LA MACROECONOMÍA DEL POPULISMO: UNA HISTORIA QUE NUNCA SE TERMINA

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LA MACROECONOMÍA DEL POPULISMO: UNA HISTORIA QUE NUNCA SE
TERMINA
Por Marco T. Cincero
Tenemos en nuestras manos el magnífico libro (compilación de estudios) cuyos autores
principales como compiladores figuran Rudiger Dornsbusch y Sebastian Edwards titulado
la Macroeconomía del populismo en América Latina, editado por el Fondo de Cultura
Económica en 1992, y es una traducción de The Macroeconomics of Populism in Latin
America editado nada menos que por the National Bureau of Economic Research y The
University Chicago Press. Este libro de 450 páginas, está constituido por investigaciones
sobre las economías de Argentina, del Brasil, de Chile, México, Nicaragua y Colombia.
Curiosamente se refieren a Venezuela en la página 35 así:
Venezuela experimentó un corto período de populismo distributivo en el
régimen de Carlos Andrés Pérez, a mediados de los años setenta; pero desde
fines de ese decenio, los gobiernos de Acción Democrática y de COPEI han
ejercido estrictos controles monetarios y fiscales. En efecto, desde su reelección
a la Presidencia en 1989, el propio Pérez ha patrocinado un amplio programa de
reformas liberales en la economía venezolana.
¡Nos extraña este párrafo que proviene de los profesores Robert Kaufman y
Barbara Stallings de las universidades Rutgers y Wisconsin-Madison! Los gobiernos
dirigidos por Luis Herrera Campíns (COPEI) y luego por Jaime Lusinchi (AD) fueron
temerariamente populistas, e iniciaron controles de precios y de cambios que obligaron al
segundo gobierno de Carlos Andrés Pérez a tomar medidas poco populares con el apoyo del
Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, y los partidos políticos antes
mencionado hasta le quitaron el apoyo político al presidente y este fue obligado a renunciar
después de dos intentos de golpe con un juicio amañado.
Esto debiera ser un alerta para quienes escriben sobre las economías de otros
países. Esto es, es condición necesaria pero no suficiente poseer cierta formación
académica, además es conveniente estar bien informado, y sobre Venezuela, no basta ni
siquiera estar bien informado porque el rezago la información económica es terrible, aparte
de la desinformación. En efecto, para el actual gobierno chavista-socialista-neocomunista,
la cuarta República trajo todos los males del país, desempleo, inflación, devaluaciones,
pobreza, etc. Pero el caso es que los males que traían los gobiernos democráticos se podían
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controlar y disminuir, pero ellos los están amplificando de una manera indetenible y que
destruirá el futuro para las próximas generaciones, si hay futuro factible.
¿ Qué es el populismo macroeconómico ?
Para Dornbusch y Edwards el “populismo económico” es una concepción de la
economía que se apoya en el crecimiento con redistribución del ingreso y el cual parece
olvidarse, o no toma sencillamente en cuenta los riesgos de la inflación, el financiamiento
deficitario, las restricciones externas y la reacción de los agentes económicos (empresarios,
trabajadores, consumidores, e inversionistas), ante políticas adversas al mercado.
También nos agrada la definición de Paulo Rabello de Castro y Marcio Ronci, en
su ensayo de “Sesenta años de populismo en Brasil” (p.176) en donde nos afirma que:
El populismo es un modo del comportamiento político adoptado por una
persona o un grupo de personas que podría identificarse por el uso de
instrumentos económicos y cualesquiera otros medios destinados a producir
resultados favorables pronto, independientemente de su duración, porque tales
acciones ayudan a adquirir y mantener el poder autoritario.
Las razones para emprender programas populistas, se basan en una insatisfacción
generalizada del pueblo, con la marcha normal de la economía y de que las cosas podrían
estar mejor. Generalmente, el país ha emprendido un bajo crecimiento económico, con una
secuela de o franca recesión casi siempre debido a esfuerzos anteriores de estabilización.
Por otro lado, una distribución del ingreso muy desigual genera casi siempre un problema
político y económico, lo que hace ganar atracción un programa económico totalmente
diferente. La corrección o estabilización anterior mejoró el presupuesto fiscal, y el nuevo
gobierno encontró reservas internacionales, las suficientes para aplicar un programa
expansivo.
