Nanclares: ¿Qué se esconde tras la cárcel más mediática?

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Nanclares: ¿Qué se esconde tras la cárcel
más mediática?
Lejos de la aparente calma que reina en Martutene, la cárcel alavesa es noticia
por el fallecimiento de alguno de sus reclusos cada cierto tiempo. Este
periódico ha hablado con personas vinculadas al penal, presos e instituciones
para saber qué ocurre.
NOTICIAS DE GIPUZKOA (E. ARTEAGOITIA)
(JOSE MARI MARTINEZ)
El balance de muertos por causas no naturales sitúa a Nanclares entre las
cárceles del Estado con mayores índices de siniestralidad en 2010. El último
fallecimiento, ocurrido el pasado 31 de diciembre, fue el de un joven de solo
30 años que se encontraba gravemente enfermo; un caso que elevó a cuatro
las personas que perdieron la vida en el penal alavés durante el último año. La
estadística refleja un incremento constante respecto a otros penales. A modo
de ejemplo, durante el año 2006 murieron cinco personas en la cárcel alavesa
por dos en Martutene
¿Qué ocurre en esa prisión?, ¿Por qué concentra tantas muertes?, ¿En qué
condiciones viven los presos y qué asistencia sanitaria reciben? La mayor parte
de las personas consultadas por este periódico, todas ellas vinculadas de
alguna forma al penal, coinciden en que las condiciones que se dan no difieren
de forma significativa con las del resto de cárceles. Entonces, ¿por qué se
arma tanto revuelo ante un hecho así?
La búsqueda de un modelo de futuro para la reinserción de los presos, el
hacinamiento de los internos o los suicidios en ausencia de libertad son temas
que generan especial sensibilidad, dentro de lo arrinconado que está en
cualquier sociedad el debate sobre quienes se han apartado o han sido
apartados de ella. "Si muere uno en la prisión de Topas (Salamanca) a nadie le
importa. La de Nanclares es la cárcel de la que se sabe todo lo que pasa",
asegura el capellán del penal, Txarly Martínez de Bujanda.
No cabe duda de la gran repercusión social que tienen los fallecimientos en
Nanclares. Sin embargo, aunque éstos no fueran recogidos por los titulares de
los medios de comunicación, la siniestralidad seguiría siendo alta. La cárcel
tiene problemas, muchos son internos, pero también están los que le vienen
de fuera. El de las prisiones no es una tema que mueva excesivas voluntades
políticas, de ahí que al tratar iniciativas como la excarcelación de las reclusos
enfermos, una medida que choca con muchos obstáculos en la calle, cualquier
esfuerzo sea en vano.
DROGAS: UN PROBLEMA "QUE NUNCA VA A DESAPARECER"
La población reclusa del penal asciende a 650 personas. De ellas, el 40% es
toxicómana y otro 40% está detenida por delitos relacionados con el tráfico de
estupefacientes. Las drogas están muy presentes en Nanclares, al igual que en
cualquier otra cárcel, por lo que es el primer factor a tener en cuenta a la hora
de analizar qué sucede.
Pepe Villegas tiene 67 años, pero ha pasado 25 entre barrotes. Nanclares fue
uno de sus destinos, por lo que conoce muy bien qué se cuece de puertas para
adentro. "En el patio solo hay muertos buscando heroína, muertos buscando
su muerte", asegura este expreso, que ha cumplido hasta cuatro condenas por
robo y tráfico. A Villegas no le tiembla el pulso a la hora de afirmar que el
acceso a las drogas dentro de la prisión es más fácil que en la calle. "Además,
estoy convencido de que nunca va a desaparecer. Lo poco de reivindicativo
que pueda tener algún preso se lo elimina la droga", añade.
