Subido por FERNANDA CAZA

escuela de mis sueños

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LA ESCUELA DE MIS SUEÑOS
Cuando pienso en ESCUELA, viene a mi mente un cúmulo de sentimientos
profundos, tan hondos cómo la ilusión de querer volver a esas aulas que dejé
muchas vueltas al sol atrás, pero que la nostalgia me permite sentirla como si fuera
ayer, recordarla y añorarla por unos instantes para volver a sentir las emociones
vividas, el aprendizaje captado y los valores ganados.
¿Pero me pregunto, porque añoro tanto esa vieja escuela que ahora ha quedado
caduca, que la evolución de la sociedad ha hecho que pensemos que todo lo que
se hacía antes no era lo más adecuado?, ¿porque ahora criticamos la trasmisión
mera de aprendizajes y divulgamos a los cuatro vientos que la nueva escuela es
constructivista y holística?, pero si paramos un momento y comparamos esas
generaciones con la generación actual, no vemos algo diferente?, acaso no
notamos que antes existía valores humanos, y no teníamos necesidad de tener una
asignatura que nos haga recordarlos?, acaso el docente de antes no era ese
docente abnegado, inspirador, ese docente que desbordaba una emoción innata
por educar? porque yo si lo recuerdo, y recuerdo como los niños y jóvenes
respetaban a su familia en el hogar, pero también al maestro, a ese guiador y
facilitador de saberes, pero a la vez de actitudes, y eso trae a mi mente nuevamente
el hermoso recuerdo de conservar aún una estrecha a mistad con aquella persona
“mi maestra”, alguien que me inspiro a ser mejor cada día porque esa fue otra de
las virtudes de aquellos maestros, la de “inspirar” la de impregnar recuerdos
inolvidables.
Pienso que no hay educación sin formación de actitudes, sin contenidos
actitudinales. Sin embargo, el conflicto que implica someterlos a los esquemas
tradicionales de evaluación puede hacernos pensar que es un complemento artificial
y prescindible. Pero, por el contrario: no habrá educación ni habrá escuela si es que
no hay una constelación de actitudes que formen a la persona misma en un pilar
fundamental de decisiones y de ahí parte la escuela de mis sueños. Aunque lo que
deberíamos preguntarnos es ¿qué es lo que efectivamente estamos haciendo en
nuestras escuelas para que se conviertan en esas escuelas que anhelamos?
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