1 Diplomatura Superior en Gestión de las Emociones “Auto cuidado en la Salud Emocional del profesional” Coordinado por: Instituto de Neurociencias Misiones (INEMI) Instituto Superior “Antonio Ruiz de Montoya (ISARM) Auspiciado por: Colegio de Psicólogos de Misiones Colegio de Psicopedagogos de Misiones Resolución Ministerial 331/17 Docentes a cargo: Magister y Licenciado Carlos José Vigo (Coordinador General) Doctor C. Fernando Vigo Licenciada Gisela Encina Licenciado Walter Cháves Ferreira Integrantes: Verónica Britez Amorina Yromey Posadas, Misiones 30 de Noviembre de 2.019 2 INDICE INTRODUCCIÓN………………………………………………... LA PROFESIÓN DOCENTE………………………………........ EL MALESTAR DOCENTE………………………………......... EL ESTRÉS.……………………………………………………… FATIGA RESIDUAL…………………………………………….. LAS POLÍTICAS PÚBLICAS DE SALUD DOCENTE………. CONCLUSIÓN…………………………………………………… BIBLIOGRAFÍA.………………………………………………… 3 4 6 8 14 15 17 19 3 El presente informe cuyo eje central es el Auto cuidado en la Salud Emocional del profesional constituye una instancia obligatoria e imprescindible para la futura aprobación de la Diplomatura Superior en Gestión de las Emociones. Introducción Hay una cara que presenta una fisonomía especial que van adquiriendo aquellos que se desempeñan desde hace tiempo en la docencia argentina. No se logra de un día para otro. Es lenta su formación y casi definitivo su establecimiento. Se reconoce por una especie de espasmo facial que va desde una expresión de asombro a otra de asco, según circunstancias externas. La mirada ayuda a conformar la expresión de esa cara. Ya que se deviene levemente impávida con destellos de ira contenida. Así también el rictus de la boca, con las comisuras hacia abajo, en forma de herradura, característica que se torna casi permanente a partir de octubre, acentuándose en noviembre y desapareciendo temporariamente a partir del 20 de diciembre aproximadamente para reaparecer a fines de febrero. Es importante aclarar que no todos los docentes tienen esta cara, así como no todos los poseedores de este tipo de cara son docentes. ¿Qué hace que un docente adquiera esta cara? ¿Es contagiosa esta cara? ¿Hay solución para este problema? ¿Se le ocurre alguna forma de eliminarla? Imagina que tienes una balanza, en uno de sus platos colocas todo aquello que te causa malestar, y en el otro todo cuanto te produce bienestar ¿Hacia dónde se inclina la balanza? 4 El presente trabajo responderá a las preguntas mencionadas anteriormente centrándose en la salud cerebral del docente, no mental, porque la mente no es quien se enferma, se enferman las estructuras orgánicas de las que emergen naturalmente las funciones. “Si yo no me ocupo de mí, ¿quién lo hará? Y si me ocupo sólo de mí, ¿qué soy? Y si no es ahora, ¿cuándo?” Hilel El Sabio (Talmud) La profesión docente La profesión docente es siempre una actividad ambivalente. Nos presenta como en el mito de Jano –el de las dos caras- una puerta abierta por la que podemos entrar o salir. Por una parte, la enseñanza puede vivirse con optimismo, y convertirse en una forma de autorrealización profesional, ya que en ella podemos darle sentido a toda una vida. Por otra parte, no es posible esconder la otra cara de la profesión docente: una profesión exigente, a veces físicamente agotadora, sujeta siempre al juicio de un público que con sus preguntas nos pone a prueba, no solo en nuestros conocimientos, sino también en nuestra propia coherencia personal. Una tercera parte de nuestra vida se desarrolla en el trabajo, y la salud estará condicionada en gran medida por el ambiente y las condiciones de trabajo a las que nos exponemos. Vivimos en una época en la cual se ha perdido buena parte de la energía humanizadora y auténticamente progresista que se le otorgaba a la educación. En los últimos veinticinco años se intentó influir en el mundo educativo con una serie de acciones y medidas enfocadas desde tres planos distintos: didáctico, ideológico y político. Cada uno de estos planos se ha propuesto distintas líneas de acción, siendo procesos 5 imprescindibles de la educación. Pero ninguno de ellos ha tomado en cuenta la persona del educador y en particular a su