reflexiones sobre la corrupción

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Fepal - XXIV Congreso Latinoamericano de Psicoanálisis - Montevideo, Uruguay
“Permanencias y cambios en la experiencia psicoanalítica" – Setiembre 2002
REFLEXIONES SOBRE LA CORRUPCIÓN
Lía Ricón
La corrupción, es un concepto que pertenece al área de politólogos y
filósofos, por lo tanto intentaré acercar algunas precisiones que entiendo pueden
ser útiles en nuestro ámbito psicoanalítico.
El diccionario (1) define corrupción como alteración de escritos, vicio o
abuso en las cosas no materiales como costumbres, voces. Quisiera enfatizar que
la evaluación del cumplimiento de las leyes,
tiene un lugar importante en el
análisis de los actos corruptos . Las leyes supuestamente han sido sancionadas
por una sociedad para el beneficio de todos sus integrantes. Está fuertemente
incluido el concepto de alteridad.
En los actos corruptos, un primer observable es que se pierde el interés y
preocupación por el otro quien no importa más. Se pierde un “nosotros” social que
implica lazos solidarios. Los sinónimos de corrupción, corruptela (abusos contra
la ley), depravación, perversión vicio,
descomposición, putrefacción, siempre
implican daño y deterioro. Los antónimos, conservación, integridad, salud, virtud,
se identifican con bienestar.
Lo primero que me importa destacar es la relación de la corrupción con el
poder y con la impunidad. Solo desde un cierto nivel de ejercicio del poder se
puede establecer la corrupción. Es importante aclarar que el término poder puede
entenderse en dos sentidos antagónicos, “potentia” y “potestas”
refiero al poder en el sentido de “potestas” o
(2). Aquí me
poder-sobre como opuesto a
“potentia”, poder-hacer. Dice John Holloway: “El poder-sobre es la ruptura del flujo
social del hacer. Los que ejercen el poder-sobre separan lo hecho del hacer y del
hacedor, y dicen “esto es mío”. Se refiere a alguien que, en primer lugar, detenta
un poder que le permite disponer de la persona o de los bienes de otro sobre la
base de ciertos compromisos, reglas de juego, leyes que en el acto corrupto no
son tenidas en cuenta. Esto es que no se entendió, ni se aceptó al otro como
semejante ante quien se está obligado.
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En nuestra práctica son suficientemente conocidas las consecuencias del
abuso del poder por parte de los padres, de los educadores y de los médicos que
se creen dueños de “cuerpos y almas” de quienes les están permitiendo ejercer su
función o su trabajo profesional.
Podemos a partir de aquí imaginar
las
consecuencias sobre la sociedad.
La relación de la corrupción
con el abuso del poder tiene una clara
ilustración en la malversación de fondos hecha por un funcionario quien no los
utiliza para un fin público sino privado.
Con respecto al poder de los padres, Freud cuando habla de corrupción (3)
(4) la menciona con respecto a actos que pueden hacer los padres o cuidadores
con los niños, referida a conductas sexuales. Estos actos son posibles como parte
del ejercicio del poder.
Tomando ideas de Gustavo Corra (5) y de José Milmaniene (6), es posible
plantear las posiciones de tres autores psicoanalíticos que nos acercan a la
comprensión del fenómeno de la corrupción.
Freud a quien ya mencioné la refiere a este abuso sexual de adultos sobre
niños con la cuota de poder ineludible. Para Klein podría entenderse como una
situación en la que prevalecen aspectos de un estado simbiótico de
indiferenciación del pecho materno que es útil para entender por ejemplo la
apropiación de los bienes. El funcionario que hace uso de fondos que no le
pertenecen parece no discriminar entre lo propio y lo ajeno. En Lacan podría
entenderse como una forclusión de la metáfora paterna. Como una “consumación
del incesto en actos que remiten a este pero que están provistos de una pobrísima
simbolización, como el robo, la estafafa, el crimen en general” (5)
Dice Milmaniene (6): en el capítulo “La ley entre la responsabilidad y el
castigo”: “Todo aquel que transgrede convoca al padre para que instaure el límite
liberador que no es sino aquel que previene de la caída en la instintualidad
desaforada y culpógena. Los delincuentes siempre evidencian una historia infantil
en la que
se detecta a un padre ausente o bien la presencia de un padre
introductor al acting y complice en el desafío a la ley de prohibición del incesto y a
las normas que sostienen las diferencias de los sexos”
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Volviendo a las leyes, quiero decir que los actos corruptos nos ubican en
una sociedad, que en un primer tiempo estableció una ley que fue implícita o
explícitamente aceptada y en un segundo tiempo la misma sociedad no
se
interesó por la efectivización del cumplimiento de esa ley, ya que no sanciona a
quien se ingenia para no cumplirla y eludir las obligaciones inherentes.
