Análisis del Problema Social:
La Delincuencia en el Perú
Integrantes:
• Cárdenas Cisneros Bryan Florentino
• Fernández Quinto Flavia Romina
• Ortega Inga Luz Clarita
Docente:
Romero Meza Eddy
LIMA-PERU
2025
INTRODUCCIÓN:
La delincuencia en el Perú se ha convertido en uno de los problemas
sociales más preocupantes de los últimos años. Este fenómeno afecta
tanto a las zonas urbanas como rurales, generando temor, inseguridad
y desconfianza entre la población. La criminalidad se manifiesta en
diversas formas, como robos, asaltos, extorsiones, sicariato y
pandillaje, siendo muchas veces consecuencia de factores estructurales
como la pobreza, la desigualdad, la falta de acceso a educación y
empleo, así como la débil presencia del Estado en sectores vulnerables.
A pesar de los esfuerzos del gobierno y las fuerzas del orden para
combatirla, los índices de criminalidad continúan en aumento, lo que
evidencia la necesidad de aplicar políticas integrales, preventivas y
sostenibles. Comprender las causas y consecuencias de la delincuencia
resulta clave para plantear soluciones eficaces que garanticen una
convivencia pacífica y una mejor calidad de vida para todos los
peruanos.
Objetivo General
Analizar el problema social de la delincuencia en el Perú, identificando
sus causas, consecuencias, estrategias del gobierno central y propuestas
de participación ciudadana que permitan contribuir a la mejora de la
seguridad ciudadana en el país.
Objetivos Específicos
•
Describir las principales causas y consecuencias de la
delincuencia en el Perú, así como los actores responsables y
afectados por este problema social.
•
Evaluar la estrategia del gobierno central y su alineación con el
Plan Estratégico Nacional de Seguridad Ciudadana, proponiendo
mejoras a través de la participación activa de la ciudadanía.
1. Estrategia del gobierno central para resolver la delincuencia en
el Perú
El gobierno central del Perú, a través del Ministerio del Interior, ha
implementado diversas estrategias con el fin de reducir los índices de
delincuencia a nivel nacional. El eje central de estas acciones es el Plan
Nacional de Seguridad Ciudadana 2019-2023, que plantea un enfoque
integral y multisectorial para enfrentar el crimen. Una de las principales
medidas ha sido el fortalecimiento de la Policía Nacional del Perú
(PNP), mejorando su equipamiento, capacitación técnica, así como el
aumento del número de efectivos. Además, se ha impulsado el
patrullaje integrado entre la PNP y los municipios, buscando una
presencia más eficiente en las calles. El uso de la tecnología también se
ha promovido con la instalación de cámaras de videovigilancia, centros
de monitoreo y el desarrollo del aplicativo 'Alerta Policía' que permite
denuncias en tiempo real. Otro componente importante es el trabajo
preventivo con jóvenes en situación de riesgo, mediante programas
educativos, talleres y oportunidades laborales. Se ha promovido la
articulación con el Ministerio Público, el Poder Judicial y gobiernos
locales para el desarrollo de planes de acción territorializados.
Asimismo, se han reforzado los controles migratorios y el combate al
crimen organizado, especialmente bandas dedicadas al robo, sicariato
y extorsión. El Estado también ha ejecutado acciones de control de
armas ilegales y formalización de seguridad privada. Estas estrategias
han buscado no solo la reducción del delito, sino también recuperar la
confianza ciudadana y promover una cultura de legalidad. Sin embargo,
se reconoce que aún persisten serias debilidades estructurales que
dificultan su eficacia. Por ello, se viene evaluando una reforma integral
del sistema de justicia y seguridad pública.