mundo interior. La educación es una actividad basada en el contacto con un fin pedagógico entre personas. Por lo tanto es difícil de acotarla a simples cuestiones técnicas o políticas. La energía que anima a los docentes es su propia espiritualidad, su mundo interior, el núcleo vital de su persona. Nos hemos alejado de las personas concretas, de lo que pasa en el interior de cada educador. Es frecuente caer en el error de intentar separar el trabajo y la vida. El trabajo es muy importante para el hombre. Es una actividad que marca la forma de ser, de comportarse y de vivir. Al trabajo le dedicamos muchas horas de nuestras vidas, cuando lo tenemos y muchas horas de preocupación, cuando estamos desempleados. La importancia del trabajo atañe a nuestro desarrollo personal, impacta en nuestra manera de actuar y en la forma que estructuramos nuestra existencia. La docencia es una tarea apasionante, pero a la vez puede transformarse en una rutina poco tolerable. El ciclo lectivo puede aparecer como una cinta transportadora que, una vez que se pone en marcha, sigue su curso prefijado, recorriendo etapas previamente establecidas hasta llegar a la finalización del año y el mismo formato se repite una y otra vez, año tras año. Un modelo de trabajo “fordista”, repitiendo mecánicamente una tarea sin involucrarse en el objetivo, procurando fabricar un producto estándar. Un trabajo organizado de este modo provoca desilusión, conformismo y mediocridad. El trabajo es un articulador de la vida con el que producimos, generamos y nos proveemos de lo necesario para la vida, define nuestras horas de actividad y de descanso, nuestros lazos sociales y familiares, nuestro entorno social. Así como es el marco de procesos de crecimiento, reconocimiento propio y de los otros, y generación 6 de vínculos de solidaridad, puede también ser fuente de sufrimiento y desajustes si las condiciones en que se desarrolla no son adecuadas. El malestar docente no es una novedad. Existe y aumenta. El malestar docente “La expresión ‘malestar docente’ es intencionalmente ambigua. La palabra ‘malestar’ se refiere según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua a una ‘desazón o incomodidad indefinible’. El dolor es algo determinado y que podemos localizar. La enfermedad tiene síntomas manifiestos. Cuando usamos la palabra ‘malestar’ sabemos que algo no anda bien, pero no somos capaces de definir qué es lo que no marcha y por qué”. Así, el término malestar docente se utiliza para: “Describir los efectos permanentes de carácter negativo que afectan a la personalidad del profesor como resultado de las condiciones psicológicas y sociales en que se ejerce la docencia”. “Cuando ese malestar no se puede resolver, se produce la formación de síntomas. Ansiedad, irritabilidad, insomnio, contracturas, serán todos emergentes de una insatisfacción que, en la medida que se torne peligrosa por el crecimiento de la tensión en el contexto de una situación que la vuelve impotente, devendrá en angustia”. El malestar docente es una realidad a la que miles de profesores, tenemos que enfrentarnos diariamente, y que en ocasiones, acarrea consecuencias como es trabajar desmotivado o estresado. Sin embargo esto no es un problema personal como podría parecer, sino que nos estamos enfrentando a un grave problema social. Los cambios que se están produciendo en la sociedad actual están dando lugar a que surjan problemas que afectan a la labor docente, llegando a incidir en su salud: la 7 indisciplina del alumnado, la delegación de responsabilidades educativas propias de la familia al docente, el cambio de los valores y las relaciones sociales, la escasa valoración del profesorado, la diversidad de alumnado, el trasvase de responsabilidades al docente por falta de personal especializado etc…Todos estos factores tienen una incidencia nada despreciable, en la salud ya sea física o mental del docente. Estos desencadenantes se han convertido en importantes fuentes de estrés para el profesorado que afectan a su rendimiento laboral, provocan problemas psicológicos individuales de origen social, que genera un conjunto de síntomas de entre los