El Pitbull no es el más buenmozo, ni el más talentoso ni el que gana

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TENDENCIAS | LATERCERA | Sábado 11 de julio de 2015
Gary Medel?
El Pitbull no es el más buenmozo, ni el más talentoso ni el que gana más
plata. Pero le dedican canciones en el estadio, fue el jugador más popular en
las redes sociales, y su biografía se ha convertido en un best seller. ¿Qué tiene
él que no tenemos nosotros? O más aún, ¿qué tiene él que reconocemos de
todos nosotros?
POR:
Carlos Pérez y José Miguel Jaque
ña que se puede ser el mejor /
dale Pitbull Gary / es un perro de
presa / que manda en la cancha”)
y el comediante Felipe Avello había hecho para él “Sucede”, una
versión electrónica en la que se
repite 16 veces la frase “faltan
hombres como Gary”. Pero en la
Copa la idolatría se disparó: 45
mil personas coreaban su nombre en el estadio al verlo jugar y
su biografía Simplemente Gary
fue el libro de no ficción más
vendido de junio. Cuatro mil
ejemplares, un best seller en el
mercado editorial chileno.
Cabe preguntarse qué habría pasado con Medel si la Presidenta
Bachelet hubiera recogido la espontánea propuesta que le hizo en
La Moneda el sábado de decretar
feriado el lunes para seguir celebrando la Copa América.
FOTO:
Agencias
RR Medel, saliendo en camilla del partido contra Brasil en el Mundial.
Perro guardián
El partido contra Brasil en el
Mundial dejó varias escenas
amargas para los chilenos. El
palo de Pinilla, el estadio en silencio y los jugadores llorando
por la eliminación. En medio de
todo eso, la imagen de Gary Medel jugando lleno de vendas por
un desgarro de ocho milímetros y
aperrando, cual Pitbull, hasta el
alargue, conmovió profundamente y hasta los de la U le perdonaron haber jugado y ser hincha de la Católica. Según su biografía, el jugador no quiso
infiltrarse para ese partido porque dijo: “Quiero sentir cuando
de verdad no pueda volver a pararme. Sólo así dejaría de jugar”.
Dicho y hecho: faltando ocho minutos para el final del tiempo suplementario, se lanzó al piso para
rechazar una pelota y no se pudo
parar. Literalmente no pudo. “Ese
es el momento en que pasa de ser
un futbolista de elite a un héroe.
Antes y después de la lesión es
una persona distinta”, dice Cristián Leporati, director de la Escuela de Publicidad de la UDP.
Cuando le preguntan al autor de
Simplemente Gary, el periodista
Cristián Arcos, si al Pitbull le gustó su libro, da luces sobre la per-
RR Gary, llorando por la eliminación chilena del Mundial.
sonalidad del jugador. “Como a la
mamá le gustó, a él le va a gustar.
Ahí hay una contradicción: el tipo
es un perro, pero súpermamón”.
Marisol Soto, su madre, es la figura más importante de su vida,
seguida del resto de su familia,
con quienes se fue recientemente
de vacaciones a Cancún. Hay varios ejemplos de esa devoción familiar. El año pasado, sus padres
se casaron después de 30 años
juntos. Tras la ceremonia en la
iglesia de las Carmelitas Descalzas, Medel organizó una gran fiesta para 200 invitados en Espacio
Riesco. Al regresar del Mundial, le
regaló un Audi a su hermano menor, Kevin, jugador de las inferiores de la UC y uno de los sparring
de la selección. Y cuando no tenía
ni un peso, siendo aún juvenil,
después de las giras llegaba con
dibujos hechos por él a modo de
postales para sus gemelos Gary y
Alejandro, que tuvo a los 17 años,
como recuerda el abogado Patricio
Varela, que compartió con él en
las divisiones menores de la UC.
“¿Vos viste el beso con sus hijos?
Detrás de esa pinta de ogro que
tiene es un tierno”, lo define Luis
María Bonini, preparador físico de
la Selección entre el 2007 y 2010.
“Es un tipo que quiere mucho a
sus hijos, a sus padres, a sus amigos, que no ha cambiado porque
antes manejaba un Toyota y ahora
un Maserati. Eso la gente lo ve y lo
siente. ¡No ha cambiado ni la forma de hablar! Un crá”.
La mugre y la cresta también
RR Abrazando a Alexis, después de ganar la Copa América.
Bonini dice que Gary es el compañero que todos quieren tener
en su equipo, porque no le tiene
miedo a nada y eso es lo que
transmite a sus compañeros. “Es
capaz de encarar cualquier desafío sabiendo que puede ganar,
aunque no gane”. Varios coinciden en que esa es la imagen que
proyecta: destaca jugando en la
defensa, pese a que en sus clubes
lo ha hecho en el mediocampo, y
a pesar de su metro 71 de altura,
le puede ganar en el salto a un
tipo de metro 90 básicamente
porque no da por perdida esa
posibilidad.
Esta “falta de miedo” se combina
con su mayor virtud, según quienes lo conocen: el esfuerzo. “Gary
es el tipo que se saca la mugre trabajando como el 90 por ciento de
los chilenos que se levantan temprano y toman una micro repleta.
Es cosa de ver cómo termina los
partidos, destrozado”, dice Juan
Carlos Berliner, sicólogo deportivo
y ex gerente selecciones nacionales de la era Bielsa. Arcos considera que la sociedad chilena valora
sus características particulares: el
esfuerzo por sobre el talento y la
garra sobre el lujo. “El chileno le
puede perdonar a alguien que no
sea tan brillante, pero ser arrugón
es imperdonable”.
Gary ha reconocido que había
mucha más presión cuando jugaba en su barrio que en el estadio
La Bombonera, de Boca Juniors.
Cuando tenía 14 años, jugando
por el club Sabino Aguad el clásico del barrio contra el Inter, una
patada que le dio a un rival generó
una violenta reacción de la barra
oponente. Un hincha entró a la
cancha, sacó una pistola y le
apuntó a Medel en la cabeza.
“Dispárame po, hueón”, respondió el futbolista, antes de que su
mamá interviniera y a punta de
golpes y garabatos expulsara al
pistolero.
La mezcla de valentía y esfuerzo
lo han convertido en líder. “Lo de
Gary no es sólo jugar bien, es levantar a sus compañeros o mandarlos a saludar a la gente. Tiene
un liderazgo desde la simpleza”,
dice el DT José Sulantay, quien lo
dirigió en la Sub 20. En la selección sus compañeros lo eligieron
capitán suplente para cuando no
está Claudio Bravo. “Uno de los
atributos más relevantes para ser
un líder es la capacidad para comunicar y él es maravillosamente
eficaz en eso, y no porque haya
hecho un coaching en Italia, sino
porque el tipo lo lleva en la sangre”, agrega Leporati. Alfonso
Garcés, quien lo descubrió y llevó
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