Es fundamental en este punto discriminar robo de corrupción y ya volveré
sobre el tema.
Como consecuencia inmediata del no cumplimiento observamos en primer
lugar la banalización de las leyes y como correlato la pérdida del soporte social
indispensable para tolerar la indefensión. Ulteriormente la búsqueda de otra ley
que podría ser justamente la
de instalarse en un tipo de transgresión que
podríamos llamar maligna, al servicio de intereses personales y no públicos.
Lo dicho hace aparecer la corrupción como una especie de enfermedad
que al vivir en un mundo corrupto, padecemos, como si fuera un miasma del
ambiente, pero que no se manifiesta permanentemente sino cuando nos
inquietamos por no dar cumplimiento a un compromiso y entonces recurrimos a
esta nueva ley perversa que es la corrupción. Del mismo modo que al decir de
Roa Bastos la autocensura se instala en nosotros como una segunda naturaleza;
la corrupción se agazapa como una posibilidad que solo espera la ocasión para
manifestar su modalidad de acción. Ejemplo: Una docente casi con aparente
ingenuidad no propone un sorteo, ni distribuye por méritos un ofrecimiento de
becas que se hace a su cátedra, decide por sus propios afectos o preferencias
hacia los posibles beneficiarios.
La banalización de las leyes
implica sentirse ubicado en una sociedad
distinta a la que se suponía en el momento en el que se creía en la validez de las
leyes establecidas y se podía experimentar un sentimiento de solidaridad. El lazo
social que instaura el abuso del poder que posibilita transgresión de las leyes y la
impunidad de quien estafa, no es el de cooperación. Si se conocen los hechos,
aparece la enemistad y si hay fundadas sospechas que no se pueden atribuir con
certeza, se instala la desconfianza .
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El concepto de banalización (7) (8) implica poder entender la corrupción
como un fenómeno social. No se trata de un individuo aislado que comete un acto
corrupto, se trata de alguien que en un determinado contexto realiza actos que
este mismo contexto evaluará como pertinentes. Recordemos el dramático
ejemplo de muchos efectores de actos sociales aberrantes quienes consideran
que cumplen con sus obligaciones obedeciendo órdenes. No importa cuales,
matar, torturar, robar, etc.
Nuestro interés como psicoanalistas pasa por dos ejes. Por una parte sería
útil entender como se estructuran estos humanos que son capaces de transgredir
leyes generales de la sociedad solo para obedecer la orden de alguien que
detecta el mando. Seria una parte del problema. Por lo que sabemos los efectores
de hechos aberrantes que han obedecido órdenes han podido ser considerados
como normales piscológicamente, ciudadanos respetables, padres considerados
con sus hijos
etc. etc. Hay claros ejemplos bien estudiados en dictaduras
extranjeras y en Latinoamérica. Ni me siento inclinada a nombrarlos. Todos los
conocemos.
Un segundo aspecto que nos interesa y que no está separado del que
termino de mencionar es intentar hacer una mención de los mecanismos que se
ponen en juego en una comunidad en la que se va instalando este magma de la
corrupción.
Una primera reacción es la desmentida.
Reformulando el concepto
freudiano (8) bien conocido por todos nosotros, entiendo que: La teoría infantil, no
es que todos los humanos tienen pene sino la ley social que establece el respeto
por el cumplimiento de lo establecido y la sanción de quien no las cumple. Ya no
hay leyes explícitas sino la implícita de transgresión maligna al servicio de
intereses innecesariamente singulares y particulares.
El pene que no se ve
empieza siendo los pequeños actos corruptos a los que se va produciendo
habituación.