cuales destacamos los siguientes: -Falta de ilusión y expectativas. -Apatía, perdida de interés y desmotivación. -Ansiedad y depresión, como uno de sus efectos más graves. -Agotamiento físico y mental. -Dificultades para la concentración. -Sensación continúa de frustración. -“Sufrimiento”. -Sentimiento de soledad y tendencia a auto culparse de todo. Las derivadas del sistema nervioso central se traducen en dispersión de la atención; en dificultades para la construcción de nuevas memorias; dudas e inseguridad vocacional y frustración profesional; mareos; angustia; llanto fácil; tristeza súbita; intolerancia; irritabilidad; agresividad; indiferencia; abandono del aspecto personal; reducción de las potencialidades creativas; agravamiento de los síndromes premenstruales; alteración de la libido y del sueño. 8 En cuanto al sistema inmunitario, se reducen las defensas. Se registran, además, cefaleas, lumbalgias, contracturas musculares, amenorreas, pérdida espontánea de embarazos y partos prematuros, disfonías, nódulos en cuerdas vocales, alergias, gastritis, hipertensión, várices, caída de cabello y envejecimiento prematuro. Estas patologías nunca se presentan aisladas, sino combinadas e interdependientes. Tienden a hacerse crónicas porque no se eliminan o se minimizan las causas. El estrés “Estoy a punto de estallar” Avisos de alerta de un proceso de estrés: Se ha deteriorado su relación con el alumnado o con los compañeros y estalla con ira o bruscamente ante cualquier circunstancia. Aparece tenso y con un mal humor que no parece justificado por motivos concretos previos. Así, su estado de ánimo se caracteriza por una irritabilidad palpable y por una volubilidad injustificada. Manifiesta un cansancio desacostumbrado que no parece motivado por una inusual carga de trabajo. Suele aislarse más de lo habitual y le cuesta entablar una conversación. Cuando lo hace inequívocamente hace que derive hacia las dificultades del trabajo y de la incomodidad que siente. Parece frenado en su capacidad de intervención en los debates y de presentación en innovaciones metodológicas. 9 Se muestra reacio a “intentar cosas nuevas” y cuando se lo propone que lo haga contesta con un “total ¿para qué?”. Su rendimiento en la labor docente baja en intensidad, calidad y cantidad. Acomete sus tareas con evidente desgano. Su actitud es taciturna o excesivamente solemne. Parece incapaz de actuar espontáneamente. Con frecuencia hace comentarios de desánimo y frustración. ¿Qué es el estrés? El estrés se produce como consecuencia del desequilibrio entre las demandas del ambiente y los recursos disponibles del sujeto. Ante una situación de estrés, la reacción del cuerpo se inicia en el hipotálamo. Se produce una compleja reacción de impulsos nerviosos y químicos que activa la rama simpática del sistema nervioso autónomo y da como resultado un cierto número de cambios en el organismo. Una vez que la persona ha identificado la señal de peligro son tres los sistemas o ejes que se ponen en marcha como reacción de estrés: el sistema nervioso, el neuroendocrino y el endocrino. El sistema nervioso autónomo es el primero en activarse, en cuestión de segundos, una vez identificada la amenaza. Lo hace principalmente mediante la rama somática, responsable de la tensión muscular que pondrá en movimiento nuestro cuerpo; y la rama simpática que a través de una sustancia llamada noradrenalina, encargada de transmitir los impulsos eléctricos de una neurona a otra estimulará los órganos internos provocando el aumento del ritmo cardíaco, la dilatación de las pupilas, la agitación de la respiración y la elevación de la sudoración, entre otros cambios físicos. 