad sexual de los niños, los problemas psicopatológicos de la familia, la sexualización de la vida
social, la desintegración de los valores familiares, etc.
2.3.2 La pederastía
El abuso sexual de pederastas en la calle o en otros ambientes fuera del hogar, es traumático pero ocasional. La mayor
parte de los casos se realizan en los parques, a la salida de las
escuelas, o en los predios de ruinas o descampados.
El pederasta más peligroso es aquel en quien el niño confía
naturalmente: un criado, un amigo de familia, un profesor, un
clérigo, un maestro, un policía, etc. El escándalo y el interrogatorio que se hace ante la policía, el juez o las autoridades,
puede ser más perjudicial que el mismo abuso sexual, por la
dramaticidad, la obsesión de detalles, la ira explosiva de los
padres y la curiosidad malsana de los expectadores.
2.3.3 La prostitución infantil
El I Congreso Mundial contra la explotación de menores,
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celebrado en Estocolmo (Suecia) del 27 al 31 de agosto de 1996,
llamó la atención sobre los más de 2 millones de menores explotados sexualmente en todo el mundo y sobre la manera sofisticada
de esta industria criminal. Asia es el continente más afectado, y
los países desarrollados de Occidente son los que más “turistas
sexuales” tienen (Alemania, USA, Francia, Italia...).
Los pedófilos de todo el mundo se comunican entre sí especialmente a través de Internet.
Entre las causas de la prostitución infantil tenemos: la
pobreza que induce a muchos padres a prostituir a sus hijos
para sobrevivir, la urbanización no planificada, las migraciones,
la desintegración familiar, el consumo de drogas y el miedo al
contagio del sida.
Los defensores de la perspectiva social han recomendado
terapias de tipo sistémico y familiar para el control y cura del
abuso sexual de menores, el uso de substancias que disminuyan
la producción de andrógenos en los pedófilos, la castración química de los victimarios y la cirugía hipotalámica estereotáctica.
El resultado de todas estas terapias ha sido muy precario.
2.4 Efecto de la pedofilia en las víctimas
Al introducir al niño/a en actividades sexuales que no son
propias de su edad, se interfiere brutalmente en el desarrollo sano
y normal de su sexualidad. El niño/a pude albergar sentimientos
de pérdida de confianza y seguridad en sí mismo/a, sentimientos de vergüenza y auto-menosprecio. Incluso la víctima puede
sentirse culpable por lo que está viviendo.
La gravedad de todos estos sentimientos y consecuencias
dependerá de muchos factores: duración del abuso, apoyo emocional que la víctima encuentre en su familia o en otras personas, tipo de agresor (que sea familiar o no) y de abuso cometido, manera cómo la familia o los conocidos reacciones (con
escándalo, violencia...), etc.
La pedofilia no es un fenómeno nuevo. Tal vez sea más
notoria hoy por la permisividad de la sociedad, la crisis de valores y por el desarrollo de los medios de comunicación. Pero es
cada vez mayor el número de individuos, de grupos, y hasta
de familias que, inmersos en la promiscuidad de costumbres,
son incapaces de distinguir entre la proximidad afectiva y el
respeto al otro, entre lo ilimitado del amor y los límites que
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dan el tiempo y el espacio, entre un amor oblativo que respeta
dignidad y libertad y una posesión compulsiva que irrumpe y
que corrompe.
3. La pedofilia de los clérigos de la Iglesia católica
En las últimas décadas del siglo XX se desataron escándalos de pedofilia de clérigos de la Iglesia católica, especialmente
en las naciones anglosajonas, para luego extenderse a muchos
otros países.
Los medios de comunicación, los políticos, los intelectuales y el público en general han hecho diversas declaraciones
sobre el tema, muchas de ellas contradictorias, parciales, exageradas o mentirosas, que no han ayudado a aclarar los hechos y
a encontrar la verdad5. No podemos negar que la pedofilia de clérigos católicos existe y es un hecho gravísimo en la Iglesia católica. Pero debemos situarla críticamente en la verdad, para bien
de los niños/as víctimas, y de la misma Iglesia y sociedad.
3.1 El escándalo pedófilo clerical a nivel mundial
La Iglesia católica ha sufrido una crisis, tal vez la más fuerte
desde el surgimiento del protestantismo, a causa de los escándalos de clérigos y religiosos en relación al abuso sexual de menores.
