EL CALOR, EL SUDOR Y LA DESHIDRATACION EN EL CICLISMO Por los Dres. Kepa Lizarraga y Javier Serra Durante la Guerra de los Seis Días (1967) unos 20.000 muertos de los que sufrieron las tropas egipcias fallecieron a causa de la deshidratación, tal como fue recogido por alguna publicación especializada unos años después (R. Hubbard y cols., 1982). Dramática cifra que nos sirve para introducirnos en un tema importantísimo. Y es que aproximadamente el 60% de nuestro cuerpo es agua. Eso quiere decir, ya en un ambiente racional, que un cicloturista de 70 Kg. “contiene” unos 42 litros de ese líquido en el que se producen todas las reacciones químicas que constituyen el metabolismo y que nos permiten mantener la vida. Por otra parte, los seres humanos somos animales (algunos más que otros) homeotermos; es decir, que requerimos, para subsistir, un mantenimiento bastante constante de la temperatura interna, admitiendo tan solo ligeras variaciones sin que llegue a alterarse nuestro estado de salud. Debemos recordar, además, que el rendimiento energético que tenemos a la hora de realizar un ejercicio es de aproximadamente un 25% a 30%, transformándose el restante 70-75% en calor. De lo anterior podemos deducir que el mantenimiento de la temperatura interna durante la práctica de ejercicio en un medio ambiente frío puede resultar relativamente sencillo, al contar con una producción de calor que ayuda a compensar las pérdidas. Sin embargo, todo se trastoca cuando nos rodea un ambiente no solo templado, sino incluso caluroso. En esas condiciones, el organismo se enfrenta a la necesidad de evacuar el exceso térmico debido al ejercicio, al que se añade el climático. ¿Con qué recursos contamos para mantener la temperatura interna dentro de límites tolerables cuando nos enfrentamos en pleno verano a las temibles y sin embargo queridas rampas de nuestros puertos más duros? Hay cuatro mecanismos que permiten al ser humano intercambiar energía calórica con el entorno que le rodea, tanto recibiéndola como cediéndola, para asegurarse la supervivencia a pesar de los cambios del entorno. Se trata de la conducción, convección, radiación y evaporación. A medida que la temperatura ambiente aumenta, tal como vemos en el gráfico 1, crece la importancia de la evaporación del sudor como el mecanismo más importante para eliminar el exceso de calor debido al ejercicio, disminuyendo la utilidad de los otros procesos ya que el aire que nos rodea, si su temperatura es superior a la de nuestro cuerpo, será, por motivos evidentes, incapaz de enfriarnos. En vista de lo anterior, parece lógico que, antes de llegar a los rigores estivales, conozcamos mejor nuestros mecanismos de adaptación y, más concretamente, el de la sudoración y sus consecuencias. ¿Qué factores influyen en la sudoración? Las cualidades físicas de la persona en cuestión, su aclimatación al calor, el estado de hidratación, la temperatura ambiente, la humedad relativa, la velocidad del aire, el calor radiante, el vestuario que utilicemos y la intensidad del ejercicio serán el complejo conjunto de parámetros que regirán la producción de sudor. Cuando el hipotálamo (glándula situada en la cabeza, bajo el cerebro) recibe señales de que la temperatura corporal sube en exceso, pone a trabajar a los más de dos millones de glándulas sudoríparas que poseemos. En ciertas condiciones, un cicloturista puede generar unos 3,5 litros de sudor en una hora, aún cuando progresivamente iría perdiendo capacidad para mantener ese espectacular ritmo por una especie de “fatiga” de las glándulas sudoríparas. Sin embargo, cantidades de entre 1,5 y 2 litros en una hora son bastante frecuentes. Cada gramo de ese sudor que se evapore en contacto con la piel gasta 0,6 Kcal de las que hemos producido con el ejercicio y nos calientan en exceso, con lo que nos enfriará, pero es preciso puntualizar que eso tan solo ocurre si el paso de líquido (sudor) a gas (vapor de agua) se produce en contacto con nuestro cuerpo, dejando en la piel o las ropas las sales minerales que contiene. Por ejemplo: si ese cicloturista de 70 Kg. que hemos tomado como referencia pierde 700 gr. de su peso en sudor (un 1%), conseguirá que la temperatura de su cuerpo descienda cerca de 0,4 grados centígrados. Si pensamos que en muchas salidas veraniegas perdemos bastante más de ese peso en forma líquida, comprenderemos mejor la verdadera importancia de este mecanismo para evitar una hipertermia o “golpe de calor”, que pudiera tener consecuencias fatales. Sin embargo, en condiciones normales, no todo el sudor que producimos se evapora de esa forma ideal para evitar el “calentón”, sino que parte de él cae al suelo o es absorbido por determinados tejidos especialmente concebidos para ello (muy interesantes en otras condiciones), que lo alejan de nuestra superficie cutánea por lo que, en esos casos, sudar resulta inútil desde el punto de vista térmico, si lo que pretendemos es enfriarnos, y nocivo para la salud y el rendimiento, ya que nos deshidrata. Y es que sudar en cantidad elevada produce un importante robo de líquido al sistema circulatorio, con lo que la sangre se va haciendo más espesa y su volumen disminuye, dando lugar a un serio compromiso: el organismo no puede deshidratarse más sin que las funciones cardiovasculares corran riesgos, pero necesita evaporar sudor para no sufrir una fatiga prematura y/o enfermedad por el exceso térmico. ¿Cómo se resuelve la situación? Cuando no hay más remedio, los automatismos del cuerpo dan prioridad a mantener el volumen central de sangre y las funciones cardiovasculares frente al rendimiento físico o la elevación de temperatura. En esas condiciones la deshidratación nos hace correr un gran riesgo, que puede incluir incluso la vida si intentamos mantener el esfuerzo en medio de un ambiente térmico hostil por exceso de calor. Considerando que ya estamos advertidos sobre las posibles consecuencias nefastas para la salud, y que por lo tanto, ninguno de nuestros lectores correrá conscientemente ese riesgo de deshidratarse tanto, veamos en el siguiente cuadro qué ocurre en cuanto al rendimiento. PORCENTAJE DE PESO PERDIDO POR CONSECUENCIAS SUDORACION RENDIMIENTO 2% del peso corporal PARA EL 20% de disminución del rendimiento 4% del peso temperatura corp. a 18º C de 40% de disminución del rendimiento 4% del peso temperatura corp. a 41º C de 60% de disminución del rendimiento 10% del peso corporal Riesgo vital Conviene caer en la cuenta de que ese 2% de nuestro peso puede estar en torno a 1,5 Kg. y con excesiva frecuencia veremos descensos de peso similares o superiores en nuestras salidas cicloturistas por lo que, si no queremos descolgarnos del grupo cuando el calor apriete, vale más que sigamos al pié de la letra el siguiente consejo: BEBE ANTES DE TENER SED Y SIGUE BEBIENDO INCLUSO CUANDO YA NO LA SIENTAS . GRAFICO 1 100 0 80 20 60 40 40 60 20 80 0 100 5º 10º 15º 20º 25º 30º TEMPERATURA AMBIENTE 35º 40º % EVAPORACION % CONDUCCION Y CONVECCION IMPORTANCIA RELATIVA DE LA CONDUCCION, CONVECCION Y EVAPORACION EN FUNCION DE LA TEMPERATURA AMBIENTAL