Subido por Julio Rosales

Niño de la luna

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Jungkook fue la persona especial de Taehyung.
Y Taehyung, para Jungkook, fue su verdadero milagro.
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[00]
Jungkook sólo sabía una cosa. Como mínimo una vez a la semana, escaparía
de casa al anochecer e iría a cantar a esa calle, en espera de su persona
especial. Quizás si ella era capaz de reconocer su voz, quizás si ella era capaz
de verle brillar incluso en la oscuridad, él finalmente obtendría sólo felicidad,
como si de un milagro se tratara.
Taehyung nunca supo por qué era tan especial para él el niño angelical que
cada semana cantó bajo la luz de la luna. Pero incluso si su corazón fue
incapaz de comprenderlo, aceptó sin ninguna duda darle un lugar en su vida. Y
ese lugar fue tan excepcional, que ni siquiera el paso del tiempo pudo
arrebatárselo.
Jungkook fue la persona especial de Taehyung.
Y Taehyung, para Jungkook, fue su verdadero milagro.
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[01]
· Sábado 2 de Septiembre de 2006
Taehyung dio vueltas en su cama, sin conciliar el sueño. Se quejó un sinfín de
veces con Morfeo y bufó otras tantas, preguntándose por qué él, a su corta
edad de 10 años, aún no había caído rendido tras un largo día lleno de juegos.
Había escuchado a su madre decir muchas veces que tras quedarse sin
energías, dormiría como un angelito, pero ahí estaba ahora, casi las 4 de la
mañana y sin poder pegar ojo.
Quizás la razón por la que se encontraba tan eufórico, era porque se había
enterado de que el fin de semana siguiente Jimin visitaría su casa después de
mucho tiempo. Luego de que él se fuera a Busan en febrero, realmente había
llegado a pensar que no volvería a verlo. Esperar la llegada del próximo sábado
lo estaba poniendo más ansioso que nunca y se estaba obligando a recordar
que dentro de pocas horas tenía que levantarse para visitar la casa de sus
tíos.
Cerró sus ojos fuertemente, mentalizándose, contando ovejas para lograr
dormirse, y volvió a abrir sus ojos con molestia cuando la oveja 149 tropezó
con la cerca y cayó sobre sus compañeras, haciéndole reír de tal manera que
terminó perdiendo la cuenta.
Ah, ¡ser un niño con insomnio era tan difícil! Quizás sería más fácil colocarse en
la ventana y contar las estrellas, al menos ellas no le fallarían tal y como
hicieron las ovejas.
Se levantó, poniéndose sus pantuflas de tigre, y caminó rápidamente hasta su
ventana. A medida que estaba más cerca de esta, pudo percibir un pequeño
murmullo desde el exterior y terminó caminando a hurtadillas para luego
mirar cautelosamente hacia afuera. Porque, ¿quién podría estar a esa hora en
las calle? Sus ojos se agrandaron con sorpresa al verificar una pequeña figura a
escasos metros de su casa, apoyada contra el poste de luz de al frente.
Sus dedos se movieron de manera automática hasta el seguro de la ventana,
quitándolo para abrirla. Su madre le había dicho cientos de veces antes que
jamás debía de dejar esa ventana abierta durante la noche, pues aunque
vivían en un sector tranquilo, no podían tentar a la suerte. Además, como los
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Kim habitaban en una casa de un solo piso, más precavidos debían ser. Pero
ahí estaba el pequeño ahora, abalanzándose sobre el marco de su ventana
para mirar pasmado al niño desconocido que conservaba la mirada baja
mientras cantaba con voz dulce una desconocida canción.
Tenía una voz bonita. Taehyung sonrió embobado mientras le escuchaba con
atención. Si aquel niño cantara para él, seguramente gozaría de un sueño
precioso. O, en otro extremo, quizás estaría tan afanado escuchándole, que ni
siquiera lograría dormir por ponerle atención.
Eran las 4 de la mañana y el desconocido dejó de cantar. Y cuando alzó su
cabeza, topándose con los ojos curiosos y brillantes de Taehyung, este último
comprobó una cosa más: su voz no era lo único precioso en él.
Y quizás Taehyung sí estaba durmiendo. Quizás, después de todo, hace tiempo
había caído en brazos de Morfeo. Porque inocentemente, con su corazón
latiendo por montón, sólo pudo catalogar al chico frente a él como un ángel;
Morfeo le había enviado un ángel en compensación por su insomnio. Y el ángel
le miró, en silencio, con ojos negros como esa noche; con ojos cubiertos de
diminutas lágrimas que brillaban de tal forma, que sólo se podrían comparar a
las estrellas.
―¿Por qué estás llorando? ―Preguntó Taehyung.
Y era un poco extraño, pensó. Porque tenía decenas de preguntas más que
hubiera preferido hacer. Quería saber su nombre, su edad, por qué estaba en
la calle a esas horas, cómo era posible que sus padres le dejaran salir de noche
siendo que a él le tiraban las orejas para obligarlo a entrar a casa apenas
comenzaba a oscurecer. Pero no, ahí estaba, preguntándole la razón de sus
lágrimas, porque no comprendía por qué alguien que no parecía estar triste,
estaba llorando.
El niño le miró, un poco aturdido, aparentemente sin poder creer que alguien
más ahí, además de él, también estaba despierto. Giró su cabecita,
observando las solitarias calles, y se atrevió a caminar hasta aquel que no
dejaba de mirarle desde su ventana. Se paró en puntillas, haciéndole notar a
Taehyung que era más bajo que él, y sus rostros quedaron frente a frente
mientras ambos permanecían igual de curiosos.
―¿Por qué no estás durmiendo? ―Preguntó el más pequeño.
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―Tú tampoco estás durmiendo ―Su ceño se frunció. ―¿Por qué estás
llorando? ―Insistió.
―Mamá ha olvidado mi cumpleaños
Taehyung abrió la boca, sin saber qué decir. ¿De verdad una madre podía
olvidar el cumpleaños de su hijo? Su madre lo regañaba seguidamente, cierto,
sobre todo porque él era un niño demasiado travieso, ¡pero ella jamás había
olvidado su cumpleaños! Y tampoco lo haría en el futuro, pondría sus manos al
fuego por ello.
―¿Cuál es tu nombre? ―Preguntó, intentando no sentirse mal por las lágrimas
que aún cubrían sus ojos.
―Jeon Jungkook
―Bien ―Aclaró su garganta, recibiendo una mirada indagadora del contrario.
―Cumpleaños feliz ―Comenzó a cantar. ―Te deseo yo a ti ―Las lágrimas se
deslizaron por el rostro del niño. ―Cumpleaños, Jeon Jungkookie, ¡que los
cumplas feliz!
Taehyung terminó de cantar, esperando no haber elevado demasiado la voz o
definitivamente estaría en problemas con su madre. Miró al niño, esperando
una reacción positiva, y temió un poco cuando lo vio retroceder un paso lejos
de él. Su respiración se cortó un segundo más tarde cuando ahí, justo donde
estaba de pie, la luz de la luna lo bañó en toda su magnitud, convirtiéndolo en
un ser casi celestial. El niño secó sus lágrimas con los puños de su chaleco,
intentando dejar de llorar, y el corazón de Taehyung fue envuelto con dulzura
cuando finalmente el contrario le enseñó su preciosa sonrisa.
―Muchas gracias ―Su voz sonó más feliz cuando hizo una reverencia y
continuó secando sus lágrimas. ―Disculpa por llorar ―Agregó
apresuradamente.
―¿Por qué te disculpas? ―Preguntó sin comprender; él jamás se había
disculpado por llorar.
―A papá no le gusta que llore ―Contestó apenado. Su labio inferior formó un
puchero inconsciente cuando volvió a mirarlo.
―Está bien, somos los únicos aquí ―Le tranquilizó.
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Jungkook parpadeó y miró el cielo un momento. Taehyung se sintió
encantado cuando esos grandes ojos volvieron a detenerse en él.
―Por cierto, ¿cuántos años cumpliste? ―Se atrevió a preguntar. Jungkook
miró sus manos, alzándolas tímidamente para enseñar 9 de sus dedos. ―¡Eso
quiere decir que eres menor que yo! Cumpliré 11 este año ―Golpeó su pecho
con orgullo; le gustaba ser el mayor. ―Me llamo Kim Taehyung ―Se
presentó.
―Kim Taehyung... ―Repitió en voz baja, su nombre pareciéndole vagamente
familiar.
―No, no, ¡no! Hyung, tú debes llamarme hyung ―Indicó. ―Ya que soy mayor
que tú, seré tu hermano mayor
Jungkook parpadeó, preguntándose por qué aquel desconocido se tomaba tal
atribución e incluso le daba la confianza para llamarlo hyung. No era como si
ellos fueran a volverse a ver, ¿cierto? Pero incluso si abrió su boca queriendo
expresar sus dudas, volvió a cerrarla al ver la sonrisa del contrario.
Taehyung le sonreía como alguien que acababa de hacer un amigo; como la
clase de persona que deseaba darte una bienvenida.
Y para Jungkook, siempre reservado y solitario, era agradable la idea de
reencontrarse con quien él deseaba al menos una vez.
Nota:
Puede que este sea el tipo de fic en el que tendrán que leer entre líneas (?).
Bueno, la historia tras los personajes no creo que sea tan difícil de deducir, en
realidad jajaja. Pero si no logran hacerlo, en el epílogo todo quedará más claro
que el agua, así que pueden permanecer tranquilas/tranquilos. UnU
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[02]
· Sábado 16 de septiembre de 2006
Eran más de las 3 de la mañana y Taehyung se estaba esforzando por
mantenerse despierto. El fin de semana pasado, debido a que Jimin se había
quedado esos días con él, no había logrado desvelarse. Había jugado con su
mejor amigo por tanto tiempo, que ambos habían terminado agotados al
llegar la noche, y el menor de los dos tuvo que asumir que no podría
comprobar si aquel niño con voz bonita volvería a aparecer.
De todas formas, Taehyung le había comentado a Jimin sobre Jungkook,
sintiéndose desilusionado cuando el pequeño de mejillas rellenas sólo lo
señaló como un mentiroso bajo argumentos como "los niños no salen de
noche". ¿Cómo su mejor amigo osaba a tacharlo de mentiroso? Bien, él había
dicho mentiras antes, ¡pero eran absolutamente piadosas! Y si las veías desde
sus zapatos, tan mentiras no eran.
Como por ejemplo, la vez que le comentó a todos que detuvo un auto con su
mano a mitad de la calle para salvar a un perrito que estaba cruzando, cuando
en realidad él había tomado al cachorro en brazos antes de que este fuera
capaz de cruzar. Pero, al fin y al cabo, ¿no había salvado al cachorro? Eso era lo
importante.
O como la vez que le comentó a sus compañeros que pasó sus vacaciones de
verano en un submarino estudiando peces con su padre cuando en realidad
sólo había visitado un acuario. ¡Pero en definitiva, él había visto peces!
Y también estaba esa vez que contó que por su cumpleaños, su madre le había
llevado a visitar otros planetas en una nave espacial exclusiva para él. Y la
realidad no era tan lejana: su madre lo había llevado a un planetario a ver
constelaciones y planetas y, al terminar el día, lo había dejado subirse a la
nave espacial mecánica fuera del lugar. ¡Él había sido el único en esa nave! Y,
por supuesto, nadie podía dudar de que conoció la galaxia ese día.
Por tanto, ¿cómo podían ser esas mentiras tan terribles?
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Pero por más que le insistió a Jimin que había conocido a un niño con voz
bonita, este no pudo ignorarlo más de lo que hizo. ¡Ah, si tan sólo él hubiera
estado despierto para conocer a Jungkook!
―Estás aquí de nuevo ―Taehyung abrió su ventana cuando escuchó a alguien
cantar nuevamente. Los ojitos del menor no perdieron atención de él mientras
continuaba cantando. ―¿Por qué vienes a cantar aquí? ¿Tu mamá no se enoja
porque sales tan tarde? ―Y esa respuesta definitivamente la necesitaba.
¡Podría darle una explicación lógica a Jimin entonces!
―Mamá no está en casa ―Contestó Jungkook, dejando de cantar. ―Y es por
eso que canto. Mamá dijo que cuando la perdiera, tenía que quedarme en el
mismo lugar esperando por ella y cantar si es que me sentía triste
―¿La has perdido? ¿Qué hay de tu padre? ―Jungkook sólo le miró en silencio.
―¡Pero tú ni siquiera te quedas en el mismo lugar! En ese caso, ¿no sería más
fácil venir a cantar durante el día? ¡La noche es muy tenebrosa!
El menor junto sus labios, formando una línea recta. Incluso si su mirada
estaba llena de inocencia, Taehyung se sintió cohibido ante lo intensa que era.
No le había hecho enojar por ser demasiado preguntón, ¿cierto?
―Ella se fue ―Contestó finalmente.
―¿Hace cuánto?
―En año nuevo ―La mirada de Taehyung se amplió. ¡Habían pasado meses!
―Ella peleó con papá y se fue de casa, pero dijo que volvería por mí, así que
vengo a esperarla aquí, porque este es el lugar donde la vi por última vez
―Alzó la vista hacia el poste de luz. ―Papá no me deja salir de casa al menos
que sea para ir al colegio, por eso debo venir de noche mientras él duerme. Me
quedo en este lugar porque mamá podrá verme bajó la luz ―Señaló el foco.
―Entonces cuando dijiste que olvidó tu cumpleaños...
―Pensé que ella me mandaría una postal ―Admitió con voz triste, volviendo a
bajar la cabeza. ―Pero supongo que está ocupada, ella debe estar reuniendo
dinero para venir por mí ―Habló con convicción.
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Taehyung le miró silenciosamente. Ahora que había unido las piezas de la
historia, tenía más sentido del que pensó, ¡definitivamente Jimin tendría que
creerle ahora! Abrió la boca, queriendo hablarle a aquel niño de su mejor
amigo, mas rápidamente la cerró al recordar algo; ¿no sería problemático para
Jungkook si su padre se enteraba de que escapaba por las noches? Y si se lo
comentaba a Jimin...
Desistió de la idea en un santiamén. Él prefería quedar como un mentiroso que
afectar a Jungkook por andar de bocazas.
―Hey ―Lo llamó, el menor alzó tímidamente su rostro hacia él. ―¿No te da
miedo? ―Y ahora ladeó su cabeza, claramente confundido. ―Estar de noche en
la calle, ¿no te da miedo?
Jungkook observó fijamente la calle; demasiado fría y solitaria. No obstante,
una pequeña sonrisa estaba grabada en sus labios cuando regresó a ver a
Taehyung.
―Me da más miedo estar en casa ―Confesó.
A Taehyung le hubiera gustado entender a qué se refería en ese entonces.
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[03]
· Sábado 23 de septiembre de 2006
―Odio los exámenes de otoño ―Comentó Taehyung de repente mientras su
nuevo amigo tarareaba dulcemente una melodía, mirándole fijamente. ―Bien,
los de otoño, los de invierno, los de primavera, los de verano y... todos los
exámenes en sí. ¿Por qué nos obligan a estudiar?
―Mamá me dijo una vez que debía de ser feliz por poder asistir a la escuela, ya
que no todos los niños tienen esa oportunidad
―Los padres dicen eso porque ellos no tienen que estudiar ―Taehyung se
encaramó en el marco de la ventana, sentándose ahí mientras sus piernas
colgaban hacia al exterior. ―Brrr, ¿no tienes un poco de frío? La cama es más
calentita ―Se abrazó a sí mismo. Jungkook se encogió de hombros, más
acostumbrado a las temperaturas bajas durante la noche. ―Presiento que me
fue fatal, en serio
―Deberías de estudiar más
―¿Qué niño de 10 años quiere pasar el día estudiando? ―Frunció su ceño en
claro desacuerdo. ―¿Tú sí estudias mucho? ―El menor asintió. ―Por lo que te
ha ido muy bien en los exámenes, ¿cierto? ―Y ahora su expresión era neutral.
―¿Jungkook?
―Puede... puede que no muy bien ―Admitió.
―¿Entonces de qué te ha servido estudiar? ―Rió por lo bajo, divertido con el
desenlace.
―No fue porque no estudié, yo me quedé dormido en medio de mi examen de
coreano ―Comentó con absoluta pena.
―¡Eso es porque vienes aquí durante las noches en vez de dormir! ―El niño
sólo miró el piso, sintiéndose culpable. ―No te preocupes, si repruebas, al
menos ya seremos dos
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―Eso no lo hace mejor
―Mamá y papá tienen que entender que ser un estudiante de quinto año es
verdaderamente difícil ―Suspiró dramáticamente.
―Yo sólo estoy en tercero ―Susurró.
―¡Cierto! ¿Cómo un estudiante de tercero puede reprobar su exámenes?
―Jungkook sintió sus ojitos arder ante esas palabras. ―Hey, espera, no es tan
malo ―Intentó calmarlo.
―Papá se enojará conmigo ―Secó sus ojos con las mangas de su chaleco.
―Mamá también se enoja conmigo todo el tiempo, ¡vamos a superarlo!
―Jungkook le miró y sorbió por la nariz, luciendo como un cachorrito triste.
―Lo peor que puede llegar a pasar, es que no nos compren nuestros regalos de
navidad
―Es Santa Claus quien trae los regalos ―Señaló el menor, mirándole
extraño.
Taehyung mordió su lengua. ¿¡Cómo un niño de tercer año aún creía en Santa
Claus!?
―Cierto, cierto, el señor gordo nos traerá carbón en vez de regalos ―Intentó
seguirle el juego. La mirada del niño se amplió al escuchar tales palabras.
―¡No le digas gordo a Santa!
―¿Y quién eres tú? ¿El defensor de los hombres gordos vestidos de traje rojo?
―¡Es por eso que él no te traerá regalos!
―¡Me parece bien! De todas formas, él jamás me trae lo que quiero, de lo
contrario, ¡ya tendría mi PS2!
Jungkook abrió su boca, queriendo argumentar contra esa lógica, mas su
carita se arrugó al caer en un punto importante.
―¿Qué es una PS2?
Taehyung le miró horrorizado. ¿Qué clase de niño no sabía que era una PS2?
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―¡Una PlayStation 2, por supuesto! ―El menor seguía mirándole confundido.
―¿De verdad no sabes lo que es? ―Y ahora negó con la cabeza en respuesta.
Taehyung le dio una mirada desconfiada, ¿podría Jungkook estar mintiendo?
Lo repasó de pies a cabeza, estudiosamente, y le fue difícil no detenerse en
ciertos detalles: aquel niño siempre estaba vistiendo igual. ¿Sería ese su
pijama? ¿O quizás su ropa favorita? Se veía vieja y, además, sus zapatos lucían
estropeados también. ¿Quizás Jungkook era pobre? Eso podía tener sentido. Y
bien, ¿qué importaba si era pobre? ¡Él también lo era! Bueno, no pobre
exactamente, pero sus padres estaban lejos de consentirlo. ¿Y por qué estaba
pensando en todo eso de todas formas?
―Bien, una PS2 es... una consola donde puedes jugar muchísimos juegos
―Intentó explicarle de la manera más básica que imaginaba.
―¿Cómo una Super Nintendo?
―¿¡Cómo puedes conocer esa consola arcaica y no la PS2!?
Jungkook se encogió en su sitio. ¿Arcaica? ¿Él había dicho arcaica? ¿Pero qué
demonios significaba arcaica? ¡Más le valía que fuera una buena palabra!
Porque, ¿¡quién en su sano juicio podía despreciar una SNES!?
―Está bien, está bien, vamos a guardar la calma ―Dijo el mayor al notar que la
mirada del más pequeño estaba llena de recriminación. ―Cuando tenga mi
PS2, te invitaré a jugar, ¿sí? Y podrás comprobar por ti mismo lo genial que es
La mirada de Jungkook brilló y quiso invitarlo también a su casa para jugar con
su SNES, sin embargo, desistió de la idea al recordar lo mucho que eso podría
molestar a su padre.
Estaba bien tener un amigo siempre y cuando no lo llevara a jugar a su hogar.