3.1.2 Algunos casos
La Iglesia católica de Estados Unidos ha sido la más afectada
y donde el escándalo ha llevado a soluciones jurídicas, psicológicas, eclesiales y económicas:
- Más de 1.500 clérigos y religiosos estadounidenses han
sido acusados de pedofilia desde el año 1950, incluidos algunos
obispos y jerarcas que son pedófilos, o que los han encubierto.
- El caso más escandaloso fue el del cardenal Bernard Law,
5 Prototipo de esa actitud negativa y sesgada son las numerosas publicaciones del español Pepe Rodríguez, empeñado en una especie de cruzada
contra la Iglesia católica y sus enseñanzas sobre la sexualidad. Aquí se aplica el refrán que “la peor mentira es la verdad a medias”.
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de Boston, quien fue acusado de encubrir a varios sacerdotes
pedófilos, entre ellos a John Goeghan quien abusó de más de
130 menores a lo largo de varios años (Sperry 2003, 148).
- También el cardenal de Los Ángeles, Roger Mahoney, ha
sido acusado de encubridor. Varias diócesis y congregaciones
religiosas han debido pagar millones de dólares de indemnización por abusos sexuales y algunas de ellas se han declarado en
bancarrota.
En Europa tampoco han faltado los escándalos :
- El obispo Brendan Comiskey de Irlanda renunció a su
cargo en el 2002 y se disculpó públicamente por los múltiples
abusos que cometió el P. Sean Fortune, quien se suicidó. La
misma Iglesia católica publicó en octubre del 2005 el “Reporte
Ferns” con todos los datos de abuso sexual de menores por
parte de clérigos en la diócesis del mismo nombre (Moloney
2005, 4).
- En Polonia, el obispo Juliusz Paetz, de Poznam tuvo que
renunciar acusado de agredir sexualmente a varios clérigos en
el seminario.
- Casos parecidos se han presentado en España, Francia,
Italia, Alemania y en otros países europeos.
En América Latina los casos más sonados han sido:
- Las acusaciones de pedofilia contra el fundador de los
Legionarios de Cristo, el P. Marcial Maciel, a quien el año pasado la Santa Sede prohibió toda acción litúrgica y presentación
en público.
- La condena en Brasil del P. Tarcisio Tadeu Spricigo por
abusar de varios niños entre el 2001 y el 2002.
- El escándalo de estas últimas semanas en Colombia con la
acusación contra el P. Efraín Rozo, famoso ciclista de otras
épocas, sobre actos de pedofilia con un sobrino y con otros candidatos al sacerdocio. También el P. Rozo tiene acusaciones en
Los Ángeles, California6.
Estos son algunos, solamente, de los muchos casos de
6 Un resumen de lo acaecido lo podemos encontrar en la edición 1274
de la revista Semana del 2 al 9 de octubre del 2006, pp. 56-60. El cardenal
de Bogotá ha declarado que el video, en inglés y grabado en Los Ángeles,
donde se acusa al P. Rozo, es un montaje malintencionado. El proceso está
en marcha.
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pedofilia del clero y de los religiosos católicos que se han judicializado a lo largo y ancho del mundo, pero manifiestan claramente que la Iglesia católica sufre de un problema tremendo en
algunos de sus miembros y que debe dar una respuesta clara,
humilde, valerosa y evangélica a los ojos de toda la sociedad, ya
que ella ha sido guardiana universal de la moralidad.
3.1.3 Posibles aclaraciones y causas de la pedofilia entre el
clero
A. Aclaraciones
Es conveniente redimensionar con la verdad el alcance y las
proporciones del problema pedófilo en la Iglesia católica, porque, como hemos anotado, al lado de la verdad se han dicho
muchas mentiras y exageraciones con motivaciones antirreligiosas, anticatólicas, intereses económicos y actitudes revanchistas
de grupos y asociaciones que no participan de las enseñanzas y
actitudes del catolicismo.
- No es verdad que la pedofilia sea una “pandemia” entre el
clero y los religiosos católicos. La mayoría de los abusos constatados se han hecho no con niños sino con adolescentes (efebofilia) y la proporción ha oscilado entre el 2% ó 3% del clero y
religiosos7. Esta es una cifra inferior a la pedofilia entre los hombres casados y al de los clérigos de otras confesiones religiosas.
Porcentajes más altos de pedofilia los encontramos entre los
maestros, los policías, los médicos, los psicólogos y otras profesiones. También otras confesiones no católicas han reconocido
porcentajes más altos de pedofilia entre sus clérigos que entre
los clérigos católicos8.