En la Comisión Antisida son muy conscientes de esta realidad. De hecho, en
la década de los 80 y los 90 lucharon mucho por que Nanclares participara en
un programa de reparto de jeringuillas para evitar el contagio de
enfermedades, una medida que se logró implantar en el año 2001, después de
las experiencias positivas llevadas a cabo en Basauri y Martutene. "Es un
problema que está ahí y que no tiene solución. La única forma de acabar con
la droga es cerrar la cárcel a cal y canto, que no entre ni salga nadie, y eso es
imposible", explica Miguel Ángel Ruiz, presidente de la comisión.
ATENCIÓN
SANITARIA:
SIDA,
ENFERMEDADES MENTALES
HEPATITIS
C
Y
El delicado estado de salud de los reclusos, unido principalmente al elevado
consumo de drogas, es también un hecho en esta cárcel. Se calcula que en
torno al 80% de la población presa tiene algún tipo de enfermedad. El sida
está muy presente, y entre los infectados, el 90% tiene también hepatitis C.
Además, cerca del 8% de los reos presenta problemas de salud mental, con lo
que la sombra del suicidio amenaza siempre a la prisión. Ello hace que
necesiten una atención sanitaria mayor.
El servicio médico del penal alavés se compone de siete médicos, diez ATS,
cuatro auxiliares de clínica y una farmacéutica, además de un psiquiatra del
Hospital Santiago que realiza dos visitas semanales. Según recuerda el
capellán, la de Nanclares es además una de las pocas cárceles que cuenta con
guardia presencial, es decir, un médico y un ATS están disponibles las 24
horas del día, cuando en el resto de las prisiones el servicio finaliza a las tres
de la tarde. "Si en Nanclares hay más muertes que en otras prisiones es porque
el servicio médico es mejor", asegura Martínez de Bujanda, convencido de que
la gente llega en peores condiciones de salud a esta cárcel que a otras.
Sin embargo, pese a la dotación sanitaria, denuncian que ésta sigue siendo
insuficiente e incluso poco eficaz. Presos consultados aseguran que ante
cualquier circunstancia se reparte Espidifen y antidepresivos sin control. "La
asistencia es apática. Siempre están con el date prisa", asegura Villegas, una
afirmación que secunda el propio capellán. "Hay mucha gente enferma para
siete médicos, que no digo que sean pocos; otra cosa es que hagan lo que
tengan que hacer", añaden desde la Pastoral Penitenciaria. La muerte de un
recluso el pasado 31 de diciembre es sólo un ejemplo de que algo puede estar
haciéndose mal. ¿Por qué llegó el joven agonizando a Txagorritxu?, ¿qué hacía
una persona con una enfermedad terminal todavía dentro de la cárcel?
Salhaketa, el colectivo de apoyo a presos, denuncia que no existe una red de
coordinación entre los servicios sanitarios de la prisión y los centros
hospitalarios. Además, asegura que los protocolos establecidos en caso de
enfermedad distan de ser los más adecuados. "Muchas veces son los propios
presos los que prefieren quedarse en el módulo, porque acudir a la enfermería
les condena al ostracismo, pierden la relación con sus compañeros, por no
hablar de la Unidad de Custodia Especial de Txagorritxu, sometida a una
profunda vigilancia por parte de la Ertzaintza", explica su portavoz, César
Manzanos.
EXCARCELACIONES: NANCLARES DENUNCIA LA FALTA DE
INTERÉS DE LAS FAMILIAS
La desatención médica es una acusación que rechazan desde la cárcel. Fuentes
de Instituciones Penitenciarias aseguran que durante el año pasado se
realizaron 13.315 consultas a demanda de los internos dentro del centro y
4.517 programadas. Además, en más de un millar de ocasiones se vio la
necesidad de acudir a donde un especialista fuera de la prisión, mientras que
los ingresos hospitalarios ascendieron a 140.
Las muertes en el penal no les sorprenden demasiado; sí lo hace en cambio
que tengan tanta repercusión en el exterior. "No es cierto que en Nanclares
muera más gente que en otras prisiones, lo que ocurre es que en los demás
sitios no se hace público. En Álava hay una sensibilidad especial", asegura un
portavoz.