La marcha inexorable a la crisis económica, social y política
Dornbusch y Edwards plantean la existencia de varias etapas en el programa
populista (pp.20-21):
Fase: I, los gobernantes se ven satisfechos cuando se confirman sus pronósticos, se
eleva la producción, los salarios reales y el empleo, y las políticas macroeconómicas tienen
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éxito. Los controles de precio aseguran que la inflación no sea un problema y las
importaciones evitan la escasez. La disminución de los inventarios y la disponibilidad de
importaciones (financiadas mediante la disminución de las reservas de divisas, o la
suspensión de pagos externos) absorben la expansión de la demanda con poco efecto sobre
la inflación.
Fase II, se producen cuellos de botella en la economía debido en gran parte a una
fuerte expansión de la demanda de bienes nacionales y parcialmente a una creciente falta de
divisas (“deja vu” en Venezuela). En tanto que la reducción de inventarios, fue
característico de la primera fase, la reposición de inventarios se hace sentir como fuente de
problemas. Se hacen entonces urgentes los ajustes de precios, con la devaluación o el
control de cambios. La inflación aumenta sustancialmente pero se mantienen los salarios.
El déficit presupuestario
empeora enormemente como resultado de los subsidios
generalizados a los productos básicos.
Fase III, la escasez generalizada, la aceleración extrema de la inflación y una
evidente deficiencia de divisas, conducen a la fuga de capitales y a la desmonetización de la
economía. El déficit presupuestario se deteriora en forma galopante, debido a un descenso
de los ingresos fiscales; recordemos que el iva y el impuesto sobre la renta a las personas
naturales depende de la producción y el consumo. El gobierno intenta estabilizar bajando
los subsidios y realizando una depreciación real. Los salarios reales se caen sustancialmente
y la política se torna inestable. Es patente que el gobierno se encuentra en una situación
desesperada.
Fase IV, La estabilización ortodoxa se realiza bajo un nuevo gobierno. Con
frecuencia se aplica un programa del FMI (este organismo presta divisas para no devaluar
violentamente) , y cuando todo el proceso ha finalizado, el salario habrá disminuido hasta
un nivel significativamente menor al prevaleciente cuando se inició todo este movimiento
de políticas económicas populistas. Este punto nos hace recordar la célebre conversación
de Cineas filósofo estoico, con Pirro Rey del Epiro, cuando este último deseaba lanzarse a
la conquista de Roma, y el consejero le advertía que los soldados romanos eran buenos.
Pirro, ansioso de conquistas a lo Alejandro Magno, le replicaba que si conquistaban a
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Roma, luego irían por Cartago, y ya dominando el mundo, podrían sentarse a descansar, a
conversar, y a degustar de un buen vino. Y entonces, el filósofo le respondió:
-
¿Y no es esto es lo que estamos haciendo ahora ?
Es impactante, de acuerdo al cuadro 1 presentado en la página 60 de esta obra,
que durante los años 1950-1980 años de gran crecimiento económico en América Latina,
cuando este continente tuvo una tasa de crecimiento del Producto Interno Bruto per capita
de 2,7% en promedio, tener en cuenta que Venezuela apenas creció 1,5%. Mientras que
Brasil lo hizo en 4,2%; Colombia 2,3%; hasta Chile creció 1,8%. En el lapso 1981-1989,
período de la crisis de la deuda externa de A.L el crecimiento del PIB per cápita de esta
región fue negativo de -0,8%. Bajo este contexto, el crecimiento de Venezuela de su PIB
per cápita fue de -2,5%; mientras que el de Colombia fue de 1,4% positivo; y Brasil creció
0,0%
Chile bajo socialismo y populismo
Un caso interesante de populismo fue el de Chile, cuando Allende ascendió al
poder en 1970 los chilenos disfrutaban el tercer nivel más alto del ingreso per cápita en
América Latina.
La primera medida de Allende a principios de 1971, fue –precísamente- elevar el
salario mínimo real en (37-41%) para los obreros y (8-10%) para los empleados. Luego,
emprendió un vasto programa de asistencia social. Mientras tanto el déficit fiscal aumentó
de 3 a 10% del PIB.
En un principio, se contó con la ayuda de la capacidad ociosa, los altos precios del
cobre (principal producto de exportación de Chile) y las reservas de divisas acumuladas en
el Banco Central. El PIB real aumentó (7,7%) y la tasa de desempleo para Santiago
descendió de 8 a 4% en 1971.