2. Descripción del problema social:
La delincuencia en el Perú constituye uno de los principales problemas
sociales que afecta la calidad de vida de millones de ciudadanos. Se
manifiesta en diversas formas como robos, asaltos, extorsiones,
sicariato, violencia callejera y crimen organizado. Entre las principales
causas estructurales se encuentran la pobreza, el desempleo, la
desintegración familiar, la escasa presencia del Estado en zonas
vulnerables y la debilidad institucional. También influyen factores
como la falta de oportunidades educativas y laborales, la corrupción en
el sistema de justicia y la impunidad generalizada. Las consecuencias
de esta problemática son múltiples: temor en la población, pérdida de
inversión, paralización de actividades comerciales y migración forzada
desde zonas peligrosas. Además, el crecimiento del crimen organizado
vinculado al narcotráfico y la trata de personas representa una amenaza
nacional. Las bandas criminales operan con estructuras jerárquicas,
tecnología y armamento moderno, lo que pone en riesgo la capacidad
de respuesta estatal. Los principales afectados son los ciudadanos
comunes, especialmente quienes viven en asentamientos humanos,
mercados, centros urbanos y zonas fronterizas. También sufren los
empresarios, transportistas, estudiantes, mujeres y niños. El impacto
psicológico de la delincuencia genera desconfianza, estrés y baja
participación cívica. Muchos ciudadanos optan por no denunciar por
miedo o por considerar inútil el proceso judicial. Este problema
requiere atención urgente y sostenida desde un enfoque integral y con
participación social activa.
Principales causas:
• Pobreza estructural y desigualdad económica, que genera
exclusión y limita el acceso a servicios básicos.
• Desempleo juvenil y falta de oportunidades, que expone a los
jóvenes a redes delictivas.
• Crisis en el sistema educativo, con instituciones que no promueven
ciudadanía activa ni pensamiento crítico.
• Corrupción institucional, que debilita la confianza en la Policía, el
Poder Judicial y el Ministerio Público.
• Desintegración familiar y pérdida de referentes positivos,
especialmente en zonas urbanas de alta vulnerabilidad.
Consecuencias sociales y económicas:
• Clima de inseguridad permanente que restringe la vida cotidiana.
• Reducción del turismo, inversión privada y desarrollo local.
• Migración interna forzada desde zonas peligrosas.
• Estigmatización de jóvenes y barrios populares.
• Naturalización de la violencia como parte del día a día.
Responsables y actores involucrados:
• Instituciones estatales con baja capacidad de respuesta,
limitaciones presupuestales y falta de articulación intersectorial.
• Autoridades locales, muchas veces ausentes o indiferentes a las
demandas de seguridad.
• La propia ciudadanía, que por miedo o falta de información, no
denuncia ni participa activamente en la solución.
Población afectada:
• Niños y jóvenes, quienes son víctimas o reclutados por redes
criminales.
• Comerciantes y trabajadores independientes.
• Mujeres y adultos mayores, más expuestos en espacios públicos.
• Familias de zonas periféricas sin servicios básicos ni seguridad
policial.
ESTADISTICAS REALIZADAS:
“La respuesta corresponde a una percepción bastante precisa de la
población”, señala el exministro del Interior Carlos Basombrío.
“La principal responsabilidad de la lucha contra el delito es del
Gobierno y quien lo encabeza es la presidenta de la República. Si a esto
se suma quienes señalan a la Policía y al Ministerio del Interior tenemos
un paquete que da cuenta de que la principal responsabilidad es del
Ejecutivo. Lo del Congreso tiene que ver con un conjunto de normas
que se han dado a lo largo de estos años para protegerse a sí mismos en
el tema de los delitos de corrupción, creando un conjunto de normas
que terminan protegiendo a los propios delincuentes”, explicó el
también analista político a Perú21TV.
FIGURA 2:
“La población tiene una visión bastante más integral del problema que
la que tiene el propio gobierno. Pero la primera cosa que la gente
constata es la corrupción. Cuando las instituciones que tienen que hacer
cumplir la ley trabajan para los delincuentes, la gente siente que en esa
corrupción se explica por qué aumenta la criminalidad en el país. La
impunidad en este caso de la corrupción es lo que alienta el crimen”,
indica Basombrío.
Y mientras la criminalidad se vuelve incontenible e inabordable y el
miedo una manera de afrontar los días de terror, los peruanos se
inclinan por un Gobierno que imponga mano dura para luchar contra
este flagelo así sea a un alto costo. Un 62% de la ciudadanía prefiere
un Estado que sea muy duro para combatir los delitos aun a riesgo de
que algunos inocentes sean víctimas, mientras un 27% quiere un Estado
que respete los derechos humanos aun a riesgo de que algunos
delincuentes sean liberados.