- No es verdad que el celibato lleve a la pedofilia o a otras desviaciones sexuales. El ambiente donde mayor número de casos
pedófilos se presenta es la familia; y son personas heterosexuales
casadas y con relaciones sexuales, las que mayormente abusan de
7 Ver el libro de Philiph Jenkins Pedophilia and Priests. Anatomy of a
Contemporary Crisis, Oxford University Press, New York 1996. El autor no
es católico y es una de los grandes historiadores estadounidenses actuales.
8 Amedeo Cencini, sacerdote italiano, psicólogo y formador, en su obra
Por amor, con amor, en el amor. Libertad y madurez afectiva en el celibato
consagrado, Sociedad de Educación Atenas, Madrid 1998, 74-77, trae datos
concretos al respecto.
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los menores o manifiestan conductas sexuales desviadas.
La discusión sobre si el celibato deba ser obligatario para el
sacerdote católico latino se ha de plantear aparte del problema
pedófilo y de las conductas sexuales desviadas. Es cuestión de
discusión teológica, de régimen de la Iglesia, de convicciones
espirituales y de ejercicio de la libertad. Mezclar los argumentos no ayuda a nada, sino que causa mayor confusión.
- No es verdad que la homosexualidad no está conectada
con la pedofilia. Es tres veces más probable que los homosexuales sean pedófilos que los hombres heterosexuales. Un tercio de
varones homosexuales sienten atracción por los adolescentes
(Jenkins 1996, 65) y la mayoría de los abusos de clérigos pedófilos se realizan no con niños/as, sino con adolescentes (efebofilia), manifestando esos clérigos claras tendencias homosexuales
(Hudson 2002, 2).
B. Causas
Una vez aclarados estos puntos, podemos arriesgar algunas
causas posibles de la pedofilia en los ambientes clericales católicos y del escándalo suscitado en las últimas décadas.
- En la Iglesia Católica ha primado un exagerado clericalismo que ha supuesto una superioridad moral e intelectual de los
clérigos sobre los laicos. No siempre los clérigos hemos sido
“humildes servidores del pueblo de Dios”, sino que muchas
veces nos hemos dejado llevar de privilegios, búsqueda del
poder y egocentrismos, y esta actitud, a la larga, favorece la
hipocrecía y el abuso del poder (O’Conaill 2006, 5-6).
- La Iglesia católica (como la sociedad en general) no ha
logrado acertar con una buena educación sexual y afectiva de los
candidatos al sacerdocio y a la vida consagrada. Este es, tal vez,
el aspecto más débil y frágil en la formación dada en los seminarios. Fácilmente se presentan actitudes de negación de la
sexualidad, de represión de la misma, o de sublimación sin
haberla antes asumido como parte integral del ser humano.
Una dirección espiritual impuesta y no asumida favorece el que
el candidato niegue o esconda sus dificultades de tipo sexual,
para que luego, después de la ordenación sacerdotal (que se
presenta como el mayor “refuerzo” que incrementa la conducta
anterior), se manifiesten en el ministerio sacerdotal.
- También la Iglesia católica a lo largo de los siglos ha exagerado el “secretismo” a todos los niveles, y una sociedad actual
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RAFAEL PRADA
abierta y que busca la noticia (la “chiva”) a cualquier precio, no
es amiga de dicha actitud. La Iglesia debe ser transparente y
diáfana en sus ministros, admitiendo aún sus debilidades, si
quiere continuar defendiendo los valores morales de una sociedad ordenada. Si a todas las personas se les pide “coherencia” y
“transparencia”, con mayor razón al clérigo que predica y debe
ser modelo de moralidad.
- Finalmente, la Iglesia católica del postconcilio ha debilitado los controles y exigencias para el ingreso a los seminarios y
casas de formación. En algunos países ha sido demasiado condescendiente con el ingreso de homosexuales a los seminarios
(Cozzens 2000, 136-138)9, y la exclusión, por parte de la APA10,
de la homosexualidad como trastorno psicológico ha influenciado ciertos sectores católicos, haciéndolos más permisivos.
4. ¡Qué hacer ante la pedofilia clerical?
En este apartado trataremos sobre las medidas que ha
tomado la Iglesia Católica en el caso de la pedofilia del clero, y
qué podemos hacer nosotros, católicos comprometidos, para
ayudar tanto a las víctimas como a los abusadores, de manera
que la Iglesia siga prestando un servicio humilde, coherente y
de valor, por el bien del ser humano y los principios morales
que lo dignifican.
4.1 ¿Qué hace la Iglesia católica?