10 El sistema neuroendócrino tarda más en dispararse y por tanto necesita que las condiciones de amenaza se presenten en forma prolongada, durante un período de tiempo más largo. Las glándulas suprarrenales son estimuladas durante la respuesta de estrés y liberan unas sustancias denominadas catecolaminas (adrenalina y noradrenalina) que ayudan a aumentar y mantener efectos similares al neuronal. Esta reacción es la base fisiológica de la llamada respuesta lucha – huida, puesto que nos prepara para hacer frente a las circunstancias, ya sea luchando contra ellas o bien retirándonos y escapando de la situación. Un cuerpo sometido al estrés produce cantidades excesivas de sustancias químicas que desencadenan nuevos procesos para conservar la energía necesaria. Pero si la presión continua, a la larga el cuerpo pierde la resistencia y el resultado puede ser el agotamiento y una serie de trastornos. Cuando el estrés nos agobia de forma que nos lleva a enfadarnos o hacer cosas que podríamos lamentar después, es una señal de que nuestra amígdala (el gatillo del cerebro para la reacción de lucha o huida) ha secuestrado sus centros ejecutivos en la corteza prefrontal. Nuestra amígdala funciona como un asistente ejecutivo o un circuito de marcado rápido que mantiene un registro actualizado de cualquier cosa que nos aparezca una amenaza. Esta parte primitiva del cerebro nos hace reaccionar de la misma manera cada vez que surge la situación, lo cual significa que a veces podemos comportarnos de manera que son poco profesionales. El estrés no siempre es un fenómeno negativo, ya que el trabajar bajo cierta presión, puede resultar incluso necesario para el buen desempeño de las tareas. Sin embargo, cuando el estrés es intenso, continuo o reiterado, y la persona que lo experimenta no puede tolerarlo o carece de apoyo para ello, surte efectos nocivos que, en ocasiones, 11 pueden provocar enfermedades físicas y trastornos psicológicos, afecta al bienestar emocional como al desempeño profesional, y de manera negativa al funcionamiento de nuestro cerebro y nuestro sistema nervioso, ya que empeora la memoria, acaba con la creatividad y bloquea la habilidad para resolver problemas. El estrés en cierto modo es contagioso, aunque no tiene que ser así. En situaciones tensas y cargadas, aunque estemos inicialmente relajados y serenos, nos vemos arrastrados hacia ese clima. Pero en última instancia es la persona quien elige si va a dejarse atrapar o no por el estrés de otra persona. ¿A qué denominamos estrés docente? El estrés laboral puede definirse como una reacción fisiológica y emocional de carácter perjudicial que se produce cuando los requisitos del empleo, el entorno laboral o la organización del trabajo no corresponden a las aptitudes del trabajador, a sus recursos o a sus necesidades. Las principales fuentes de estrés en el lugar de trabajo son las exigencias inherentes al puesto ocupado, la falta de control sobre la situación de uno mismo, los cambios, los conflictos entre funciones, las relaciones interpersonales, la falta de respaldo en el trabajo y la dificultad de lograr un equilibrio entre la vida laboral y fuera del trabajo. El estrés se divide en: Estresores del Ambiente Físico dentro de los cuales se consideran el ruido, la iluminación, temperatura, contaminación. Estresores de la Tarea que considera la carga mental del trabajo y el control que se tiene de la tarea. 12 Estresores de la Organización que incluye conflicto y ambigüedad del rol, relaciones interpersonales, tiempo de descanso, jornada de trabajo excesiva, desarrollo profesional. Tipos de estrés Se distinguen diferentes tipos de estrés. La clasificación más aceptada es la siguiente: a) Estrés Agudo: es el estrés más común, es aquel que se desencadena por presiones y demandas persistentes en el tiempo, que se vuelve una situación agotadora. Sus síntomas son reconocidos por la mayoría de los individuos, como angustia emocional, ansiedad, problemas musculares, dolor de cabeza, tensiones musculares que producen problemas de tendones y ligamentos, entre otros. Pero es un estrés tratable y manejable. b) Episodios de Estrés Agudo: Se produce cuando una persona sufre con frecuencia estos episodios. Se caracterizan por ser personas que viven en caos y crisis, en su labor cotidiana. Se las ve excitadas, irascibles, ansiosas; tienden a ser bruscas, siempre muy apuradas. Su lugar de trabajo es un lugar estresante para ellos. En la mayoría de los casos estos individuos son pesimistas y acostumbran a ver catástrofes por todos lados. Se muestran muy resistentes al cambio. Entre sus síntomas están: dolores