434 • FERDINANDO CASADIEGOS CÁCERES Por precepción (praeceptionem), o sea, de preferencia. El legado per vindicationem: Se llama por vindicación porque tan pronto es aceptada la herencia, la cosa se hace de propiedad civil del legatario, y si éste tiene que reclamarla del heredero o de un tercero que la posee, debe reivindicarla, esto es, exigirla como que es de su propiedad civil. Un punto hay en el que los jurisconsultos no están de acuerdo: SABINO, CASIO y demás maestros opinan: “Que lo que se ha legado de esta forma se hace propiedad del legatario inmediatamente después de ser aceptada la herencia aunque el legatario no sepa nada, y que si éste después de saberlo, rechaza el legado, es como si tal legado no hubiera existido”, en cambio, NERVA PRÓCULO cree que “la cosa se hace propiedad del legatario tan solo cuando el legatario cree que sea suya”. Sólo se puede legar por vindicación válidamente lo que es propiedad civil del testador, pero para las cosas que se pesan, cuentan o miden, se admite que basta con que sean de propiedad del testador en el momento de la muerte; por ejemplo: el vino, el aceite, el trigo, el dinero. En cambio las otras cosas eran de propiedad civil del testador, tanto en el momento de hacer el testamento como en el de la muerte; si no fuere así, el legado no tendría efecto. El senado consulto neroniano (legados) Un senado consulto hecho con la autoridad del emperador Nerón, estableció que sí alguien lega una cosa que no fue nunca de su propiedad, el legado es tan válido como si lo hubiera hecho en perfecto derecho; en este sentido es mejor el legado por damnación, mediante el cual se puede legar, incluso una cosa ajena. Si uno lega una cosa de su propiedad, y después del testamento la enajena, es opinión común que tal legado no solo carece de efectos civiles, sino que tampoco se puede convalidar por el senado consulto. Y esto es porque si uno lega una cosa suya, incluso por damnación y después enajena, es opinión común aunque el legado obliga en derecho, sin embargo el legatario al reclamarla puede ser rechazado por la excepción del dolo, como si la reclamara contra la voluntad del difunto. El legado se hace conjuntamente en esta forma: “Doy y lego mi esclavo Esticio a Ticio y a Seyo”; separadamente, en esta otra: “doy y lego mi esclavo Esticio a Lucio Ticio. Doy y lego el mismo esclavo a Seyo”.