Sin temor a equivocarnos podemos afirmar que la Iglesia
considera la pedofilia como un crimen horrendo y lo castiga con
las penas más severas que ella posee. Jesús fue tremendo contra
9 En esas páginas Cozzens manifiesta su preocupación por el desmesurado aumento de homosexuales en los seminarios diocesanos y casas de
formación de congregaciones religiosas de USA.
10 Desde 1973 en la tercera edición de DSM, la Asociación Psiquiátrica
Americana no clasifica la homosexualidad como trastorno de la sexualidad.
El director de esa III edición, Robert Spitzer, sin embargo, presenta ahora
terapias de su propia invención para la “reorientación de la homosexualidad”.
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quien escandaliza a los pequeños: más les valiera que se les
colocara una piedra de molino al cuello y los tiraran al mar
(Lucas 17, 1-2).
Según el “Motu Proprio” Sacramentorum Sanctitatis Tutela
del Papa Juan Pablo II, fechado el 30 de abril del 2001, se considera “grave delito” el crimen cometido por un clérigo contra
un menor de 18 años11. Esto significa que este crimen se pone a
la par de la violación del secreto de Confesión, la profanación
de la Eucaristía, y otros, y debe ser remitido a la Congregación
de la Doctrina de la Fe para su solución. Esta clase de delito
puede ser directo (abuso o contacto físico) o indirecto (mostrar
pornografía al menor, o poseer pornografía infantil bajada de
Internet).
Si la acusación es “creíble”, el obispo o superior mayor religioso debe actuar inmediatamente tanto en los casos actuales
como en los que han pasado hace muchos años. Presumiendo
inicialmente la inocencia del clérigo acusado, no obstante se
debe proceder tanto a una investigación interna de la Iglesia,
como a una civil según las leyes del país, y el superior canónico
debe apartar temporalmente de toda actividad pastoral y del ejercicio del ministerio al acusado. Éste, a su vez, no puede tener
ningún tipo de contacto con su acusador (es) o con la víctima
(s) mientras dure la investigación. El superior debe dar apoyo
adecuado (psicológico, legal etc.) para el acusado y para la
supuesta víctima. A ésta, de manera especial, hay que darle la
oportunidad de expresarse y apoyarla junto con su familia de
manera práctica y emocional12.
La Iglesia recomienda en estos casos consultar sobre el
tema a expertos tanto del derecho canónico como del civil, a
superiores y obispos con experiencia jurídica y práctica y a personas competentes.
Los castigos de la Iglesia, si el clérigo o religioso es hallado
culpable, pueden llegar hasta el impedimento permanente para el
En el caso de abuso sexual cometido por un formador de seminario
o casa de formación contra un formando, no hay límite de edad para que se
le considere como “delito grave”.
12 Mayores detalles al respecto los podemos encontrar en el Derecho
Canónico de la Iglesia, cánones 620, 695, 1319, 1717, y en la praxis canónica de la Iglesia.
11
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ejercicio del ministerio pastoral sacerdotal, la salida de la
Congregación si es religioso, además de las penas que le imponga la ley civil.
4.2 ¿Qué podemos hacer nosotros?
En este apartado nos referiremos a los sacerdotes y laicos
católicos en general. Todos debemos colaborar para que brillen
la verdad y la justicia y para que todo se haga desde un ángulo
evangélico y al mismo tiempo legal.
4.2.1 En cuanto a la víctima
Debemos prestarle toda la ayuda posible, psicológica, jurídica, ecoómica, etc., evitando en lo posible el escándalo y las apreciaciones que puedan disminuir la autoestima del niño o incrementar sus posibles sentimientos de culpabilidad.
La reacción negativa de familiares y adultos puede causar
gravísimo daño. No olvidemos que los expertos en traumas y
dificultades infantiles afirman que la cultura (familia, escuela,
ambiente, sociedad) puede volver a los niños “resilientes”13 si
acoge o ayuda a concluir “el relato inconcluso” del trauma y
ofrece los medios para cicatrizarlo (Cyrulnik 2001, 27-108).
Los especialistas recomiendan a los padres tratar con sus
hijos el tema de un posible abuso sexual, enseñarles a cuidar su
cuerpo, distinguir caricias inapropiadas y exigir respeto al espacio personal y privacidad. Además, recomiendan creer a los
niños que acuden a sus padres refiriéndoles abusos sexuales o
comportamientos sexuales inapropiados de parte de otras personas.
Es indispensable ofrecer al niño abusado terapia psicológica
para superar el estrés postraumático que adquiere el 50% de ellos.