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[04]
· Sábado 30 de septiembre de 2006
Taehyung iluminó su comic con una pequeña linterna debido a que la luz que
entraba por la ventana no tenía el suficiente alcance para ayudarle a leer el
texto. Bostezó con pereza, confirmando la hora en el reloj de pulsera que le
había regalado su padre esa última navidad, y suspiró con pesadez porque ya
eran las 4 y Jungkook aún no daba señal de vida. ¿Acaso no vendría aquella
noche? ¿Él había estado esperando para nada? Hubiera sido más fácil si
tuviera alguna forma de comunicarse con él.
Se levantó de mala gana, estirándose tras abandonar su revista, y en cuanto
miró por la ventana, sus ojos se abrieron con sorpresa al ver a su pequeño
amigo bajo del poste mientras estaba hecho bolita. Abrió su ventana al
instante, preparándose para regañarlo por su tardanza y, aún peor, ¡por no
avisarle que había llegado hace quién sabe cuánto! Mas se detuvo al oír su
llanto desconsolado. ¿Por qué Jungkook estaba llorando ahora?
―¿Ha sucedido algo malo? ―Preguntó el mayor, sacando su cabeza por la
ventana.
Jungkook no respondió. En cambio, debido a que continuó llorando por unos
minutos más, Taehyung tuvo que limitarse a observarle hasta que se animara a
hablar. ¿Pero qué tan malo podía ser lo que pasaba para que ni siquiera fuera
capaz de articular palabra?
―¿Jungkook? ―Insistió después de 3 minutos demasiado eternos para
cualquier niño. El aludido apenas levantó su cabeza para mirarle con ojos
tristones. ―¿Qué pasó?
―Reprobé mi examen de coreano ―Respondió con voz quebradiza, su labio
inferior formando de manera automática un puchero.
―¡Pero si sólo era eso! ―Taehyung le miró como un fenómeno, suspirando
más calmado un minuto más tarde mientras buscaba palabras de consuelo.
―Ya sabes, sólo es coreano. Yo reprobé matemáticas y ciencias ―Sonrió para
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él, intentando contagiarle su alegría. Tristemente, los ojos del menor volvían a
llenarse de lágrimas. ―¡Y mis padres inclusive me han castigado! ¿Tu padre te
ha castigado?
Jungkook negó suavemente con la cabeza, sus lágrimas deslizándose
silenciosamente por sus mejillas. Taehyung no podía comprender la razón de
su llanto siendo que había salido completamente ileso de su mal resultado.
―Pues bien, deberías de animarte entonces ―Suspiró. ―Mis padres me han
prohibido salir a jugar por dos fines de semana, ¿puedes creerlo? Así que no
llores por reprobar coreano, pudo haber sido peor
―No lloro por reprobar coreano, lloro porque papá se ha molestado conmigo
―¿Y tan horrible ha sido?
―Él ha lanzado mi consola al piso y la ha roto ―Sollozó. ―Y era el único
obsequio que me quedaba de mamá
Taehyung selló sus labios al no saber cómo responder. ¿Qué clase de padre
podía hacer algo tan malo? Cualquier padre normal sólo requisaría la consola
hasta que el castigo terminara, ¡pero estropearla era por mucho un exceso!
¿Acaso no habían gastado muchísimo dinero comprándola?
Jungkook volvió a llorar afligido, ocultando su rostro contra sus piernas
mientras no dejaba de abrazarlas. Taehyung se sintió aún más desesperado al
sentir que no podía hacer nada por él. ¡Incluso él tenía ganas de llorar al
escuchar el acto desalmado cometido por el padre de su amigo!
―Hey, Kookie, no llores ―Pidió con voz suave mientras se subía a su ventana.
―Subiré mis calificaciones para que mis padres me compren esa PS2, ¿sí?
Entonces te invitaré a mi casa y la compartiré contigo. Es más, ¡será de ambos!
―El menor sólo siguió llorando. ―Además ―Agregó, aclarando su garganta.
―¿No te dijo tu madre que debías de cantar cuando estuvieras triste? ¡No
deberías de estar llorando!
Jungkook intentó dejar de llorar, recordando las palabras de su madre, pero el
sentimiento que invadió su pequeño corazón fue aún más desolador ante su
recuerdo. ¿Qué haría ahora que no tenía nada que le conectara a su madre?
El menor lloró, aún más fuerte; Taehyung sintió miedo de que sus sollozos
fueran lo suficientemente altos para despertar a alguien. Saltó desde el marco
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de la ventana, casi tropezando con sus pantuflas que por poco escaparon de
sus pies, y se dirigió rápidamente hasta el niño convertido en un ovillo.
―¿Estrellita, dónde estás? Me pregunto qué serás. En el cielo y en el mar, un
diamante de verdad. ¿Estrellita, dónde estás? Me pregunto qué serás. ―Cantó
mientras le abrazaba. ―Cuando el sol se ha ido ya, cuando nada brilla más, tú
nos muestras tu brillar; brillas, brillas, sin parar
Continuó cantando hasta el final, provocando que el menor dejara de llorar
para ponerle atención a su dulce voz, y sonrió para este en cuanto levantó su
bonito rostro para observar sus ojitos llorosos.
―Eso es, cuando no puedas cantar, voy a hacerlo por ti ―Prometió, secando
las pequeñas lágrimas. ―Así tu madre definitivamente escuchará a alguien en
cuanto regrese. ¡Le hablaré de ti si es que tú no eres capaz de hacerlo por ti
mismo!
―Hyung...
El corazón de Taehyung se sintió tibio de solo escucharlo. ¿En qué momento él
se había convertido en un hyung? ¡Ah, era tan genial poder cuidar de alguien!
―Muy bien, ya no llores ―Apartó hasta el último rastro de llanto. ―No importa
si ya no tienes tu consola, mientras tengas a tu madre en tu corazón, será más
que suficiente ―Enseñó una linda sonrisa rectangular. ―¿No es así?
―Sí, tú... tienes razón ―Admitió, asintiendo con más ánimos. ―Siempre
pienso en mamá, así que ella está aquí ―Puso su mano a la altura de su
corazón.
―¡Exacto! ―Las comisuras de los labios de Jungkook se alzaron en una
sonrisa, sintiéndose finalmente en paz. ―Y de verdad voy a esforzarme para
conseguir esa consola, ¿de acuerdo? ―Prometió.
―De acuerdo
Taehyung sacudió sus cabellos oscuros con cariño, provocando que el menor
por fin mostrara una sonrisa dental. El mayor sabía que aquella sonrisa era la
más adorable que había visto en su corta vida.
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· Sábado 7 de octubre de 2006
Taehyung se apoyó en el marco de su ventana, observando fijamente al niño
de voz dulce que cantaba melodiosamente. Por momentos deseaba tener
consigo una grabadora para ser capaz de guardar su canto, ¡de seguro
encontraría cientos de personas dispuestas a apreciarlo! Jungkook, en
definitiva, poseía la voz más bonita que él en su vida había escuchado. ¿Era así
como cantaban los ángeles acaso?
¿Era normal sentir tanta admiración por alguien?
Jungkook siguió cantando, abriendo los ojos para encontrarse con la atenta
mirada de su amigo. Este último sintió su corazón dar un brinco en cuanto una
sonrisa se deslizó por sus finos labios que no dejaron de moverse. Dios, él era
tan lindo. Y ahí, bañado por la luz de la luna, Taehyung sólo podía corroborar
que su nuevo amigo era un ente extraordinario y no un niño cualquiera.
Al fin y al cabo, ningún niño lucía tan increíble como Jungkook.
―¿Sabes? ―Se atrevió a hablar cuando por fin el menor dejó de cantar. ―No
podré verte la próxima semana
―¿Ha sucedido algo?
―Es el cumpleaños de mi mejor amigo y voy a ir. Ya que él vive en otra ciudad,
me ha invitado a pasar todo el fin de semana en su casa
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―Eso se oye divertido ―Jungkook caminó hasta la ventana, apoyando sus
manos en el marco para poder apreciar el rostro de Taehyung de cerca.
―¿Planeas darle un regalo?
―¡Por supuesto que planeo darle un regalo! No puedes llegar a un cumpleaños
con las manos vacías ―Jungkook ladeó su cabeza, un poco confuso. ―¿Nunca
has ido a un cumpleaños?
―No
―¿Tus compañeros no te invitan a sus cumpleaños?
―Ni siquiera sé si ellos los celebran ―Admitió con una triste sonrisa. ―No
hablo mucho con ellos
―¿Qué hay de tus primos? ¿No vas a sus cumpleaños?
―No tengo primos
―¿Cómo alguien no podría tener primos? ―Jungkook se encogió de hombros,
sin saber qué era lo que Taehyung deseaba escuchar. ―Ya está, ¡te invitaré a mi
cumpleaños entonces!
―¿Tu cumpleaños? ¿Tus padres te dejarán invitarme?
―¿Por qué no lo harían?
―No me conocen ―Musitó. ―Y ellos conocen a todos tus amigos, ¿cierto?
―Es así ―Hizo una mueca con sus labios. ―¡Pero eso es fácil de solucionar!
―Rápidamente recuperó su sonrisa. ―Sólo debes venir a mi casa durante el
día y te presentaré ante ellos, entonces serás oficialmente un amigo para mi
familia
―Pero, hyung ―Ahora era él quien fruncía sus labios con lástima. ―Papá no
me deja salir de casa al menos que sea para ir a la escuela
―¡Tienes que encontrar una forma de que él te deje! Quizás si haces muchas
cosas buenas, él por fin te permitirá salir con el resto de los niños
La expresión del niño fue neutral mientras meditaba al respecto. ¿A qué se
refería Taehyung con "cosas buenas"? Jungkook no estaba seguro de si él solía
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hacer cosas buenas, pero definitivamente estaba seguro de no hacer cosas
malas. Su maestra siempre destacaba lo buen niño que era; buenas
calificaciones y muy respetuoso. ¿Qué más debía hacer entonces para
conseguir la aprobación de su padre? Su mirada se llenó de tristeza al
comprender que estaba muy lejos de obtener esa respuesta.
Después de todo, para su padre él siempre sería un mal niño.
―Hey... ―Taehyung no pudo pasar por alto su repentino desánimo. ―Si eso es
difícil, puedo pedirle a mis padres que hablen con el tuyo para que te dé
permiso
―No creo que sea una buena idea ―Murmuró. ―Papá no es amistoso con la
gente y los vecinos siempre están cuchicheando acerca de nosotros cuando
nos ven
―¡Hm! ―Frunció su ceño. ―¿Y cómo conseguirás asistir a mi cumpleaños si ni
siquiera puedes salir de casa para que conozcas a mis padres?
―Yo... ah... ―Balbuceó. ―¿Cuándo es tu cumpleaños?
―El 30 de diciembre
―Bien. Prometo que de aquí a esa fecha habré ideado un plan para poder
asistir a tu cumpleaños, déjamelo a mí
―¿Lo prometes? ―Taehyung extendió su meñique hacia él, mirándole con
seriedad.
―Lo prometo ―Envolvió su meñique con el del contrario.
El mayor sonrió, mucho más tranquilo con aquella respuesta, ¡Jungkook no
lucía como la clase de niño que rompía una promesa!
El menor intentó sonreír también, grabando en su mente aquella fecha. Él
haría todo lo posible para ver a Taehyung aquel día.
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[06]
[2/3]
· Sábado 21 de octubre de 2006
―No tienes ni idea ―Jungkook miró fijamente al niño que abría sus ojos
exageradamente. ―¡La madre de Jimin preparó un pastel gigante para el
cumpleaños! ¡Juro que era el pastel más grande que he visto en mi vida!
―¿Más grande que esos que aparecen fuera de las pastelerías carísimas?
―Taehyung asintió efusivamente. ―¿Más grande que un pastel de boda? ―El
mayor volvió a asentir, Jungkook enarcó una ceja con incredulidad ante tal
respuesta.
―Bueno ―Rascó su barbilla. ―Puede que el pastel para bodas siga siendo más
grande, ¡pero aun así fue lo suficientemente impresionante! Y era el pastel más
delicioso que he probado en mi vida también ―Suspiró con anhelo,
recordando su sabor. ―¡Incluso intenté guardar un trozo para ti!
―¿Hiciste eso? ―Jungkook sonreía enternecido.
―¡Un gran trozo! ―Agitó sus brazos, dando énfasis a sus palabras. ―Pero en
cuanto mamá lo ha visto, ha dicho "aww, ¿has pensado en mamá?" ¡y me lo ha
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quitado! ―Volvió a abrir los ojos con exageración. ―¿Puedes creerlo?
¡Realmente se lo ha comido todo ella sola! ¿Qué pasó con los valores y todo
eso de compartir?
―Quizás tenía hambre ―Jungkook cubrió su boca, ocultando una risita al ver
lo indignado que estaba.
―¡En casa tenemos muchas otras cosas para comer! ¡Ella no debía tocar el
pastel! ―Expresó enfurruñado. ―Es por eso que ella se está poniendo gorda
―Hyung, no llames gorda a tu mamá ―Jungkook le miró con reproche.
―¡Es en serio! ¡Estoy seguro de que ella está un poco más gorda! ―Habló con
convicción. ―Es el karma por comer todo el pastel, luego no la quiero oír
quejándose frente al espejo porque su vestido favorito ya no le queda
―Suspiró agotado, negando con la cabeza.
―De todas formas ―Jungkook habló suavemente, intentando animarlo. ―Es
mejor que haya resultado de esta forma, ¿no? Tú volviste el domingo por la
noche. Si hubieras esperado hasta hoy, de seguro el pastel ya no estaría tan
bueno
―Oh, yo no había pensado en eso ―Murmuró pensativo. ―De acuerdo,
perdonare a mamá entonces ―Asintió.
Jungkook sonrió, sin dejar de apreciar lo gracioso que lucía Taehyung cuando
se encaprichaba con algo. Cuando sus miradas volvieron a encontrarse
segundos más tarde, fue el mayor quien ahora sonrió.
―Pero de verdad me divertí mucho
―Puedo notarlo
―Me gusta pasar tiempo con Jimin. Ya que él es mi mejor amigo, el tiempo
pasa volando cuando estoy con él ―Comentó. ―Antes, cuando vivía aquí,
solíamos vernos todos los días. Ya que su casa estaba a solo una cuadra,
solíamos irnos juntos a la escuela y hasta éramos compañeros. Desde que se
fue lo he extrañado un montón ―Hizo un puchero inconsciente con su labio
inferior.
―Él se oye como un niño genial
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―¡Lo es! ―Sonrió brillantemente. ―Es el niño más amable del mundo. Él es
más responsable y tranquilo que yo, pero aun así nos convertimos en los
mejores amigos. Es más, ¡Jimin fue mi primer amigo! ―Jungkook sólo le miró
con atención. ―Deberías conocerlo algún día
―¿Conocerlo...?
―¡Te lo presentaré! Podrás comprobar por ti mismo que Jimin es el mejor
Jungkook ladeó su cabeza, intentando comprender la felicidad que
desbordaba el mayor. Era tan lindo verle hablar con tanto cariño sobre su
mejor amigo, que incluso se sentía un poco triste con sólo escucharle. Algún
día, ¿existiría alguien que hablaría así sobre él? Incluso si aparentemente era
amigo de Taehyung ahora, lo cierto era que él no estaba ni remotamente cerca
de llegarle a los talones a Jimin.
―No te preocupes ―Dijo el mayor al notar a su amigo pensativo. ―Jimin te
querrá también, te lo aseguro
Jungkook asintió suavemente y bajó la mirada, agregando una nueva
preocupación a su mente. ¿De verdad él podría agradarle a aquel niño? ¿Y qué
si no lo conseguía?
―Kookie ―Llamó el mayor. ―Hmm... tú... ―Se escuchaba repentinamente
avergonzado. ―¿Me extrañaste? ―Preguntó muy apenas.
―¿Qué? ―Jungkook alzó la vista al no escucharle.
―¿Me extrañaste la semana pasada?
―Lo hice ―Afirmó al instante. Taehyung sonrió feliz ante la respuesta.
―Eso es bueno ―Se apoyó contra el marco, mirándole dulcemente. ―Porque
yo también te extrañé un montón
Jungkook sintió sus mejillas calentarse ante la franqueza del contrario, ¿de
dónde salía todo ese sentimentalismo? Taehyung rió levemente al poder
visualizar escasamente el rubor en sus mejillas.
Sí, él había amado volver a pasar tiempo con Jimin, pero se sentía tranquilo
ahora que podía volver a ver a Jungkook.
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[07]
[3/3]
· Sábado 28 de octubre de 2006
Taehyung lamentaba que Jungkook no fuera como el resto de sus amigos, a
quien podía ver en el colegio y los fines de semana siempre que quisiera. Si
Jungkook tuviera un padre más flexible, ellos podrían pasar todas las tardes
juntos e incluso dormir en la misma cama. ¿No sería divertido ver películas
hasta tarde y luego dormirse cuando el sueño les ganara? Lamentablemente,
esa realidad no podía ser más que lejana.
Taehyung, desde que había descubierto que Jungkook iba ahí la mayoría de
las noches y su primer encuentro no había sido una simple casualidad, había
hecho todo lo posible para mantenerse despierto en la espera de su amigo,
pero la práctica para él era por mucho imposible: él necesitaba dormir.
Él haría todo lo posible para, llegado el viernes, mantenerse despierto hasta la
llegada de Jungkook. Sin embargo, al día siguiente tendría tanto sueño, que
no podría esperarle por segunda noche consecutiva, pues se dormiría antes de
siquiera poder intentarlo. Y ni siquiera hablar del domingo por la noche.
Puesto que Taehyung tenía clases al día siguiente, era imposible para él
permanecer despierto hasta tarde. Ya lo había hecho una vez y había recibido
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un regaño de su maestro por dormirse durante la clase. Y si Taehyung quería
su PS2, él no tenía permitido tener ese tipo de fallos.
Así que ahí estaba ahora, pellizcándose a sí mismo luego de una semana
infernal de clases mientras intentaba no dormirse en la espera del menor. Sus
ojos comenzaron a cerrarse mientras observaba por el cristal y, cuando los
abrió sobresaltado luego de unos minutos de dormitar, el cansancio lo
abandonó en un santiamén al ver a aquel niño de pie ahí.
Abrió su ventana con apuro y sonrió soñadoramente mientras se deleitaba con
su voz. Valía la pena dormir menos con tal de escucharle.
Sin embargo, no dejaba de preguntarse, ¿cómo Jungkook podía mantenerse
despierto sin ningún problema? Ese niño era, sencillamente, tan extraño.
Se inclinó sobre el marco, sacando su cabeza y la mitad de su cuerpo para
poder percibir mejor el suave canto de su amigo, pero se devolvió en un
santiamén cuando una brisa fría le golpeó. ¿Cómo diablos aquel chico podía
estar afuera con ese frío? Taehyung se abrazó a sí mismo mientras comenzaba
a temblar, pues la ventana abierta había permitido que el calor dentro de esas
cuatro paredes se extinguiera.
―¿Estás bien? ―Preguntó el pequeño cuando terminó de cantar, mirándole
con inocencia.
―¿Lo estás tú? ―Taehyung estaba arrugando el rostro. ―¡Vas a enfermarte si
pasas la noche ahí! ¿Acaso no tienes frío?
Jungkook frotó su brazo, encogiéndose en su sitio. Por supuesto que él tenía
frío también; probablemente esa era la noche más fría del mes. No obstante,
era consciente de que debía permanecer ahí en caso de que su madre viniera,
por lo tanto no se iba a permitir ser débil.
Taehyung entrecerró sus ojos, mirándole severamente ante de su silencio.
Reuniendo toda su fuerza de voluntad, se encaramó por la ventana y saltó de
esta para dirigirse a su amigo. Jungkook protestó en voz baja cuando aquel
chico tomó repentinamente su mano para arrastrarlo hasta la ventana.
―Ven, vamos a esperar adentro ―Jungkook agitó la cabeza, negándose
rotundamente. ―¡No dejaré que te quedes aquí!
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―¡Pero mamá puede venir!