3. Relación con el plan estratégico nacional correspondiente:
El Plan Estratégico Multisectorial de Seguridad Ciudadana al 2030,
aprobado en 2023, reconoce la delincuencia como una prioridad
nacional. Este plan se estructura en base a ejes estratégicos que buscan
abordar el problema de forma integral, promoviendo acciones
coordinadas entre los distintos niveles de gobierno. Incluye metas
medibles para reducir los delitos más frecuentes, incrementar la
percepción de seguridad y fortalecer la confianza ciudadana. Uno de
los principales componentes es el fortalecimiento de la
institucionalidad en seguridad, lo cual implica dotar de mayores
recursos, capacidades técnicas y autonomía a las entidades encargadas.
También se promueve la prevención del delito desde una perspectiva
social, educativa y territorial, con énfasis en poblaciones vulnerables.
El plan contempla la implementación de políticas basadas en evidencia,
promoviendo diagnósticos locales y sistemas de información
integrados. El uso de tecnología y transformación digital es clave para
mejorar los tiempos de respuesta, la eficiencia en la investigación
criminal y el análisis delictivo. Asimismo, se reconoce el rol de la
educación, la cultura, el deporte y la promoción de valores como
herramientas fundamentales para una sociedad más segura. La
articulación intersectorial con los ministerios de Educación, Salud,
Mujer, Trabajo y Justicia es un pilar esencial del plan. Además, se
busca impulsar el enfoque territorial a través de los gobiernos
regionales y locales, adaptando las estrategias a cada realidad. Se
destaca también el compromiso de rendición de cuentas, participación
ciudadana y monitoreo constante de resultados. Este plan es una hoja
de ruta nacional para enfrentar la delincuencia de manera sostenida y
con enfoque en derechos humanos.
4. Estrategia de participación ciudadana para mejorar la estrategia
nacional:
La participación ciudadana es clave para prevenir el delito y fortalecer
el tejido social frente a la delincuencia. Una estrategia efectiva sería la
implementación de Comités de Seguridad Vecinal en cada barrio,
articulados con la Policía Nacional y los municipios. Estos comités
tendrían la función de organizar rondas de vigilancia, promover
campañas de sensibilización, coordinar acciones preventivas y
canalizar denuncias vecinales. La capacitación en primeros auxilios,
derechos ciudadanos, protocolos de emergencia y uso de tecnología
fortalecería sus capacidades. Se puede promover también la creación
de aplicaciones móviles vecinales que permitan alertas en tiempo real,
ubicaciones de zonas inseguras y contacto directo con autoridades. Otra
propuesta es el impulso de Escuelas Seguras, donde padres, docentes y
alumnos trabajen conjuntamente en planes de convivencia pacífica. Los
jóvenes pueden participar en talleres de liderazgo, teatro, música o
deportes, orientados a alejarlos de ambientes delictivos. El arte urbano,
murales y ferias vecinales también fortalecen la identidad barrial y
disuaden el delito. Asimismo, se deben establecer mecanismos de
consulta permanente como asambleas comunitarias o buzones de
sugerencias. La estrategia debe promover una cultura de denuncia
segura, el respeto por la legalidad y la corresponsabilidad entre vecinos
y autoridades. Es necesario también visibilizar a las víctimas y brindar
apoyo psicológico y legal cuando sea necesario. Este enfoque
participativo no solo mejora la seguridad, sino que fortalece el sentido
de comunidad y solidaridad en los barrios.
CONCLUSIONES:
• El análisis integral de la delincuencia en el Perú permite comprender
que se trata de un problema complejo, con múltiples dimensiones
estructurales y sociales. Aunque el Estado ha desarrollado planes y
estrategias, su efectividad depende en gran medida de una
coordinación real con las comunidades, instituciones y sectores
vulnerables que son los más afectados por este fenómeno.
•
La delincuencia en el Perú está profundamente vinculada a factores
como la pobreza, la desigualdad, el desempleo juvenil y la
corrupción institucional. Sus consecuencias afectan directamente la
calidad de vida de la población y generan un clima generalizado de
miedo e inseguridad.
•
Si bien el gobierno central ha implementado estrategias formales
como el Plan Nacional de Seguridad Ciudadana, estas requieren
fortalecerse mediante una mayor articulación con la ciudadanía. La
participación comunitaria organizada es clave para prevenir delitos,
fortalecer la confianza pública y lograr un impacto sostenible en la
seguridad nacional.
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