Al llegar el año de 1972, Allende trató de repetir y convalidar su éxito inicial
volviendo a incrementar los sueldos. Así los salarios de los obreros aumentaron 27%
mientras que los de los empleados se habían indexado plenamente. Pero la escasez de
divisas se agravó, y era casi imposible aumentar el consumo de los chilenos sin el
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sostenimiento de las ganancias del cobre y de los préstamos comerciales. El consumo de la
clase trabajadora de Chile era muy intenso en importaciones, en vista de que las
importaciones de manufacturas como la de alimentos requerían divisas. El atrasado sector
agrícola del país no podía absorber el aumento creciente de la demanda de alimentos. ¿ No
se parece este caso al de la Venezuela actual madurista? Así y todo, se aceleró el proceso de
reforma agraria gradual que comenzó Eduardo Frei: las invasiones de tierras se
multiplicaron por ocho en el primer año de Allende. Y no obstante, el alza de los precios
reales de los alimentos, se redujeron la producción sembrada y la producción. ¡ Gracias
socialismo allendista, por los favores recibidos!
Los problemas de Allende se catapultaron como resultado de un fuerte descenso de
los ingresos de divisas: 1) los precios del cobre disminuyeron 23% en 1971 y únicamente se
recobraron a mediados de 1973; 2) el gobierno de Estados Unidos opuesto a Allende desde
el principio, impuso un embargo a las exportaciones destinadas a Chile. También Chile se
había negado a seguir pagando unas indemnizaciones a empresas expropiadas en los años
sesenta.
Ahora bien, dentro de este maremagnun de cosas negativas que le pasaba al Chile
de Allende, se ha señalado que Chile recibió de los países comunistas más ayuda que la
pérdida de los acreedores occidentales. Y esta ayuda, efectivamente se otorgó para comprar
instalaciones industriales y asistencia técnica que Chile no necesitaba. ¡ Cualquier parecido
con negocios que ha hecho y hace la Venezuela de Chávez y Maduro es coincidencia ¡
En resumidas cuentas, el Chile de Allende pasó de un crecimiento económico del
PIB de 3,6% a uno negativo de -4,3% en 1973. De una tasa de inflación del 5,7% 1970
anual a 605% en 1973. Si bien la tasa de desempleo se mantuvo baja en 4,8% en 1973, los
salarios reales descendieron ese año en 38,6-%. Increíble resultado para un gobierno que se
dice de los trabajadores.
Como película que ya hemos visto en otros lados, la explicación de la dirigencia
de la Unidad Popular daba a la gran carestía en casi todos los rubros era la siguiente:
tales escaseces y mercados negros se debían a la acción contrarrevolucionaria
de grupos reaccionarios y enemigos del pueblo; el mercado negro es la síntesis
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de la acción antipatriota de los conservadores; es mentira que los actuales
problemas del consumo se deban a las malas políticas gubernamentales.(p.233)
Conclusiones
En otro de los trabajos que contiene esta obra, El populismo, el despilfarro y la
redistribución, escrito por Eliana Cardoso y Ann Helwege, nos presentan a modo de
conclusión algunas de las siguientes tesis:
1) Los populistas clásicos confían demasiado en la posibilidad de un crecimiento
impulsado por la demanda. Esto es, para nosotros poner los bueyes detrás de la
carreta. La industrialización
orientada hacia adentro y las expectativas poco
realistas. Como ejemplos de estos modelos, tenemos los casos de Juan Domingo
Perón, Alan García en su primer gobierno, y Allende, los cuales fueron incapaces de
darse cuenta de que el estímulo keynesiano falla cuando existen restricciones de
divisas.
2) Los esfuerzos de desarrollo de un socialismo basado en el mercado son también
culpables del fracaso de la política económica; la inseguridad de los derechos de
propiedad dificulta sostener la producción privada.
3) Los salarios mínimos, la columna vertebral de la distribución del ingreso por el
populismo no han podido superar la pobreza de la América Latina. Los pobres se
encuentran en el campo y en los sectores informales, donde no se aplican los
salarios mínimos. Los programas de seguridad social de base amplia tampoco
pudieron enfocar los recursos en los pobres.
4) Los déficit fiscales, cualesquiera que sea su causa (baja en los precios de los
productos de exportación, petróleo, café, cobre, etc o aumento del gasto público)
dañan a los pobres por progresistas que sean o parezcan.
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