El mayor apretó sus dientes, mirándole con enojo. ¿Qué tanta mala suerte
debía de tener Jungkook para que justo esa noche su madre decidiera
aparecer mientras él no estaba? Volvió a entrar por su ventana, revisando sus
pertenencias. Jungkook asomó su cabeza por el marco mientras intentaba
descifrar qué planeaba ahora.
―Listo ―Taehyung escribió rápidamente en una nota adhesiva y regresó a la
ventana. ―Toma, pégalo en el poste ―Jungkook tomó la nota delicadamente,
intentando no arruinar el pegamento. Su mirada se llenó de entendimiento al
leer el mensaje. ―Así, si tu mamá viene y no te ve, al menos verá la nota y
sabrá que estás aquí. Pégala y entra, ¿sí?
Jungkook asintió, yendo rápidamente hasta el poste para pegar la nota.
Regresando hacia la ventana, sus pasos se volvieron más vacilantes y
finalmente apartó la mirada. Taehyung inclinó su cabeza mientras le miraba de
manera interrogante.
―¿Qué? ―Quiso saber.
―¿Está bien que entre, hyung? ―Su voz salió con timidez. ―Si tus padres me
encuentran, ¿qué les diremos? ¿Y si ellos van con papá y le hablan de mí?
―Volvió a mirarlo, nervioso.
―Los fines de semana nos levantamos más tarde, si sales de casa antes de
ello, no habrá problema ―Sonrió al final, intentando transmitirle confianza.
―Intentémoslo, ¿sí? Estaré pendiente de ello y te esconderé si es necesario
Jungkook aguantó la respiración y asintió; simplemente le era difícil negarse si
Taehyung le miraba de aquella forma. Apoyó sus manos en el marco,
impulsándose para entrar. Taehyung se sintió extrañamente emocionado
cuando aquel niño puso sus pies por primera vez en su cuarto.
―Bienvenido ―La sonrisa se volvió más ancha en sus labios. ―Quítate los
zapatos y ven a la cama, ¿de acuerdo?
El menor presionó sus labios cuando lo vio cerrar la ventana para luego
escabullirse a toda velocidad bajo las sábanas, en busca de calor. Quitándose
sus zapatos, caminó inseguro hasta su amigo.
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―Vamos, entra ―Lo animó, levantando las sábanas para invitarlo a recostarse
a su lado. Jungkook aguantó la respiración mientras obedecía. ―Mucho mejor,
¿no? ―Y acomodó las mantas para asegurarse de que el niño estuviera bien
cubierto.
―Sí... gracias ―Susurró, sintiendo sus mejillas enrojecer. ¿Por qué se sentía
tan avergonzado?
―No te preocupes, tu hyung jamás permitiría que te congelaras ahí afuera
―Prometió, extendiendo su mano para tocar su mejilla. ―Estás muy frío
―Musitó.
Jungkook no habló, sólo le miró a través de la escasa luz que se colaba desde
el exterior. Taehyung acarició su mejilla, esperando que su piel se entibiara. Su
corazón comenzó a latir con más rapidez cuando su mirada se detuvo en los
ojos bonitos de su amigo y se preguntó qué diablos pasaba con él.
Dios, Jungkook era incluso más bonito de cerca. ¿Cómo era posible?
―¿Hyung? ―Llamó en voz bajita, preguntándose por qué el contrario estaba
ensimismado.
Taehyung agitó la cabeza, arrojando lejos sus pensamientos, y le regaló una
suave sonrisa para tranquilizarlo. Su corazón, aunque más rápido, seguía
funcionando, así que él no iba a preocuparse. ¿Y qué si su corazón no se
controlaba? ¿Y qué si no podía apartar la mirada de él? Si era por Jungkook,
todo estaba bien.
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[08]
[1/3]
· Sábado 4 de noviembre de 2006
Era otra noche fría. Taehyung estaba envuelto en una manta mientras
observaba fijamente por la ventana, combatiendo contra el sueño como cada
semana. Jungkook nuevamente estaba tardando y la inquietud llegó a él con
el paso de los minutos.
Esa noche parecía más sombría que las demás.
Revisó la hora en su reloj, comprobando que ya eran casi las 5, y abrió su
ventana para mirar hacia todas partes, queriendo encontrar a Jungkook ahí;
pero el niño no apareció.
Taehyung se encogió en su sitio, sintiendo las calles tenebrosas, pero incluso si
tenía miedo, no volvió a cerrar la ventana. En cambio, alzó la mirada al cielo y
comprobó como la luna tampoco había aparecido esa noche.
¿Se trataba de una coincidencia o había un mensaje que descifrar? ¿Quizás
Jungkook no había salido porque había temido también de las calles más
oscuras? ¿O es que acaso había enfermado? ¿Y si lo había encontrado su
padre? ¿Estaba en problemas ahora?
Taehyung suspiró con pesar, mirando con tristeza el lugar donde solía
encontrar a su amigo todas las semanas.
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Se sentía tan solitario sin él.
¿Y si esa era la noche? ¿Y si la madre de Jungkook aparecía y él no estaba ahí?
Taehyung se sintió triste al imaginar que su amigo podría perder la
oportunidad de reencontrarse con su madre, así que, optando por prevenir,
tomó una bocanada de frío aire antes de comenzar a cantar, tal como el menor
siempre hacía.
Quizás, si la mujer aparecía, sería atraída por su canto y podría hablarle de
Jungkook.
Quizás, si eso pasaba, Jungkook sería feliz por poder reencontrarse finalmente
con la mujer que le dio la vida.
Pero aunque Taehyung cantó hasta que su voz se cansó y su cuerpo se enfrió,
la madre del menor, como siempre, jamás apareció.
Y Jungkook, como nunca antes, tampoco vino hasta él.
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[09]
[2/3]
· Sábado 11 de noviembre de 2006.
―¿¡Dónde te habías metido!?
Jungkook se sobresaltó cuando escuchó la voz alterada de su amigo mientras
abría la ventana de golpe. Taehyung le miró seriamente por un segundo, antes
de reaccionar y cubrir su boca, asustado por haber hablado lo suficientemente
alto. ¡Sus padres no tenían que despertarse por su culpa! Ellos seguramente le
castigarían al enterarse de que estaba despierto a altas horas de la noche.
―Hyung... ―Dijo Jungkook en voz bajita, apoyando sus manos en el marco de
la ventana.
―La semana pasada te esperé toda la noche ―Apartó sus manos de su boca,
reclamando en voz baja. ―Me mantuve despierto por ti y hasta canté en tu
lugar. ¡Estaba preocupado! ¿Y si estabas enfermo? ¿Y si te había sucedido algo
peor?
―Vendría incluso de estar enfermo ―Dijo sin vacilación. ―No puedo
arriesgarme a que mamá aparezca y yo no esté aquí
―Pero tú no apareciste la semana pasada ―Volvió a decir. Jungkook le miró
con tristeza.
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―Papá estaba molesto por algo y, cuando me vio, decidió desquitarse conmigo
―Confesó. ―Me encerró en mi cuarto y dijo que me quedara callado. Bloqueó
mi puerta. Y aunque quise salir por la ventana, estaba demasiado alto. Me dio
miedo saltar ―Sus ojitos se humedecieron.
―¿Tu cuarto está en un segundo piso? ―El menor asintió, él le miró
horrorizado. ―¡Ni siquiera debiste pensar en saltar! ¿Qué habrías hecho de
salir lastimado? Tu padre te habría descubierto de todas formas ―Jungkook
bajó la mirada, apenado. ―Está bien, no es tu culpa
―Pero no vine... ―Murmuró.
―Pero yo estuve aquí ―Le recordó. ―Y me quedé despierto por ti, vigilé por ti.
Tu madre no ha venido, Jungkookie, así que todo está bien ―Extendió su
mano hacia él, apartando una pequeña lagrimita que yacía en su mejilla.
―Cuando tengas problemas, cubriré tu lugar ―Prometió.
Jungkook le miró fijamente, estudiando sus palabras. La mirada del chico
frente a él poseía tanta determinación, que fue imposible que las comisuras de
sus labios no se alzaran en una bonita sonrisa. Taehyung sintió su corazón
alborotarse cuando vio esa preciosa sonrisa. Y como si no fuera suficiente, el
menor tenía los ojos más brillantes que había visto en su vida; ojos que podía
comparar sólo a las estrellas.
Cada parte de él le recordaba a la noche; solitaria, silenciosa, misteriosa, pero
hermosa.
Jungkook era hermoso.
―¿Sabes? ―Murmuró el mayor, sin apartar su mano del pequeño rostro. ―La
noche que no viniste, mientras observaba el cielo, me di cuenta de algo
―¿De qué? ―Preguntó curioso, ladeando su cabeza. Taehyung se sintió
nervioso cuando, además de eso, Jungkook posó su mano sobre la de él.
―Te pareces a la luna
―¿La luna? ―Jungkook sonrió tiernamente. ―¿Lo dices porque sólo podemos
encontrarnos durante las noches, hyung?
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―Es más que eso ―Negó con la cabeza. ―Porque, lo cierto es que ni siquiera la
luna es visible durante todas las noches, Kookie ―El menor le miró sin
parpadear. ―Al igual que a ti, a ella no pude verla esa noche. Eres como la
luna. Eres mi niño de la luna
―¿Cómo es que soy tu niño? ―Preguntó con diversión, enseñando sus grandes
incisivos en una sonrisa. Sus ojitos volvían a brillar, llenos de cariño.
―Lo eres ―Dijo con seguridad. ―Ya que yo te descubrí, eres mi niño,
Jungkookie
―Soy el niño de mamá ―Refutó.
―Eres el niño de mamá y mi niño de la luna ―Insistió, con total seguridad en la
voz.
―Está bien ―Rió despacio. ―Ya que eres tú mi primer amigo, dejaré que me
llames tu niño. Niño de la luna suena bonito también
Jungkook alejó su mano de su rostro, presionándola con cariño en el proceso,
sin dejar de sonreír en ningún segundo. Y Taehyung estuvo feliz de verlo, de
escucharlo, incluso si aún no estaba seguro de la razón de ello. Él sólo sabía
que necesitaba tener a Jungkook ahí.
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[10]
[3/3]
· Sábado 18 de noviembre de 2006.
Últimamente llueve más seguido. Eso era lo que pensaba Taehyung mientras
miraba por su ventana con preocupación. Desde siempre él había odiado los
días lluviosos, porque no podría salir a jugar con sus amigos afuera. Sin
embargo, ahora que conocía a Jungkook, era preocupación lo único que le
abordaba.
No quería que su pequeño amigo se enfermara por salir con ese temporal.
Jungkook apareció corriendo por la calle, llevando consigo un impermeable
amarillo. Taehyung no demoró en abrir su ventana y hacerle señas, incitándolo
a entrar. Jungkook agitó la cabeza en negación ante su mirada sorprendida.
―Si mamá viene... ―Comenzó a decir.
―¡Encontraremos algo! ¡Sólo entra! ―Y esta vez, Jungkook no se hizo de rogar.
El menor se disculpó en voz baja cuando sus botas húmedas aterrizaron en el
interior del cuarto de Taehyung. Alzó la vista muy apenas, avergonzado de
probablemente estar causando un desastre, pero el mayor negó con la cabeza
tranquilamente mientras cerraba su ventana nuevamente.
―Quítate eso ―Le indicó, refiriéndose a las prendas mojadas.
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Jungkook obedeció en silencio, quitándose su impermeable, el cual fue a
parar a una silla. Sus botas quedaron en el mismo lugar, junto a la ventana,
mientras Taehyung ajustaba la linterna en su marco para que iluminara hacia
el exterior.
―No podemos pegar una nota, porque el agua destrozaría el papel ―Dijo,
volteando hacia su pequeño amigo. ―Pero podemos dejar la linterna en esa
dirección. Estoy seguro que, de pasar tu madre, le llamará la atención esta
luz
―¿Estás seguro de que se podrá ver? ¿Y si no se trata de mamá? ¿Y si llama la
atención de alguien más?
―¡Por supuesto que se verá, sólo ten fe! Y, Kookie, eres el único que pasa por
esta calle durante la noche, no creo que haya alguien más extraño que tú
―Admitió con una sonrisita divertida, el menor frunció sus labios. ―Además,
creo que puedes estar tranquilo, nadie más saldría de casa con esta lluvia
―Supongo que es así... ―Susurró.
Taehyung asintió, mirándolo de pies a cabeza luego. Mostrándose pensativo,
no dudó en acercarse a su amigo para ayudarlo a retirar su sudadera, pues
probablemente le resultaría molesto usarla si ellos pretendían meterse a la
cama.
―¡Tae! ―Se quejó en voz baja, pero el mayor sólo siseó, obligándolo a callar.
Dejó caer la prenda al piso, dejándolo solo en una delgada camiseta. Taehyung
tomó su mano y lo guió hasta su cama, indicándole que se recostara junto a él.
Tapando a ambos con las mantas, tiró su brazo por el torso del menor y lo
abrazó con fuerza, deseando que entrara en calor. Él no permitiría que su
amigo se enfermara por salir despreocupadamente en las frías y húmedas
noches de otoño.
―Hyung... ―Gimoteó Jungkook una vez más, provocando que Taehyung
suavizara un poco el agarre. ―Duele ―Finalmente dijo.
Taehyung parpadeó, sin comprender a qué se refería. Por supuesto que él lo
estaba abrazando, pero no lo suficientemente fuerte como para lastimarlo. ¡Él
ni siquiera se atrevería a lastimarlo! Deshizo el abrazo, mirándole fijamente,
con dudas. Jungkook se removió incómodamente ante su inquisitiva mirada,
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odiando que el mayor mantuviera la pequeña lámpara junto a su cama
encendida, haciéndole sentir vulnerable bajo sus ojos.
―¿Dónde duele? ―Preguntó Kim, sabiendo que el menor escondía algo.
Jungkook apartó las cobijas, poniendo su mano en su costado. Taehyung ni
siquiera pidió permiso, sólo tomó la camiseta del menor por el borde,
subiéndola cuidadosamente para revisar de qué se trataba. Su corazón latió
con miedo al encontrar su cuerpo lleno de golpes; un moretón mucho más
grande y feo situado justo en su cintura, donde él había presionado.
―¿Qué te ha pasado? ―Preguntó, sin atreverse a tocarlo. Temía que un mal
roce sólo lo hiciera llorar.
―Me caí por las escaleras hace unos días ―Murmuró con tristeza. ―Todavía
duele
―¿Tu papá te llevó a un hospital? ―Jungkook no contestó. ―Él tenía que
llevarte
―No es tan grave ―Acomodó su camiseta, apartando la mirada. ―Me costó
levantarme, pero yo... puedo caminar bien ahora. Los moretones desaparecen
después de un tiempo. Siempre lo hacen
―¿Ya te has caído antes?
Jungkook giró hacia él, enseñando una sonrisa temblorosa mientras asentía.
―Kookie, en realidad tienes pies torpes, ¿cierto? ―El menor asintió
lentamente. ―¿Estás seguro de que solo se trata de eso? ¿No me estás
escondiendo nada? ―Jungkook guardó silencio. ―Porque soy tu amigo. Es
malo esconderle cosas a los amigos ―Le recordó.
―Lo sé ―Susurró, sus ojitos brillando debido a las lágrimas que intentaba no
derramar.
―Está bien, no estés triste ―Taehyung tomó una de sus manos. ―Tú lo dijiste,
el dolor pasará ―Una suave sonrisa apareció en sus labios. ―¿Sabes qué hace
mamá cuando yo me hago una herida? Ella pone una tirita para mí y luego la
besa, ¡inmediatamente me siento mejor! ―Su sonrisa sólo creció. ―No tengo
tiritas, pero aún puedo intentar besarte. ¿Quieres que lo haga?
―¿Besarme...?
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―Aunque supongo que es un lugar raro para besar ―Taehyung rascó su
barbilla, pensativo. ¿Y si al besar las heridas de Jungkook estas dolían más por
no estar usando tiritas? ―¿Quizás sólo no debo hacerlo? ―Murmuró para sí
mismo, cuestionándoselo.
Jungkook le miró fijamente, recordando a su madre. Ella siempre estaba con él
cuando enfermaba. Ella siempre estaba ahí cuando algo dolía. Todas las
noches, sin falta, su madre besaba su rostro y le deseaba dulces sueños. Él
había olvidado la última vez que alguien había hecho eso por él.
―Hazlo ―Pidió, cerrando el espacio entre ellos. ―Hyung, por favor, bésame
―Pidió.
Taehyung le miró fijamente, preguntándose por qué repentinamente él le
miraba con tanta seguridad. Sin embargo, restándole importancia, le regaló
una bonita sonrisa antes de apoyar sus labios contra su mejilla. Eso era todo,
quizás incluso si no era el lugar herido, sus besitos también servirían.
Jungkook cerró sus ojitos con fuerza, sintiendo calidez invadir su corazón ante
la pequeña muestra de afecto y preocupación, y aferró su mano al pijama de
su amigo mientras este seguía dejando besitos por su rostro, asegurándole
que el dolor pasaría pronto.
―¿Tus heridas duelen menos ahora? ―Preguntó el mayor en voz bajita,
sintiéndose aliviado cuando el contrario asintió.
Observó sus ojos fuertemente cerrados, preguntándose cómo eso lo hacía
lucir tan adorable. Deteniéndose en sus labios, se cuestionó si ese era un lugar
que también podría besar. Porque él de verdad quería besar sus labios. No
estaba seguro del por qué, pero necesitaba hacerlo.
―¿Hyung? ―Llamó Jungkook delicadamente, abriendo los ojos cuando Kim
dejó de besarlo. ―¿Pasó algo?
Pero Taehyung negó con la cabeza, sintiendo sus mejillas rojas. Era bueno que
Jungkook no fuera capaz de leer sus pensamientos. Y dejando un beso en la
punta de la nariz de aquel lindo niño, ambos sonrieron mientras se miraban
fijamente.
Era el corazón de Jungkook el que dolía menos ahora.
Taehyung se sentía orgulloso de haber contribuido en devolver la sonrisa a su
rostro.
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[11]
[1/2]
· Sábado 2 de diciembre de 2006.
Jungkook y Taehyung permanecían en la cama de este último mientras una
linterna estaba encendida sobre la mesita de noche. Últimamente no había día
en que no llovía, por lo que ellos se habían refugiado entre las mantas en
espera de una señal. Ese día en especial, la lluvia era más torrencial y la noche
mucho más oscura, pues hace unos minutos la luz se había ido en toda la
zona. Los niños suponían que aquella tormentosa noche no sería la elegida
por la madre del menor de ellos para aparecer, pero se quedaron juntos de
todas formas, porque no había manera en la que Taehyung permitiera que su
amigo se fuera.
―Hay una niña en mi clase que no deja de molestarme ―Comentó
repentinamente el mayor, malhumorado.
―¿Molestarte? ―Los ojitos de Jungkook estaban muy abiertos, sorprendido y
asustado. ―¿Ella te hace cosas feas, hyung? ¿Te ha golpeado? ¿Ha jalado tu
cabello?
―¿Qué? ¡No! ―Taehyung negó eufóricamente con la cabeza, mirándolo a él
luego. ―¿Tus compañeras te hacen eso a ti?
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―No ―Musitó, más tranquilo. ―¿Qué es lo que hace tu compañera entonces?
―¡Ella me sigue a todas partes! ―Se quejó en voz baja. ―Cuando voy al patio,
ella aparece en el patio. Si me estoy columpiando, ella toma el columpio a mi
lado. Durante el almuerzo, ¡ella se sienta junto a mí sin pedir permiso! A veces
salgo del baño, ¡y ella está ahí esperando!
―Oh...
―¡Y siempre estás diciendo mi nombre y riendo como una tonta! ―Continuó.
―Y se lanza sobre mí e intenta abrazarme todo el tiempo. ¡Ella incluso ha
intentado besarme muchas veces en mis mejillas!
―¿Y no te gusta que te besen las mejillas?
―¡Me gustan los besos, pero sólo de las personas que me gustan! ―Infló sus
mejillas con molestia, al borde de hacer un berrinche contra su compañera.
