Subido por JOSE FERNANDO CARDENAS MAMANI

INFORME DE EQUINOS

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UNIVERSIDAD NACIONAL DE SAN CRISTOBAL DE HUAMANGA
FACULTAD DE CIENCIAS AGRARIAS
ESCUELA PROFESIONAL DE MEDICINA VETERINARIA
INFORME
ENFERMEDADES NUTRICIONALES EN EQUINOS
ASIGNATURA: Producción y Salud de Equinos (PP-550)
DOCENTE: Dr. Carlos Alberto, Piscoya Sarmiento.
ESTUDIANTE: Cárdenas Mamani, José Fernando.
AYACUCHO – PERÚ
2024
I.
INTRODUCCION
La familia de los caballos evolucionó a partir de una pequeña criatura llamada
Eohippus, que vivió hace más de 56 millones de años. Con el tiempo, estos
animales se adaptaron a su entorno, transformándose en los caballos que
conocemos hoy. Durante este proceso evolutivo, optimizaron su capacidad
para aprovechar los forrajes, lo que llevó a cambios en su sistema digestivo
que les permitieron beneficiarse de la fibra. Por eso, los caballos necesitan una
dieta rica en alimentos de calidad a base de pasto, además de una dieta
equilibrada y completa para su óptimo cuidado y rendimiento.
Los equinos son animales herbívoros, por lo que es fundamental entender la
calidad y composición de los alimentos que ingieren para evaluar su nutrición.
Dado que comen pequeñas cantidades de alimento a lo largo de largos
períodos, es esencial proporcionarles forraje de buena calidad que apoye sus
procesos digestivos.
Los equinos, que incluyen caballos, ponis, burros, mulas y cebras, pueden
utilizar forrajes como pastos, leguminosas, henos y otros alimentos a base de
forraje como su principal fuente de nutrición, gracias a la fermentación en el
ciego y el colon mayor. No obstante, la digestión enzimática de carbohidratos,
proteínas y grasas también es crucial, ya que ocurre en el intestino delgado,
que es el principal sitio para la absorción de azúcares, aminoácidos, ácidos
grasos de cadena larga, minerales y vitaminas. Los nutrientes que no se
digieren ni se absorben en el intestino delgado son enviados al intestino
grueso, donde se descomponen mediante fermentación microbiana. Los
productos de esta fermentación, como los ácidos grasos volátiles, aminoácidos
y vitaminas, son luego absorbidos. La eficacia de esta fermentación puede
verse afectada por el tipo de sustratos disponibles, así como por la temperatura
corporal y el pH.
Las deficiencias nutricionales simples en los caballos son poco frecuentes. Los
nutrientes que tienen más probabilidades de ser insuficientes incluyen las
fuentes de energía, la proteína, el calcio, el fósforo, el cobre, la sal y el selenio,
dependiendo de la edad, el tipo de caballo y la región geográfica. Los síntomas
de deficiencia suelen ser poco específicos, y el diagnóstico puede ser difícil
debido a la posible falta simultánea de varios nutrientes. Los excesos de
nutrientes son más comunes en algunas áreas. Los nutrientes que a menudo se
administran en exceso, lo que puede causar intoxicación o deficiencias
secundarias de otros nutrientes, incluyen energía, fósforo, hierro, cobre,
selenio y vitamina A.
II.
MARCO TEORICO
Las enfermedades nutricionales en equinos se refieren a condiciones de salud
que surgen como resultado de desequilibrios en la dieta o deficiencias y
excesos de nutrientes esenciales. Estas enfermedades pueden afectar diversos
aspectos de la salud y el bienestar de los caballos y pueden manifestarse de
múltiples maneras, dependiendo del nutriente involucrado y la gravedad de la
carencia o el exceso.
2.1. Carencia de energía en caballos
Muchos de los síntomas generales observados en caballos con deficiencia
de energía pueden deberse a una ingesta inadecuada, problemas de
digestión o malabsorción. La pérdida de peso es el principal indicio de un
consumo insuficiente de energía. En casos de inanición parcial o completa,
la mayoría de los órganos internos sufren atrofia, siendo el cerebro el
menos afectado, mientras que el crecimiento, la reproducción y el
rendimiento se ven gravemente comprometidos. El sistema inmunológico
también se ve perjudicado. En los caballos jóvenes, el esqueleto es
especialmente vulnerable, y el crecimiento puede ralentizarse o detenerse.
Una reducción en el tejido graso es un signo temprano y evidente,
observable no solo debajo de la piel, sino también en el mesenterio,
alrededor de los riñones, el útero y los testículos, y en el retroperitoneo.
Un bajo contenido de grasa en la médula de los huesos largos es un buen
indicador de inanición prolongada.
