Varios ex presitHarios y f,mili8teS de SIrgas: Emilio F,riñIs, FeIisa GafÑ, Isabel Coque YAUIDII Hemández. En Cazalegas hay bastantes ex presidiarios. Estos son Francisco Iglesias -a la izquiefda está su esposa-, Julio Carretero y Long;,¡o Mar/in. Ex presos políticos reclaman mayores indemnizaciones Historias de terror vivas en el tiempo Varios millares de personas aún mantienen vivas auténticas «historias» de terror y penalidades sufridas a partir de 1936. Provocadas directamente por efectos de la Guerra Civil o por la represión del régimen de Franco. Asociaciones y colectivos de ex presos y represaliados políticos han llevado a cabo una concentración en Madrid para solicitar indemnizaciones, y, en suma, un mayor reconocimiento legal por parte del Gobierno de esta problemática. uién no ha escuchado las clásicas y crudas historias de nuestros mayores sobre sus vivencias en la Guerra Civil y represalias, injusticias o auténticas atrocidades que en muchos casos contiiJUaron hasta hace pocos años. Chivatazos, denuncias sin ninguna base, llevaron a muchos a la muerte sin más; o a la cárcel a otros, de donde buena parte no salió con vida. Fue una más de las secuelas provocada por una guerra fratricida. En nuestra provincia, según los datos recopilados por la Asociación de ex presos y represaliados políticos antifranquistas, hay alrededor de trescientas personas aún vivas, afectadas por circunstancias de este tipo, directamente por la guerra del 36 o algunos años después, por mantener ideales contrarios Q al régimen dictatorial de Franco. Prácticamente en todos nuestros pueblos hay ejemplos vivos de estos hechos. Casos como los de varios vecinos de 8argas, que ahora reviven para BISAGRA las penalidades sufridas en espera de recibir el reconocimiento legal, tanto económico como moral, de los años perdidos en prisión. Daños sufridos no sólo por los que directamente fueron privados de sus derechos más elementales, sino por todos sus familiares. Este es el caso de Eugenia Puñal, de 89 años de edad, que pese a lo cual mantiene una gran lucidez. Su familia quedó rota tras la detención de su marido, Feliciano Coque Fernández, quien a «causa de la paliza que le propinaron en comisaría, quedó gravemente enfermo y murió en 1960». 26 Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. Bisagra. #120, 18-24/3/1990. Feliciano trabajaba como jefe de estación de Renfe en Salamanca. EllO de agosto de 1936 le detuvieron «tras ser denunciado por unas cosas que él no había hecho» Le achacaron que era un destacado extremista y que había tiroteado un tren militar a la salida de la estación donde trabajaba. Después, cuando fue revisada su causa, se desestimaron estas acusaciones. Pero por lo pronto tuvo que pasar dos años en la cárcel, de donde salió con libertad provisional en mayo del 38 . Ahí no terminaron sus sufrimientos . «Salió una orden por la que tenían que volver a prisión todos aquellos que estuvieran en libertad provisional. Mi marido tuvo que escapar a Francia. » Si Feliciano las pasó mal, su mujer no sufriria, «y sigo suf riendo», menos. «Además del quebranto que supuso dejarme con varios hijos y sin ningún medio económico, destrozaron nuestro hogar. Estuvo siete afios en Francia y cuando volvió a mi casa de Bargas ya no queda a nadie, ni a él mismo. Yo, pese a todo, le recibí y viví con él, pero ya todo fue diferente». Eugenia tuvo que sacar a duras penas la familia adelante, ya que su marido no en- contraba trabajo. «La Renfe se porló muy mal. No quisieron saber nada de él. Y aun ahora no han tenido ningún miramiento para una persona que trabajó con ellos cuarenta afios. En la actualidad me pagan la mínima pensión posible.» Muy cerca, en Seseña, también fueron muchas las personas que sufrieron vicisitudes parecidas. Vicente Torrejón Navarro, de 71 años, carabinero del bando republicano durante la guerra, pasó después cinco años en prisión. Feliz por el final de la contienda llegó a su pueblo, Seseña. Pero su joven vida, tenía 20 años, se vio truncada de repente. Fue detenido rápidamente, «achacándome infinidad de cosas, de lo malo lo peor, que había robado ovejas, o había destruido la iglesia. Todo era falso . Yo el único mal que había hecho era defender un gobierno legalmente constituido.» El caso 'es que le llevaron de cárcel en cárcel durante cinco años. Se salvó de milagro de ser ejecutado. Cuando los horrores parecían disiparse al recibir la libertad, no sería así. Tras dos meses de libertad condicional fue enviado a Marruecos con un batallón disciplinario de