Agosto, 2013 Pág. 1 Coyuntura Legislativa Preocupa que en Venezuela los derechos se hayan ido criminalizando. Ello ocurre en el más amplio espectro, sin embargo nos ocuparemos brevemente del ámbito o de la materia económica. Se ha perfeccionado un estado general de sospecha, donde se asume la presunción de ilegalidad o culpabilidad de los agentes económicos privados. Las acciones públicas y regulatorias en materia económica no han obedecido ni contado con justificación alguna en el deber ser y/o tutelaje del interés público. De hecho, por medio de la administración discrecional, discriminatoria e interesada del marco institucional vigente, y de derecho por medio de la aprobación de normas que constituyen sorprendentemente sanciones previas por ser controles transversales sin que exista previamente algún asidero en una falla de mercado determinada; los derechos económicos han sido conculcados, limitados y sometidos a excepciones o a la gracia del Estado. Criminalización de los Derechos Económicos El caso más tristemente notable lo constituye el hecho que el oficialismo en la Asamblea Nacional ha “denunciado” en numerosas ocasiones –sin que se haya mostrado necesariamente evidencia alguna- supuestos casos de abusos hacia los consumidores y/o usuarios para convalidar que se apruebe una Ley como la de Costos y Precios Justos de amplio espectro de aplicación, o se aprueben administrativamente controles de precios, con criterios particulares y arbitrarios. De existir indicios, pruebas o evidencia suficiente de que se esté perfeccionando un ilícito económico, que por demás ya cuente con definición, tipificación y prohibición en el marco legal vigente venezolano; lo correcto sería iniciar un procedimiento administrativo. Actuando de esta manera se protegería el debido proceso y el derecho a la defensa. Adicionalmente, mal puede sin decisión firme, sancionarse una norma que genere un problema sobre la base de una realidad no cierta (falso positivo), criminalizando en Venezuela a la actividad económica privada. La cuestión es que el modelo de acción pública en la economía, de hecho y derecho, que se está perfeccionando en Venezuela por medio del cual se criminaliza a la actividad económica privada, no solo lesiona a los oferentes (generadores de puestos de trabajo), sino igualmente a los consumidores finales. A los consumidores se les ha conculcado la soberanía del consumidor, y la oportunidad y libertad de decidir que adquirir. Las acciones públicas regulatorias han partido de premisas completamente falsas, como por ejemplo que las relaciones económicascomerciales voluntarias constituyen un juego suma cero; donde alguien gana –el oferente- porque alguien pierde –el consumidor-. Si tal premisa fuese cierta no resultasen voluntarias. Recordemos que una relación económicacomercial se perfecciona libre y voluntariamente porque el precio de la transacción y/o contrato supera al precio de reserva del oferente y a su vez resulta inferior a la Si desea más información sobre el Monitoreo Legislativo, escriba a: [email protected] CEDICE LIBERTAD Av. Andrés Eloy Blanco (Este 2) Edif. Cámara de Comercio de Caracas. Nivel Auditorio, Los Caobos. C a r a c as , Venezuela. 1050-A. Telf: +58(212) 5713357 Fax: +58(212) 5760512 Encuéntranos en el Grupo de Facebook: Cedice Síguenos en Twitter: @cedice Contáctanos por el correo electrónico: [email protected] Visita nuestra web: www.cedice.org.ve Elaborado por Rafael González Economista. Master in Industrial Organization and Markets. Master in Competition and Market Regulation. Especialización en Economía de los Sectores Telecomunicaciones, Energía, Transporte, Farmacia, Agua y Banca. Profesor universitario de Regulación Económica y Regulación de Competencia. Investigador del Observatorio Economico Legislativo de CEDICE Agosto, 2013 Criminalización de los Derechos Económicos disponibilidad de pago y utilidad del demandante; generándose beneficio al primero y excedente del consumidor al segundo. Lo anterior significa que toda relación económica-comercial libre y voluntaria constituye un juego suma positiva donde se genera beneficio, utilidad o renta para ambas partes. Adicionalmente la violación de la utilización de instituciones y recursos públicos para desarrollar regulaciones sin asidero contrastado y que constituirían un problema de falsos positivos; se suma una ineficiente y anacrónica visión regulatoria. El perfeccionamiento de las regulaciones y controles de precios por medio de instrumentos de nulo poder de incentivos a favor de la eficiencia económica y de la viabilidad del oferente; lesiona el acceso a los bienes y al interés público. Queda claro que desde la perspectiva de la responsabilidad de un Estado Regulador Benevolente que debe maximizar el bienestar social; las acciones públicas regulatorias que hasta la fecha ha adelantado el oficialismo lesionan a la sociedad. Sin embargo, paradójica y contraintuitivamente, se presenta la situación, que políticamente, tales normas y regulaciones parecen haber sido compradas. Lo que ha ocurrido es que en el corto plazo, especialmente en el plano del discurso político, estas acciones regulatorias hacen ver que se está forzando una regla de reparto en beneficio de la parte atomizada –los consumidores-. Sin embargo, desde la perspectiva como sociedad, las acciones públicas regulatorias están destruyendo eficiencia dinámica, están atentando en contra de la sostenibilidad de la actividad económica doméstica y por tanto contra el acceso a los bienes y servicios. La sociedad y muy especialmente los entre los consumidores se debe entender que constituyen los dolientes finales –residual claimants- de las malas políticas públicas. Tal reconocimiento, que implicaría una menor miopía de corto plazo respecto a las acciones populistas; elevarían el costo político del maniqueísmo irresponsable oficialista. Si desea más información sobre el Monitoreo Legislativo, escriba a: [email protected]