Samurai

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Samurai
Los samurai son la imagen que define el Japón medieval.
Eran grandes guerreros, dispuestos a librar batallas en un
abrir y cerrar de ojos, preparados para dejar su vida en el
camino por sus señores y, como ocurrió en algunos casos,
totalmente dispuestos a rebelarse cuando lo consideraban
oportuno.
Los daimyos no existían como una clase social aparte.
Simplemente eran los más "nobles" (o más despiadados) de
los samurai. Como muestra la historia japonesa, durante
siglos los samurai fueron cambiando de su condición de
vasallos militares de "los grandes y buenos" y se fueron
convirtiendo en "los grandes y los buenos" por sí mismos.
Lo que podía preservarse con el poder de la espada,
también podía quitarse con el poder de la espada. Los
samurai se convirtieron y permanecieron como las personas
de influencia en Japón. Sin un formidable ejército de
seguidores samurai, cualquier daimyo y su clan estaban
destinados a perder todo lo que tenían. Al mismo tiempo,
algunos daimyos tenían que encargarse de que sus
partidarios no les intentaran sustituir por la fuerza en
cualquier momento… Sin embargo, en teoría, todos los
samurai respetaban el mismo código de honor. Muchos, de
hecho la mayoría, lo hacían hasta la muerte. Este código se
llamó Bushido: "el camino del guerrero".
El Bushido como código de principios existió desde que
surgieron los samurai. Sólo al final del período Sengoku y al
principio del shogunato de Tokugawa se expresaron las
"normas" por escrito. La finalidad del bushido era más o
menos la misma que las "normas" de los caballeros
medievales: ofrecía a los guerreros una serie de ideales de
vida y los alzaba por encima de los grupos de mercenarios
habituales. El Bushido ensalzaba virtudes como la firmeza,
voluntad, frugalidad, coraje, educación, veracidad y, sobre
todo, lealtad.
Un samurai imbuido realmente en código bushido no tenía
en cuenta su propia vida a la hora de realizar ninguna
acción. La vida y la muerte son algo secundario en el camino
a cualquier objetivo, siempre que el acto llevado a cabo sea
lo que había que hacer.
Sin embargo Bushido no significa simplemente luchar
encarnizadamente sin temor a la muerte y sin tener en
cuenta las posibilidades de victoria. Un samurai debe actuar
con inteligencia y valentía, y dejarse matar no sólo está mal
sino que es estúpido. Los actos aparentemente suicidas
(como el habitual acto de las guarniciones abriendo las
puertas del castillo y lanzándose a la batalla) tienen que ser
analizados desde el punto de vista del bushido. Puede que
cargar contra el enemigo cuando tu castillo está siendo
sitiado parezca un suicidio, pero si la demora producida al
enemigo supone que tu señor acabará ganando al enemigo,
este acto ha sido es una demostración de lealtad y valentía,
no un impulso autodestructivo Y fue exactamente esto lo
que hicieron los últimos 200 defensores de Tokugawa en el
castillo Fushimi en 1600 cuando abrieron sus puertas y
atacaron repetidamente ¡a todo el ejército occidental!
Evidentemente esto también explica los ataques suicidas
banzai durante las Segunda Guerra Mundial por tropas
japonesas en islas de todo el Pacífico. El código del bushido
sobrevivió en el siglo XX gracias a la Armada Imperial y a la
Marina Imperial.
Bushido, como todos los demás códigos de conducta
formalizados, puede tener un lado oscuro también. A
menudo los samurai trataban a los prisioneros con dureza
porque no habían sido capaces de vivir según el código del
bushido. Muchos fueron los enemigos ejecutados justo
después de una batalla precisamente por esta razón. A
diferencia de la Europa medieval, dónde era habitual
capturar (incluso durante años) a un noble o caballero y
exigir un rescate, en el arte de la guerra japonés nunca
desarrolló un sistema parecido de intercambio monetario
por rehenes. Un samurai o un daimyo capturados vivos
probablemente morirían sufriendo en las manos de sus
captores.
