CASO CLINICO Carlos, un estudiante universitario hispanoamericano de 19 años de edad, acudió a una consulta de atención primaria para que lo ayudaran con sus problemas académicos. Desde que empezó la universidad hacia 6 meses, había rendido en los exámenes y se había mostrado incapaz de cumplir su programa de estudios. La preocupación de que le acabaran suspendiendo y echando de la universidad le provocaba insomnio, mala concentración y sensación general de desesperanza. Después de 1 semana especialmente dura, regreso a casa inesperadamente y comunico a su familia que creía que debía dejar los estudios. La madre lo llevo enseguida al centro donde ya había ayudado precisamente a Carlos y su hermano mayor. La madre se preguntaba en concreto si el TDAH de Carlos podía ser el problema o si ya lo había superado gracias a la edad. A Carlos ya lo había visto en ese mismo centro a los 9 años, momento en que le diagnosticaron un trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) de presentación combinada. Las notas de aquella evaluación clínica indicaban que Carlos había tenido problemas escolares por no seguir las instrucciones, no hacer los deberes, levantarse del asiento, perder cosas, no esperar su turno y no escuchar. Le costaba concentrarse excepto en los videojuegos a los que podía jugar durante horas. Carlos aparentemente había empezado a hablar tardíamente, pero el parto y el desarrollo había sido por lo demás normales. La familia había emigrado a Estados Unidos desde México cuando Carlos tenía 5 años. Esta había repetido el primer grado por inmadurez conductual y problemas para aprender a leer. No se observó la facilidad con que Carlos había aprendido inglés, su segunda lengua. Durante la evaluación llevada a cabo los 90 años de edad, la valoración psicoeducativa de un psicólogo clínico confirmo que Carlos tenía problemas de lectura. Sin embargo, Carlos no cumplía los criterios de la junta escolar para la discapacidad de aprendizaje que exigían una discrepancia documentada de 20 puntos entre el CI y el rendimiento. Por ellos, no pudo ser candidato a los servicios de educación especial. El médico de atención primaria de Carlos le había recomendado una farmacoterapia, pero la madre no quiso darle medicación. En cambio, refirió que se había buscado un trabajo extra para pagar tutores que ayudaran a su hijo con concentración y la lectura. DIAGNOSTICOS Trastorno por déficit de atención con hiperactividad, de presentación predominante con falta de atención y de gravedad entre leve y moderada. Trastorno especifico del aprendizaje con afectación de los dominios de lectura y expresión escrita todo ellos de gravedad moderada. TRATAMIENTO Terapia conductual, incluida la capacitación de los padres Las investigaciones muestran que la terapia conductual es una parte importante del tratamiento de los niños con TDAH. Este trastorno no solo afecta la capacidad del niño para prestar atención o permanecer sentado en la escuela, sino que también afecta sus relaciones con la familia y con otros niños. Los niños con TDAH a menudo muestran conductas que pueden perturbar mucho a otras personas. La terapia conductual es una opción de tratamiento que puede ayudar a reducir estas conductas Generalmente es útil comenzar la terapia conductual tan pronto como se realice el diagnóstico. En la capacitación de los padres, los padres aprenden nuevas habilidades o fortalecen las habilidades que ya tienen para enseñarles a sus hijos y guiarlos, y para manejar su conducta. Se ha demostrado que la capacitación de los padres en terapia conductual fortalece la relación entre padres e hijos, y disminuye las conductas negativas o problemáticas de los niños. La capacitación de los padres en terapia conductual también se conoce como capacitación en manejo del comportamiento para padres, capacitación conductual para padres, terapia del comportamiento para padres o simplemente capacitación para padres. En la terapia conductual con los niños, el terapeuta trabaja con los niños para que aprendan nuevas conductas que reemplacen las que no funcionan o las que causan problemas. El terapeuta también puede ayudar a los niños a aprender a expresar sus sentimientos de maneras que no generen problemas para ellos ni para otras personas. Medicamentos Los medicamentos pueden ayudar a los niños con TDAH en su vida diaria y el tratamiento farmacológico puede ser una manera eficaz de manejar los síntomas de TDAH. Los medicamentos son una opción que puede ayudar a controlar algunos problemas de conducta que hayan generado problemas en el pasado con la familia, los amigos y en la escuela. Educación y apoyo para los padres Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) financian el Centro Nacional de Recursos (National Resource Center, NRC) para el TDAH, un programa de Niños y Adultos con Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (Children and Adults with Attention Deficit/Hyperactivity Disorder, CHADD). El NRC proporciona recursos, información y asesoramiento para los padres sobre cómo ayudar a sus hijos. CONSEJOS PARA LOS PADRES A continuación, se incluyen ejemplos que pueden ayudar con la conducta de su hijo: Cree una rutina. Trate de seguir el mismo horario de actividades todos los días, desde el momento en que se despierta hasta el momento de irse a dormir. Organícese. Anime a su hijo a colocar la mochila de la escuela, la ropa y los juguetes en el mismo lugar todos los días; de este modo, será menos probable que el niño los pierda. Controle las distracciones. Apague la televisión, limite el ruido y proporcione un espacio de trabajo limpio cuando su hijo esté haciendo la tarea escolar. Algunos niños con TDAH aprenden bien si están en movimiento o escuchando música de fondo. Observe a su hijo y vea qué funciona. Limite las opciones. Ofrezca pocas opciones para elegir de modo que su hijo no se sienta abrumado ni sobrestimulado. Por ejemplo, ofrézcale elegir entre este conjunto de ropa o el otro, esta comida o la otra, o este juguete o el otro. Sea claro y específico cuando hable con su hijo. Hágale saber que lo está escuchando mediante una descripción de lo que su hijo dijo. Dé indicaciones claras y breves cuando el niño tenga que hacer algo. Ayude a su hijo a planificar. Divida las tareas complicadas en pasos más simples y cortos. Para las tareas largas, comenzar con tiempo y hacer pausas puede ayudar a limitar el estrés. Utilice metas y reconocimiento u otra recompensa. Utilice una tabla para enumerar las metas y registrar las conductas positivas, luego hágale saber a su hijo que lo hizo bien diciéndoselo o recompensándolo de otra manera. Asegúrese de que las metas sean realistas, ¡los pasos pequeños son importantes! Imponga disciplina de forma eficaz. En lugar de alzar la voz o pegarle a su hijo, use tiempo fuera o quítele privilegios como consecuencia de comportamientos inapropiados. Cree oportunidades positivas. Hay ciertas situaciones que a los niños con TDAH les pueden resultar estresantes. Descubrir qué es lo que su hijo hace bien y animarlo a hacerlo (ya sea en la escuela, deportes, arte, música o juegos) puede ayudar a crear experiencias positivas Proporcione un estilo de vida saludable. Es importante ofrecer comida nutritiva, asegurarse de que el niño haga mucha actividad física y de que duerma lo suficiente; estas cosas pueden ayudar a evitar que los síntomas de TDAH empeoren.