La corrupción no es robar un supermercado por hambre, esta sería una
transgresión protectora de la vida, necesaria. La corrupción es incrementar las
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ganancias, con perjuicio de los otros, utilizando la cuota de poder que adjudica la
dirección de una jurisdicción. Podemos seguir pensando en el supermercado. El
corrupto no es el que roba para no sucumbir sino en el accionista mayoritario de la
multinacional y el funcionario que lo posibilita. Este último agente roba haciendo
números tramposos, no puede pensar en el ‘otro’. Quiere todo para él y hace
abuso del poder que le da su lugar organigramático. Tienen semejanza con los
niños pequeños que quieren todos los juguetes o toda la comida porque no
pueden dimensionar sus necesidades, no han podido constituirse como sujetos
plenos y siguen necesitando una totalidad que los reasegure. Los podemos
entender como anclados en pulsión de dominio .(10)
Quien roba en un supermercado para comer, se apodera de algo que le es
negado, el funcionario corrupto dispone a través de su cargo de bienes que no le
pertenecen y que le fueron adjudicados en custodia. A modo de ilustración
recuerdo el episodio de una madre que robó en un supermercado,
con total
desinhibición, a ojos vistas, un cartón de leche para dársela al chiquito que tenía
en brazos, y recuerdo también como el dueño del establecimiento, impidió que la
policía se llevara a la mujer.
La corrupción es la ética comercial que implica la exigencia de cumplir un
contrato que tuvo bases falsas, aunque se haya firmado; que implica cumplir con
una palabra que se dio en condiciones distintas a las vigentes en el momento de la
exigencia. No es la ética fiduciaria que se establece sobre la base de la
confiabilidad del vínculo.(11)
Dado que las posibilidades de transgresión son siempre mas numerosas y
variadas que las que daría la estricta ley que exige o prohibe un acto, otra
consecuencia que incide directamente en la organización del psiquismo es la
incrementación de la actitud paranoide por estar ante los hechos sociales como en
un cuarto oscuro en el que se sabe que hay un peligro de ser atacado pero que no
se puede saber de donde vendrá. Así entendemos mejor como se pierde
la
solidaridad y se instala de desconfianza.
Esto es muy claro en la tarea clínica cuando nos toca analizar a directivos
de empresas que a pesar de la cuota de poder que les da su posición
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organigramática, no pueden implementar con tranquilidad las conductas que creen
pertinentes, a veces acordes con las legalidades vigentes a veces ya corruptas.
No saben quien va a protagonizar, ni como va a ocurrir la posible obstaculización
de sus actos al servicio de estos intereses malignamente singulares que no
podrían defenderse públicamente. El funcionario corrupto sabe sobre la
inmoralidad de sus actos, sería muy difícil que protagonizara un hecho como el de
la madre que roba leche en el supermercado.
Inevitablemente caemos en el hecho por todos conocido que es el aumento
permanente de la brecha que separa a los que tienen menos de lo indispensable
para vivir y a los tienen cantidades que ni en varias vidas podrían consumir. (12)
Menciono
lo anterior porque esta situación
de injusticia produce otras
consecuencias. Está en el imaginario social argentino y campestre, expresado
claramente en el dicho:’ hay hijos y entenados’ Los que no supieron como
implementar los actos corruptos que los beneficiaran singular e innecesariamente
son relegados y marginados, justamente por quienes tendrían adjudicada mas
responsabilidad.
Cabe enfatizar que la corrupción no puede entenderse como un fenómeno
individual. Se produce en una sociedad en la que las redes entre individuos y entre
organizaciones están afectadas por la posibilidad explícita o implícita de
incumplimiento de las leyes y de falta de sanción por el incumplimiento.
Esto implica que nuestra única posibilidad de ataque es sacudir la red
donde y como se pueda, no importa si el lugar posible es de muy mediatizado
acceso al dicho poder. El poder se ejerce, no se posee, así es como las marchas
de Catamarca produjeron cambios en el poder oficial.
***
Recapitulemos y veamos en este breve recorrido cuales son los
mecanismos que pueden instalarse en el psiquismo como una segunda
naturaleza:
•
Desmentida que ya mencionamos
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•
Defensas maníacas (triunfo, omnipotencia, desprecio) para compensar la
situación de pérdida irrecuperable de un status que correspondería tener de
acuerdo a condiciones y trabajo realizado.
