Crece el interés en investigar las bondades de los alimentos

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Crece el interés en investigar las bondades de los alimentos probióticos
Algunas cepas de bacterias contenidas en la leche han demostrados tener efectos
beneficiosos sobre la salud de los consumidores. En especial esos microorganismos son los
utilizados con mayor frecuencia en las leches como probióticos, esto es, “microorganismos
vivos, que cuando son ingeridos en cantidades adecuadas, confieren efectos benéficos al
huésped” según la definición conjunta de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y de la
Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
La magnitud del interés que despiertan estas bacterias es tal que hasta la fecha se han
secuenciado y publicado más de 53 genomas de diferentes bacterias lácticas y hay cientos de
proyectos en curso para descifrar la información genética de otras bacterias de ese tipo. “En
los mercados nacionales e internacionales, existen productos comerciales que contienen
bacterias lácticas probióticas incluidas en especial en productos lácteos. Es importante aclarar
que los efectos benéficos de los probióticos derivan del tipo de cepa, ya que no todos las
bacterias lácticas proveen los mismos beneficios”, explicó a la Agencia CyTA el doctor Jean
Guy LeBlanc, canadiense radicado en Tucumán desde 2000 e investigador del CONICET en
el laboratorio de Tecnología y Desarrollo del Centro de Referencia para Lactobacilos
(CERELA).
Las bacterias lácticas son un grupo muy heterogéneo de microorganismos ubicuos, y albergan
nichos ecológicos muy amplios que van desde la superficie de plantas hasta el tracto
gastrointestinal de los animales. “Están asociadas con la preparación de alimentos
fermentados -como leches fermentadas, quesos, yogures y embutidos, entre otros- y
contribuyen a la formación del sabor, a la conservación y a la producción de compuestos que
pueden conferir efectos beneficiosos a los consumidores”, explicó el investigador del
CONICET.
El número de genomas de bacterias lácticas secuenciados y públicamente disponibles
aumenta de manera continua debido a la aparición de nuevas técnicas de secuenciación más
económicas y veloces. “Estos estudios permiten identificar la presencia de genes que pueden
codificar numerosas proteínas sin necesidad de recurrir a métodos de laboratorio
convencionales normalmente laboriosos y costosos. Con esta información, uno puede
predecir si un microorganismo es capaz de producir enzimas de interés biotecnológico o
metabolitos (molécula producida durante su metabolismo) que puedan conferir efectos
beneficiosos para la salud, entre otras posibles aplicaciones. Posteriormente su producción
tiene
que
ser
confirmada”,
destaca
el
doctor
LeBlanc.
Bacterias lácticas y enfermedades gastrointestinales
Un trabajo, conducido por el doctor Leblanc y publicado en la revista Gastroenterology,
describe algunos de los mecanismos por los cuales las bacterias lácticas pueden prevenir y
ser utilizadas en el tratamiento de patologías gastrointestinales tales como la enfermedad de
Crohn, la colitis ulcerosa y el cáncer de colon, entre otras patologías. En esa publicación se
mencionan estudios realizados en el laboratorio de Inmunología de CERELA –integrado por
las doctoras Gabriela Perdigon, Alejandra de Moreno de LeBlanc y Carolina Maldonado
Galdeano- en colaboración con investigadores extranjeros que han demostrado que las
bacterias lácticas pueden regular o estimular el sistema inmunológico. “Esto significa que los
consumidores de probióticos podrían estar más preparados para enfrentarse al ataque de
patógenos y otros factores ambientales que podrían causar enfermedades tales cómo la
salmonelosis y el síndrome urémico hemolítico, entre otras”, indica LeBlanc.
¿Cómo actúan las bacterias lácticas en el organismo?
Son varios los mecanismos de acción que ejercen esas bacterias en la salud. En su
investigación el grupo que lidera LeBlanc describe la relación entre las bacterias lácticas y la
proteína
citoquina
interleuquina-10
(IL-10).
“La IL-10 es una proteína reguladora, producida por diferentes células del sistema inmune,
necesaria para controlar las respuestas inflamatorias. Su producción se ve aumentada cuando
se consumen ciertas bacterias lácticas, algo que es de suma importancia para la prevención y
tratamiento de enfermedades inflamatorias como la enfermedad de Crohn, asma y hasta
algunos tipos de cáncer del colon donde hay una desregulación de las respuesta inmune”,
puntualiza LeBlanc. Y continua: “Si bien esas bacterias no pueden producir esta citoquina,
numerosos estudios, realizados en modelos animales (ratones), demostraron que algunas son
capaces de aumentar los niveles de IL-10 en los fluidos intestinales, en tejidos y sangre. En
colaboración con investigadores de Brasil hemos modificado genéticamente bacterias lácticas
para producir IL-10. Estas bacterias fueron capaces de disminuir significativamente los daños
asociados a la enfermedad de Crohn inducido químicamente en modelos animales. Así una
aplicación potencial de las bacterias modificadas sería el desarrollo de terapias
complementarias
para
pacientes
con
enfermedades
inflamatorias
crónicas.”
Estos trabajos fueron realizados en conjunto con un grupo de Brasil integrado por los doctores
Vasco Azevedo y Anderson Miyoshi de la Universidad Federal de Minas Gerais, en Belo
Horizonte, e investigadores y becarios de CERELA, entre otros centros de investigación. La
investigación contó el apoyo de fondos provenientes del CONICET, de la Agencia Nacional de
Promoción Científica y Tecnológica y de la Universidad Nacional de Tucumán.
Del laboratorio a la heladera
Antes de poder realizar estudios clínicos con un probiótico potencialmente benéfico en
humanos, es importante realizar estudios a nivel de laboratorio para evaluar si las bacterias
poseen características necesarias para su uso en el desarrollo de alimentos (evaluaciones
tecnológicas) y su potencial de sobrevivir las condiciones hostiles del tracto digestivo, afirma
el
doctor
LeBlanc.
“Si son cepas nuevas, sin un historial de uso en alimentos, es de suma importancia hacer
estudios con animales de laboratorio para demostrar en primera medida la bioseguridad de la
misma y segundo que confieren el beneficio propuesto. Asimismo es importante destacar que
todos los ensayos con animales realizados en nuestro centro se realizan bajo estrictas normas
de bioética según lo recomendado por la Asociación Argentina de Ciencia y Tecnología de
Animales de Laboratorio”, subraya LeBlanc quien destaca que todos los productos
desarrollados en CERELA como determinadas leches fermentadas (leches con bacterias
lácticas que refuerzan el sistema inmunológico y defienden al cuerpo de microorganismos
nocivos) o productos farmacéuticos (empleados para la prevención y tratamiento de
enfermedades infecciosas e inflamatorias del tracto intestinal) pasaron por numerosas
pruebas
de
laboratorio
y
clínicos
antes
de
su
comercialización.
Asimismo LeBlanc considera importante que los productores de alimentos probióticos
comuniquen con claridad las evidencias científicas que muestren los efectos positivos
esperados para sus cepas de bacterias lácticas. Y concluye que es importante seguir
investigando a las bacterias lácticas por su potencial uso en aplicaciones biotecnológicas y
para el diseño y formulación de alimentos funcionales y productos farmacéuticos con efectos
benéficos en salud humana y animal.
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