LA ILEGALIDAD DE LA CAZA EN EL SANTUARIO BALLENERO La caza de ballenas que Japón sigue realizando en la Antártida ha sido condenada por la comunidad internacional en numerosas oportunidades y configura una violación del derecho internacional; en particular, de la Convención de las Naciones Unidas sobre la Ley del Mar (UNCLOS). En 1982, 144 estados firmaron la Convención de las Naciones Unidas para la Ley del Mar (UNCLOS), que entró en vigencia en 1996. En su carácter de instrumento legal internacional, la UNCLOS obliga al cumplimiento a los países que la han ratificado, entre los cuales se incluyen Japón y Noruega. La Convención establece los derechos y los deberes de los estados respecto del uso de los mares. Uno de esos deberes, indicado específicamente, es la protección de los mamíferos marinos. Según los artículos 65 y 120, todos los estados deben cooperar en la conservación de los mamíferos marinos; en el caso particular de los cetáceos, es obligatorio trabajar en la conservación, manejo y estudio, a través de los organismos internacionales apropiados. La Comisión Ballenera Internacional (CBI) es el organismo apropiado para esos fines, ya que tiene el cometido de asegurar la conservación y el manejo adecuado de las poblaciones de ballenas en todo el mundo. Como parte de sus esfuerzos para salvar a las ballenas de la extinción, la CBI ha establecido ciertos mecanismos. El de más reciente creación es el Santuario Ballenero Austral (SBA), un área marina que circunda la Antártida y en la cual está prohibida la caza comercial de la ballena. La resolución de crear el SBA fue aprobada por una mayoría abrumadora, con el único voto disidente de Japón. Los japoneses dejaron constancia de su objeción, y continúan cazando ballenas dentro del Santuario antártico. La justificación para ello es que no se trata de caza comercial, sino científica. Pero la CBI considera que el programa de "caza científica" japonés "no satisface necesidades críticas de investigación para el manejo de la caza ballenera en el Océano Austral", por cual es innecesario y debe detenerse. Todos los años la CBI aprueba una resolución de condena de la caza ballenera que Japón realiza en el Santuario Ballenero Austral y exige el fin del programa de investigación. La respuesta de Japón es ignorar lo expresado por la CBI y enviar su flota ballenera a matar más cetáceos en aguas de la Antártida. Bajo los términos de la Convención de las Naciones Unidas para la Ley del Mar, Japón debe cooperar con la Comisión Ballenera Internacional. Pero no lo está haciendo porque: -Puso objeciones a la medida de protección adoptada por la gran mayoría de los miembros de la CBI. -Ignora las numerosas resoluciones de la CBI contra la caza ballenera que realiza. -Ignora el pronunciamiento de la CBI respecto del llamado programa de caza científica. -Continúa cazando ballenas en las aguas del Santuario Ballenero Austral. De esta manera, Japón se burla de los artículos 65 y 120 de la Convención de las Naciones Unidas para la Ley del Mar; no cumple con la obligación de cooperar en la conservación de los mamíferos marinos, ni trabaja con el organismo apropiado para conservar, manejar y estudiar las poblaciones de éstos. Japón no solamente no trabaja con la CBI en la conservación, el manejo y el estudio de los cetáceos, sino que continúa cazando ballenas y sigue adelante con el programa que denomina de caza científica, a pesar de la oposición de la CBI. La caza ballenera japonesa en el Santuario Ballenero Austral constituye una violación del derecho internacional y debe ser detenida.