•
Sentimientos depresivos por pérdida de objetos que se llevaron una parte
del yo y que dan un tipo de depresión comparable a la de las personalidades
borderline o a las infantiles que padecen enfermedades psicosomáticas (13)
•
Cierto tipo de resentimiento. Luis Kancyper (14) ha estudiado el
resentimiento en diversas situaciones. Me remito a sus trabajos que hacen un
excelente desarrollo de este concepto. Me resultó también muy útil a los fines
de esta presentación, lo planteado por Nietzsche (15) con respecto al
resentimiento y a la mala conciencia. Este autor enfatiza que “no debemos
definir el resentimiento por la fuerza de una reacción...las fuerzas reactivas
prevalecen sobre las fuerzas activas porque se escapan a su acción”. Se
evidencia una invasión de la conciencia por la memoria de las huellas
mnémicas. Se trata fundamentalmente de una catectización de las huellas por
encima de la consideración posible de los estímulos actuales. Dice también: “lo
que caracteriza al hombre del resentimiento es la invasión de la conciencia por
las trazas mnémicas. Esta propuesta del filósofo implica lo mismo que para
Freud y actualmente para la neurobiología aceptar la existencia de memorias
(16) de distintos niveles, almacenadas en distintas estructuras del cerebro,
actuando en distintas instancias del psiquismo. A partir del modelo tópico
freudiano sabemos que un mismo sistema no puede conservar los estímulos y
estar disponible para nuevos registros. La neurobiología demuestra por una
parte que las lesiones del hipocampo hacen desaparecer un tipo de memoria y
por otro que cada nuevo recuerdo tiene un proceso singular de activación y
nuevo almacenamiento. Freud nos dice que hay otro sistema que transforma el
estímulo actual en trazas durables.
Estos escuetos comentarios sobre las
convergencias de las investigaciones entiendo que nos sirven de aval y por
cierto merecerían un desarrollo especial en otro momento.
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En el resentimiento la posibilidad de acción directa queda obstaculizada
porque toda la energía es empleada en la reactivación de las huellas. No hay
desalojo que permita la utilización del sistema para nuevos registros, no hay
esa movilidad que a través de la narrativa permitiría en la vida y en el proceso
analítico resignificar el pasado y sin sepultarlo en un olvido definitivo, disponer
de energía para seguir creando y disfrutando. Nietzsche nos dice que el
hombre del resentimiento solo reacciona, su reacción no termina nunca, es
sentida en lugar de ser activada.
El trabajo de Kancyper desarrolla con mucha precisión las vicisitudes de
la resignificación. Rescato especialmente lo mencionado con respecto a que
“se elabora con retroactividad no lo vivido en general sino electivamente lo que
en el momento de ser vivido no pudo integrarse en un contexto significativo”.
En la situación que nos ocupa son pasibles de esta resignificación
característica del resentimiento los numerosos estímulos que se producen en
la sociedad corrupta.
El resentimiento está caracterizado especialmente por la pasividad en el
sentido de no poder implementar conductas que tengan autonomía, se los ve
siempre reaccionando a algo, sin capacidad para ir a modificar activamente lo
que pueda ser intolerable o molesto. El resentimiento también se muestra en
una
incapacidad para amar con entrega y placer. Las permanentes
acusaciones
en
forma
de
proyección
de
las
propias
dificultades,
responsabilizando a los otros, utilizan un monto tal de energías que se agotan
y se los ve con ese estado de humor displacentero tan próximo al de los
estados depresivos.
•
Actitudes paranoides estrechamente vinculadas al resentimiento. No se
puede actuar directamente sobre nada ni por nada porque está presente la
amenaza a partir de hechos que son prohibidos por las leyes vigentes, pero
que se sabe pueden aparecer en la conducta de cualquiera. Estamos ante un
monstruo con múltiples brazos que ataca en cualquier lugar. Esta imposibilidad
de conocer todas las variables de transgresión sume en un estado de enorme
indefensión que no puede ser reconocido y se expresa a veces por un
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resentimiento crónico,
que se convierte en constitutivo y que es
prevalentemente pasividad, disforia, incapacidad de amar, destructividad.
***
Estas defensas observables en la sociedad mundializada del planeta, dan
cuenta de lo que termino de plantear. Los sentimientos depresivos van
acompañados
de
resentimiento
por
lo
que
a
veces
son
difíciles
las
discriminaciones, y estos últimos alternan con defensas maníacas y se alimentan
de ansiedades paranoides que a su vez se sustentan en hechos concretos
habituales en la sociedad corrupta.