―Por ejemplo... ―Aclaró su garganta, intentando calmarse. ―Estaría de
acuerdo con que tú me beses
Jungkook le miró atentamente, metódico. Cuando Taehyung presionó
suavemente su mano, pues las habían mantenido unidas bajo las sábanas, no
tardó en sonreír con ternura para inclinarse sobre él, dejando un besito en su
mejilla derecha.
―¿Así está bien? ―Taehyung asintió, apoyándose sobre su costado para
apreciarle debidamente. ―Hyung, creo que a ella sólo le gustas
―Pero yo no quiero gustarle
―No es algo que tú puedas elegir ―Cubrió su boca, ocultando una risita.
―¿Por qué no hablas con ella y la rechazas debidamente?
―¿Acaso no soy lo suficientemente obvio? ―Hizo una mueca con los labios.
―¿Ya has rechazado a niñas antes, Kookie?
―¿Hmm? Nunca le he gustado a una niña
―Estoy seguro de que sí ―Dijo el mayor con convicción. ―Eres bonito y muy
agradable, ¡apuesto a que le gustas a un montón de personas! ―Jungkook
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sonrió escasamente al escucharlo. ―Las personas de tu clase siempre están al
pendiente de ti, ¿cierto?
―No ―Musitó. ―En realidad, ellos suelen ignorarme la mayoría del tiempo
―¿Qué? ―Estaba sorprendido. ―¿Por qué ellos harían algo tan feo?
―No estoy muy seguro, pero a veces los escucho hablar a escondidas de mí
―Confesó. ―Ellos dicen que se nota que no tengo una madre, porque mi ropa
es descuidada ―Habló avergonzado. ―Cosas sobre mamá y papá... ellos
siempre están hablando de ello ―Taehyung permaneció en silencio,
sintiéndose triste por él. ―Pero no importa, no es como si fueran los únicos en
decir esas cosas. Cuando camino con papá, las vecinas dicen que mamá es una
mala persona por abandonarnos. Otras dicen que es comprensible que nos
dejara, tomando en cuenta la actitud de papá... ―Suspiró. ―Él no se lleva muy
bien con el resto. Es muy... cerrado, o algo así, y siempre está serio... o enojado.
Como sea, no me gusta escuchar esas cosas, pero ellos seguirán hablando de
todos modos
―No les hagas caso. Mamá dice que siempre habrá gente mala diciendo cosas
feas de ti, pero no debes prestarles atención
―Gracias, hyung ―Dijo con honestidad, una pequeña sonrisa asomándose en
sus labios.
―No agradezcas ―Presionó su mano con cariño. ―¿Sabes? Cuando era más
pequeño, mis compañeros tampoco querían jugar conmigo ―Admitió.
Jungkook se mostró sorprendido, siempre le había parecido que Taehyung era
el tipo de niño que tenía un montón de amigos. ―Ellos se reían de mí y decían
que era extraño porque siempre hablaba solo
―¿Lo hacías? ―Jungkook inclinó su cabeza, interrogante.
―¿Lo hacía? ―Preguntó para sí mismo. ―Según yo, no ―Dijo con seguridad.
―Pero mamá decía que eran amigos imaginarios y que a mi edad era normal
tenerlos. ¿Tuviste amigos imaginarios, Kookie? ―El menor negó con la cabeza.
―Bien, aparentemente, yo era el único que los tenía, porque mis compañeros
no lo entendían ―Puso los ojos en blanco. ―Pero entonces, conocí a Jimin un
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día y él jugó conmigo incluso cuando el resto le dijo que yo era extraño. Con el
tiempo, él me integró al grupo y no volvieron a reírse de mí
―Jimin suena como alguien increíble ―Jungkook enseñó una adorable
sonrisa, sus ojitos brillando al enterarse de que había alguien que cuidaba de
Taehyung, a pesar de todo.
―¡Él lo es! ¡En serio! ―Dijo con orgullo. ―Así que... el punto es... puede que tus
compañeros sólo necesiten conocerte más, ¿no? Estoy seguro de que les
agradarás cuando vean la clase de niño que eres
―Me gustaría que así fuera, hyung ―Aceptó, un poco esperanzado.
Ambos permanecieron en silencio después de eso, con sólo la lluvia
escuchándose de fondo. Sus manos seguían unidas bajo las sábanas y se
miraron el uno al otro, pensativos. Los dedos de la mano libre de Taehyung
picaron con el deseo de tocar el rostro frente a él y eso hizo. Sus yemas
delinearon delicadamente las facciones de su joven amigo.
―Hyung ―Dijo repentinamente el menor cuando él acarició su mejilla.
―¿Crees que de verdad mamá me haya abandonado?
―Ella te dijo que esperaras, ¿cierto? ―Jungkook asintió. ―Entonces estoy
seguro de que ella no te ha abandonado, Kookie. Tu madre te ama y vendrá
por ti, porque ella lo prometió. No escuches al resto, sólo cree en ella
Jungkook sonrió, aliviado. Taehyung tenía razón, su madre siempre le había
dicho que lo amaba, así que no había forma en la que le hubiera abandonado.
Ella volvería, en cualquier momento; él la esperaría sin importar qué.
El corazón de Taehyung dio pequeños saltitos cuando su amigo se deslizó más
cerca de él, envolviéndolo con su brazo. Y él también lo abrazó de regreso y
besó su frente, queriendo sostenerlo de esa forma por muchas noches más.
Las tormentas siempre serían más llevaderas si Jungkook estaba ahí.
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[12]
[2/2]
· Sábado 9 de diciembre de 2006.
Jungkook cantó dulcemente a la intemperie mientras la luna lo iluminaba.
Taehyung permaneció en silencio, adorando el hecho de que la lluvia haya
cesado para poder apreciarlo tal y como en el momento en que lo conoció.
Tenía una buena noticia para compartir esa noche. Y otra mala. Sus ojos
picaban con deseo de llorar al pensar en esta última. ¿Por qué si todo había
sido tan perfecto los últimos meses, las cosas habían terminado por dar ese
giro?
―Hyung ―Jungkook apoyó sus manos en el marco de la ventana, mirándole
atentamente tras haber terminado de cantar. ―¿Por qué luces triste hoy?
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Taehyung odiaba el hecho de que su amigo supiera exactamente cuando algo
malo le pasaba.
―Tengo que contarte algo ―Murmuró. ―¿Recuerdas que te dije que mamá
está engordando mucho este último tiempo?
―Hyung, te dije que no llamaras gorda a tu madre ―Regañó Jungkook.
―¡Pero ella lo está! ―El menor puso los ojos en blanco. ―El punto es, ella fue
con el doctor ―Jungkook ahora le miró preocupado, temiendo que la mala
noticia viniera de ahí. ―Ella va a tener un bebé, Kookie
―Oh ―Su mirada se amplió. ―¿Tendrás un hermanito?
―O una hermanita, no lo sabemos todavía ―Frunció sus labios. ―Kookie,
nunca ha habido un niño más pequeño que yo en casa, ¡no sé si podré ser un
buen hermano mayor! ―Comentó con aflicción.
―Soy menor que tú, casi por dos años ―Levantó dos de sus deditos, sonriendo
dulcemente. ―Y hasta ahora siempre has cuidado bien de mí, hyung. Sé que
serás un hermano mayor increíble ―Lo animó.
Taehyung frunció sus labios, no muy feliz con la comparación. Por supuesto,
Jungkook era menor que él y siempre había intentado cuidarlo, ¡pero no
estaba intentando ser un buen hermano mayor para él!
―¿Crees que cuido de ti porque te veo como un hermanito? ―Preguntó, y el
niño asintió automáticamente.
Oh, el dolor era real. Taehyung llevó una mano a su corazón mientras miraba
desilusionado a su amigo. ¿De verdad este lo había comparado con un
hermano? ¿Y qué con todos esos besitos compartidos? ¿Acaso no habían
significado lo mismo para él? ¿Quizás debió ser más serio, como los besos que
se daban los adultos en los dramas que veía su madre? Pero besar los
labios...
Taehyung se puso completamente rojo. ¡Él no podía hacerlo como si nada!
―¿Hyung? ―Llamó el menor, extrañado por la expresión que tenía ahora su
amigo. ―¿Estás triste porque ya no serás el consentido de tus padres?
40
―¿Qué? ―Negó con la cabeza. ―No es eso, es sólo que... ―El abatimiento
volvió a él al recordar la mala noticia. ¿Por qué había estado pensando en
cosas tontas cuando tenía un importante aviso por hacer? ―Mamá y papá...
ellos dijeron que necesitaríamos una casa más grande ahora que nuestra
familia crecerá
―¿Harán un segundo piso? ―Jungkook parpadeó inocentemente,
imaginándoselo.
―Kookie, esta casa es tan vieja, que tendrían que destruirla por completo para
hacer otro piso ―Taehyung cubrió su rostro, sobrellevado.
―¿Entonces? ―Insistió en saber. ―¿Vas a... mudarte? ―Y ahora su voz salió
temerosa. Sus ojitos se llenaron de decepción cuando el mayor asintió.
―Oh...
―Ellos hablaron con los padres de Jimin ―Continuó. ―Han estado viendo
casas allá, por donde viven ellos. Papá dice que su traslado será aprobado, y
entonces...
―Jimin vive en otra ciudad ―Interrumpió.
―Sí ―La sonrisa de Taehyung tembló. ―Nosotros... nosotros nos iremos a otra
ciudad cuando llegue febrero
Jungkook apartó la mirada, sintiendo un nudo formarse en su garganta. Por fin
había hecho su primer amigo y este le estaba diciendo que se iría en dos
meses. Sólo dos meses. ¿Y si su madre no aparecía para ese entonces? ¿Él se
quedaría solo deambulando por ahí? Se había acostumbrado demasiado a la
presencia de Taehyung.
―¿Kookie? ―Llamó el mayor con delicadeza, temiendo que su amigo estuviera
triste o enojado por lo que acababa de decir. Él mismo había llorado un
montón cuando Jimin dijo de repente que se iría de la ciudad.
Pero cuando Jungkook volteó a verlo, él estaba sonriendo. Con pequeñas
lagrimitas en sus ojos, pero sonriendo sinceramente.
―Felicidades, hyung ―Dijo entonces. ―Podrás volver a estar con Jimin,
¿puedes verlo? ¡Esa es una muy buena noticia!
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Sin embargo, las pequeñas lágrimas rodaron por sus mejillas, y Taehyung
estiró sus brazos a través del marco para atraerlo hasta él, permitiéndole llorar
sobre su hombro a pesar de la incómoda posición.
Taehyung no supo que decir para consolarlo, así que sólo lo abrazó. Y
Jungkook, que intentó ser positivo hasta el final, se preguntó por qué las
personas a las que quería siempre se iban lejos de él.
[13]
· Sábado 16 de diciembre de 2006.
Esa noche hubiera sido extremadamente silenciosa de no ser por la lluvia que
se escuchaba caer en el exterior. Jungkook nuevamente estaba con él en la
cama, su cuerpo esta vez guardando cierta distancia. Por una razón que
desconocía, su amigo no había dicho más que hola desde su llegada y, cuando
lo animó a recostarse a su lado, se aseguró de colocarse en la orilla del
colchón. El mayor temía que se cayera por un mal movimiento.
Como si no fuera suficiente, ¡él le estaba dando la espalda! Y Jungkook jamás
le había dado la espalda antes.
―Kookie ―Se atrevió a llamar luego de 15 minutos que parecieron una
eternidad. ―¿Estás molesto conmigo? ―Preguntó con tristeza. ―Porque si lo
estás, no es necesario que permanezcas a mi lado. No tienes que obligarte a
soportarme
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―No estoy molesto contigo ―Murmuró, girando sobre su cuerpo. ―Sólo... es
raro ―Murmuró. ―Es raro pensar en que te irás, hyung
―¿Es por eso que me estás evitando?
―Pienso demasiado en ello y me siento triste a menudo ―Sonrió débilmente.
―No me gustaría que me vieras llorar de nuevo
Taehyung suspiró con pesadez, tomando la mano de su amigo. Tiró de él
suavemente para hacerle entender que lo quería más cerca, y este
comprendió. La mano del mayor fue directamente hasta su rostro para
acariciarlo, despejando su frente por donde caían revoltosos cabellos.
―También estoy triste ―Confesó. ―Y no me gusta verte llorar, duele mucho
cuando te veo llorar ―Sus propios ojos escocieron al pensar en los ojos
brillantes del menor inundados de cristalinas lágrimas. ―Pero soy tu amigo,
mi deber es estar contigo y abrazarte cuando algo va mal. Lo haré durante
todo el tiempo que me sea posible ―Prometió.
Jungkook volvió a sonreír con tristeza, disminuyendo la corta distancia entre
sus pequeños cuerpos para volverla inexistente. Ocultó su rostro en el pijama
ajeno, en busca de calor y confort. Su cabeza quedó ubicada justamente bajo
la barbilla del mayor; este sólo reaccionó en abrazarle, permitiéndole
quedarse junto a él.
―Ya estamos de vacaciones ―Dijo Kim, sus dedos enredándose con los
cabellos de su amigo mientras acariciaba su cabeza. ―Ya que no habrá clases,
quizás pueda mantenerme despierto la madrugada del sábado y del domingo
para verte. ¿Te parece una buena idea?
―Necesitas dormir ―Habló ahogadamente contra su ropa.
―¡Tonterías! Mis encuentros contigo ahora serán limitados, ¡así que
aprovecharé cada oportunidad que se me dé para verte más veces!
―Jungkook se distanció de él, buscando su mirada. ―Lo haré incluso si me
dices que no lo haga ―Dictaminó antes de que el pequeño pudiera hacer un
reclamo.
Jungkook presionó sus labios, enfurruñado por su testarudez. Él sabía que
dormir era importante, pues constantemente se sentía cansado por no cumplir
debidamente con sus horas de sueño, por eso no podía permitir que su amigo
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siguiera sus pasos. Sin embargo, Taehyung lucía tan convencido, que veía
difícil el hacerlo desistir.
―De acuerdo ―Respondió de mala gana, alejándose otro poco más de él y
recostándose sobre su espalda para hacerle notar que realmente no estaba tan
de acuerdo como decía.
Pero Taehyung rió de su expresión; Jungkook era adorable cuando parecía
enojado. Tirando su brazo alrededor de él, lo presionó contra su cuerpo
mientras sus labios buscaban su mejilla. La sonrisa volvió a labios del menor
cuando el contrario no dejó de dar besitos en su cara.
―Basta ―Pidió mediante una risita, pues le estaba dando cosquillas y su cara
ya se sentía lo suficientemente roja. Pero Taehyung no lo escuchó y sólo siguió
dando besitos en el mismo lugar. ―Hyung ―Gruñó por lo bajo, un puchero
formándose de manera involuntaria en su labio inferior.
―Tienes las mejillas más bonitas del mundo, Jungkookie. Son suaves y
gorditas, incluso quiero morderlas ―Confesó.
―¡No puedes hacerlo! ―Jungkook cubrió rápidamente sus mejillas, queriendo
protegerlas. ―¡Son mías, hyung malo! ―Añadió al notar la traviesa mirada de
su amigo.
Tristemente para él, Kim no pensaba igual. El pequeño se retorció en el
colchón cuando su amigo apartó su mano y dio una pequeña mordida en su
moflete, soltando una carcajada victoriosa tras separarse.
―Ya no te quiero ―Dijo Jeon, retirando los restos de saliva de su mejilla
mientras miraba con enojo a su mejor amigo.
―Por supuesto que me quieres ―Dijo con convicción, volviendo a abrazarlo
con ternura. ―Por eso es que siempre vienes a mí, porque me quieres. Y yo
también te quiero muchísimo, por eso espero cada semana por ti ―Y volvió a
dejar otro besito en su rostro.
Jungkook no pudo ocultar la sonrisa en su rostro y buscó la mano del otro
niño por reflejo, sonriendo aún más cuando se encontraron.
―El próximo domingo es víspera de navidad ―Murmuró Taehyung, pensativo.
―Este año tuve buenas calificaciones, quizás el viejo gordo si me traiga mi PS2
―Jungkook puso los ojos en blanco al escuchar la manera en que se refería a
Santa. ―Así que, mi defensor de los hombres vestidos de rojo... ―El menor
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ahora rió ante tal apodo. ―¿Escribiste tu carta para Santa? ―Ambos se
miraron. ―¿Hay alguna cosa que quieras, Kookie?
Taehyung tenía sólo 10 años y, como cualquier niño de una familia normal, no
tenía dinero. Pero quizás él podría usar sus ahorros para darle algo Jungkook.
Ya que se iría de todas formas, quizás podría dejarle algo a su amigo, algo que
le permitiera estar presente en su vida incluso si no era la manera en la que él
deseaba.
―No escribí una carta este año ―Admitió el menor finalmente, su voz saliendo
en un murmullo.
―¿No? ―Taehyung estaba sorprendido. ―¿Por qué no?
Jungkook mordió su labio, sin querer decirlo en voz alta. A esa altura, ya no
había nada material que figuraba en su lista de deseos, y era consciente de que
para Santa algo más que material era más que imposible. Sin importar cuántas
cartas escribiera, Santa Claus no podría apurar el regreso de su madre a casa.
Santa tampoco podría impedir que Taehyung se fuera.
―No quiero nada ―Dijo con simpleza.
―Kookie, has sido un niño bueno, sea lo que sea que quieras, creo que tienes
el derecho de ser caprichoso al menos una vez en el año ―Lo incentivó el
mayor, queriendo escuchar sus deseos. Era imposible que un niño no quisiera
nada en navidad. ―Está bien si es algo que no se puede comprar ―Se apresuró
en agregar cuando el menor abrió la boca, dispuesto a rebatir.
―Entonces... quiero verte el próximo domingo
―Vas a verme, estaré aquí, no es necesario que le escribas a Santa para eso.
Puedes pedirle algo más y―Es lo único que quiero, hyung ―Dijo con convicción. Él no podría impedir
que su amigo se fuera, pero verlo una vez más era un deseo mucho más fácil
de concretar.
―Está bien ―Taehyung se rindió, presionando su mano con cariño. ―Estaré
contigo esta víspera de navidad, Kookie ―Prometió.
Jungkook sonrió, acurrucándose más cerca de él. Taehyung dejó otro besito
en su frente mientras se lamentaba por no haber obtenido un verdadero deseo
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por parte del menor, pero, como mínimo, había comprobado que su querer de
estar juntos era completamente recíproco.
[14]
· Domingo 24 de diciembre de 2006.
Jungkook entró silenciosamente a la habitación de su amigo mientras lo veía
revolver su armario. Cerró la ventana y quitó sus zapatos, retirando luego su
abrigo. Cada día era mucho más frío que el anterior y sentía sus huesos
entumecidos.
Taehyung dio la vuelta de repente, escrutándolo con la mirada mientras
sostenía algo entre sus manos. Jungkook se encogió en su lugar. No se
explicaba por qué el mayor le miraba tan serio.
―¿Hyung? ―Llamó, confundido.
―Póntelo ―Dijo, caminando hasta él para extenderle la prenda que sostenía.
46
Jungkook tomó la prenda, desdoblándola. Miró curioso entre el suéter de lana
y su amigo, aún confundido sobre qué hacer, incluso si aquel niño acababa de
decirle que se lo pusiera.
―¿Me lo estás prestando? ―Taehyung sacudió la cabeza en negación.
―Es un regalo ―Corrigió, rascando su cabello. ―Mañana es navidad, así que
puedes considerarlo un regalo de navidad. Solía ser mío y ahora me queda
pequeño, espero que no te moleste que sea usado... ―Murmuró
avergonzado.
Ahora fue Jungkook quien negó fervientemente con la cabeza, poniéndose
rápidamente el suéter. No lo había dicho antes, pero suponía que Taehyung ya
había notado que toda su ropa era vieja y pequeña para él. Le avergonzaba un
poco verse a sí mismo frente al espejo muchas veces, pero desde que su madre
había dejado la casa, su padre no le había vuelto a comprar ropa, y él estaba
creciendo demasiado ese último año.
―Muchas gracias, hyung ―Su sonrisa dental fue brillante mientras sus ojitos
se arrugaban de felicidad.
