Se viene el verano... ¡a tomar agua! En verano es especialmente importante consumir agua ya que las elevadas temperaturas generan que se pierdan líquidos más fácilmente. Pero no es solo necesaria para saciar la sed sino que también es vital para el normal funcionamiento del cuerpo humano. El agua interviene en los procesos fisiológicos de la digestión, facilitándola y cumpliendo un rol fundamental para evitar el estreñimiento. Además, el agua en la sangre ayuda a transportar nutrientes y energía a nuestro cuerpo. El agua también es la encargada de filtrar productos de desecho de las células, los cuales son eliminados a través de la orina. A su vez, ayuda a regular la temperatura corporal a través de complejos mecanismos como la evaporación y la sudoración. Es importante no esperar a sentir sed para tomar agua: la boca seca ya es síntoma de deshidratación, y el instinto de beber se pierde con la deshidratación progresiva. Por ello conviene beber regularmente de 8 a 10 vasos a lo largo del día (2 a 2,5lt). A mayor humedad, mayor cantidad de agua ingeriremos. Calor, humedad y ejercicio físico son las condiciones idóneas para que aparezca un cuadro de deshidratación. Una pérdida del 20% del agua corporal ya supone un mayor riesgo de complicaciones graves. Aparte del sol, el calor y el ejercicio, otras circunstancias requieren el aporte extraordinario de líquidos: la fiebre, y, especialmente, la diarrea y los vómitos, cuya incidencia aumenta en verano a causa de las gastroenteritis. Además, el envejecimiento va asociado a la desecación, a la pérdida de agua, que afecta a todos los tejidos del organismo, pero especialmente a la piel. Una óptima hidratación desde la infancia ayuda a mantener una piel joven. Es de especial recomendación el consumo de 2 a 2,5lt de agua al día en verano. Licenciada en Nutrición Natalia Morassi Goddard Catering Group