Christopher E. Ruvalcaba Pecina
Problema de salud – Actividad de Ergonomía
Cuando empecé a trabajar como redactor, nunca pensé que algo tan simple como
escribir en un teclado podría causarme una lesión. Pasaba horas frente a la
computadora, enfocado en mi trabajo, sin prestar atención a la posición de mis
manos o a la necesidad de tomar descansos. Al principio, solo sentía una leve
incomodidad en la muñeca, pero con el tiempo, esa molestia se convirtió en un
hormigueo constante en los dedos, especialmente en el pulgar, el índice y el medio.
Lo ignoré, pensando que era solo cansancio, hasta que un día me di cuenta de que
estaba perdiendo fuerza en la mano. Sostenía mi taza de café y, de repente, casi la
dejo caer. Fue ahí cuando entendí que algo no estaba bien. Después de investigar
un poco y consultar con un especialista, supe que tenía síndrome del túnel carpiano,
una afección causada por la compresión del nervio mediano en la muñeca.
Mi problema no era solo la cantidad de horas que pasaba escribiendo, sino la
manera en que lo hacía. No tenía un teclado ergonómico, mis muñecas estaban
constantemente dobladas hacia arriba y rara vez tomaba descansos. Todo esto
había inflamado los tendones dentro del túnel carpiano, reduciendo el espacio y
presionando el nervio.
El tratamiento no fue inmediato, pero con fisioterapia y algunos cambios en mis
hábitos, poco a poco fui mejorando. En las sesiones, trabajé con ejercicios de
movilidad y fortalecimiento para reducir la inflamación y liberar la presión en el
nervio. Además, aprendí la importancia de estirar mis manos y muñecas
regularmente, algo que nunca había considerado antes.
También tuve que hacer cambios en mi espacio de trabajo: ajustar la altura de mi
escritorio, usar un teclado más cómodo y, sobre todo, tomar pausas regulares. Fue
un proceso lento, pero con el tiempo, los síntomas disminuyeron. Ahora sé que
pequeñas acciones, como mantener una postura adecuada y cuidar los
movimientos repetitivos, pueden marcar la diferencia entre una rutina saludable y
una lesión que afecta tu calidad de vida.
Este proceso me enseñó una lección valiosa: el cuerpo siempre avisa cuando algo
no está bien, y debemos aprender a escucharlo antes de que sea demasiado tarde.