Taehyung desvió la mirada, sonrojándose. Aunque su primera opción había
sido comprar un regalo para Jungkook, finalmente supuso que darle algo de
ropa sería lo mejor. El invierno finalmente había llegado y los días serían
mucho más fríos, así que no quería arriesgar a su amigo a pescar un resfriado.
Se aseguraría de encontrar más ropa pequeña para Jungkook pronto, sólo
tendría que encontrar la manera de que su madre no notara que las prendas
poco a poco estaban desapareciendo.
―Pero, hyung... ―Dijo Jungkook de repente, un poco tristón. Taehyung giró
automáticamente hasta él para ver como tiraba tímidamente de sus mangas,
pues la prenda le quedaba un poco larga. ―Yo no traje un regalo para ti
―No necesito un regalo
―No es justo ―Reclamó, un puchero formándose en su labio. ―Me diste un
regalo, quiero darte uno también. ¿No hay nada que quieras, hyung?
Jungkook no tenía dinero, pero era bueno en las manualidades. Quizás podría
regalarle algo como eso a Taehyung, ¡él se aseguraría de hacerlo con mucho
amor!
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―Uhm... si insistes... ―Taehyung se lo planteó seriamente antes de tocar sus
propios labios, mirando fijamente los de su amigo. ―Déjame besarte
―Siempre lo haces ―Jungkook resopló. ¿Por qué Taehyung no podía pensar
en algo más?
―No, es un beso diferente ―Sonrió abochornado, dando tímidamente un paso
más cerca de él. ―Hablo de un beso en los labios, Kookie
―¿Los labios? ―Frunció su ceño. ―Quieres... ¿quieres un beso especial? ―Él
necesitaba confirmación. Su corazón dio un saltito cuando el mayor asintió sin
dudarlo. ―Mamá dijo que los besitos especiales se dan con personas
especiales ―Señaló.
―Está bien, puedo ser tu persona especial ―Aseguró, muy convencido de ello.
Quería mucho a Jungkook, ¿acaso no era eso suficiente?
―Pero, hyung, ¡los besos en los labios son besos de adultos! ―Dijo casi
alterado.
Porque lo eran, ¿cierto? Jungkook estaba seguro de ello. Todas las personas
que había visto besarse en los labios eran adultos, ¡no se suponía que él
hiciera cosas de personas grandes!
―Eso no es cierto ―Taehyung chasqueó con la lengua. ―Una de mis
compañeras besó a uno de mis amigos hace poco, ¡y ellos son niños también!
―Jungkook abrió su boca sorprendido. ¿Así que los niños podían besarse
como los adultos sin ningún problema? ¡Cada día se aprendía algo nuevo!
―Entonces... ¿puedo besarte? ―Volvió a preguntar, sintiéndose vergonzoso
nuevamente. ¿Cuántas veces más tendría que preguntarlo? No pensó que sería
tan difícil convencer al menor.
―Pero... ―Taehyung quiso poner los ojos en blanco cuando lo escuchó rebatir
una vez más. ―Somos dos niños ―Señaló entre ambos. ―Nunca he visto a dos
hombres besarse. ¿Los hombres pueden besarse, hyung?
De acuerdo, Taehyung no había pensado en eso. Pero si hombres y mujeres
podían besarse sin ningún problema, ¿por qué no intentarlo? Además, él a
veces había visto a sus compañeras caminar de la mano hacia todas partes. Si
las niñas podían hacer cosas que las parejas hacían, entonces los niños
también. Simple lógica.
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―Kookie, ¿te gusto? ―El menor le miró sin pestañear. ―Porque si te gusto,
entonces no hay problema en besarnos como lo hacen las parejas. Eres mi
persona especial
―¿Eso quiere decir que yo te gusto? ―Taehyung asintió de manera
automática. ―¿De verdad? ¿Como tu persona especial?
―Sí
―¿No como un hermano mayor a su hermano menor?
―¡Nunca!
―¿Nunca? ¡Pero cuando nos conocimos dijiste que serías como mi hermano
mayor!
―Oh, ¿eso dije? ―Le miró con comprensión, sonriendo con culpabilidad luego.
―Bueno, no podré ser tu hermano mayor, lo siento, pero aún cuidaré de ti
―Prometió. ―Así que, ¿te gusto? ―Insistió una vez más.
―Creo... creo que sí ―Musitó, bajando la mirada hasta el piso, avergonzado.
―Nunca me había gustado alguien. Pero me gusta cuando tomas mi mano, me
gusta cuando me abrazas y me gusta cuando me llenas de besitos, así que
supongo que... tú también me gustas. Es así, ¿cierto, hyung?
―Eso creo ―Sonrió tímidamente también, sintiendo sus mejillas calentarse
por las palabras del menor.
―Así que... puedes besarme, si eso es lo que quieres ―Permitió finalmente.
Taehyung dejó escapar una bocanada de aire, sintiéndose tenso de repente.
Inclinándose sobre el niño que era más bajito que él, juntó sus labios en un
beso que no duró más de 2 segundos. Ambos se miraron con ojos
completamente abiertos tras haberse distanciado.
―Me dio cosquillas ―Dijo el menor, sorprendido, tocando sus labios con sus
dedos. ―¿Te dieron cosquillas también, hyung?
―Sí ―Admitió, sintiendo sus orejas calentarse. ―Pero fueron cosquillas
buenas, ¿no lo crees?
Jungkook apartó sus dedos, enseñándole una sonrisa brillante para luego
asentir. Taehyung suspiró más relajado y se animó a tomar su mano,
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guiándolo a su cama para que ambos pudieran cubrirse, pues no valía la pena
permanecer en el piso por mucho más tiempo.
―La próxima semana es mi cumpleaños ―Le recordó Taehyung, acariciando
su rostro. ―Vas a venir, ¿cierto?
―Lo intentaré ―Prometió, aunque el pesar en su expresión no era muy
prometedor.
―Tienes que hacerlo ―Taehyung tomó su rostro, depositando un rápido beso
sobre sus labios. ―Te estaré esperando
―¿Y vas a darme más besos como ese? ―Preguntó abochornado, siendo
pillado por sorpresa.
―Sí
―Pensé que sólo sería uno... ―Murmuró confundido. Taehyung rió y volvió a
juntar sus labios, asegurándose de que esta vez durara unos segundos más.
―Quizás... ¿te gusta besarme? ―Preguntó con una mirada analítica.
―Muchísimo ―Admitió. ―¿Te gusta besarme también?
―Se siente raro ―En realidad, era su corazón el que se estaba volviendo loco.
―Pero sí, me gusta
―Eso es bueno, porque antes de que me vaya, me aseguraré de darte muchos
besos ―Prometió, volviendo a besarle una vez más.
Jungkook cerró sus ojos mientras los labios de Taehyung presionaban los
suyos por varios segundos. ¿Cuánto se suponía que tenía que durar un beso?
―¿Cuánto es mucho? ―Preguntó el menor muy apenas, pues Taehyung había
vuelto a posar sus labios contra los de él.
―Infinitos besos
―¿Cuánto es infinito? ―Preguntó mucho más confundido.
―¡Infinito es infinito, Jungkook!
El menor hizo un puchero, deseando entenderlo. Aparentemente, infinito era
mucho, pero él seguía sin saber cuánto era mucho. Y, de todos modos, temía
que Taehyung dijera eso en serio. Si ellos estaban besándose todo el tiempo,
¿cuándo podrían hablar? ¿Y sus labios no se sentirían cansados después de un
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rato? Si sus piernas dolían después de correr mucho durante educación física,
definitivamente los labios debían de cansarse también si besabas mucho.
¿Así funcionaba?
―Me gustas mucho, Kookie ―Dijo dulcemente Taehyung contra sus labios,
dejando otro besito ahí para luego abrazarlo por el costado, satisfecho.
―También me gustas, hyung ―Se acomodó contra él, sonriendo igual de
satisfecho.
Taehyung lo abrazó con más fuerza y cerró los ojos, dichoso. Le gustaba a su
amigo y este hasta le permitía darle besitos especiales. ¡Ellos se besaban como
los enamorados lo hacían! ¿No era esa víspera de navidad por mucho
excepcional?
[15]
· Domingo 31 de diciembre de 2006.
Taehyung no lo estaba esperando aquella noche como desde hace meses
hacía. Jungkook se había acostumbrado a encontrarse con esa sonrisa
cuadrada apenas se paraba frente a la vieja casa, pero esa noche la ventana
estaba cerrada y no había señal de su amigo.
Apretó con su mano el pequeño regalo oculto en su bolsillo y se acercó
temeroso hasta la ventana, tocándola con delicadeza. Esperaba que Taehyung
sólo se hubiera dormido temprano aquel día, porque de ninguna manera
sabría qué hacer si aquel niño estaba enojado con él.
Después de todo, Kim tenía el derecho de estar molesto. Jungkook, aún
prometiéndolo, no se apareció en su cumpleaños.
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―Ah, estás aquí ―Taehyung abrió finalmente su ventana, de mala gana. El
menor se encogió en su lugar cuando una mirada cargada de molestia se posó
en él. ―Pensé que no vendrías, tú sabes... ―Puso los ojos en blanco. ―Pareces
estar demasiado ocupado como para venir a mi cumpleaños, así que, ¿por qué
habrías de venir esta noche?
―Hyung... ―Intentó hablar.
―Cierto, es por tu madre ―Sonrió con falsedad. ―Es obvio que tu madre es
más importante que yo
Jungkook sintió sus ojos escocer, pero no se dio el privilegio de llorar. La
mirada tosca de Taehyung decayó con el paso de los segundos, volviéndose
una tristona, y terminó por suspirar rendido para luego darle la espalda.
―Sólo entra, Jungkook. Vas a congelarte ahí afuera
Jungkook obedeció. Encaramándose en el marco como acostumbraba a hacer,
se quitó sus zapatillas cuando estuvo adentro. Cerró la ventana, dejó la
linterna en el marco, iluminando hacia el exterior, y, habiéndose quitado su
abrigo, caminó sigilosamente hasta la cama de su amigo, quien le miraba
inexpresivo.
Taehyung quería mostrarse molesto, porque de verdad le había decepcionado
la ausencia de Jungkook aquel día, pero era difícil poner mala cara si veía al
niño usar la ropa que hace una semana le había dado.
―Ven aquí ―Murmuró, apartando las mantas para que el menor pudiera
deslizarse bajo ellas. Los ojos del niño brillaron con lágrimas retenidas
mientras se acomodaba junto a su amigo.
―Perdón ―Taehyung no dijo nada. ―De verdad quería venir, pero... ―Se
detuvo, sin poder explicarlo en realidad.
Jungkook no podía decirle a Taehyung que su padre le había golpeado y le
había obligado a mantenerse en su cuarto nuevamente. Había tenido que
esperar a que él se durmiera para escabullirse de casa.
―¿No vas a terminar? ―Ahora fue Jungkook quien no respondió. ―¿Tu padre
no te ha dado permiso para salir? ―Y ahora asintió.
Era más fácil no decir la verdad por completo. Luego de que su madre se fuera,
Jungkook lo había deducido por sí mismo; las personas no necesitaban saber
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todo lo que pasaba dentro de su casa. Había escuchado que cuando los padres
eran malos, los niños eran enviados al cuidado de otros familiares. Pero
Jungkook no tenía más familia, y él no podía arriesgarse a ser enviado a un
lugar extraño donde su madre no le pudiera encontrar.
Incluso si su propio padre se encargaba de recordarle a diario que su madre le
había dejado atrás porque no lo quería, él seguiría esperando por ella.
Creería hasta el final en ella.
―Oh, Kookie... ―Murmuró Taehyung, su corazón rompiéndose cuando en
medio del silencio los ojos del niño se llenaron de diminutas lágrimas. ―Lo
siento, no quería comportarme mal contigo, sé que no es tu culpa ―Estiró su
mano, apartando las lágrimas de su rostro.
[16]
· Martes 2 de enero de 2007.
Taehyung miró con atención como Jimin jugaba una divertida partida de Crash
en su PS2 que había obtenido en navidad. No podía creer que había olvidado
por completo decirle a Jungkook que sus padres sí le habían regalado su
esperada consola, pero estaba listo para decírselo la próxima vez que viniera.
La noche anterior el menor no había aparecido, así que esperaba que esta
noche fuera diferente. Taehyung estaba ansioso por envolverlo en un abrazo y
desearle un buen año.
Aunque, tristemente, ellos no podrían dormir juntos con Jimin ahí.
Miró con cierta decepción a su mejor amigo. Cuando su madre le había dicho
que los Park habían venido a Daegu por las fiestas y que Jimin se quedaría con
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él por una semana, había saltado en un pie de felicidad. Pero, recordando sus
desveladas con Jungkook, la idea prontamente no pareció tan buena. ¡Por
supuesto que quería divertirse y dormir con su amigo! Pero su tiempo con
Jungkook estaba contado y necesitaba aprovecharlo.
―Niños, ya es demasiado tarde ―La señora Kim se paró al lado del televisor,
dándoles una mirada seria. ―Deben ir a la cama ahora, ya mañana seguirán
jugando
Y ellos, sin siquiera rechistar, obedecieron. Mientras caminaban al cuarto de
Taehyung, Jimin se preguntó por qué su amigo estaba extrañamente
silencioso. Él nunca era silencioso.
―Jimin ―Dijo finalmente el menor cuando ambos estuvieron en pijama,
acomodándose en la cama. ―¿Puedo contarte un secreto? ―El niño asintió.
―Pero tienes que prometerme que no se lo contarás a nadie
―Lo prometo, Tae
―Bien ―Aclaró su garganta. ―¿Recuerdas a Jungkook?
―¿El niño que cantaba por la noche fuera de tu ventana? ―Preguntó inseguro.
Taehyung asintió. ―¿Volvió a aparecer?
―Él siempre viene, Jimin. Nosotros nos vemos todas las semanas y somos
muy amigos
―Tae, ya te he dicho esto antes... ―Jimin movió sus manos con un poco de
exasperación. ―Los niños no salen solos de casa, ¡no durante la noche! ―Abrió
sus ojitos todo lo que pudo. ―Quizás sólo has soñado muchas veces con él,
¿no? Porque ningún padre o madre dejaría a su hijo salir a las 4 de la mañana
―Pero Jungkook no tiene madre... ―Murmuró para sorpresa de Jimin. ―Y su
padre no le presta atención
―Oh ―Bien, eso dejaba las cosas un poco más claras para él. ―¿Pero por qué
me dices esto ahora?
―Quiero que lo conozcas ―Taehyung le miró fijamente. ―Eres mi mejor amigo
y él es especial para mí, así que necesito que lo conozcas. Por lo tanto, ¿vas a
guardar este secreto? ―Jimin asintió automáticamente. ―Gracias
54
―Sí, bueno... ―Murmuró, acomodando su cabeza en la almohada. ―¿Por qué
él es importante para ti, de todas formas?
―Me gusta ―Respondió de inmediato.
―... ¿qué? ―Su voz apenas salió.
―Él me gusta y yo le gusto. Nosotros estamos en algo ―Se encogió
ligeramente de hombros. ―Bueno, no le hemos dado un nombre, pero cuando
seamos lo suficientemente grandes, seguramente le pediré que sea mi novio
―Jimin estaba boquiabierto. ―Así que si él viene, no quiero que te sorprendas
si es que tomo su mano o lo beso
―¿¡Lo besas!? ―Cubrió su boca, mirándole escandalizado.
―Sí
―... ¿en los labios?
―¡Por supuesto que sí! ―Taehyung le miró extraño. ―Es mi persona especial,
por supuesto que debo besarlo en los labios. Las personas que se gustan y
quieren se besan en los labios ―Dijo con absoluta seguridad.
―Pero tenemos 11 años, nosotros no besamos a los 11 años, ¡eso es extraño!
―Intentó hacerle razonar. ―Y asqueroso, muy asqueroso, ¡ew! ¿Por qué
querrías besar a alguien? ―Se abrazó a sí mismo, sintiendo escalofríos.
―Eso lo dices porque no has besado a nadie ―Le enseñó la lengua,
divertido.
Jimin frunció sus labios. Había una compañera en su salón que era muy bonita
y dulce, y quizás a él le gustaba un poquito, pero bajo ninguna circunstancia la
besaría. ¿Acaso su amigo estaba creciendo más rápido que él y por eso hacía
cosas que los grandes hacían?
―Bien, niños, ¿ya están en la cama? ―La señora Kim abrió la puerta,
verificando. ―Muy bien
Caminó hasta ellos, arropándolos adecuadamente, asegurándose de que no
pasaran frío esa noche. Dejando un besito en la frente de ambos y deseándoles
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dulces sueños, su mirada se clavó en el brazo de su hijo, notando por primera
vez la bonita pulsera que lo decoraba.
―¿Taehyung? ―Llamó extrañada, el niño sólo le miró fijamente. ―¿De
casualidad estuviste revisando las carteras de mamá? ―Él negó con la cabeza.
―No es bueno que mientas, ¿lo sabes? ―Habló con voz dulce, sin reproche.
―Pero no estoy mintiendo ―Frunció sus labios, ofendido.
La mujer suspiró y negó con la cabeza, sin querer pelear con él. Ya otro día se
aseguraría de hablar adecuadamente con él sobre por qué no debía tomar las
cosas sin permiso. Taehyung y Jimin se mantuvieron en silencio hasta que
finalmente la mujer se retiró.
―Ella se quedó mirando tu pulsera ―Cuchicheó Jimin. ―¿La tomaste de su
bolso?
―No, Kookie me la regaló por mi cumpleaños. Él tiene una igual ―Musitó.
―Supongo que mamá tiene una parecida y se ha confundido
―Oh ―El mayor asintió, entendiendo. ―Entonces, ¿tendremos que quedarnos
despiertos para esperar a Jungkook?
―Puedes dormir por un rato, te despertaré si él llega ―Prometió.
Y así fue; Jimin se durmió mientras su amigo continuaba despierto. Pero
aunque las horas avanzaron esa madrugada, tal como la noche anterior,
Jungkook no apareció.
Tampoco lo hizo la madrugada siguiente, ni la subsiguiente. Jungkook no
apareció ni siquiera cuando el sábado y el domingo llegaron.
Y finalmente, los días se convirtieron en semanas, el calendario anunció un
nuevo mes, y lo único que Taehyung lamentó cuando el momento de mudarse
llegó, fue que no pudo ver a su amigo por última vez.
Taehyung lloró en silencio aquella última noche en Daegu.
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Nota:
Queda un capítulo y el epílogo gg. El próximo capítulo estará dividido en dos
fechas (?). ¡Y ya en el epílogo estaremos en la actualidad del fic! (que, por
cierto, todo este tiempo hemos estado en el pasado, por eso en la intro se
habla de un "fue").
Sus dudas serán aclaradas dentro de nada (8
[17]
· 1 de enero de 1995.
Jungkook cubrió sus orejas mientras escuchaba el ruido de cosas romperse
desde el primer piso. Era poco más de medianoche, un nuevo año iniciaba,
pero ni eso parecía detener a su padre y sus arranques de furia. La puerta
principal fue cerrada en un golpe poco después, anunciándole la retirada del
hombre. El niño dedujo que iría por alcohol, como venía haciendo desde hace
un tiempo hasta ahora.
La puerta de su cuarto fue la que se abrió entonces, con su madre luciendo
alterada mientras sostenía un bolso. La mujer lo dejó caer sobre su cama para
luego abrir el cajón, tomando un par de prendas.
―Jungkook, ponte tu abrigo ―Ordenó. Y el menor obedeció en silencio,
viendo como ella salía del cuarto para luego entrar nuevamente, sosteniendo
sus ropas para también meterlas a la fuerza dentro del bolso.
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―¿Mami? ―Jungkook tiró de su abrigo. Ella acomodó el bolso sobre su
hombro y tomó la pequeña mano. ―¿Por qué estás guardando nuestra ropa
ahí?
―Vamos a irnos ―Fue todo lo que dijo, guiándolo rápidamente por la escalera
para salir de casa.
―¿Por qué? ―Continuó preguntando.