persistentes, tensión, migraña, hipertensión. c) Estrés Crónico: se produce cuando una persona nunca ve una salida a la situación estresante y desagradable que vive, porque hay demandas y presiones por periodos largo de tiempo. El individuo después de vivir esta situación por tiempo prolongado, suele renunciar a la búsqueda de solución. La persona se acostumbra a vivir este estrés y llega a olvidarse de él. En el transcurso, ella se va desgastando, dado que los recursos físicos 13 y naturales se agotan por esta presión durante tanto tiempo. Este tipo de estrés es difícil de tratar y requiere atención profesionalizada y licencia médica. Una gestión adecuada de nuestras reacciones emocionales disminuye los niveles globales de estrés laboral del profesorado incluso cuando se controlan estresores típicamente organizacionales y del entorno de trabajo. Tomar medidas contra el estrés El estrés es un fenómeno de gran complejidad, en el que intervienen abundantes factores, es por ello que de nada servirá diseñar un tratamiento estático aplicable a todos los casos. No existen recetas universales en relación al estrés, de ahí la urgencia de efectuar una evaluación detallada que nos descubra las particularidades específicas de cada caso. Para intentar afrontar con éxito el estrés es condición indispensable poseer una gama variada de estrategias, así como saber aplicar la más oportuna en cada ocasión. Interpretarlo adecuadamente es afrontar el estrés competentemente. Los docentes altamente eficaces saben que la enseñanza es una profesión exigente que posee el potencial de generar estrés. Reconocen la necesidad de mantener la energía física y mental para dar abasto con las exigencias. Tomar conciencia sobre el efecto del estrés negativo implica: Conciencia física: escuchar lo que tu cuerpo te dice y responder. Reconocer si el cuerpo necesita descanso y relajación o ejercicio y estimulación física. Conciencia mental: cuestionar los pensamientos negativos y reelaborarlos en representaciones mentales más ingeniosas. 14 Conciencia emocional: reconocer cuando las emociones invalidan las respuestas racionales. No permitir que las emociones y las preocupaciones crezcan, enfrentarlas para seguir viviendo como un profesional empoderado. Al eliminar los efectos nocivos del estrés. La experiencia de la vida resulta engrandecida, se recupera el tiempo y aumenta la energía para dedicarse hacer otras cosas placenteras y productivas. Fatiga residual La actividad docente genera alteraciones orgánicas que no aparecen inmediatamente y, en consecuencia, el maestro no evalúa correctamente la continuidad de su cansancio diario. Esto, que es denominado fatiga residual, tiene como primer síntoma la falta de descanso en el sueño ligado a la dificultad que encuentra el maestro en hacer tareas recreativas. El trabajador docente va envolviéndose, entonces, en una rutina que afecta su vida familiar, sexual y social. Cuando la fatiga acumulada o residual sobrepasa el límite de tolerancia física, el riesgo de accidente es muy alto. Se producen lagunas mentales, golpes, caídas, fracturas, lesiones cerebrales o cardíacas. Pero, así y todo, lo más común es que el docente no adjudique su enfermedad al trabajo que desempeña. Otro problema que aparece como síntoma de fatiga residual es la inercia: el individuo deja de atender sus problemas de salud y, si no logra dormir, apela a somníferos o recurre a soluciones rápidas a corto plazo como fumar, beber alcohol o comer en exceso. El presentismo impone un elevado nivel de exigencia por parte de los maestros y profesores, ya que muchos de ellos concurren a trabajar enfermos. 