Una guía católica sobre la depresión

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Una guía católica sobre la depresión
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http://www.aceprensa.com/articles/una-guia-catolica-sobre-la-depresion/
Aaron Kheriaty estudió filosofía en la Universidad de Notre Dame y medicina en la de
Georgetown. Ahora dirige el programa de médicos residentes del Departamento de
Psiquiatría de la Universidad de California, en Irvine. Tanto su formación como sus años
de experiencia clínica le han llevado a pensar que la mejor forma de tratar la compleja
enfermedad de la depresión es desde diversas perspectivas.
En The Catholic Guide to Depression1, Kheriaty aspira a ofrecer un enfoque que integre
tanto los hallazgos de la medicina como las aportaciones de la antropología y la luz de la
fe. A esta tarea le ha ayudado el sacerdote John Cihak, de la archidiócesis de Portland
(Oregon).
A lo largo de sus vidas, los dos han ayudado a creyentes con depresión. Y los dos tienen
muy claro que sus tareas son complementarias. Ni la religión ni la psiquiatría pueden ni
deben intentar sustituir el trabajo que cada una de ellas realiza.
El problema, dice Kheriaty en una entrevista concedida a The Catholic World Report2, es
que en algunos momentos de la historia “algunos psiquiatras se han atrevido a ir
más lejos de lo que la ciencia médica puede legítimamente afirmar, y han
presentado sus conclusiones antirreligiosas en nombre de la psiquiatría o las
han disfrazado bajo la bandera de la ciencia”.
“La realidad es que cada vez hay más pruebas procedentes de investigaciones
médicas y científicas de que, para la mayoría de la gente, las prácticas
religiosas y espirituales (como la oración meditativa, la asistencia regular a la
iglesia, la participación en ceremonias comunitarias...) tienen precisamente
efectos positivos en la salud psíquica y mental, lo que incluye reducir el riesgo
de depresión y ayudar a los pacientes a recuperarse más rápidamente de
episodios depresivos”.
La fe, una ayuda
Aunque los factores desencadenantes de esta enfermedad son muy variados (biológicos,
predisposiciones genéticas, problemas familiares, experiencias traumáticas...) y exigen
de un tratamiento psiquiátrico específico, Kheriaty y Cihak sostienen que “la vida
espiritual es fundamental para prevenir o recuperarse de una depresión”. Esta
no solo afecta al cuerpo, sino también al alma. Por eso, dicen, saberse amado por un
Dios cercano que acompaña y sostiene –aunque no se sienta su cercanía en esos
momentos– puede ser una fuente de paz y de serenidad.
Además, la fe aporta un sentido a los sufrimientos que acompañan a la depresión: lejos
de ser inútiles, el creyente sabe que pueden tener un valor redentor cuando se unen al
sacrificio de la Cruz de Cristo. En la misma línea, los autores salen al paso (y
tranquilizan) a aquellos creyentes que pueden sentirse inclinados a pensar que la
depresión es un signo de fracaso espiritual o una muestra de falta de fe.
Para los católicos, el libro de Kheriaty y Cihak también es útil porque aclara las
diferencias entre la depresión y diversos estados de la mente y el alma como la
culpabilidad, la pereza espiritual o las llamadas “noches oscuras de alma”. También en
estos casos, la colaboración entre sacerdotes y psiquiatras puede servir para discernir
estos estados que en ocasiones pueden aparecer juntos.

1
http://shop.sophiainstitute.com/Catholic-Guide-to-Depression-P243.aspx

2
http://www.catholicworldreport.com/Item/1855/catholics_and_depression.aspx
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