―Porque así tu padre no volverá a lastimarnos
Y eso bastó para que el niño dejara de preguntar. Jungkook tenía 8 años, pero
ya había visto suficiente por una vida. Él no quería volver a escuchar los gritos
de su padre, ni mucho menos verle tratar mal a su madre. Estaba aterrado
cada vez que ella lo cubría con su cuerpo para protegerlo también de los
golpes.
Si ellos se iban ahora, ¿podrían librarse de todo eso?
Las calles estaban vacías esa noche. Ruido provenía de todas las direcciones,
en medio de celebraciones, pero nadie caminaba ahí afuera. La noche era
demasiado fría y sólo la luna parecía ir tras de ellos, resguardándoles.
Habiendo caminado varias cuadras, tomando incluso callejones como atajo,
su madre repentinamente se detuvo, como si hubiera recordado algo.
Jungkook le miró revisar desesperadamente el interior del bolso y los bolsillos
de su abrigo.
―Mierda...
Jungkook le miró sorprendido; ella nunca decía palabras feas. Si su madre
decía una palabra fea, es porque algo muy malo estaba sucediendo.
―Bebé, escucha ―Ella se arrodilló frente a él. ―Mamá ha olvidado unos
documentos. Iré por ellos y volveré, ¿de acuerdo?
―¿No puedo acompañarte? ―Preguntó asustado.
―Será más rápido si te quedas aquí, Kookie ―Intentó razonar con él,
acariciando su rostro.
―Pero está oscuro, es de noche ―Sus ojitos se llenaron de lágrimas.
―La luna está aquí, bebé, no está completamente oscuro, ¿ves? ―Intentó
sonreír para él.
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―¿Y si me pierdes? ¿Y si olvidas dónde estoy?
―Eso no pasará ―Le miró con pena, ansiosa por el tiempo que seguía
pasando. ―Ya sé. Si es que tardo en llegar, sólo canta, ¿sí? Mamá siempre
reconocerá tu voz ―Le aseguró. Jungkook asintió, comprendiendo la difícil
situación mientras intentaba ser fuerte. ―Mamá vendrá por ti, bebé, lo
prometo, sólo espera un poco
―Está bien
La mujer dio un beso en su frente, desapareciendo prontamente entre la
oscuridad de la noche. Los minutos avanzaron, convirtiéndose en horas.
Jungkook cantó, su voz volviéndose un agotador murmullo. Los ruidos en la
lejanía que pertenecían a personas celebrando, también se desvanecieron
mientras más se acercaba el amanecer. Pero incluso cuando el sol se hizo
presente en el cielo, su madre no apareció.
· 29 de diciembre de 1995.
Kim Hyojin no podía evitar sentir curiosidad por el pequeño niño con ojos de
Bambi que siempre pasaba por fuera de su casa.
Aquella calle no era muy transitada y difícilmente pasaban autos, pero, por
alguna razón, el pequeño siempre caminaría lentamente por ese trecho
mientras fijaba su curiosa mirada en un montón de direcciones, como si
buscara algo.
Hace un mes se había atrevido hablarle, queriendo saber si podía ayudarle en
algo. Sin embargo, el castañito sólo había sonreído adorablemente y había
negado con la cabeza, diciéndole que iba en dirección a casa. Varias veces, ella
tuvo la tentación de preguntar por su dirección, pero jamás lo hizo. Y al final,
se había acostumbrado a encontrarse con el pequeño, quien siempre le
saludaría y le preguntaría cómo estaba antes de seguir su camino.
―Jungkook ―Llamó la mujer aquel día mientras cargaba una pequeña bolsa
de pan. Nuevamente, había salido a comprar y había encontrado al pequeño
merodeando alrededor. ―¿Qué haces aquí? ¿No deberías estar en vacaciones?
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―El niño, que miraba su reflejo en una de las ventanas de la casa, giró hacia
ella. ―¿Me estás escuchando?
―Sí, señora Kim ―Respondió inmediatamente. ―Sí estoy en vacaciones
―¿No deberías estar en casa entonces? Hace frío aquí afuera ―Se acercó a él,
preguntándose si el pequeño había almorzado. ―¿Has comido? ―Él asintió
lentamente. ―¿En serio?
―Sí ―Musitó. ―Sólo estaba dando un paseo
―¿Te gusta mucho caminar por aquí? ―Él asintió una vez más; Jungkook
jamás había sido demasiado hablador. ―Puedo entenderlo, supongo. Pero les
estás pidiendo permiso a tus padres para salir, ¿cierto? Ellos se preocuparán si
no saben dónde estás
Jungkook se quedó unos segundos en silencio, meditando aquellas palabras.
Fijando sus ojitos en el gran abdomen de la mujer, asintió muy apenas. Él no
hablaría de su familia. Jamás lo hacía.
―Señora Kim ―Llamó, curioso. ―¿Cuándo nacerá su bebé?
―¿Uhm? ―Ella tocó su vientre, sonriendo dulcemente. ―Pronto debería de
estar aquí
―¿Y ya tiene un nombre para él?
―Se llamará Taehyung ―Él alzó su rostro hacia ella. ―Su abuelo lo ha elegido.
Creo que significa que todo estará bien, incluso frente a los momentos
difíciles. ¿No es un nombre muy bonito?
―Lo es ―Sonrió tiernamente. Volviendo a fijarse en el gran abdomen de la
mujer embarazada. ―Él nacerá durante las fiestas, espero que nadie olvidé
nunca su cumpleaños ―Agregó luego en un murmullo. ―Oh, ¡ya sé! ―Revisó
uno de sus brazos bajo la curiosa mirada de la señora Kim. ―Le daré esto
―Extendió una de sus pulseras para ella.
―¿Me darás tu pulsera? ―Él negó con la cabeza. ―¿Entonces?
―Es para Taehyung ―Señaló, y ella la tomó. ―No estaré para verlo nacer, pero
quiero darle un regalo ―Sonrió brillantemente. ―Usted se lo dará, ¿cierto?
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―Oh, por supuesto que lo haré ―Aseguró, guardándola en su bolsillo.
―¿Quieres decirle algo, Jungkook? Aunque él no haya nacido, aún puedes
hablarle ―Lo invitó.
―¿En serio? ―Le miró sorprendido y tímidamente puso su manito sobre el
abdomen. ―Hola, Taehyung, es Jungkook hyung. Tu madre dice que nacerás
pronto, así que deseo que nazcas fuerte y sano. Si sigo aquí para cuando
llegues, prometo que jugaré contigo
Jungkook sonrió satisfecho, dando un paso hacia atrás. Hyojin se mostró
extrañada ante las últimas palabras mencionadas por el menor.
―¿Piensas ir a otra parte, Jungkook?
―No lo sé ―Admitió. ―Pero si mamá quiere llevarme a otro lugar, entonces iré
con ella ―Giró sobre sus talones. ―Tengo que irme, señora Kim, papá sale
temprano del trabajo hoy. ¡Cuídese mucho! ―Agitó su pequeña mano,
comenzando a correr después.
La pequeña figura de aquel niño desapareció prontamente de la vista de
Hyojin. La mujer tocó su vientre, preguntándose cómo había padres ahí afuera
dejando a un pequeño niño ir solo por las calles. Y no, ellos no vivían en un
lugar inseguro, pero siempre era mejor prevenir.
Esperaba pronto poder presentarle a Taehyung. Jungkook era un niño dulce y
respetuoso, probablemente sería un buen ejemplo para su hijo.
Claramente, en aquel entonces, Kim Hyojin ni siquiera había imaginado que
aquella tarde había sido la última vez que vería al menor.
Al día siguiente, ella dio a luz a su primer bebé en el hospital y, cuando fue
dada de alta, su esposo la llevó a casa de sus padres para pasar las fiestas. Para
cuando regresó a su hogar, ya no había rastro de Jungkook.
Malas noticias le dieron la bienvenida al nuevo año.
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Epílogo
· 31 de diciembre de 2015, Daegu.
―¿Taehyung? ―El rubio despertó de sus pensamientos cuando escuchó su
nombre. ―Mi tren saldrá en pocos minutos, creo que ya debo irme
Taehyung asintió levemente, bajando la mirada cuando Hoseok se detuvo
frente a él, tomando sus manos. Alzando la mirada después, se sintió cohibido
al encontrarse con la hermosa sonrisa de ese chico.
―Gracias por venir hasta aquí, hyung ―Dijo.
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―No tienes nada que agradecer ―Se inclinó sobre él, disminuyendo la
distancia. ―Eres mi novio, Tae, por supuesto que iba a pasar tu cumpleaños
contigo
Taehyung sonrió, sintiendo sus mejillas sonrojarse un poco cuando el mayor
capturó sus labios en un suave beso. Separándose luego, Hoseok prometió
llamarle más tarde, dedicándole una sonrisa antes de marchar.
Taehyung se dio la vuelta, buscando un asiento en la estación para esperar a
Jimin, quien debía de llegar en cualquier momento. Manteniendo su cabeza en
alto, estuvo a punto de gritarle a dos revoltosos niños que tuvieran cuidado
con una mujer embarazada que caminaba cerca, pero cerró su boca cuando
los pequeños simplemente pasaron a través de ella. Apartó su mirada al ser
consciente de la verdad y, poco después, tomó asiento junto a una anciana
que estaba tejiendo.
Buscó a los niños que había visto anteriormente, lleno de dudas, pero ellos ya
no estaban ahí. Frotando su rostro con cansancio, se preguntó a sí mismo
cuándo se acostumbraría a ello.
Cuando Taehyung era pequeño, el resto siempre le había dicho que hablaba
solo con sus amigos imaginarios. Habiendo pasado años desde aquello, y
viendo cosas que el resto seguía ignorando, tuvo que aceptar la verdad
mientras se aseguraba de resguardar su secreto. Probablemente habría sido
señalado como un loco de haber dicho que podía ver gente muerta. Porque lo
estaban, él podía sentirlo. No era su imaginación. El mundo, simplemente,
estaba lleno de ellos; almas errantes.
Observando fijamente la pulsera que aún mantenía amarrada en su muñeca,
un sentimiento de soledad lo abordó al recordar el día en que había aceptado
su particularidad. Pues, teniendo 14 años en ese entonces, aún recordaba la
voz de su madre hablándole de un tema que no podía ser una coincidencia.
<<¿Por cuánto tiempo más planeas usar esa pulsera? Ya está gastada, ¿no
prefieres que te compre una nueva?>>
<<Ya te lo he dicho. Es especial, mamá.>>
<<Para empezar, ni siquiera tendrías que estar usándola.>>
<<Por supuesto que sí, me pertenece.>>
<<¿Cómo puedes estar tan seguro de ello? La tomaste de una de mis carteras.>>
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<<También hemos hablado de eso. ¡Yo nunca he revisado tus carteras y mucho
menos he tomado algo sin tu permiso!>>
Taehyung sintió un nudo en su garganta mientras su mirada se tornaba
borrosa, sin despegarse de su preciada pulsera.
<<Está bien, no quería decirte esto, pero ya que pareces no ceder, tendré que
decírtelo. Esa pulsera, Taehyung, fue un regalo que un niño dejó para ti un día
antes de que nacieras. Él quería que la conservaras.>>
<<Por lo tanto, en el caso hipotético de que esta sea la pulsera de la que hablas,
porque, insisto, no lo es, ¿eso quiere decir que esa pulsera también me
pertenece? No veo el problema en que la conserve entonces.>>
<<Él falleció.>>
Taehyung abrazó su muñeca y cerró los ojos, recordando la expresión seria de
su madre mientras hablaba.
<<El niño que dejó la pulsera, es alguien que murió hace mucho tiempo, poco
después de que tu nacieras. Él era un buen chico, y estoy segura de que habría
sido una figura increíble para ti, pero él ya no está, Taehyung. Y no me siento del
todo tranquila sabiendo que usas algo de alguien que ya no es parte de este
mundo.>>
<<... ¿cómo se llamaba el niño, mamá?>>
<<Jungkook.>>
Taehyung presionó sus labios en una línea y frotó sus ojos, negándose a ser un
desastre sentimental. Luego de haber tenido esa conversación, se había
negado rotundamente a creer que el niño de la historia de su madre era el
mismo Jungkook que lo había visitado tantas noches durante su infancia.
Sencillamente, no tenía sentido. Pero a medida que pasaban los años y él
buscaba desesperadamente el paradero de Jungkook, jamás dio con él.
Encontró a varios chicos con su nombre con ayuda de internet. Había visto
rostros vagamente familiares al niño de sus recuerdos. Pero ninguno de ellos
era su Jungkook. Sus esperanzas decayeron día a día mientras aceptaba poco
a poco la realidad.
La maldita realidad.
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Taehyung conoció chicos en su vida, pero ninguno como él. Pasando por su
adolescencia, cada vez que alguien había intentado acercarse a él con
intenciones de algo más, había terminado por rechazarle para luego
encerrarse en su cuarto y llorar por la incertidumbre provocada por su niño de
la luna. Y finalmente, ese año, él había conocido a Hoseok mediante Jimin.
Hoseok probablemente tenía todas las cualidades que cualquiera soñaría en
un chico. Y él se sintió agradecido de que existiera alguien más en el mundo
capaz de hacer sentir a su corazón vivo después de mucho tiempo. Hoseok no
pensaba que él era extraño. Hoseok lo amaba, cuidaba y respetaba como
nadie.
Y finalmente, él había decidido avanzar.
Hace unas semanas, cuando su madre le había anunciado que pasarían las
fiestas en Daegu después de tantos años, Taehyung se propuso averiguar la
verdad sobre Jungkook para darle a ese ciclo su fin.
―Conozco esa mirada, niño ―El rubio giró hacia la anciana junto a él cuando
esta le habló, sin dejar de tejer. ―Tienes la mirada de alguien que extraña
mucho a una persona especial
―¿Cómo lo sabe? ―Preguntó en voz baja, sintiéndose extrañamente cálido por
la repentina empatía.
―También he pasado bastante tiempo esperando por alguien ―Confesó ella
con una sonrisa suave, alzando la mirada hacia él.
Taehyung le miró atentamente, notando la tristeza en sus ojos. Queriendo
decir palabras de consuelo para ella, se sobresaltó cuando escuchó su nombre
en un grito. Jimin venía corriendo hacia él justo en ese momento.
―¡Ya está! ¡Ya llegué! ―Se detuvo abruptamente frente a él, respirando
agitado. ―¿Qué hacías?
―¿Uhm? Sólo hablaba con- ―Taehyung se calló al notar que no había nadie a
su lado. ―Conmigo mismo ―Murmuró.
Jimin frunció el ceño, notando su drástico cambio de ánimo. Conociendo uno
de los más grandes secretos de Taehyung, se preguntaba por qué
constantemente este parecía desesperado en ocultar la verdad incluso de él.
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Siempre sería raro encontrar a su mejor hablando solo, pero él no quería que
el menor se sintiera mal por algo que ni siquiera estaba bajo su control.
―¿Vamos? ―Preguntó Taehyung, levantándose. ―Quiero ir a la biblioteca
comunal cerca de mi antigua casa. Escuché de algunas personas que guardan
todas las ediciones del periódico de la ciudad, por lo que hay una gran
probabilidad de que encontremos algo revisando los que datan después de mi
nacimiento, ¿cierto? ―Jimin se mantuvo en silencio, siguiéndole. ―O quizás...
¿suene como mucho trabajo? ―Preguntó dubitativo.
―Estoy contigo, Tae. Encontraremos más rápido la información si buscamos
entre ambos
―Muchas gracias, Jimin
Taehyung no sabía cómo transmitirle toda su gratitud al mayor. Desde su
infancia, a pesar de las dudas y lo descabelladas que sonaban sus historias,
Jimin siempre había creído en él. Y ahora que finalmente se aventuraba en
buscar la verdad respecto a Jungkook, su mejor amigo seguía ahí, sin titubear.
No cualquiera lo habría hecho. Taehyung sabía que cualquier persona normal
habría salido corriendo de haberle dicho "me enamoré de un niño que ni
siquiera parece ser parte de este mundo". Una locura.
Transitando por las calles de su infancia, Kim fue invadido por la nostalgia al
ver como muchas cosas habían cambiado. Sin embargo, la fachada de su
antigua casa seguía siendo la misma; un poco más marchita, de todas formas.
Aguantando la respiración mientras caminaba por aquella calle llena de
recuerdos, se detuvo cuando fuera de su vieja ventana, justamente en el poste
donde solía ubicarse Jungkook, una anciana dejaba una flor en un vaso de
agua. Intercambiando miradas con Jimin, se preguntó si ambos estaban
pensando lo mismo.
―Ella... ―Susurró Park en su dirección. ―¿No tiene un aire familiar para ti?
―Preguntó.
Taehyung asintió, decidido en caminar hasta ella. Cuando la mujer se
reincorporó, tras haber hecho una oración en silencio, giró con curiosidad para
ver a los jovencitos que seguían sus movimientos. Los muchachos le miraron
sorprendidos tras reconocerla.
―¿Profesora Han? ―Kim miró pasmado a la que había sido su maestra de
primaria.
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―¿Taehyung? ¿Jimin? ―La mujer arregló sus lentes sobre el puente de su nariz.
―Oh, ustedes no han cambiado nada. Sólo han crecido tanto, niños ―Sonrió
para ellos con dulzura.
Claramente, ellos no podían decir lo mismo. La mujer que había sido su
profesora por años cuando eran sólo unos niños, ahora tenía el cabello
completamente gris y un rostro mucho más arrugado del que recordaban. Sin
embargo, ella seguía transmitiendo la misma tranquilidad cuando sonreía.
―¿Están visitando a alguien aquí? ―Preguntó ella, interesada. ―Desde que
ambos se mudaron a Busan, no había sabido nada de ustedes
―Sí, estamos pasando las fiestas con nuestras familias y resolviendo unas
cosas pendientes ―Respondió Taehyung. ―Pero, ¿qué hay de usted? ―Miró el
vaso de agua con la flor. ―Siento si suena entrometido, pero... probablemente
el agua se congele cuando llegue la noche
―Lo sé, muchacho ―Aceptó ella, bajando la mirada hacia la flor. ―Pero he
pensado demasiado en alguien este último tiempo ―Murmuró, agitando su
mano. ―Tuve un estudiante hace mucho tiempo que solía cabecear en clases.
Él era un buen estudiante, pero a veces su rendimiento se veía afectado por su
sueño. Como pensó que me molestaría con él por fallar, comenzó a llevarme
flores silvestres para hacerme sonreír ―Rió ligeramente, apagada. ―Ahora que
jubilé, no puedo evitar recordar eso con tristeza. Debí decirle que no estaba
decepcionada de él y que no era necesario que buscara flores para mí ―Volvió
a mirar el vaso. ―Pero es tarde para ello. Y supongo que sólo yo puedo dejarle
flores ahora
La mujer guardó silencio, mirando el vaso por otro largo minuto. Suspirando
con pena, intentó sonreírles a sus ex estudiantes para luego hacer una
reverencia con la cabeza, despidiéndose de ellos.
―Profesora Han ―La voz de Taehyung se escuchó de repente cuando ella
intentó marcharse. ―Quizás, el estudiante del que habla... ¿puede que sea
Jeon Jungkook?
La mujer se detuvo, volteando a ver al chico rubio con impresión; habían
pasado muchísimos años desde que ella había escuchado ese nombre. Y, por
la manera en la que Taehyung la miraba, parecía que el joven estaba buscando
respuestas.
No fue la biblioteca el siguiente paradero de Jimin y Taehyung.
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Los jóvenes siguieron a la anciana hasta su casa cuando esta les ofreció beber
algo caliente, pues hacía demasiado frío como para permanecer a la
intemperie.
Jimin sopló su taza de café y mordisqueó su galleta mientras, frente a él,
Taehyung permanecía imperturbable con sus ojos fijos en su humeante taza
de chocolate. La señora Han llegó hasta ellos, tomando uno de los asientos
vacíos, y sólo eso bastó para que Taehyung volviera a prestarle atención, con
una emoción apremiante destellando en sus oscuros ojos.
―Las personas no suelen hablar de él... ―Murmuró, depositando un álbum
sobre su mesa. ―Se van a cumplir 20 años desde ello, es normal que el resto
no lo recuerde. Muchas personas que vivían en esta zona en ese tiempo, ni
siquiera viven aquí ahora. Y Jungkook... él no fue alguien muy conocido, de
todas formas. Sólo era un niño ―Miró entre sus estudiantes. ―¿Cómo es que
saben de él?