15 Lo que más preocupa es el aumento desmesurado del consumo de psicofármacos y automedicaciones en docentes. “Estas medicaciones no ejercen su acción sobre la mente o psiquis, sino en estructuras neuronales del cerebro”. Lo que el consumidor siente como cambio le está indicando claramente que la modificación que produce el fármaco ya se ha producido. La carga que suponen las enfermedades cerebrales resulta de gran relevancia para el mundo del trabajo. Si la salud en el trabajo está amenazada, no existen las bases para lograr el empleo productivo y de calidad. Las políticas públicas de salud docente Constituye un principio universal el que todas las personas tienen derecho a las mejores condiciones de salud posibles. Sin salud en el trabajo una persona no puede contribuir a la sociedad y alcanzar el bienestar. Cada vez hay una mayor conciencia de la importancia de estas cuestiones. En la mayoría de los países, los responsables de la formulación de políticas y los copartícipes han emprendido acciones concretas para hacer frente a los riesgos psicosociales que son la causa del estrés relacionado con el trabajo. Las campañas de sensibilización han proliferado y numerosas redes de investigación y asociaciones profesionales han sido involucradas. En la Argentina el tema de salud docente y condiciones de trabajo es una cuestión de relevancia que ha sido investigado ampliamente a partir de la década del noventa, con participación de los principales actores educativos en el país. Los resultados de las mismas han quedado restringidos en la mayoría de los casos al ámbito académico sin pasar del nivel declarativo o de denuncia. 16 En la Encuesta Nacional de Salud Laboral y Condiciones de Trabajo (Mayo 2.019) realizada por CTERA (Confederación de Trabajadores de la Educación de la República Argentina). Es interesante observar que los docentes encuestados han relacionado en forma categórica (por encima del 80%) ciertos problemas de salud con sus condiciones de trabajo: el stress y las disfonías. La patología que siempre se ha relacionado con la actividad docente es la disfonía, y los datos que arroja esta Encuesta reafirman esta vinculación. Sin embargo, llama la atención que el stress haya resultado la primera dolencia percibida y, adicionalmente, que la hayan relacionado fuertemente con las condiciones y medioambiente de trabajo (en un 87% de los docentes que al responder por sus problemas de salud en los últimos doce meses refirieron stress). En otras palabras, la carga mental y psíquica derivada de las actuales condiciones y organización del trabajo redunda para muchos docentes en una dolencia percibida como stress. Este fenómeno a pesar de haberlo relacionado en un 88% con las condiciones de trabajo, sólo el 33% de quienes refirieron haberlo padecido han tomado licencia por ese motivo. Esto significa que el stress constituye un problema de salud importante para los docentes pero que continúan trabajando en esas condiciones. Esta situación de stress que puede vincularse con la doble presencia, la falta de espacios institucionales y las horas que deben dedicarse al trabajo fuera de la escuela, combinada en la mayoría de los casos con el múltiple cargo, no está contemplada y es esperable que conduzca a una fatiga crónica, precursora de patologías de toda índole. Es necesario tener en cuenta también que el bajo porcentaje de licencias por stress o motivos similares se relaciona con su carácter estigmatizante. Se ha constatado que en muchas 17 ocasiones el sólo hecho de haber tenido en el pasado licencias de este tipo lleva a que ese docente no sea considerado apto para titularizar o concursar cargos de mayor jerarquía. Por otro lado, cabe resaltar que dadas las características y funcionamiento del sistema de riesgos del trabajo una gran proporción de docentes no denuncian problemas de salud relacionados con las condiciones de trabajo, o bien reciben rechazo de la denuncia, y recurren en consecuencia a pedir licencias cortas por enfermedad ordinaria, aumentando el peso porcentual de este tipo de licencias. Los datos ofrecidos por la encuesta tienen la intencionalidad de construir colectivamente propuestas de intervención y prevención para la salud y el trabajo en la escuela. En entrevista con la secretaria general del Semab (Sindicato de educadores misioneros Alfredo Bravo) Mariana Lescaffette expresa que “estas encuestas se elevan al Ministerio pero no generan políticas de estado en la educación. Todo se trata de políticas coyunturales, asume uno y empieza de nuevo, hace otra cosa, no tiene en cuenta lo que se hizo anteriormente, si estuvo bien o si estuvo mal, no hay un análisis, solo se vuelve a empezar