Figura 01. La perdida de peso es el
principal indicio de un consumo
insuficiente de energía.
2.2. Exceso de energía en los caballos.
La sobrealimentación con piensos ricos en calorías puede provocar
obesidad en caballos adultos y contribuir al desarrollo de enfermedades
ortopédicas en caballos jóvenes en crecimiento rápido. Sin embargo,
algunos caballos, especialmente los que son menos activos, pueden
volverse obesos incluso si solo se alimentan de heno o pastos de alta
calidad. La obesidad aumenta el riesgo de laminitis, posiblemente debido
a la resistencia a la insulina, y de cólico, causado por la obstrucción del
intestino delgado por lipomas mesentéricos pedunculados. Además, los
caballos y ponis obesos tienen una menor tolerancia al calor y al ejercicio.
2.2.1. Laminitis.
Es el resultado de alteraciones metabólicas complejas de varios
sistemas orgánicos que generan una destrucción de la
Membrana Basal, que da sustento a las células que mantienen
adherida a la tercera falange del casco y en una inadecuada
perfusión sanguínea hacia el tejido generador del mismo.
La laminitis, también conocida como infosura, sigue siendo
una enfermedad extremadamente grave para los caballos. Para
mantener una vida funcional, los caballos dependen de un
sistema de suspensión laminar intacto entre sus cascos y el
esqueleto. Cualquier alteración en este sistema constituye una
emergencia veterinaria. Esta enfermedad afecta al pie equino
y, en ocasiones, puede ser imposible de controlar. No
discrimina por raza y puede causar grandes pérdidas
económicas en caballos de competición, además de provocar
un gran impacto emocional en los propietarios debido a su
dolorosa y degenerativa naturaleza. La infosura es una
condición severa que cada año lleva a muchos caballos sanos
al sacrificio o los condena a una vida de dolor constante. Es
una de las afecciones más significativas en podología equina,
no solo por su gravedad para el caballo, sino también por el
desafío
que
representa
para
la
ciencia
veterinaria,
especialmente en lo que respecta a su etiopatogenia,
fisiopatología y tratamiento. Aunque se ha estudiado durante
mucho tiempo, la investigación continúa, y aún no se ha
resuelto
completamente
el
conocimiento
sobre
esta
enfermedad.
2.2.2. Cólico.
El cólico equino asociado a problemas nutricionales es una
condición común y potencialmente grave que puede surgir
debido a una variedad de factores relacionados con la dieta y
la nutrición del caballo. A continuación, se detallan los
principales aspectos relacionados con esta afección:
Causas nutricionales del cólico equino:
o Cambios Abruptos en la Dieta:
Cambios repentinos en el tipo o la cantidad de alimento
pueden alterar el equilibrio de la flora microbiana en el
intestino, lo que puede llevar a la formación de gas o la
acumulación de materia fecal, causando cólico.
Ejemplo: Transición rápida de heno a una dieta rica en
grano.
o Dieta Alta en Carbohidratos Solubles:
Dietas ricas en carbohidratos solubles, como los
granos, pueden provocar la fermentación excesiva en el
intestino grueso, produciendo gases y ácidos que irritan
la mucosa intestinal y pueden causar cólico.
Ejemplo:
Alimentación
excesiva
con
piensos
concentrados o granos.
o Ingesta Insuficiente de Forraje:
La falta de forraje de buena calidad puede llevar a una
disminución en el volumen de heces y una menor
estimulación del peristaltismo intestinal, aumentando
el riesgo de cólico.
Ejemplo: Dietas que solo incluyen granos y carecen de
suficiente heno o pasto.
o Forrajes de Baja Calidad o Contaminados:
Forrajes en mal estado, como aquellos que están
mohosos o contaminados, pueden causar cólico al
introducir toxinas o agentes patógenos en el sistema
digestivo.
Ejemplo: Heno enmohecido o pasto contaminado con
hongos.
o Exceso de Consumo de Agua:
El acceso inadecuado o el consumo excesivo de agua
tras una dieta alta en granos puede provocar una rápida
dilución del contenido intestinal, contribuyendo al
riesgo de cólico.
Ejemplo: Cambio brusco de agua fría a agua tibia o
viceversa.
Figura 02. Laminitis en caballos, en su presentación aguda y crónica.
2.3. Deficiencia proteica en caballos y otros equinos.
Una deficiencia de proteínas puede resultar de una ingesta insuficiente o
de la falta de un aminoácido esencial específico. Los efectos de esta
deficiencia no suelen ser distintivos, y muchos de los síntomas pueden
parecerse a los de una restricción energética parcial o total. Generalmente,
el caballo mostrará un crecimiento deficiente del pelo y los cascos, pérdida
de peso e inapetencia. En las yeguas lactantes, la producción de leche
disminuirá, y los potros en crecimiento rápido pueden experimentar
atrofia. Además, la formación de anticuerpos se reduce, lo que afecta
negativamente a la inmunidad.
