LA MANCIPATIO La mancipatio era un instituto típicamente romano. Contemplado en las XII Tablas, probablemente era ya conocida mucho antes por los romanos que la utilizaban como venta al contado. En la época clásica Gayo la recuerda como un modo formal y solemne de transmitir la propiedad de las cosas mancipables, esto es, aquéllas más importantes, como vimos en el capítulo de la clasificación de las cosas. Tenemos suficientes noticias en las fuentes para determinar con precisión cómo se llevaba a cabo el acto y qué efectos tenía. - El acto de la mancipatio A prescindir de las breves noticias de Ulpiano (Tit. ex corp. 19, 3 ss.) y del inciso de Verrón (de L.L. 5, 163) a propósito del aes rudum, la más completa descripción del acto de la mancipatio nos la ofrece Gayo en sus Instituciones (1, 119). Según él son necesarios cinco testigos ciudadanos romanos púberes y un sexto que sostenía una balanza de cobre, llamado por ello portador de la balanza (librepens). Ante dichos testigos, el que recibe la propiedad de la cosa (mancipatio accipiens), aferrándola con la mano dice: afirmo que esta cosa es mía según el Derecho romano y que la compro con este cobre y con esta balanza de cobre. Acto seguido golpeaba la balanza con un trozo de cobre sin acuñar (aes rude), entregándoselo al transmitente (mancipio dans), como si se pesara el precio en recuerdo de la antiquísima mancipatio. + Formalidades para con las cosas muebles e inmuebles Puntualiza Gayo que las cosas muebles deben estar presentes para poder tocarlas, aferrarlas con la mano (de donde mancipatio), por el contrario, la propiedad de los inmuebles podría transmitirse incluso ausentes, esto es, en lugar distinto de aquél donde se realiza el acto. + Contabilidad del cobre y/o del dinero romano El cobre se pesaba en recuerdo de aquellos tiempos lejanos en que la mancipatio era una pura venta al contado y el dinero no se contaba sino que se pesaba, pues las antiguas monedas no eran otra cosa que trozos de cobre o bronce de distinto peso. Cuando se introdujo el dinero amonedado (época de las XII Tablas circa), la mancipatio se utilizó como modo de transferir la propiedad de las cosas mancipables, conservando sólo formal y simbólicamente el ingrediente del peso del metal, ahora ya innecesario. + Los testigos como garantía de publicidad y libertad de las partes Los testigos son necesarios, ante todo, como garantía de publicidad y libertad de las partes. Ad abundantiam, dado que la escritura no se usaba, los testigos podrían testificar que tal negocio había tenido lugar conforme al derecho. Pero lo verdaderamente importante son las palabras pronunciadas por el adquirente, pues son ellas las que generan los efectos transmisivos del acto. - Efectos y decadencia de la mancipatio + Transmisión de la propiedad Ante todo, consecuencia directa de la mancipatio es la transmisión de la propiedad del mancipio dans (transmitente) al mancipio accipiens (adquirente). + Obligación en el transmitente de garantizar la pacífica disponibilidad de la cosa transmitida Surge también de la mancipatio la obligación en el transmitente de garantizar la pacífica disponibilidad de la cosa transmitida. De tal modo que si no era el legítimo propietario y no podía auxiliar al adquirente frente a la acción reivindicatoria del verus dominus, estaba obligado a título de pena a devolverle el doble del precio de la cosa mancipada, de la que el adquirente había sido despojado en un litigio. Para conseguir la devolución al duplum le era concedido al adquirente la actio auctoritatis. - Conservación de la mancipatio como modo de transmisión de la propiedad en Derecho romano La mancipatio se conservó durante mucho tiempo como el modo genuino de transmisión de la propiedad del derecho romano, utilizándose frecuentemente no sólo en tiempos de Paulo y Ulpiano, sino incluso bajo los reinados de Diocleciano y Constantino, a finales del s. III y principios del IV. Aunque todavía se menciona la mancipatio en una Constitución del Código Teodosiano 8, 12, 7 del año 355, a partir de esta fecha su decadencia fue rápida entrando en franco desuso, hasta que el emperador Justiniano la suprimió definitivamente en su Compilación. IN IURE CESSIO La in iure cessio constituye en el Derecho romano un modo de transmitir la propiedad tanto de las cosas mancipables cuanto de las no mancipables. Aunque es imposible constatar sus orígenes, probablemente es una institución muy antigua, quizá anterior a las XII Tablas. Así como Gayo nos presenta la mancipatio como una venta imaginaria, la in iure cessio no es otra cosa que un litigio imaginario, pues se recurría ficticiamente al procedimiento de una cosa, con la verdadera finalidad de transmitir la misma. - Gayo y el discurrir de la in iure cessio en el Derecho romano Es nuevamente Gayo nuestra fuente más importante (I. 