todo el tiempo. Y eso es lo que genera, que no se ven, resultados a largo plazo”. Repensar la escuela requiere ir más allá de meras reformas de maquillaje circunstancial e implica lograr políticas públicas que garanticen una organización escolar y del trabajo que promueva el derecho social a la salud y a la educación en ambientes sanos y seguros para todos. Conclusión La docencia debe ser asumida como una profesión de riesgo, donde se identifiquen las patologías más severas y la incidencia que éstas tienen sobre la escuela y los alumnos, y 18 donde se señalen los caminos posibles para que los maestros recuperen lo que nunca debieron haber perdido: el ejercicio de sus tareas en un ambiente adecuado y su buena salud. Prevenir es la mejor política. La protección de la salud cerebral en el trabajo tiene un mayor impacto si se basa en las medidas de prevención. Los que no están enfermos deben ser protegidos a partir de pautas concretas para que no se enfermen; y aquellos que ya lo están deben ser asistidos precozmente, evitando que profundicen su patología y su evolución inevitable hacia la cronicidad, agravada por la situación actual. Es esencial abordar las causas y las consecuencias del estrés relacionado con el trabajo a través de una combinación de medidas colectivas e individuales. Proponemos una ley que haga eje en la prevención y la promoción de la salud a partir de la participación de los propios docentes que son los que mejor conocen sus condiciones y medio ambiente de trabajo. Identificar el problema permite superarlo; y hay que hacerlo junto con otros, nunca en solitario. Las formas para tomar a cargo ese malestar docente estructural pasan por dar sentido al quehacer colectivo entre los profesionales de la educación, ubicando, construyendo e inventando lugares de trabajo compartido para tratar esas cuestiones. Para mejorar este problema resulta evidente la necesidad de que las políticas educativas cambien su manera de pensar y no considere la educación como un gasto, sino como una inversión de futuro, que es lo que hacen otros países. 19 Se podría aumentar el reconocimiento social de los docentes y tomar conciencia de la importancia de su labor con innovaciones hacia la docencia como campañas publicitarias que fomenten la valoración y el respeto de los profesionales de la enseñanza. Pero mientras no existan ni se desarrollen planes de Bienestar Docente será el propio profesional o educador el que habrá de buscarse los medios para alcanzarlo dentro de las condiciones que existen. Destacando la importancia de llevar a cabo acciones tales como: solicitar ayuda profesional cuando se requiera, expresar las quejas de forma objetiva y dirigirlas a los responsables educativos. La tarea personal también debe ser preventiva, para no llegar a patologías severas que afecten la calidad de vida. Evitemos actuar como el perro de zen: “Un perro aullaba y lloraba sin parar al lado del maestro. El discípulo se acerca y le pregunta al maestro por qué el animal llora con tanto dolor. El maestro le contesta que su perro está sentado sobre un cactus ¿Y por qué no se va?, ¿por qué no se mueve de allí? Le dice el discípulo. Con solemnidad, el maestro zen le enseña: Porque aún no le duele lo suficiente”. Esto explica lo tantas veces inexplicable de la docencia. ¡Imaginemos cuando a todos les duela lo suficiente! ¡Lo que podrían llegar a hacer juntos! Bibliografía TEMAS DE EDUCACIÓN. Revista digital para profesionales de la enseñanza. N° 21. Septiembre de 2012. LA NACIÓN REVISTA. El malestar docente.21 de julio de 2002. 20 EDUforics. ¿Tengo estrés docente?, estrategias para comenzar a superarlo. 20 mayo 2017. EL ESPÍRITU DEL EDUCADOR. Gustavo J. Magdalena. Ediciones SM. 2.008. 9 HÁBITOS PARA DOCENTES EFICACES- Jacquie Turnbull. Editorial Bonum.2.011. PSICOLOGÍA PARA TODOS. Tomo 3 “Relaciones de grupo, estrés y dolor”. Editorial Océano. 2.011. MANUAL DE RECURSOS DEL MAESTRO. Editorial Océano. 2008. EL SÍNDROME DE BURNOUT Y LOS TRABAJADORES SOCIALES MUNICIPALES. UN ACERCAMIENTO. Sonia Zapata Donoso. Ediciones Campvs. Chile 2012. LA ESCUELA ME TIENE PODRIDO. Norberto Siciliani. Editorial SB. 2008.