Subido por Jheisha Dairel Pérez

La ética del abogado

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Sociedad y
delincuencia
• Las personas se inclinan casi
siempre a realizar actos
delincuenciales cuando se
convencen de que el orden
existente no les garantiza la
satisfacción de sus
necesidades, ya sea porque no
recibieron de la sociedad la
preparación e instrucción
necesaria y a tiempo para
incorporarse a los medios de
producción o porque la
sociedad no tiene capacidad
para asimilar a esas personas
en sus engranajes económicos.
• El delincuente llega al
convencimiento, consciente
o inconscientemente, de
que las leyes y reglas que
rigen la sociedad no le
convienen, y hasta puede
intuir que fueron creadas
para perjudicarle.
En las sociedades que se caracterizan por el consumismo es donde la
delincuencia alcanza los índices mayores, en razón de que las personas
son estimuladas constantemente a considerar como necesidad lo que
realmente no lo es. Y para satisfacerlas recurren a todos los medios a su
alcance, sin importar que sean lícitos o ilícitos.
La delincuencia es, pues, un
problema social que sólo
podrá erradicarse cuando la
sociedad sea transformada y
adecuada a un grado tal que
todos sus miembros tengan,
real y verdaderamente, las
mismas oportunidades de
desarrollo, y que los
minusválidos, físicos o
intelectuales, gocen de una
protección adecuada a sus
necesidades.
Respetemos
la ley
La sociedad no se desarrolla
sino a partir del momento en
que cada uno de sus
miembros se convierte en un
celoso guardián de la
legalidad, en un fiel
cumplidor de los preceptos
morales. Y que lo haga
consciente de que con ello
garantiza el bienestar propio,
en razón de que él no será
nunca nada que los demás
no le permitan ser.
El Estado que incumpla esta alta misión de respetar la ley, ya sea por
ignorancia de sus representantes o por desidia de la clase dominante, lejos
de caminar hacia su fortalecimiento, camina a pasos agigantados hacia su
desmoronamiento
Respetemos la
ley, y nos
resguardará a
todos.
Ley y
autoridades
La primera autoridad de la nación, que está representada por el
Presidente de la República, es responsable de que todas las demás
autoridades cumplan cabalmente con el mandato de la ley.
Las autoridades deben cumplir sus
funciones con apego irrestricto a la
ley. Ellas son elegidas para que
respeten y hagan respetar la ley.
Jamás para que la interpreten y la
apliquen de manera antojadiza, ni
para que la violen descaradamente.
Para que haya orden social y paz
ciudadana, las autoridades deben
limitar sus hechos, y ceñirlos a
aquellos actos que la ley lo autoriza o
manda. No más.
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