Antioxidantes naturales: ¡adiós a los medicamentos! “ Una manzana al día y del médico te librarías” Sin duda, el lector habrá escuchado en más de una ocasión este viejo proverbio inglés en el que se alaban las propiedades de ‘La Fruta’ por excelencia. De hecho, aunque pudiera parecer exagerado, se trata de una afirmación con una sólida base científica. ¿A qué es debido este poder curativo que no sólo presenta la manzana sino también otras frutas como la uva, el pomelo, el mirabel o la papaya? Pues bien, los responsables de todo esto son unas sustancias muy pequeñas (del orden de micras) denominadas antioxidantes, que se encuentran presentes en todas ellas y que tienen un efecto directo sobre nuestro organismo. ¿Qué son los antioxidantes? Los antioxidantes o conservantes son sustancias, que en su mayoría pueden ser clasificados por su naturaleza química como polifenoles - compuestos moleculares formados por más de un anillo bencénico unido a un grupo hidroxilo-, y que tienen como misión impedir, dentro de la propia fruta donde se encuentran, los procesos de carácter oxidativo y mantenerla de esta manera por más tiempo en condiciones óptimas. El caso más claro es el de la cáscara de avellana, conocida por su alto contenido en dichas sustancias, que impiden una putrefacción prematura de la misma para proteger a la semilla de los agentes externos que la pondrían en peligro. Esto se podría extrapolar a cualquier otra fruta, en la que los antioxidantes, químicamente, tratarán de decelerar el proceso de deterioro que sufre la misma con el paso del tiempo. Lógicamente la naturaleza es sabia y a medida que pasa el tiempo, el contenido en antioxidantes de la fruta disminuye considerablemente y en proporción a su menor necesidad dentro de su misión por mantener la fruta ‘fresca’. ¿Qué efectos tienen en nuestro cuerpo ¿Se imagina el lector que pudiéramos extraer estas sustancias de la fruta e introducirlas en nuestro organismo? Aparte de que el envejecimiento tendría lugar de un modo mucho más lento, se prevendrían enfermedades como el cáncer, úlcera, las cataratas, la artereoesclerosis, enfermedades degenerativas,... (Haegele et al, 2000; Halliwell et al., 1996; Michels et al., 2000). Además, numerosos estudios avalan la capacidad de estas sustancias como antiinflamatorios, antiartríticos, antihistamínicos, antialérgicos, etc...(Pratico et al., 2000; Wang et al., 1996). ¿A qué es debido esto?. Es muy sencillo responder a esta pregunta si tenemos en cuenta que los radicales libres y el oxígeno están implicados en las reacciones de oxidación responsables de un gran número de enfermedades. Los radicales libres no son más que fragmentos moleculares que poseen algún electrón libre (no compartido) y por ello, son especies tremendamente inestables y con gran tendencia a reaccionar. Son iniciadores de diferentes reacciones en cadena que tienen lugar en nuestro organismo y que están clásicamente relacionadas con patologías de diferente índole. El oxígeno, por su parte, es evidente que es promotor y protagonista indiscutible de este tipo de procesos. Visto esto, las sustancias antioxidantes, dependiendo de su estructura química y reactividad, actuarán en general, por dos caminos: 1 - Deteniendo la formación de radicales, de manera que se inicien otras reacciones de carácter competitivo. - Capturando el oxígeno, denominándose de esta forma sustancias antioxígeno. Europa y los antioxidantes Seguro que más de una vez ha comprobado que entre los ingredientes de su yogur, cerveza o sus cereales aparece la palabra antioxidante E-320, E-321, etcétera. Pues bien, se trata simplemente de la denominación estándar que se le da a sustancias como el BHT, BHA,..., todos ellos conocidos antioxidantes que tienen como única la misión de mantener nuestros alimentos en buen estado por más tiempo. El problema es que hoy en día –por ser más económica su obtención- la mayoría de estos conservantes son sintéticos, es decir, fabricados en el laboratorio y algunos de ellos perjudiciales en grandes cantidades. Obviamente, las autoridades europeas no han hecho caso omiso a este gran peligro y en los últimos años han restringido radicalmente la utilización de este tipo de sustancias en los productos de consumo habitual. De este hecho se deriva la auténtica revolución que se ha producido en los laboratorios de medio mundo, incrementándose de forma espectacular el interés por la obtención de este tipo de sustancias de fuentes naturales, de acuerdo con la línea de opinión de que lo natural es más recomendable y sano. Las revistas especializadas más prestigiosas del planeta se han hecho eco de este efecto y el número de artículos científicos que hacen referencia a él se han multiplicado por diez en los últimos cinco años. ¿Cuáles son las principales fuentes naturales de antioxidantes? Como ya se ha indicado, todas las frutas contienen sustancias conservantes como mecanismo de defensa a su propio envejecimiento. Sin embargo, algunas de ellas destacan con respecto a las demás por su alto contenido en los mismos: - <a href.