Discurso íntegro de Javier Lecumberri

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Buenas tardes, compañeros y compañeras.
Hoy estamos de nuevo en la calle. Y lo hacemos en Pamplona, pero también en
Zaragoza, en Sevilla o en Madrid, hasta en más de medio centenar de ciudades de este
país.
Salimos a la calle, y a las calles de todas estas ciudades, para gritar ¡basta ya! a las
políticas de austeridad y de recortes impuestas en Europa, ¡basta ya! a las políticas
neoliberales que están provocando el genocidio social y económico de los europeos.
Políticas impuestas en Europa, sí. No sólo en el Parlamento de Navarra, en este edificio
que tenemos a nuestras espaldas y frente a vosotros, se toman decisiones que nos
afectan como trabajadores, como ciudadanos. No sólo, tampoco, las que se aprueban
en el Congreso de los Diputados. También las que se toman en Europa nos afectan.
Han sido estas políticas regresivas, las tomadas en Europa y aplicadas en España y en
Navarra con fervor por los Gobiernos de la derecha, las que han agravado la crisis de la
economía y el empleo, las que solo han producido más desigualdad y más pobreza.
En España, como en toda Europa, se padece el desempleo, se sufren trabajos en
condiciones precarias, que lo que hacen es instalar en la pobreza a muchos
trabajadores de forma que la suma de paro, trabajo precario y deterioro de los
servicios públicos es lo que explica el aumento de la desigualdad y la pobreza a nivel
europeo.
No queremos esta Europa que ha impulsado un sistema que impone a los trabajadores
reducciones salariales para mantener los beneficios empresariales, condiciones de
trabajo mediocres, una protección social insuficiente y una fiscalidad injusta. La
política de empleo europea no puede basarse en el trabajo precario y en las
desigualdades.
Porque, hoy en día, tener un trabajo ya no es una garantía para escapar de la trampa
de la pobreza, es imprescindible tomar una nueva dirección para estabilizar la situación
económica y crear empleos de calidad en una Europa más social.
Hemos creado la Europa del capital, la Europa financiera, la moneda europea. Es
el momento de construir la Europa del trabajo, la Europa social.
Queremos un marco europeo de relaciones laborales, unos derechos laborales y
sociales comunes, unos convenios colectivos europeos. El internacionalismo lo
inventamos nosotros, los trabajadores y el movimiento sindical. No podemos dejar que
el capital se apropie de él y lo utilice contra nosotros. Si no les hacemos frente con
alternativas europeas, nos machacarán en cada Estado y en cada región. Si no somos
capaces de articular un contrapoder sindical a nivel europeo, nos chantajearán en cada
país.
Queremos una Europa que ofrezca pleno empleo, de calidad y que garantice el futuro
de sus ciudadanos y ciudadanas.
Una Europa que acabe con la austeridad, que vuelva a situar la solidaridad en el centro
de sus políticas. No queremos una Europa como la de la señora Merkel, que expulsa a
miles de inmigrantes de Alemania por el mero hecho de no tener trabajo, o como en
este país, donde el Ministro del Interior rodea las fronteras con concertinas que
acuchillan a cientos de pobres inmigrantes.
Por todo ello, la Confederación Europea de Sindicatos, de la que somos miembros la
UGT y CCOO, propone un plan que destine 250 mil millones de euros, el 2% del PIB
europeo, durante diez años, para crear 11 millones de nuevos empleos de calidad. Solo
exigimos el 2% del PIB, cuando se han destinado cientos de miles de millones de euros
para rescatar a la banca privada.
Queremos, por tanto, un futuro mejor para los ciudadanos y las ciudadanas europeas,
un plan que nos devuelva la esperanza y la confianza en este modelo común.
Y esta esperanza y esta confianza se recuperan
- con inversiones que garanticen un crecimiento sostenible y unos empleos de calidad;
- con buenos servicios públicos, un modelo social inclusivo y sistemas estatales bien
organizados, así como instituciones de investigación y de educación innovadoras;
- con el final del fraude, de la evasión fiscal, de los paraísos fiscales, de la
corrupción y del trabajo ilegal;
- con una fiscalidad progresiva, una fiscalidad redistributiva y una imposición
progresiva sobre la renta y la fortuna;
- con justicia social para todos los ciudadanos y ciudadanas; debemos cerrar la brecha
entre ricos y pobres;
- con igualdad: se deben apoyar medidas eficaces para garantizar los salarios y la
igualdad de derechos para todos; hay que poner fin a la brecha salarial entre hombres
y mujeres.
Esto exige el fin de las políticas basadas en la austeridad; el fin de años de desempleo
masivo, de trabajo precario y de injusticia fiscal; el fin de las políticas económicas
dirigidas a tranquilizar a los mercados en lugar de velar por las personas.
Queremos que la Europa que salga de las próximas elecciones al Parlamento Europeo
sea una Europa progresista y que se preocupe por los derechos de sus ciudadanos.
Pero para eso, compañeros y compañeras, tenemos que votar. Votar para que los
políticos que nos representen sean más sensibles y apuesten por una Europa social,
pensada por y para los ciudadanos.
Estas elecciones son importantes para todos los europeos y las europeas. Son
importantes para los navarros y las navarras. El Parlamento, entre otras muchas
funciones, tiene el poder de promulgar las leyes europeas y de decidir el presupuesto
de la Unión Europea. Tiene el poder de utilizar parte de su presupuesto para el empleo
y para un futuro mejor para los ciudadanos y las ciudadanas europeos.
Una Europa mejor es posible. Juntos podemos hacer que sea una realidad. Juntos
podemos abrir un nuevo camino para Europa. Juntos, como lo estamos aquí, como lo
están en Zaragoza o en Sevilla, podemos construir la Europa que queremos, una
Europa social, una Europa que proteja a sus trabajadores, a sus ciudadanos.
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