Uno de los principales problemas con los que dicen encontrarse es con el
rechazo del entorno del preso a acogerle en su casa cuando tiene un problema
de salud. El artículo 92 de la Ley Penitenciaria permite la excarcelación del reo
en caso de enfermedad incurable siempre que exista arraigo familiar. Sin
embargo, muchos se encuentran solos y sin apoyos cuando se les plantea esta
posibilidad.
En estos casos, la acogida por parte de una ONG suele ser la única salida,
pero no siempre resulta posible. "Aunque Álava es donde hay más recursos de
este tipo, no son suficientes. Los nuestros, por ejemplo, están siempre llenos",
explica Miguel Ángel Ruiz. La Comisión Antisida posee cuatro pisos con un
total de 40 plazas para presos. Hay otro destinado a mujeres.
MASIFICACIÓN: EL NÚMERO DE PRESOS SE HA DUPLICADO
EN DIEZ AÑOS
La masificación de este tipo de recursos externos es un claro ejemplo de lo
que ocurre en el interior de las cárceles. España es el país de la Unión Europea
con el mayor índice de encarcelamientos, es más, en los últimos diez años se
ha duplicado el número de presos. El hacinamiento de los penales es un
hecho del que Nanclares no escapa. La prisión alavesa está al 170% de su
capacidad, y "el roce -como dice el capellán-, siempre trae problemas".
Las celdas de la prisión están ocupadas por un mínimo de dos personas. Vivir
sin compañía, recogido en la Carta de Derechos de la Unión Europea, sólo se
consigue en ocasiones excepcionales. "Tuve que hacer 38 días de huelga de
hambre para que me dieran una celda para mí solo", recuerda Villegas. A la
elevada concentración de presos que existe en este penal hay que añadirle su
deterioro, un factor que sin duda dificulta la convivencia en el centro. "Sé de
presos que por la noche tienen que meter la fregona por el agujero de las
letrinas para que no les entren las ratas a la celda", explica Manzanos. Dicen,
los que las conocen, que los calabozos están llenos de restos de sangre y
vómitos imposibles de quitar. "Esos baños, esa porquería que se acumula en la
ducha..., y nadie hace nada para que la situación mejore. Total, si las cárceles
se quedan viejas, se hace otra nueva y punto", añade Villegas.
La macrocárcel de Zaballa se proyecta como relevo de esta vieja prisión. Las
cifras del nuevo centro son de vértigo. Tendrá una superficie construida
equivalente a 18 campos de fútbol, dispondrá de 1.300 plazas y 500
funcionarios velarán por la buena marcha de un complejo que ha costado 103
millones de euros. Y los recursos, ¿crecerán en la misma proporción? "Lo que
conlleva un centro así es un trato más impersonal y una sensación de sordidez
aún mayor", aseguran desde Salhaketa.
La masificación de los reclusos en las cárceles como la de Nanclares abre el
debate sobre la necesidad de crear nuevos recursos penitenciarios externos
que verdaderamente apuesten por la rehabilitación de los internos.
Para Txarly Martínez de Bujanda las cárceles se están convirtiendo poco a
poco en geriátricos y psiquiátricos, en un espacio donde se reúne gente que no
tiene a nadie. "Es un lugar donde se castiga la pobreza", asegura. Una idea que
resume perfectamente Pepe Villegas en la siguiente frase: "la gente
verdaderamente peligrosa no está en la cárcel"
LAS CLAVES
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"En el patio de la cárcel sólo hay muertos buscando heroína"
(PEPE VILLEGAS - Expreso de Nanclares)
"Nanclares es la prisión de la que se sabe todo lo que pasa"
(TXARLY MARTÍNEZ DE BUJANDA - Capellán de la cárcel
alavesa)
"Meten la fregona en la letrina para que no suban las ratas"
(CÉSAR MANZANOS - Portavoz de Salhaketa)
"La droga es un problema que está ahí y no tiene solución"
(MIGUEL ÁNGEL RUIZ - Presidente de la Comisión Antisida)
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