=” www.mujeresdeempresa.com/vida_cotidiana/vida010302.htm”>Manzana< /a>: Así, en pruebas de laboratorio, distintos investigadores hallaron que extractos obtenidos de la cáscara de manzana (Malus pumila) inhibían el crecimiento de las células cancerígenas en casi un 50% y que 50 g. de manzana fresca puede ser más beneficiosa que una dosis ¡de 750 mg. de vitamina C! - Fresa (Fragaria virginiana) es otra de las frutas estrella, como lo demuestra el riguroso estudio realizado en 2002 en la Universidad Nacional de Singapur (Leong et al., 2002), avalado por diferentes técnicas in vitro y que la sitúan a la cabeza de un ranking de las frutas con mayor contenido polifenólico. - Carambola, (Averrhoa carambola), que además de su atractiva forma y dulce sabor, se revela como la fruta tropical con resultados más prometedores. - <a href.=” www.tercera.cl/diario/2001/12/21/t21.33.3a.CYS.VINOS.html”>Uva</a> (Vitus vinifera), y más concretamente de su pepita ‘superantioxidante’ que se ha revelado como la pócima natural más completa que existe en la prevención de distintas enfermedades. Ya hay países donde se comercializa su extracto a un precio nada asequible. 2 - Planta de ginkgo (Ginkgo biloba), que ha demostrado los mejores resultados en los experimentos in vivo (Pietta et al., 1998). El futuro y algunas recomendaciones Hablar del futuro de los antioxidantes naturales es hablar del futuro de la medicina natural. Bien es cierto que aunque en España ésta cuenta con poco arraigo, en países como EE.UU. más de la mitad de la población recurre a este tipo de medicina cuando tiene algún problema de salud. Es conveniente mentalizarse de que existe una relación directa entre lo que comemos y los problemas de salud que sufrimos hoy y que sufriremos en el futuro. La sabiduría popular nos ha repetido con insistencia lo de ‘somos lo que comemos’ o eso de ‘la farmacia está en la cocina’. Sin embargo, mientras todos hemos escuchado alguna vez como explicación ante la enfermedad irreversible del vecino lo de ‘Es normal, se fumaba un paquete de cigarrillos al día’,nunca escuchamos, sin embargo, aquello de ‘Es normal, seguía una dieta pobre en frutas’ que puede ser una causa tan real como la primera. Pues bien, mientras no tomemos conciencia de ello, de la repercusión que esta clase de alimentos tienen sobre nuestra salud, seguiremos perjudicándonos a nosotros mismos, que, al fin y al cabo, es a quien más queremos. ¿O no?. Referencias - Haegele, A.D., Gillete, C., O´Neill, C., Wolfe, P., Sedlacek, S. & Thompon, H.J. (2000). Plasma xanthophyll carotenoids correlate inversely with indices of oxidative DNA damage and lipid peroxidation. Cancer Epidemiology Biomarkers & Prevention, 9, 421-425. - Halliwell, B. (1996). Antioxidants in human health and disease. Ann. Rev. Nutr., 16, 33-50. Leong L.P., Shui, G. (2002). An investigation of antioxidant capacity of fruit in Singapore markets. J. Agric. Food Chem., 76, 69-75. Michels, K.B., Giovannucci, E., Joshipura, K.J., Rosner, B.A., Fuchs, C.S., Colditz, G.A., Willett, W.C. (2000). Prospective study of fruit and vegetable consumption and incidece of colon and rectal cancers. Journal of the National Cancer Institute, 92, 1740-1752. Pietta P., Simonetti, P., Mauri, P. (1998). Antioxidant capacity of selected medicinal plants. J. Agric. Food Chem., 46, 4487-4490. Pratico, D., Delanty, N. (2000). Oxidative injury in diseases of the central nervous system. American Journal of Medicine, 109, 577-585. Wang, H., Cao, G., Prior, R.L. (1996). Total antioxidant capacity of fruits. J. Agric. Food Chem., 44, 701-705. Para más información sobre el tema: www.antioxidantes.com.ar www.bio.puc.cl/vinsalud/publica.htm www.5aldia.com/pages/fyh.php3?Id=122 Diccionario de frutas y hortalizas 3