LAS COSAS 265 han sido reconocidos por el derecho civil, como son las mancipatio y las in jure cessio; y uno ya consagrado por el derecho de gentes, la tradición o (traditio). 8. MODOS DEL DERECHO CIVIL 8.1. MANCIPATIO Uno de los más típicos negocios del derecho romano, fue la mancipatio que llegó a tener innumerables aplicaciones, además de constituir el modo solemne y arcaico de transmitir el dominium ex iure quiritium. Conocido desde antes de la ley de las Doce Tablas, consistía en el cambio de una cosa por una suma de dinero (el as), acto que debía cumplirse en presencia del pueblo y en el que el enajenante daba la cosa y el adquirente el precio en dinero que era valorado por su peso, por lo que era menester pesarlo en una balanza (per aes et libran). La mancipatio se aplicaba para la adquisición del dominio de las res mancipii y estaba reservada a los ciudadanos romanos, únicos titulares de la propiedad quiritaria. En la época clásica la mancipatio se transformó en una ceremonia simbólica (imaginaria venditio) que se realizaba con el empleo del cobre y la balanza (per aes et libran), con la presencia de cinco testigos, que probablemente representaban a las cinco clases del pueblo, participando del solemne acto una sexta persona, el libripens, que tenía la misión de sostener la balanza (especie de notario). Tratándose de la adquisición de una cosa a título oneroso por mancipación, el precio solía estar representado por un lingote de cobre (as) o una pequeña moneda que el adquirente (mancipio accipiens) ponía en la balanza (libram) y, pronunciando palabras solemnes, declaraba que la cosa era suya según el derecho de los quirites y que la había adquirido con aquel cobre y con aquella balanza. Si la cosa que se transmitía era mueble, debía estar presente y si era inmueble, se utilizaba algo que la simbolizase: un terrón, una teja, las llaves. El efecto fundamental que producía la mancipatio era la de otorgar la propiedad quiritaria al adquirente, sobre la res mancipii que se le transmitía. Como consecuencia se le atribuía pleno valor a las cláusulas adicionales incorporadas a la parte oral de la solemnidad (nuncupatio), como podía ser la reserva de usufructo o de otra servidumbre a favor del enajenante (mancipio dans).