Los libros que se conservan de este período corresponden a
tres categorías básicas. Algunos son manuales de
instrucciones sobre el manejo de las armas, donde el
bushido se reduce a una serie de habilidades prácticas. El
libro Tanki Yoriaki ("Un Solo Jinete") es una obra de 1735
que se centra en armar a un samurai antes de la batalla. El
subtítulo es Hi Ko Ben o "El Arte de Portar una Armadura" lo
cual explica claramente de qué trata el libro.
Otros son obras filosóficas en las que el combate
propiamente dicho se aplica a cuestiones más prosaicas, por
lo que el bushido se puede usar para lograr cualquier
objetivo. Y la tercera categoría son las notas prácticas y
mundanas para dirigir un castillo y un ejército de samurai,
pero también hacían hincapié en cómo el bushido debía
aplicarse a la vida diaria de un samurai.
Un "samurai completo" debía ser un hombre culto así como
un habilidoso guerrero. No sólo debía ser bueno con la
espada, también debía serlo en las relaciones sociales,
incluyendo la ceremonia del té y la poesía. Había incluso un
tipo de poesía de duelo que se permitía para los samurai, a
veces hasta en el mismo campo de batalla. Los juegos de
palabras inteligentes y alusiones estaban altamente
considerados en este juego de agudeza. Japón, por
supuesto, era un país bastante rico, y los samurai, al estar
en una posición muy alta socialmente, tenían la posibilidad
de degustar todos los placeres de la vida. Los daimyo, por
supuesto, vivían como magnates de la época rodeado de
opulencia.
Hara-Kiri: Muerte y Honor
Darse uno muerte era una forma legítima de mantener o
recuperar el honor, así como un castigo. Los samurai solían
matarse para evitar ser capturados o porque su señor había
muerto y querían demostrarle su total devoción. También
era posible que los samurais se suicidasen para protestar
contra una decisión que había tomado su señor feudal. Esta
acción se consideraba el colmo de la lealtad, aunque el
señor en cuestión no lo tuviese en cuenta. De todas formas,
es justo decir que raro era el hombre que no reconsiderase
sus acciones cuando un seguidor decidía quitarse la vida
antes que obedecer.
Debería quedar muy claro desde el principio que el hara-kiri
o "cortarse el estómago" es muy doloroso y así se pretende
que sea. La víctima tenía que abrirse el estómago con más
de una cuchillada. El autodestripamiento era tan horrible
que el samurai acababa por modificar el acto hasta que se
convirtió en una simple cuchillada que se infligía a sí mismo.
Una vez que se había hecho el primer corte un amigo o
criado de confianza le asestaba un golpe de gracia y
decapitaba. A pesar del golpe de gracia, el primer corte
seguía requiriendo gran disciplina por parte de la persona
que se hacía el hara-kiri.
La derrota y muerte de un general samurai o Daimyo era
normalmente una catástrofe para sus seguidores a menos
que hubiera un hijo o heredero para continuar. Incluso
entonces, los problemas podían posponerse si el sucesor no
tomaba el estandarte de su ilustre predecesor.
No era muy extraño para un samurai el suicidarse tras la
muerte de su señor como una última señal de lealtad. El
final de la familia del daimyo hacía que muchos de los
criados de los antiguos propietarios perdieran sus puestos y
ganancias. Los samurai sin un señor eran denominados
Ronin, literalmente "hombres de las olas". La mayoría
vagaban durante mucho tiempo, así había fieras
competiciones de buenos guerreros por el daimyo. Sin
embargo, era bastante común para un ronin establecerse
como insignificantes jefes militares de una provincia,
después de todo era la forma de poder conseguir una vía
hacia el poder de los grandes daimyo y sus clanes. En el
peor de los casos, el ronin podía acabar vendiendo sus
espadas en grandes apuestas, no importaba quién pudiera
ser o convertirse en bandidos para su propio beneficio.
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