2, 24). Puestos previamente de acuerdo el transmitente y el adquirente acudían ante el magistrado para iniciar un litigio ficticio, en el cual, el adquirente, sujetando con la mano el objeto cuya propiedad quiere recibir, dice: afirmo que esta cosa me pertenece según el Derecho romano (hanc ego rem ex iure quiritium meum esse aio); ante tal afirmación, el transmitente no se opone sino que cede ante la pretensión del adquirente y el magistrado adjudica la propiedad de la cosa a quien la reivindicó como suya. - Sujetos participantes en la in iure cessio Como aprendemos de Ulpiano (Tit. ex corp. 19, 9 ss.) en al acto intervienen tres personas: el propietario de la cosa que cede (cedit) en la fase in iure del proceso ficticio (de donde el nombre de in iure cessio), el adquirente que reivindica la propiedad de la cosa y a quien se cede (cui ceditur) y el magistrado que adjudica la propiedad (addicit). - Constitución de derechos reales como el usufructo o las servidumbres Aunque, no tuvo tanta acepción como la mancipatio, sabemos que fue utilizada durante toda la época clásica no sólo para transmitir la propiedad sino también para constituir derechos reales como servidumbres y usufructo. Aparece mencionada por última vez en una constitución de Diocleciano del año 293 (Consultatio 6, 10) y aunque parece probable que continuara utilizándose durante un tiempo, es cierto que desaparece antes que la mancipatio. Concepto de legado El legado es una disposición contenida en el testamento, por la cual el testador concede a una persona cosas determinadas o derechos, que segrega de la herencia sin conferir a esa persona el título de heredero. Clases de legados Hay cuatro clases de legados: por vindicación, o sea de derecho real, por damnación, o sea de obligación, a modo de permiso, o sea de tolerancia, y por precepción, o sea de preferencia. Gayo, 2.192 De las cuatro clases, las más importantes son el legado vindicatorio y el damnatorio. Legado vindicatorio (legatum per vindicationem). La forma del legado era "doy y lego". También es válida la fórmula "Toma, quédate con o coge" (Gayo, 2.193). Dar se refiere aquí, más que al acto de entrega o transmisión de la propiedad, al resultado de adquisición del objeto legado. Y se llama por vindicación, porque tan pronto es aceptada la herencia la cosa se hace de la propiedad civil del legatario (Gayo, 2.194). La cosa se hace del legatario sin intervención del heredero, y aquél dispone de la acción reivindicatoria como propietario civil. o El testador sólo puede legar por vindicación lo que es de su propiedad civil en el momento de hacer testamento y en el de su muerte. Legado damnatorio (legatum per damnationem). La forma del legado era: "que mi heredero esté obligado a transmitir" (dare damnas esto. Ejemplo: "que mi heredero esté obligado a transmitir mi esclavo Estico": o En la clasificación gayana se incluyen otros dos tipos de legado: 1. Legado de tolerancia o permisión (sinendi modo). La forma es: "que mi heredero quede obligado a permitir", (damna esto sinere). La finalidad de este tipo de legado era el respeto, impuesto por el testador al heredero, de una situación de hecho establecida a favor del legatario. 2. Legado de precepción (legatum per praeceptionem). La forma es "apoderarse con preferencia" (praecipito), ejemplo: que Lucio tenga preferencia para apoderarse de mi esclavo Estico (Gayo, 2.216). Los diversos tipos de legados tienden a unificarse en las dos formas más importantes: con efectos reales, o legado vindicatorio, y con efectos obligatorios, o damnatorio. Sujetos y objeto de los legados En el legado intervienen tres sujetos: el testador o el que lega, el heredero o gravado, y el legatario o beneficiado con el legado. En el derecho clásico, el que lega es el que hace el testamento; en derecho justinianeo, el legado puede hacerse también en un codicilo, como consecuencia de su equiparación al fideicomiso. Legatario es el que resulta beneficiado con el legado. En el caso de legado indirecto, el legatario puede ser una persona distinta del mencionado por el disponente. Objeto del legado puede ser cualquier cosa, tanto cosas corporales como incorporales o derechos. El legado puede consistir en creación de derechos a favor del legatario o en modificación o extinción de relaciones ya existentes. El objeto consiste en una atribución patrimonial lucrativa, en la que se puede imponer al legatario una carga modal, como en la donación. Adquisición del legado El legatario no puede hacer suyo el legado hasta que el heredero no adquiera la herencia. Para evitar el riesgo de que el legatario muriese antes de la aceptación del heredero voluntario, los juristas entendieron que, desde el momento de la muerte del testador o de la apertura del testamento, el legatario adquiere una expectativa, transmisible a los herederos.