―Mamá... ella lo mencionó una vez ―Mintió Taehyung, humedeciendo sus
labios resecos. ―La casa donde nos encontramos hace un rato... solía ser mi
casa
―Oh, así que es eso ―La mujer asintió, conforme con la respuesta, y hojeó su
álbum en busca de algo. ―Jeon Jungkook, clase del 93, fue ahí donde le
conocí ―Sonrió. ―Era el mejor de la clase. Un niño brillante, respetuoso y
amable con todos. Sin embargo, para ser tan pequeño, él era... ―Meditó.
―Demasiado tranquilo y solitario. Habiendo trabajado con niños por tantos
años, me sorprendió que existiera alguien tan reservado como Jungkook,
porque los pequeños no suelen ser así ―Admitió. ―Aquí está
Taehyung tomó la fotografía cuando esta le fue extendida. Su estómago se
revolvió cuando, en un grupo de niños que posaba junto a la señora Han, el
bonito rostro de Jungkook apareció ahí; sus ojitos arrugados de felicidad
mientras sus dientes enseñaban la más adorable de las sonrisas. Apartó la
mirada, intentando contener las lágrimas, y fue Jimin quien tomó la foto para
buscar al niño que tantas veces había descrito su mejor amigo. Un vacío se
instaló en la boca de su estómago cuando ni siquiera necesitó de una pista
para saber quién era el chico.
Jeon Jungkook existía y era tal como Taehyung lo había descrito.
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―Esa foto es del día del maestro del año 95 ―Prosiguió la mujer, pensativa.
―Fue el último año que estuvo con nosotros
―¿Qué pasó con él? ―Se atrevió a preguntar Jimin al notar que Taehyung no
podría hablar sin quebrarse en el proceso.
―Oh, chicos, me pregunto si ustedes realmente quieren saber eso ―Murmuró
abatida, suspirando al notar la mirada segura de Park. ―Su madre le
abandonó cuando tenía 8 años, o así dijeron las malas lenguas en ese
entonces. Ella era costurera y trabajaba en un pequeño local en el centro. Días
antes de la navidad del 94, ella renunció a su puesto. Y cuando el nuevo año
llegó... simplemente dejamos de verla ―Miró su álbum, simplemente por qué
no sabía a dónde mirar mientras pensaba al respecto. ―Jungkook dijo que ella
se fue, pero que volvería por él; era lo que siempre me decía. Me dolía el
corazón decirle que quizás eso no pasaría, porque todos unían los puntos y
concluían que ella había programado aquella ida, por eso había renunciado
previamente. Dijeron que había encontrado a otro hombre y por eso había
abandonado a su familia
―¿No fue así? ―Preguntó Jimin, inexpresivo.
―No fue así ―Había dolor en la expresión de la mujer. ―Jamás supimos los
detalles, porque no hubo testigos y Jeon nunca confesó, pero ella... ―Su voz
tembló. ―Su cuerpo fue encontrado enterrado en el patio de su casa un año
después de que desapareció ―Jimin cubrió su boca mientras Taehyung
cerraba sus ojos, queriendo eliminar cualquier imagen construida por su
mente. ―El caso conmocionó mucho a todos en ese entonces. Un asesino vivía
entre nosotros... y ni siquiera pudimos intuirlo ―Su voz salió ahogada. ―La
madre de Jungkook no era alguien muy sociable, no tenía familia ni amigos,
así que nadie se preocupó por ella cuando se fue. Pero entonces... ―Negó con
la cabeza. ―Siempre que lo pienso, me pregunto cómo ni siquiera nos lo
cuestionamos. Cómo no imaginamos... que él era un hombre peligroso. Jamás
me perdonaré no haber notado todos los signos de violencia que mostró
Jungkook luego de que su madre se fue
―Signos ―Repitió Taehyung de manera automática.
―Llegó con moretones una vez ―Comentó. ―Cuando le pregunté por ello, él
aseguro que se había caído por las escaleras y que no era nada grave. Quise
hacer algo entonces, pero decidí creer en él. No debí hacerlo, probablemente
sólo estaba aterrado de las consecuencias. El último tiempo, él siempre lucía
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más triste y descuidado ―Sus ojos se humedecieron al recordar al niño y
rápidamente secó las pequeñas lágrimas. ―Sus ropas lucían tan desgastadas,
creí que su situación económica sólo no estaba bien. Yo... quizás sólo huí de la
verdad ―Bajó la mirada, sintiéndose culpable. ―Es por eso que simplemente
no puedo olvidarlo. Jungkook merecía una vida mucho mejor que la que tuvo
―Susurró.
Jimin dejó la foto sobre la mesa y giró hacia Taehyung, quien lucía
completamente desorientado y afectado. Si alguna vez llegó a dudar de las
palabras de su amigo, en ese preciso momento habría dado lo que fuera para
que todo se tratara de un mal sueño o un simple error para Taehyung. Él no
merecía pasar por eso.
―Esto... ―La voz de Taehyung apenas salió mientras enseñaba su muñeca
decorada por la pulsera. ―Mamá conoció a Jungkook. Él dejó esto para mí
cuando se enteró de que nacería pronto
―Él solía hacer esas pulseras, lo recuerdo ―Sonrió con melancolía. ―Una vez
le pregunté si podría hacer una para mí, pero él se disculpó y dijo que no
podía, que sus pulseras sólo las haría para su madre porque era su persona
especial, a quien amaba ―Rió desganada. ―Un regalo especial era para una
persona especial. Él era tan pequeño y ya hablaba como un chico grande ―Rió
nuevamente, secando una pequeña lágrima. ―Puedes sentirte afortunado,
Taehyung. Probablemente Jungkook estaba interesado en conocerte, de otra
forma, no habría dejado un regalo tan importante para ti. Estoy segura de que
ahora tienes un pequeño ángel cuidando de ti
Taehyung se tragó la risa amarga que quiso salir de su boca. Un ángel. Cuando
conoció a Jungkook a sus 10 años, él también había pensado que se trataba de
un ángel. Pero Morfeo no había enviado a ese ángel para acompañarlo durante
esa noche de insomnio. Jungkook siempre había estado ahí.
Taehyung y Jimin se despidieron de su antigua profesora para ir hasta la
biblioteca, como habían planeado inicialmente. Aunque ahora conocían más
de la historia, aún querían saber con exactitud qué había pasado en aquel
tiempo y temían despertar la curiosidad de la señora Han si la llenaban de
preguntas.
Para suerte de ellos, las respuestas no tardaron en llegar.
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El 1 de enero de 1996, un niño fue hallado muerto en la calle donde Taehyung
vivía, justamente en ese lugar. Su hora de muerte había sido alrededor de las 4
a.m. Causa: hipotermia. Se habían encontrado moretones en el cuerpo del
menor.
Revisando más periódicos de fechas cercanas con los avances del caso,
Taehyung pudo comprobar como la muerte de Jungkook gatilló a que se
abriera una investigación para la madre del menor, a quien jamás se pudo
encontrar. Sólo días después, hallaron su cuerpo enterrado en el patio de su
casa, así como el arma.
Jeon, aunque había arriesgado pena capital, exigida por el fiscal a cargo del
caso, sólo recibió cadena perpetua.
Jimin, que había terminado de leer el seguimiento del caso después que
Taehyung, miró con pesar al chico que ahora se encontraba recostado sobre el
mesón de la biblioteca, escondiendo su rostro. Él no necesitaba ser un genio ni
tener un súper oído para saber que Taehyung estaba llorando en silencio por
saber finalmente qué había sucedido. Y aunque quería consolarle y decirle
"tranquilo, todo mejorará", sabía que no había mentira más grande que esa.
Jungkook había existido. Su padre era un hombre violento que había
asesinado a su madre, y el pequeño ni siquiera llegó a saberlo, sino que esperó
noche tras noche por alguien que nunca vendría a buscarle. La muerte le había
encontrado primero.
Jungkook había existido y su historia era un marchito y vago recuerdo en las
memorias de quienes les conocieron hace 20 años. Y, lamentablemente, también
en las memorias de Taehyung, quien a pesar de vivir en otro tiempo, tenía una
conexión con el chico.
Taehyung se reincorporó en su asiento, secando sus lágrimas con un poco más
de confianza. Aunque su pecho dolía y se sentía devastado, no era momento
de llorar. El día seguía avanzando, otro año desde la muerte de Jungkook se
cumpliría, y él necesitaba hacer algo antes de que la historia se repitiera una
vez más.
―¿En qué piensas? ―Preguntó Jimin en voz baja cuando una extraña
determinación invadió el triste rostro de su amigo.
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―La profesora Han dijo que Jungkook llegó con golpes una vez. Él mintió
diciendo que se había caído de las escaleras. Ella también dijo que Jungkook
solía tener sueño en clases
―¿Y qué hay con ello?
―Fue así conmigo también ―Volteó hacia su amigo. ―Él también me habló
sobre dormir en clases. Y una noche llegó con golpes y dijo que había caído
por las escaleras ―Jimin frunció su ceño, aún confundido. ―¿No lo ves? Es
como si... como si él repitiera lo mismo de ese entonces, su último año de vida.
Y Jungkook dijo que se cumpliría un año desde que su madre se fue. Pero no
fue un año, Jimin
―¿Insinúas que vive en un tipo de bucle? ―Taehyung se encogió de hombros,
desesperado.
―No estoy seguro de casi nada ―Admitió. ―Pero, como mínimo, tengo la
certeza de que Jungkook ni siquiera saber que él está muerto
Jimin pasó una mano por su cabello, sin poder creerlo. ¿Las personas podían
morir y no saberlo? La sola idea era espeluznante. Ni siquiera sabía cómo
Taehyung podía manejar todo eso por sí solo.
―Mira esto ―Taehyung tiró uno de los periódicos sobre la mesa, señalando
una foto. ―Es la casa donde ocurrieron los hechos. ¿Puedes reconocerla?
Jimin hizo una mueca con la boca, sintiendo un escalofrío; por supuesto que la
reconocía. En la zona, había una gran casa de dos pisos bastante vieja. En
realidad, la casa no era lo más impresionante, sino el extenso patio que poseía.
Ellos varías veces habían querido entrar a la propiedad, pues estaba
abandonada, pero se habían detenido debido a todas las leyendas que
circulaban sobre ella.
Era una casa embrujada. Todos decían que alguien penaba sin importar la
hora del día y era por eso que nadie quería vivir ahí. Ahora, leyendo la historia
del lugar, podía entender un poco de dónde nacieron todas esas leyendas. La
casa realmente estaba maldita.
―Necesito ir ahí, Jimin ―Y sí, justamente era eso lo que él no quería oír. ―Pero
no puedes acompañarme
―¿Qué? ―Jimin casi gritó, y tuvo que cubrir su boca ante el miedo de haber
sido demasiado histérico. ―¿Cómo que no lo haré? ―Preguntó en voz baja.
72
Porque, aunque no quería entrar a un lugar donde había ocurrido un
asesinato, mucho menos planeaba dejar a Taehyung ir solo hasta ahí.
―No es un lugar para ti ―Dictaminó, reuniendo los periódicos para
devolverlos a su lugar.
―Taehyung, no voy a dejar que vayas solo hasta- ―El rubio le dio una mirada
seria. ―Tae
―Escucha ―Kim intentó no sonar tan alterado. ―He visto personas muertas
toda mi vida, ¿sí? Y necesito ir a este lugar para comprobar si el espíritu de la
madre de Jungkook sigue ahí. No será bonito entrar ahí. No será grato. Estar en
un lugar donde han ocurrido cosas malas, vuelve susceptible a las personas
―Y Dios, él lo sabía, Taehyung era más susceptible que cualquiera. ―No quiero
hacerte pasar por esto
―Pues, es una lástima, porque iré de todas formas ―Se cruzó de brazos,
provocando que Taehyung abriera la boca, ofendido por la falta de
comprensión. ―Soy un miedoso, ¿de acuerdo? Y no puedo ver lo mismo que
tú, pero mientras pueda seguirte, lo haré. No dejaré que entres a un lugar
como ese tu solo
―No será bueno ―Murmuró.
―Entonces vamos a pasar el susto juntos ―Sentenció.
No hubo mucho más por contradecir. Taehyung prefirió guardar silencio y salir
con Jimin hasta aquella vieja casa, incluso siendo consciente de la ansiedad
que dominaba sobre el mayor. Mirando a su amigo antes de decidir saltar la
gran reja que rodeaba el lugar, quiso reprocharle por insistir en ir hasta ahí
cuando parecía estar a punto de desmayarse.
―Aún puedes retractarte ―Advirtió, escalando.
Pero Jimin fingió estar sordo y saltó junto con él. Era primera vez para ambos
viendo un lugar tan arruinado y lúgubre como ese. El pasto, en vez de estar
largo, había muerto por completo, y la zona se veía gris y desierta mientras
caminaban por el extenso patio. Su cuerpo comenzó a sudar sin precedentes y
se detuvo al notar que Jimin ya no iba tras de él.
―¿Sucede algo? ―Preguntó, volteando hacia él. El mayor ahora parecía un
papel.
73
―No sientes... ¿algo extraño? ―Preguntó en voz baja. ―El aire aquí... es un
poco denso ―Respiró con dificultad. ―Y de repente tengo muchas ganas de
vomitar ―Admitió, poniéndose en cuclillas para descansar unos segundos.
Taehyung torció el gesto, pero no le recriminó. Incluso él se sentía mal
mientras caminaba dentro del lugar, como si algo muy malo estuviera por
venir a ellos. El aire se sentía cada vez más pesado y una presencia extraña le
estaba inquietando de sobremanera. Él no se sentía muy diferente a cuando
caminaba por un cementerio, incluso estando de día.
―¿Puedes seguir? ―Le preguntó.
Jimin asintió, levantándose. Taehyung sostuvo su mano y ambos siguieron su
camino, decidiendo rodear la casa para dar con el lugar de los hechos. La
respiración del contrario se volvía cada vez más inestable y Taehyung estuvo a
punto de querer renunciar y correr lejos con Jimin.
―Puedo entender ahora porque nunca nadie volvió a vivir aquí ―Susurró
Jimin.
Taehyung se preguntó si alguna vez Jungkook sintió algo raro mientras vivía
ahí.
Kim se detuvo de repente, soltando la mano de su amigo. Deteniéndose frente
a una zona donde el césped aún crecía de un hermoso color verde, ambos
intercambiaron miradas dubitativas. Taehyung se acercó un poco más,
sintiendo el peso de su corazón. Aunque aquella zona parecía tan viva, era
como si una fuerza dolorosa quisiera arrastrarlo lejos de ahí. Sus ojos escocían.
Era difícil respirar. Pero, sobre todo, estaba asustado como nunca lo había
estado antes. Era aterrador.
―Está aquí todavía, ¿cierto? ―Habló en voz alta, a sabiendas de que había
encontrado lo que buscaba. ―Mi nombre es Taehyung. Estoy aquí por
Jungkook ―Nada pasó a su alrededor, y él tiró de su manga para enseñar su
pulsera. ―Sólo... por favor... de verdad es importante ―Suplicó.
Jimin ahogó un grito cuando el césped se hundió como si estuviera siendo
pisado por alguien; pero no había nadie ahí. Retrocedió un paso, queriendo
gritarle a Taehyung que había sido suficiente y que lo mejor sería irse, pero
mantuvo su miedo para sí mismo cuando vio al joven alzar los ojos con una
extraña emoción.
74
Su mirada era apreciativa. La clase de mirada que le darías a una persona
hermosa que te hace sentir cálido.
Taehyung miró fijamente a la mujer frente a él. Ella era joven y hermosa, y
Jungkook tenía sus ojos; los mismos ojos grandes, brillantes y tristes. La mujer
extendió su mano, esperando una respuesta, y él ni siquiera dudó en
responderle. La piel de su muñeca quemó mientras ella tocaba la pulsera,
rozándole sin malas intenciones.
Hasta ese momento, jamás había pensado en lo extraño que era poder tener
contacto con los muertos. Ellos estaban en todas partes, viviendo como si
fueran los humanos los que no existían. Pero esa mujer, al igual que su hijo
había hecho, estaba sosteniendo su mano como si compartieran el mismo
mundo.
―Desconozco las razones por las que usted sigue aquí ―Habló el rubio. ―Pero
necesito que acabe con esto de una vez. Jungkook todavía la está esperando
―Taehyung ―Su voz era suave y su mirada tristona. ―Las personas que
mueren con algo pendiente, no pueden abandonar su lugar ―Murmuró. ―No
puedo ir por Jungkook
―¿Y si la ayudo? ―Preguntó con cierta desesperación en la voz. ―Usted no
tiene otra opción que descender o permanecer aquí, ¿cierto? Pero yo aún
puedo moverme. Puedo buscar a Jungkook y hablarle de usted
―¿Estás seguro de que ese es tu deseo? ―Taehyung permaneció en silencio.
―Luces como alguien que no desea dejarlo ir
El labio de Taehyung tembló mientras sus ojos escocían. Miró su pulsera, a la
cual se había aferrado con su vida por tantos años. Sin importar las muchas
veces que creyó perderla, siempre la encontró de nuevo. Y pensó que así sería
su vida con Jungkook, que sin importar cuán perdidos estuvieran, volverían a
reencontrarse algún día. Volverían a reencontrarse mil veces si era necesario.
Pero la realidad no era tan bonita como sus sueños. Y la pulsera en su muñeca
tenía un significado más profundo que su simple uso.
―Es mi deseo ―Respondió finalmente, su voz saliendo en un murmullo.
―Ayudar a Jungkook, es mi único deseo ―Aseguró.
75
La mujer tocó su rostro, mirándole con una ternura abrumadora. Y con los ojos
llenos de lágrimas, dejó una caricia en su rostro para luego dedicarle una
brillante sonrisa.
―Muchas gracias, Taehyung
Ella desapareció después de eso.
Como si fuera arte de magia, el pasto se secó frente a él. El terror desapareció,
mas no así el dolor. Pero una tranquilidad extraordinaria abarcó su corazón
mientras secaba las lágrimas que habían escapado.
―¿Lo sientes? ―Preguntó en voz baja Jimin tras de él. ―Es como si nuestro
entorno hubiera cambiado de repente...
―Creo que es así ―Se levantó. ―Volvamos a nuestras casas, Jimin
―¿Qué? ―Taehyung comenzó a caminar por delante de él, como si nada
hubiera pasado. ―¿Eso es todo? ¿Se acabó? ¿Qué se supone que hiciste?
―Nada, sólo voy a cumplir el deseo de la madre de Jungkook, pero no es el
momento todavía ―Volteó hacia él. ―Gracias por acompañarme hasta aquí,
Jimin, pero tenemos que volver a nuestras vidas ahora. Sobre Jungkook... me
encargaré de él por mi cuenta cuando llegue la hora
―¿De verdad vas a hacerlo de ese modo? ―Murmuró con tristeza.
―Necesito hacer esto a solas ―Intentó sonreír. ―Puedes comprenderlo,
¿cierto?
Jimin asintió, frunciendo sus labios con descontento. Él podía entender que
necesitaba privacidad para reunirse con Jungkook, pero temía que Taehyung
se quedara solo y triste después de ello. No quería que su amigo comenzara de
esa forma su año nuevo.
―Eres increíble, ¿sabes? ―Dijo pensativo cuando por fin consiguieron salir de
la propiedad. Kim le miró con confusión. ―Pareciera que vives entre dos
mundos... o algo así. Si fuera tú, me habría vuelto loco hace tiempo. Si mi
primer amor hubiera sido Jungkook... quizás estaría en casa llorando ahora.
Pero tú lo enfrentas y quieres hacer lo mejor ―Sonrió para él. ―Gracias por ser
de esta manera, Tae. Realmente estoy feliz de ser tu amigo
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Ah, las personas de su infancia no habrían dicho tal cosa. Pero la sonrisa de
Jimin era tan honesta, que sabía que no había malicia o mentiras escondidas
tras sus palabras.