Con los niños más grandes se puede utilizar la terapia de la
palabra, con los más pequeñines la terapia de la fantasía y el
juego14.
13 La “resiliencia” es la capacidad del ser humano para superar traumas y dificultades y tomar energía de los mismos para seguir adelante y
triunfar.
14 La revista irlandesa Reality durante todo el año 2005 publicó una
serie de artículos “Who protects our children”, de Anne Marie Lee, sobre el
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4.2.2 En cuanto al victimario
Ya hemos hablado del procedimiento canónico y del proceso jurídico por parte de la autoridad civil. Pero no olvidemos
que también el pedófilo tiene sus derechos y como persona
humana que es, merece respeto y consideración. Y si somos
creyentes católicos, nuestro proceder debe ser según el
Evangelio. La aplicación de penas y castigos en la Iglesia debe
tener un sentido salvífico: no se trata de ensañarse con el pecador y humillarlo, se trata de recuperarlo para el bien y la verdad. Para el Evangelio la justicia debe ser con misericordia y ésta
debe ser sin complicidades. De lo contrario no se rescatarían la
verdad y la justicia y daríamos rienda suelta a la ira y a la
humillación (Mateo 9, 13).
El pedófilo debe ser ayudado psicológica y espiritualmente.
La psicología le ofrece diversas terapias para controlar su tendencia pedófila. La religión y la espiritualidad, con un buen
asesoramiento y el control de un director espiritual, le ofrecen
medios para evitar los “estímulos discriminativos pedófilos”,
ser humilde, acudir a la oración y aumentar su capacidad interior de toma de decisiones desde su conciencia, que es el sagrario de la persona. Si no hay acompañamiento espiritual y formación de la conciencia, no hay ayuda espiritual que sirva.
4.2.3 En cuanto a nosotros, la sociedad en general
Todos estamos incluidos en este proceso de amor, respeto y
ayuda por la niñez y juventud. Jesús amaba a los niños y los
defendía (Marcos 10, 13-17). Todos debemos estar empeñados
para ofrecerles una sociedad más limpia y feliz, que les permita
manifestar todas las inmensas cualidades que Dios les dió. Para
ello presentamos algunas sugerencias:
- Hacer una sociedad y una cultura menos pansexualista.
abuso físico, sexual psicológico etc. de los niños. La autora nos explica
cómo los niños pueden ser maltratados, cuáles son los efectos en ellos y en
sus familias, cómo se reconoce el maltrato, cómo ayudar a prevenir, cómo
se puede ayudar a un niño abusado, cómo reintegrar al abusador en sociedad, y cómo romper el “secretismo” que rodea muchos de estos casos. Los
objetivos, el enfoque teórico y el lenguaje de estos artículos, nos pueden ser
de gran utilidad.
392
RAFAEL PRADA
Por desgracia permitimos que los medios de comunicación, la
publicidad, los juegos, la escuela, y aún la familia etc., se conviertan en vehículos no de “formación sexual”, sino de “información sexual”. Si no hay formación en valores, no hay auténtica formación de la sexualidad. De esta manera hipócrita, permitimos en el aprendizaje de la vida lo que luego prohibimos en
el abuso de los niños y adolescentes.
- Aprender a poner límites y controles en nuestras relaciones.
“Buenos límites producen buenos vecinos”. Toda profesión que
tenga que ver con los demás, y especialmente las profesiones
que inspiran confianza (sacerdotes, médicos, psicólogos, maestros...) deben insistir y enseñar estrategias preventivas que ayuden al respeto y valoración de los demás, especialmente de los
menores de edad. En USA ya se dan cursos de “boundaries”, o
fijación de límites, porque todos somos débiles y la humildad y
reconocimiento de nuestras tendencias e instintos, y cómo controlarlos, es esencial para la formación de una sociedad humana (Macke 1993, 23-25).
- Buscar siempre la verdad y coherencia en nuestras relaciones. Esto implica encontrar la verdad de un posible abuso
sexual de los clérigos y llevar al implicado a la justicia eclesiástica
y civil; y también ayudar al menor de edad, para que ponga en ejecución toda la capacidad de resiliencia que Dios le ha dado.
El actual escándalo mundial de la pedofilia de los clérigos
es ocasión de purificación que Jesucristo da a su Iglesia para que
sea más auténtica, humilde, servidora y transparente ante un
mundo que cada día necesita más del amor misericordioso del
Señor.
P. JOSÉ RAFAEL PRADA RAMIREZ,
Sacerdote Redentorista y Doctor en Psicología
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