2.4. Deficiencias y excesos de minerales en caballos.
2.4.1. Hiperparatiroidismo nutricional secundario (cabeza hinchada,
enfermedad del salvado):
Los
caballos
de
cualquier
edad
que
se
alimentan
principalmente de heno de gramíneas o pastos, y que reciben
grandes cantidades de concentrados no enriquecidos a base de
cereales o salvado de trigo, tienen un mayor riesgo de
desarrollar deficiencias relativas o absolutas de calcio. Esto
puede llevar a un hiperparatiroidismo nutricional secundario.
Un exceso de fósforo (con una relación Ca<1) puede causar
síntomas clínicos similares. Aunque las concentraciones de
calcio en sangre no reflejan directamente el consumo debido a
los mecanismos homeostáticos, los niveles de fósforo
inorgánico en sangre pueden estar elevados debido a la
movilización de minerales del hueso. A menudo se observa
hinchazón y reblandecimiento de los huesos faciales, así como
cojeras alternantes en las extremidades. La actividad de la
fosfatasa alcalina sérica suele estar elevada, y los tiempos de
coagulación pueden estar ligeramente prolongados. Además,
las fracturas pueden ocurrir con frecuencia y las heridas
tienden a cicatrizar mal.
2.4.2. Carencia de fosforo.
La deficiencia de fósforo es más común en caballos,
especialmente en aquellos con mayores requerimientos, como
los que están en crecimiento, lactancia o rendimiento, que se
alimentan de henos o pastos de gramíneas de baja calidad y no
reciben concentrados. En estos casos, las concentraciones de
fósforo inorgánico en sangre pueden estar reducidas, mientras
que la actividad de la fosfatasa alcalina sérica suele estar
elevada. En ocasiones, los niveles de calcio en sangre pueden
estar elevados. Se puede observar una cojera alternante de
aparición gradual. Los cambios en los huesos son similares a
los que se presentan en la deficiencia de calcio. Los caballos
afectados pueden comenzar a consumir grandes cantidades de
tierra o mostrar otros signos de pica antes de que aparezcan
manifestaciones clínicas más evidentes.
2.4.3. Carencia de sal.
Los caballos son más propensos a desarrollar deficiencias de
sal (NaCl) durante trabajos intensos en climas cálidos o cuando
su dieta es baja en sal. La falta de sal puede causar fatiga, falta
de sudoración y espasmos musculares durante el ejercicio. En
casos crónicos, pueden presentar anorexia y pica, aunque estos
no son signos específicos de deficiencia de sal. En yeguas
lactantes, la producción de leche puede disminuir, y déficits
prolongados pueden llevar a poliuria y polidipsia debido a un
fallo en la médula renal.
2.4.4. Carencia de Potasio
Una deficiencia crónica de potasio puede ralentizar el
crecimiento, provocar anorexia y posiblemente hipopotasemia,
aunque la mayoría de los forrajes aportan suficiente potasio
para los caballos. La deficiencia aguda, que suele deberse a
pérdidas por sudoración, puede causar temblores musculares,
arritmias cardíacas y debilidad. Por otro lado, un exceso de
potasio, especialmente si se administra rápidamente por vía
oral o intravenosa, puede provocar arritmias cardíacas, como
fibrilación auricular, e incluso paro cardíaco.
2.4.5. Carencia de magnesio.
Los potros alimentados con una ración purificada que contenía
solo 8 mg/kg de magnesio desarrollaron hipomagnesemia,
nerviosismo, temblores musculares, ataxia, colapso, aumento
del ritmo respiratorio, sudoración, pedaleo convulsivo y,
eventualmente, muerte en pocas semanas. No obstante, los
alimentos comunes contienen niveles de magnesio mucho
mayores a los recomendados (70-100 mg/kg de materia seca),
lo que hace más probable una suplementación excesiva.
Aunque no se han estudiado exhaustivamente los efectos del
exceso de magnesio en caballos, en otras especies puede
provocar signos clínicos similares a una deficiencia de calcio.
2.4.6. Carencia de hierro.
La deficiencia de hierro, que puede ser causada por parasitismo
o pérdidas crónicas de sangre, lleva a anemia microcítica
hipocrómica, aunque es poco probable que los caballos
anémicos padezcan carencia de hierro. Un exceso de hierro
también causa anemia microcítica hipocrómica y afecta el
metabolismo del cobre. Las concentraciones de transferrina en
sangre son el método más confiable para evaluar el estado de
hierro en un caballo
2.4.7. Carencia de zinc.
La deficiencia de zinc en potros provoca crecimiento reducido,
anorexia, lesiones cutáneas en las extremidades, alopecia, y
disminución de las concentraciones de zinc y la actividad de
fosfatasa alcalina en suero. Excesos de zinc (más de 1000 ppm)
están relacionados con enfermedades
ortopédicas
del
desarrollo en caballos jóvenes. Los efectos del exceso o
deficiencia de zinc en caballos adultos no están bien
documentados.