Taehyung intentó convertir esa honestidad en su propio valor, porque aunque
intentaba lucir como un chico maduro y valiente, la verdad no era tan cercana
a ello.
☆☆
Taehyung había leído que la madrugada del 1 de enero de 1996 había sido una
de las noches más frías de los últimos 10 años. Pasado de medianoche, y
esperando en la calle en que solía vivir cuando niño, se preguntó si ese había
sido el ambiente que Jungkook había tenido que soportar año tras año en su
interminable rutina. Una calle solitaria y fría. Personas celebrando en las
lejanías. Él vagando, como si no tuviera un lugar al que pertenecer o un motivo
para celebrar.
Respiró a través de su bufanda y miró el cielo, ocultando su triste sonrisa al
comprobar que la luna no se encontraba esa noche. Sus ojos picaban al pensar
en Jungkook desapareciendo tal y como la luna, sólo que él no volvería nunca
más. Pero, incluso si llevaban tantos años sin verse, ¿de dónde nacía el
sentimiento egoísta de querer mantenerlo ahí por un tiempo más?
Una corriente fría pasó por su lado, llamando su atención. Jungkook apareció
repentinamente junto a él, corriendo a toda velocidad hacia la luz, y el aire se
atoró en sus pulmones ante lo que acababa de comprobar. Jungkook jamás
había llegado, él simplemente había aparecido ahí. ¿Lo habría notado durante
su infancia de haber sido más perspicaz?
Caminó hasta el niño, quien, a pesar de su agitada respiración, había
comenzado a tararear una canción. Taehyung quiso llorar cuando la escena
frente a sus ojos era una réplica de lo que vio por meses a sus 10 años.
Jungkook, más calmado, siguió tarareando y avanzó hasta la ventana frente a
él, tocando el vidrio con una mirada curiosa; como si le reconociera, como si
esperara por alguien. Taehyung no había sido consciente de que él había
cambiado la rutina del niño hasta que vio la confusión en sus ojos. Como si
supiera que algo había pasado, pero no recordaba qué. Jungkook parecía tan
perdido en ese momento.
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―Estrellita, ¿dónde estás? ―Jungkook limpió el vidrio, intentando ver a través
de él. ―Quiero verte titilar... ―Se distanció, formando un puchero con su labio.
―En el cielo y en el mar, un diamante de verdad. ¿Estrellita, dónde estás? Me
pregunto qué serás... ―Murmuró. Deteniendo su canto cuando fue capaz de
escuchar unos pasos acercándose.
Jungkook le miró, enseñando sus expresivos ojos que contenían sorpresa y
hasta temor. El menor raramente se había encontrado con alguien a esas
horas. Sin embargo, aquel joven le miraba como si tuviera interés en él y eso
no le gustaba.
―Hola ―Taehyung intentó sonreír al notar su mirada llena de desconfianza.
―¿Puedo hablar contigo? ―El niño negó con la cabeza, caminando de regreso
al poste para colocarse en cuclillas debajo de la luz, abrazándose a sí mismo.
―Mamá vendrá por mí ―Dijo con voz firme, como si quisiera imponerse. ―No
me moleste, hyung ―Pero, lamentablemente, su voz tembló al final.
Taehyung le miró con tristeza, comprendiendo que estuviera asustado, pues
en su mente no seguía siendo más que un niño de 9 años. Se acercó a él de
todas formas, quien se pegó más al muro mientras miraba fijamente una flor
abandonada, y quiso golpearse a sí mismo cuando a sólo dos pasos de
distancia comprobó las lágrimas que comenzaban a formarse en los ojos del
pequeño.
―Váyase, por favor ―Su voz sonó suplicante y ahogada. ―No tengo nada. No
me haga nada, hyung ―Pidió.
Taehyung no quería saber cuántas veces Jungkook tuvo que pasar por
situaciones similares mientras aún estaba con vida. Sentándose a su lado,
considerando una cierta distancia para no alterarlo aún más, descubrió su
boca para que su voz se escuchara claramente.
―No te haré nada, Jungkook ―Prometió.
El pequeño por fin lo miró. Con sus ojos lagrimosos giró hasta él, la duda
plantándose en su expresión. Taehyung quiso secar las diminutas lágrimas
como tantas veces hizo en el pasado, pero era difícil hacer un movimiento sin
espantar al pequeño.
―¿Cómo sabe mi nombre? ―Preguntó finalmente, sin apartar la mirada de él.
―Tu madre me habló de ti
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―¿En serio? ―Sus ojos se ampliaron, dejando todo rastro de miedo. ―¿Conoce
a mamá, hyung? ¿Dónde está ella? ¿Vendrá por mí? ―Se acercó más a él, su
rostro iluminándose al por fin obtener noticias de su madre.
―Ella se reunirá contigo, sí ―Asintió. Una pequeña sonrisa dental apareciendo
en su rostro al ver la felicidad del niño. ―En realidad, ella está esperando por
ti, Jungkook, así que no hay razón para llorar, ¿eh? ―Extendió finalmente su
mano hacia él, retirando las lágrimas que habían quedado en sus mejillas.
―Tal como prometió, tu madre está esperándote para irse juntos
La piel de Jungkook era fría y sus labios estaban morados, pero él no estaba
temblando. En cambio, su mirada era extraña mientras su expresión
ensombrecía un tanto.
―¿Cuál es tu nombre, hyung? ―Preguntó de repente, serio. Taehyung alejó su
mano, sin ser capaz de inventar algo a tiempo. ―¿Cuál es tu nombre?
―Insistió. Kim lamió sus labios resecos mientras intentaba hablar.
―¿Taehyung?
―¿Qué estás diciendo? ―Intentó reír, fallando horriblemente.
―Te pareces a él. A Taehyung. Con su sonrisa rara y bonita, y sus lunares. Eres
más adulto, pero... ―Buscó su muñeca. Taehyung sintió sus ojos escocer
cuando el niño dio con la pulsera. ―¿Qué año es este? ―Cambió su
pregunta.
―2015
Jungkook soltó su brazo, levantándose para alejarse. Taehyung tuvo miedo de
que desapareciera, pero el niño sólo se miró a sí mismo un momento,
volviendo a girar hacia él después.
―No eran... no eran amigos imaginarios, ¿cierto, Tae? ―Preguntó en un
murmullo. Taehyung negó con la cabeza, aguantando sus propias lágrimas.
―Mamá nunca llegó por mí, ¿cierto?
―Ella lo intentó
Jungkook se sentó en el piso, abrazándose a sí mismo para comenzar a llorar.
Sus memorias eran difusas desde hace un tiempo. Sus recuerdos parecían una
extraña mezcla entre la realidad y los sueños. Él había estado solo durante las
noches, pero, a veces, había recuerdos de un niño que no encajaban con sus
experiencias. Había sentido incertidumbre por tanto tiempo y, finalmente,
79
parecía comprenderlo. Aunque su mente era la de un niño y su corazón no era
tan fuerte como quería, él lo entendía.
Jungkook nunca avanzó.
Taehyung caminó hasta él, sosteniéndolo en un abrazo para presionarlo contra
su cuerpo, y Jungkook lloró aún más cuando las ideas se amontonaron en su
cabeza. Taehyung también quiso llorar, porque aquel niño estaba ahí, entre
sus brazos, tan frío como en sus recuerdos y, aun así, tan brillante. No podía
creer que la persona a la que había amado tanto seguía del mismo modo que
cuando la conoció.
―Pe-Perdón por llorar, hyung ―Se disculpó con él, distanciándose mientras
intentaba secar sus lágrimas. Taehyung sólo negó con la cabeza mientras
presionaba sus labios en una línea, intentando no sollozar. ―Cumpliste tu
promesa ―Sonrió de la misma forma que había hecho tantas veces junto a
él.
―Perdóname por venir tan tarde, Kookie ―Fue ahora él quien se disculpó, su
voz rompiéndose. Jungkook miró con tristeza al adulto frente a él. ―No quise
avanzar sin ti, pero... ―Hipó, sin saber cómo explicarse. Después de todo, ¿la
vida de Jungkook no había terminado incluso antes de que él pudiera
avanzar?
―Pero sucedió así ―Su pequeña mano sostuvo la del mayor. ―Hyung, ¿te ha
ido bien en Busan? ―Taehyung asintió. ―¿Y aún eres amigo de Jimin? ―Él
asintió una vez más. ―¿Te has convertido en un excelente hermano y has
mejorado tus calificaciones?
―Yo... creo que lo hice
―Por lo tanto, estás teniendo una buena vida, ¿no? ―Sonrió dulcemente.
Taehyung sólo lo miró. ―¿Hay otra persona especial en tu vida ahora,
hyung?
Taehyung no respondió, en cambio, sólo conservó sus ojos en él. En el
pequeño rostro que había adorado. En los labios que compartieron su primer
beso. Los recuerdos parecían tan lejanos que ni siquiera parecían pertenecer a
esa vida. Recuerda a su yo de niño, él que sin importar la edad había hablado
de amor como un adulto. Y quiso reír de sí mismo por lo dolorosas que habían
sido las consecuencias de enamorarse a tan temprana edad.
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Quiso reír de sí mismo porque, incluso ahora, su primer amor seguía
doliendo.
―Hay alguien más ―Respondió finalmente. ―Él es bueno... y me hace feliz
―Eso es ―Jungkook presionó su mano, mirándole con cariño. ―Gracias por
avanzar, Taehyung
Taehyung respiró con dificultad, soltándose del agarre del pequeño.
Desamarrando la pulsera de su muñeca con dificultad, la extendió de regreso
con su dueño original bajo la mirada atenta de este.
―Al yo de 10 años, de verdad le gustaste mucho, Jungkook ―Sonrió para él
con sus ojos llenos de lágrimas, amarrando la pulsera de regreso a su muñeca.
―Pero tengo que dejarte ir ahora
Jungkook observó su pulsera y luego miró a Taehyung, asintiendo para él.
Acercando su mano a su rostro, retiró una de las lágrimas del rubio mientras
sonreía una última vez para él.
―Mamá me está esperando, ¿cierto? ―Preguntó, recibiendo un asentimiento
en respuesta. ―¿Está bien si me abrazas una última vez, hyung? Hace
demasiado frío aquí
Y Taehyung lo hizo. Refugiando en sus brazos al pequeño que había
comenzado a temblar, lo escuchó cantar una última canción ahí, junto a él. El
dulce murmullo le acompañó hasta el final, apagándose poco a poco, y, de
repente, ya no hubo nada. Ni su voz, ni su presencia.
Jungkook desapareció entre sus brazos, como si nunca hubiera estado ahí. La
calidez embargó su cuerpo incluso en las horribles condiciones. Y las lágrimas
se quedaron en sus ojos mientras veía la flor ahora cubierta de escarcha junto
a una prenda de ropa que conocía demasiado bien.
<<Te pareces a la luna.>>
Taehyung miró el cielo. Sin luna, sin estrellas; la noche tan fría y opaca.
<<¿La luna? ¿Lo dices porque sólo podemos encontrarnos durante las noches,
hyung?>>
El rubio rió en voz baja, roto, comenzando a caminar de regreso a casa de sus
familiares mientras recordaba su respuesta.
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<<Es más que eso. Porque, lo cierto es que ni siquiera la luna es visible durante
todas las noches, Kookie.>>
No, no lo era.
<<Al igual que a ti, a ella no pude verla esa noche. Eres como la luna. Eres mi
niño de la luna.>>
Taehyung se negó a mirar hacia atrás mientras abandonaba el sentimiento de
pérdida en su corazón. En su vida, había un montón de cosas a las que no
encontraría explicación. Como las cosas que veía. Como la pulsera que un día
Jungkook le dio a su madre pero luego regresó a él. Como el mismo Jungkook.
Pero, como si nada de eso importara, el mundo no se había detenido para
darle respuestas.
Los días seguirían avanzando. Habría más noches de luna llena y otras donde
no le vería. Y Jungkook seguiría siendo su niño de la luna, aun después de
todo.
Porque, aunque la luna no se mostrara una noche, su presencia seguiría
estando allí; siempre.
Tal como Jungkook.
~Fin~
Gracias por leer esta historia ��
82
Extra: The Most Beautiful Moment in
Life
· Taehyung
Me pregunté que había después de la muerte. Pasando toda mi vida
conviviendo con almas errantes, me pregunté a dónde iban a parar los que sí
abandonaban el mundo de los vivos. El otro lado, al que algunos aspiraban,
¿era realmente tal cosa como el cielo que muchos describían? ¿Las personas
cantarían, danzarían y se reencontrarían con aquellos a los que amaron? ¿Y si,
al final, sólo dormías por la eternidad?
83
¿Y si no había tal cosa como el más allá?
¿Existía la reencarnación?
¿Y si, tal como en historias de fantasía, contábamos con más de una vida?
¿Me reencontraría con él, de ser así?
Me gustaba imaginar otra vida, donde él estaba. Me gustaba crear en mi cabeza
una increíble historia de amor donde Jungkook y yo éramos los protagonistas.
En esa historia, no existía el sufrimiento ni el dolor. Jungkook tenía una
hermosa infancia y una divertida adolescencia. Jungkook se convertía en un
gran adulto y, eventualmente, en un dulce padre. Las marcas de expresión
llegarían con los años y yo le vería envejecer, junto a mí. En tiempos más
desesperados, cuando sólo deseaba un final feliz para él, me conformaba con
imaginarle envejecer incluso sin mí.
¿Pero para qué limitarme en tristezas cuando se trataba de mis sueños?
Sí. En una historia que yo creé, en un mundo inexistente, Jungkook me amaba
tanto como yo le amaba.
Pero los sueños no eran algo por lo que debía de seguir mi vida.
Pasé por más amores y desamores. Gané y perdí personas. Felizmente, reí más
de lo que lloré. Me casé. Formé mi propia familia.
Viví.
Y cuando los años comenzaron a pasarme la cuenta, volví a pensar en él.
"Abuelo Kim, ¿a dónde crees que la gente va al morir?"
Y volví a replanteármelo.
En mi última noche, antes de caer dormido, fui incapaz de imaginar tal cosa
como un cielo. Tampoco pude aferrarme a la idea de más vidas esperando por
nosotros. No quise resignarme al descanso eterno, consciente de la herida
cicatrizada en mi corazón. Debía ser algo más.
Más allá, debía encontrar algo más.
Un mundo donde él era feliz. Un mundo donde yo era feliz.
¿Existiría acaso?
84
☆☆
"Hey, ¿a dónde crees que van las personas cuando mueren?"
Taehyung se puso su abrigo a toda velocidad tras terminar de almorzar.
Corriendo hasta la entrada, rió traviesamente cuando su madre le gritó para
hacerle saber que le tiraría las orejas si no volvía a casa para la hora de la cena.
Por lo general, a él le gustaba ser un niño de 10 años, con menos tareas y
responsabilidades que los adultos, pero odiaba notar que aún faltaba mucho
para poder hacer las cosas a su manera.
"Quizás... ¿a un lugar donde ha dejado de correr el tiempo?"
Respiró el aire frío de aquel otoño antes de encaminarse en dirección al
parque. Muy contrario al triste cielo gris, las calles estaban limpias y las casas
rebosaban de colores y calidez. A Taehyung le gustaba apreciar su alrededor
por eso; porque, justo ahí, siempre todo parecía marchar bien.
"Quizás a un lugar que nos haga sentir protegidos; donde ya no haya razón para
tener miedo."
Aunque quizás podría ponerse a llover en cualquier momento.
"... un lugar donde jamás habrá tormentas."
¿La nieve comenzaría a caer pronto?
"Un lugar lo suficientemente cálido, para que nadie muera de frío."
Taehyung se detuvo en la entrada del parque, ensanchando su sonrisa al ver a
un niño pateando las pequeñas piedras en su camino mientras esperaba bajo
un farol. Corrió hasta él, abrazándolo por la espalda, tomándolo desprevenido.
Pero el niño, en vez de gritar, sólo rió cuando el mayor lo alzó y lo hizo girar.
―¡Hyung! ―Chilló, deseando que sus pies volvieran a tocar el piso.
―¡Buenas tardes, Jungkookie! ¿Me extrañaste? ¡Porque yo te extrañé
muchísimo!
"Un lugar donde nos reencontremos con aquellos que llevamos profundamente
guardados en nuestro corazón."
85
Jungkook negó con la cabeza, volteando a verle mientras intentaba fingir estar
molesto por su efusividad. Sin embargo, cuando Taehyung pellizcó sus
mejillas, llamándolo sin vergüenza el niño más bonito del mundo, sólo pudo
sonreír tímidamente, sintiendo su rostro enrojecer.
―Basta, vamos a jugar ―Pidió, dándole la espalda para ocultar su
avergonzado rostro. Taehyung asintió y tomó su mano, corriendo con él hasta
los juegos.
"Un lugar donde los niños son sólo niños."
A veces Taehyung y Jungkook jugaban a la búsqueda del tesoro. A veces,
imaginaban que el parque era realmente una selva y ellos valientes
aventureros. Otros días, serían superhéroes, y ayudarían devolviendo objetos
perdidos o cargarían las compras del supermercado. Si se sentían un poco más
atrevidos, quizás se convertirían en villanos planeando cómo conquistar el
mundo, sólo para tomar la mano del otro y recordar que ya se sentían reyes
del lugar.
Pero siempre, siempre, el día terminaría con ambos escondidos detrás de uno
de los árboles, avergonzados ante la idea de que alguien les descubriera
besándose. Y a veces eran 5 besos, otros días, más de 10, pero nunca era
suficiente con 1.
―Hyung... ―Jungkook puso una mano sobre la boca del mayor después de
que este contara el beso número 10. ―Si seguimos así, se me hará tarde para
cenar y mamá me está esperando. ¡No puedo permitir que coma ella sola!
"Un lugar que no tuvo oportunidad de ser. Pero tú eres feliz y yo soy feliz."
―Cierto, mamá dijo que tiraría mis orejas si volvía a tardarme ―Murmuró
contra su piel.
―¡Pero me gustan tus orejas! ―Taehyung sonrió, dejando un besito sobre su
mano. Jungkook la apartó al sentir cosquillas ahí. ―No quiero que tu madre
tire tus orejas
―De acuerdo, ella no lo hará ―Prometió. ―¿5 más y volvemos?
Jungkook rió en voz bajita, parándose en puntillas para alcanzar los labios del
contrario en otro inocente beso. Taehyung lo abrazó y permitió los 4 besos que
siguieron a ese, asegurándose de que el último durara varios segundos. Sus
labios contra los de Jungkook siempre sería la mejor sensación del mundo.
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―Te llevaré a casa ―Susurró, tomando su mano para marcharse con él.
"Entonces, al final, ¿a dónde crees que van las personas después de morir,
Taehyung?"
Taehyung soltó la mano de Jungkook después de que este tocara el timbre de
su casa. Una hermosa mujer apareció poco después en la entrada, recibiendo
al pequeño con una sonrisa brillante y un abrazo cálido, y Kim sonrió para ella
cuando su atención cayó él. La mujer le agradeció por cuidar de Jungkook otra
tarde y el pequeño agitó su mano en despedida antes de entrar. Una pulsera
decoraba su pequeña muñeca y Taehyung enseñó la suya también, guiñándole
un ojo juguetonamente antes de que la puerta se interpusiera entre ambos.
"Probablemente, al momento más hermoso de nuestras vidas."
Nota:
No se suponía que esta historia tuviera un extra, pero finalmente así se dio y
aquí se los dejo (?).
Siento que se pierde el encanto cuando tengo que explicar ciertas cosas, pero,
si no han entendido el extra, la razón por la que Taehyung habla de "qué hay
después de la muerte" es porque su hora llegó. En las letras cursivas, en
realidad habla con el Jungkook de sus recuerdos, entre sus múltiples
cuestionamientos sobre qué había más allá. "El momento más hermoso de
nuestras vidas", es la respuesta que Taehyung se dio antes de morir. Y así,
descansando finalmente, regresó al tiempo más valioso para él: cuando era un
niño y estaba junto a Jungkook. Se podría decir que, después de la muerte,
sólo le espera un bucle de lo que más apreció en vida.
87
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