DICIEMBRE 2001 ¡VUELVE LA CAZA DE BALLENAS! UN SISTEMA MANIPULADO: CÓMO COMPRA JAPÓN EL CONTROL DE LA CBI La Agencia de pesca del Japón, tras perder las esperanzas de convencer a los demás países integrantes de la Comisión Ballenera Internacional (CBI) para que votaran a favor de reanudar la captura comercial de ballenas, decidió en 1999 intensificar su ofensiva de compra de votos y conseguirse una mayoría de votos en la CBI. En aquel entonces, Japón ya controlaba el voto de siete países miembros de la CBI, seis de ellos ubicados en el Caribe Oriental. Se pudo vislumbrar cómo funciona esta estrategia de compra de votos cuando el entonces Viceministro de Pesquerías de Japón, Hiroaki Kameya, poco después de su regreso de la reunión de la CBI de 1999, decidió notificar a la prensa sobre estas actividades. Kameya le informó a Kyodo, la agencia noticiosa más grande de Japón, que el Ministerio habría de trabajar activamente y emplearía los Fondos de Ayuda Económica a Países en Desarrollo (Overseas Development Aid) a fin de persuadir a algunas naciones que no formaran parte de la CBI para que se integraran y apoyaran la reanudación de la captura comercial de ballenas. Sus palabras se dieron a conocer el 2 de junio de 1999, y el cable de noticias reflejaba otras declaraciones: "Dado que la postura de los países que se oponen a la caza de ballenas es pertinaz, se considera más ventajoso para futuras negociaciones reunir votos favorables incrementando la cantidad de miembros antes que intentando disuadir a los votos negativos". El viceministro Kameya finalmente los reunió rápido. El 11 de junio, un periódico pesquero informó que, en una reunión con legisladores favorables a la captura de ballenas, Kameya se había propuesto integrar a la CBI a trece países adicionales, y citó a Marruecos como un posible miembro nuevo. El 17 de agosto, otro periódico pesquero informó que el viceministro había partido hacia Zimbabwe, Namibia y Guinea con el objeto de "explicar la postura de Japón con respecto a la captura de ballenas, la CBI y la CITES, y llamar a tomar medidas concertadas". El 30 de agosto, el mismo periódico comunicó su regreso de África y citó sus palabras: "Les solicité a las tres naciones que se unieran a la CBI desde una perspectiva de uso sostenible de los recursos marinos, incluidas las ballenas. Todas estuvieron de acuerdo. El Primer Ministro de Guinea dio muestras de voluntad para integrarse antes de la reunión del año próximo". Después de agosto de 1999, no tuvimos más información, pero hemos visto los resultados. Guinea se incorporó a la CBI a tiempo para la reunión de 2000 y se pronunció igual que Japón cada vez que votó. Marruecos se incorporó en 2001 y votó con Japón a excepción de algunas abstenciones tácticas para evitar ser acusado de vender el voto. Zimbabwe asistió como observador en 2000. Namibia asistió como observador en 2001 y se dirigió a la CBI para expresar que "Namibia, sin embargo, no puede apoyar al conservacionismo por el conservacionismo mismo. Cuando el mejor asesoramiento científico indica que se puede cosechar un recurso en forma sostenible, se debe permitir la cosecha". Además de estos países africanos, también recibió ayuda japonesa Panamá, que se incorporó a la CBI en 2001 y se pronunció igual que Japón en todas las votaciones del encuentro. En el período previo a la reunión de 2001, un jerarca de la delegación japonesa de apellido Komatsu confirmó en una entrevista con la cadena australiana ABC TV que comprar votos era el método que había elegido Japón para garantizar el restablecimiento de la captura ballenera. Komatsu admitió que Japón emplea fondos de ayuda a países en desarrollo a fin de comprar apoyo para la reapertura de la caza comercial de ballenas y afirmó que Japón tenía que utilizar las "herramientas de las comunicaciones diplomáticas y las promesas de fondos de ayuda económica a países en desarrollo a fin de influir sobre los miembros de la Comisión Ballenera Internacional". Esto lo corroboró por su parte el primer ministro de Antigua y Barbuda, Lester Bird. "En parte, sí, francamente no tengo vergüenza de decirlo", contestó cuando le preguntaron si su gobierno apoyaba la captura de ballenas debido a la ayuda de Japón que recibía su país. La Agencia de Noticias del Caribe (CANA por su sigla en inglés), también informó que el primer ministro Bird había declarado: "En tanto que las ballenas no sean una especie en peligro, no veo por qué si podemos apoyar a los japoneses y el quid pro quo es que nos van a dar algo de ayuda, no voy a ser hipócrita; en parte es por eso que lo hacemos". La honestidad del primer ministro Bird es poco habitual. La mayoría de los países que vendieron el voto lo niegan. Pese al reconocimiento de Komatsu, la Agencia de Pesca de Japón todavía niega que compre votos. Pero la ofensiva de comprar votos sigue adelante, y África es el objetivo principal. Durante las reuniones oficiosas de los delegados del Caribe durante la reunión de 2001, se escucharon sugerencias de que para la reunión de 2002 se incorporarían diez nuevos miembros africanos. Una nota aparecida en agosto de 2001 en un periódico de Santa Lucía, país que le ha vendido su voto a Japón durante años, cita al Ministro de Agricultura diciendo: "Se espera que más países africanos se incorporen a la CBI para cuando la organización celebre su encuentro anual de 2002 en Japón". La última vez que la CBI se reunió en Japón fue en 1993. La prensa japonesa informó sobre una campaña de compra de votos en los días previos a la reunión denominándola "ofensiva del fajo de billetes" y citó "historias que circulan acerca de que la ayuda económica que despilfarra el gobierno de Japón a fin de consolidar el voto esta vez superó los 300 millones de dólares". Tras el cierre del encuentro, el entonces ministro de pesquerías Tanabu expresó: "Ahora se considera que para bloquear cosas como el Santuario Antártico debemos incrementar nuestros amigos en la CBI". El programa de compra de votos que aplica la Agencia de Pesca está adquiriendo velocidad. En la reunión de 1993, este Organismo pagaba a sólo cuatro países. Hacia 1999, estos países eran siete. En el 2000, Japón hizo ingresar en la CBI a un nuevo país, y a dos más en 2001. En la actualidad, la Agencia de Pesca cuenta con el apoyo de diez miembros cuyos votos paga. Los votos de estos países, combinados con aquellos de naciones como China, Corea, Noruega y Rusia --que votan con Japón por sus propios motivos-- logran que Japón se acerque a tres o cuatro votos de alcanzar una mayoría en el seno de la CBI. Si no se enfrenta esta estrategia de compra de votos, es probable que la Agencia de Pesca de Japón obtenga una mayoría antes de la reunión de 2002 y utilice esa mayoría para encaminar a la CBI hacia la reanudación de la caza comercial de ballenas. 2