2.4.8. Carencia de cobre.
La relación entre bajas concentraciones de cobre en sangre y la
ruptura de la arteria uterina en yeguas viejas podría indicar una
disminución en la absorción de cobre con la edad o una
capacidad reducida para movilizar las reservas de este mineral.
La deficiencia de cobre en la dieta puede causar aneurismas
aórticos, contracción de tendones y formación anormal de
cartílago en potros en crecimiento. Un exceso de cobre puede
interferir con el metabolismo del selenio y el hierro.
2.4.9. Carencia de selenio.
La deficiencia de selenio en caballos causa bajos niveles
séricos de selenio, aumento de la actividad de AST, músculo
blanco y, posiblemente, rabdomiólisis. Un exceso de selenio,
incluso a niveles tan bajos como 5 ppm en la ración, puede
provocar pérdida de crin y cola, así como desprendimiento de
la porción distal de la pezuña.
2.5. Deficiencias y excesos de vitaminas en los caballos.
Una deficiencia de vitamina A puede surgir si se alimenta a los caballos
con forraje seco de baja calidad durante más de seis meses, aunque los
signos pueden tardar en aparecer si las reservas corporales son altas. Los
síntomas incluyen nictalopía, lagrimeo, queratinización de la córnea,
mayor propensión a neumonía, abscesos sublinguales, incoordinación,
problemas reproductivos, apetito caprichoso, debilidad progresiva y
deformidades en los cascos. La intoxicación por vitamina A puede causar
fragilidad ósea, exostosis, lesiones cutáneas y defectos congénitos.
La vitamina E, esencial como antioxidante, se pierde rápidamente en heno
y alimentos comerciales. Su deficiencia se asocia con rabdomiólisis,
deterioro inmunitario, fallos reproductivos y lesiones oculares. Los
forrajes verdes son buenas fuentes de vitamina E, y los caballos con acceso
a pastos raramente necesitan suplementación.
Una deficiencia de vitamina D es poco probable si el heno se seca al sol o
el caballo tiene acceso a luz solar. Sin embargo, los caballos jóvenes
confinados y que solo consumen heno seco pueden presentar problemas
como reducción de la calcificación ósea, articulaciones rígidas, marcha
envarada
e
irritabilidad.
Estos
síntomas
son
reversibles
con
suplementación o exposición a la luz solar.
La deficiencia de tiamina se manifiesta con anorexia, pérdida de peso,
incoordinación, baja tiamina sérica y elevación de piruvato sérico, y puede
llevar a dilatación del corazón en necropsia. Los signos similares pueden
observarse en intoxicación por helecho. Generalmente, la ración natural y
la síntesis intestinal cubren las necesidades de tiamina, pero el estrés puede
aumentar los requerimientos.
III.
CONCLUSIONES
o Las enfermedades nutricionales en caballos pueden surgir de
deficiencias o excesos de diversos nutrientes esenciales, y sus efectos
varían según el mineral o vitamina involucrado.
o Las enfermedades nutricionales en caballos requieren una atención
cuidadosa a la dieta y la suplementación para asegurar que se cubran
adecuadamente las necesidades nutricionales sin inducir efectos
adversos.
IV.
BIBLIOGRAFÍA
o Ralston S. (2021) Enfermedades nutricionales en caballos y otros
équidos. Encontrado en: Enfermedades nutricionales de los caballos y
otros équidos - Manejo y nutrición - Manual de veterinaria de MSD
(msdvetmanual.com)
o García A.; et a. (2021) Tratamiento de la laminitis crónica en equinos
utilizando células troncales mesenquimales alogénicas de la médula
ósea.
Encontrado
en:
2448-6698-rmcp-12-03-721-es.pdf
(scielo.org.mx)
o Pérez L.; et a. (2023) PRINCIPIOS DE LA NUTRICIÓN EQUINA.
Encontrado en: PRINCIPIOSDELANUTRICINEQUINA.pdf
o Muriel M. (2020) Manual de enfermedades de los equinos. Encontrado
en: Documento_completo. pdf-PDFA.pdf (unlp.edu.ar)
o Cruz J. (2014) Laminitis en equinos. Encontrado en: Microsoft Word
- JESUS FRANCISCO CRUZ DOMINGUEZ (uaaan.mx)
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