Estos efectos se transforman en causas y el círculo vicioso se cierra y esto
es lo que a mi entender actúa como un miasma que nos invade y del que no es
fácil salir totalmente. Puede ser que alguien se muestre alerta a los indicios de
corrupción y se sorprenda por las transgresiones que empiezan por ser mínimas
hasta producir el acostumbramiento que las establece como pautas implícitas
sintetizadas en un ‘todo el mundo lo hace’. Puede ser visto entonces como ‘gente
antigua’ que tiene otras pautas, que no podrá triunfar nunca porque no se adapta a
la nueva sociedad.
Los ejemplos deben estar acudiendo a nuestra memoria.
Baste mencionar: “Quien va a ganar dinero trabajando”, “Todos los jueces usan
los autos confiscados!”. En este ‘todos’ o ‘quien’ está expresada implicitamente
una pauta: ‘Solo antiguos desubicados, creen que se gana dinero trabajando o no
utilizan los autos confiscados’ y entonces
se entra en la gran masa que va
paulatinamente teniendo menos recursos a favor de la minoría que se enriquece.
La brecha se agranda y la sociedad entera se empobrece.
Cabe mencionar que si hablamos de un miasma que se introduce en todas
partes, por supuesto que no están excluídos los corruptos. Las ansiedades
paranoides características de los altos niveles económicos y sociales, como es el
resentimiento en las capas carenciadas, se ponen de manifiesto en el aislamiento,
la falta de comunicación, la ausencia de solidaridad y de conductas participativas.
Me permito insistir con la falta de solidaridad, tal vez porque este
sentimiento es uno de los que me producen el mayor placer y como consecuencia
lo añoro fuertemente.
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Esta falta de solidaridad enfría los vínculos y produce el aislamiento y la
soledad, situaciones con las que estamos tan acostumbrados a trabajar como
psicoanalistas.
No me pasa inadvertida mi dificultad para pensar en el tema por estar
incluida ya no solo en la comunidad de mi país sino en la gran aldea mundializada,
por esto me parece muy importante que podamos discutir estos temas en un
congreso de psicoanalistas de Latinoamérica.
Citas bibliográficas
1. Diccionario de la Encyclopædia Británnica Publishers, Inc. 1999
2. Holloway J.: “La asimetría de la lucha de clases”. Revista”Osal”. Junio 2001
3. Freud S. “Tres ensayos y una teoría sexual”.(1905). O.Completas.
Amorrortu.7. Buenos Aires. 1976
4. Freud S. “Presentación autobiográfica”. Obra citada. 20
5. Corra Gustavo: Comunicación personal
6. Milmaniene J.: “El goce y la ley”. Piados. Buenos Aires. 1995
7. Arendt H.”Los origenes del totalitarismo”. Aguilar,Altea,Taurus, Alfaaguara.
Buenos Aires. 1999
8. Delacampange C. “La banalización del mal”. Nueva Visión. Buenos Aires.
1998
9. Freud S.: “De la historia de una neurosis infantil” (1918) .Obra citada. 17.
10. Freud S.: “Tres ensayos y una teoría sexual”(1905). Amorrortu O. Citada. 7
“Predisposición a la neurosis obsesiva (1913). Idem. 12
“Pulsiones y destinos de pulsión” (1915). Idem. 14
“ Mas allá del principio de placer” (1920). Idem. 18
11. Luna F.; Salles A.: “Decisiones de vida y muerte; eutanasia, aborto y otros
temas de ética médica. Sudamericana. Buenos Aires. 1955
12. Fitoussi J.P.; Rosanvallon P.; “La nueva era de las desigualdades”.
Manantial. Buenos Aires. 1997
13. Freud S. “Duelo y melancolía”. (1917). Amorrortu. Obra citada. 17
14. Kancyper L.: Resentimiento y remordimiento,Paidos. Buenos Aires. 1991
15. Deleuze G. “Nietzsche y la filosofía”. Anagrama. Barcelona. 1986
16. Kandel E.; Schwartz J.; Jessell T.: “Principios de Neurociencia”. Cuarta
edición. Interamericana. Madrid. 2001
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